Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

22

Hana

Me dejé caer en el sofá con el deseo de que ese jueves pasara rápido para que por fin fuera viernes y ya no quedaran más días de la semana. Había tenido que asistir a muchas clases y horas de prácticas, así que deseaba con ansias tener un fin de semana en el que poder hacer algo más que solo dedicarme a mi vida académica.

Suspiré agotada cuando entró un mensaje en mi móvil que me hizo comprobar si se trataba de mi madre, con quien había quedado para tener una videollamada. Sin embargo, no me sorprendió encontrarme con el nombre de Taehyung. O más bien "Tae" como había decidido guardarlo desde que me pidió que lo llamara así en las caravanas.

Tae

¿Podemos saltarnos el viernes y pasar directamente al sábado?

No dudé en sonreír porque casi parecía que me había leído la mente.

Yo

Justo estaba pensando lo mismo...

¿Tienes ganas de la noche de pizza?

Me parecía curioso que tuviéramos conversaciones como esas de vez en cuando. Casi parecía que no sólo éramos dos personas con una relación rara de sexo sin sentimientos sino que eran amigos a los que jamás se les pasaría por la cabeza acostarse juntos.

Tae

Demasiadas, hace tiempo que no comemos pizza juntos

Aunque no sé si saldrán con un juego como en las caravanas

Yo

Tienes que admitir que fue divertido, estaría bien que hiciéramos un Yo nunca 2

Tae

Vale, concuerdo, pero para eso deberías de ayudarme a conseguir beber en una de las afirmaciones. Tú ya lo has hecho

Yo

¿El qué?

Me podía la curiosidad. Sabía que había sido bastante sincera en mis respuestas y llegados a ese punto, ¿se refería a algo sexual o algo normal?

Tae

¿Te puedo mandar una foto?

Mi corazón se aceleró. A buen entendedor, pocas palabras bastan, así que estaba segura a lo que se refería. Recordé entonces que yo había sido una de las pocas que había bebido en la afirmación de haber mandado fotos subidas de tono y creía que esa foto que Taehyung quería mandarme quizás fuera... Una de esas fotos. Lo cierto es que en general solía ponerme tímida o avergonzada respecto a ese tipo de cosas, pero cuando estuve con Jungkook, me sentía a gusto de mandar ese tipo de fotos. Teníamos confianza, lo conocía desde que era un niño y sabía que él jamás haría nada con esas fotos, aún si nos odiáramos a muerte. Además, sus comentarios o el hecho de que las tuviera guardadas con mucho anhelo, siempre me motivaban a seguirlo haciendo. Pero no podía mentir y decir que se hubiera repetido con otra persona porque no era así.

Yo

¿De qué foto estamos hablando?

Tae

De una que tengo esperanzas que te guste.

Sentí el calor sobre mis mejillas. En parte me avergoncé, ¿y si estaba pensando mal sobre él y no tenía nada que ver con lo que quería decir? Pero no podía evitar ansiar que me la enviara.

Yo

¿Tanto confías en mí para hacerlo?

Tae

Me da vergüenza admitirlo, pero sí.

Quiero que seas la primera.

«La primera». ¿Cómo podía ser la primera? ¿Cómo podía confiar en mí así como para mandarme esa foto? Pero si era honesta, yo también debía admitir que confiaba en él, que también sería capaz de mandarle una foto como esa.

Yo

Mándala, Taehyung

No pensé. No pensé en las consecuencias de tener almacenada en mi móvil una foto como esa. Tampoco pensé en las consecuencias de saber que si él me lo pedía, también tendría una foto mía en su móvil. Sabía que estaba actuando sin conciencia. Sabía que quizás él podría llegar a un punto en que pudiera enseñar esas fotos o compartirlas, pero por alguna razón quería pensar que no era así. Que no lo haría. Al igual que yo tampoco.

Tae

Foto.

Dios mío. Dios. Mío.

Me olvidé del dilema interno que tenía por ese tipo de fotos. Solo pude tragar con dificultad mientras la observaba. Era una foto bastante explícita de lo despierto que estaba su miembro a través de sus pantalones que fue capaz de encender mi cuerpo, de hacerme arder. Negué con la cabeza para evitar los pensamientos que me producían esos mensajes, el deseo que no podía ocultar por mucho que quisiera. Pero ahí estaba. Ahí estaba el hecho de que Taehyung era capaz de descontrolarme y obligarme a hacer locuras.

Tae

¿Así es como las haces tú?

Su pregunta cargada de inocencia me encendió aún más. Joder. Eso era mejor que cualquier foto que pudiera haberme hecho nunca.

No sabía ni qué responder.

Yo

Joder, Tae...

Tae

¿Eso qué significa?

¿Estás excitada?

¿Excitada? Tenía ganas de cruzar el umbral de la puerta y tocar la suya.

Yo

Dios, Taehyung

¿Estás así ahora?

Tae

Joder sí, más con tus palabras

Yo

¿Tienes más?

Ni me preocupé en pensar con claridad.

Tae

Foto

Me mordí el labio inferior. Estaba increíblemente atractivo. Su pelo castaño oscuro estaba alborotado. Su expresión seria pero seductora. Sus ojos brillantes. Sus labios que estaba deseando besar. Sus marcadas clavículas. Su piel caramelo presente porque no llevaba camiseta.

Dios mío, Taehyung.

Tae

Foto

Era una foto donde podía verlo al completo sin camiseta.

Yo

¿Por qué eres tan atractivo?

Voy a perder la cabeza

Nunca había recibido unas fotos así y no quiero que pares de hacerlo

Tae

Soy capaz de hacerte un álbum de 1000 si las quieres

Seguro que te ayudará cuando quieras complacerte

Lo odiaba, porque de verdad que estaba pensando en eso por muy retorcido que sonara.

Yo

¿Sabes qué?

Te mereces una recompensa

Fui al espejo que estaba en mi habitación y me puse de rodillas frente a él. Creía que mi ropa era suficiente para que se recreara en su imaginación. Me puse de forma que se viera la piel de mis muslos bajo aquella camiseta larga. No llevaba sujetador y aunque no se notaba demasiado, era lo suficiente para que se diera cuenta. Tapé mi cara con mi móvil y deseé que eso fuera suficiente como para encenderlo aún más.

Tae

Joder, Hana...

Quiero tocarte

Me hice otra foto en la que esa vez sí se notaba un poco más que no llevaba nada debajo y supe que eso sí que le haría perder la cabeza.

Tae

Ahora sí que quiero tocarte

Yo

¿Cuánto lo deseas?

Tae

Tanto que podría ir a tu habitación para conseguirlo

Sin pensarlo tan siquiera, marqué su número de teléfono y esperé a que contestara. Sabía que si quería podía cruzar el pasillo y besarlo desesperadamente, pero si era sincera, la idea de tener sexo telefónico por primera vez con alguien también sonaba a algo divertido. No podía vivir con el lema de «solo se vive una vez» como excusa para cualquier locura, pero era joven y me había reprimido demasiado en la vida.

—Quítate los pantalones, Taehyung —dije sin pensarlo dos veces.

—Me gusta que hagas eso, joder —Por su manera de hablarme, sabía que estaba tremendamente excitado y eso me hizo que me excitara aún más—. ¿Y ahora qué?

—Empieza a tocarte. Hazlo como si fuera yo.

—Quiero que lo hagas tú, Hana —dijo con un ápice de resignación en su voz.

—¿No es más excitante pensar que voy a escucharte? —Y creo que pude convencerlo. Mi corazón se aceleró ansioso al escucharlo respirar de manera entrecortada. No podía verlo, pero solo ante la imaginación de que estuviera haciendo lo que le había dicho, me encendió. Pensé en lo muy sexy que debía de verse, seguramente recostado en su cama mientras agarraba el teléfono con su mano libre. Y yo también quería seguirlo... Quería ser quien lo tocara.

—Joder, Hana —soltó sin más—. Dime algo.

—Hazlo más rápido, Taehyung.

—Dios —murmuró. Por sus gemidos entrecortados, supe que estaba haciendo lo que le había pedido. Me limité a escucharlo, a deleitarme con sus sonidos mientras me mordía el labio inferior para reprimir las ganas que tenía de acompañarlo. Podía ver la excitación en mis ojos a través del espejo. Para ser sincera, no podía creerlo, ¿cómo es que estaba ardiendo solo de escucharlo? Me tenía que estar volviendo loca—. Hana... —su murmuro erizó cada parte de mi cuerpo. Eché la cabeza hacia atrás mientras juntaba mis piernas, como si eso pudiera ayudar a aminorar las ganas que tenía de tocarme también—. Lo que desearía ver tu cara ahora mismo. —Cerré los ojos—. ¿Te pone oírme así? —Me mordí los carrillos. Dios mío, sí.

—Mucho —admití.

—¿Y por qué no me sigues, Hannie? ¿Por qué no hacemos videollamada y así puedo verte? —Y la idea era más que tentadora.

No pensé. No pensé en nada más que hacer esa videollamada como si no me preocupara que alguien pudiera hackearnos el móvil y vernos. Solo disfruté de ello. Solo disfruté de las locuras que ese chico conseguía que hiciera.

Cuando vi su expresión pensé que tendría un orgasmo al instante. Estaba sin camiseta, con el pelo alborotado y la piel roja. Me recordó a la fiesta donde habíamos hecho lo mismo. Deseé poder verlo en persona. Sonrió al ver mi expresión sin dejar de tocarse hasta que movió un poco la cámara y me dejó ver lo que estaba pasando entre sus piernas.

—Dios mío, Tae —casi gemí. Estaba despierto y por cómo se encontraba parecía que llegaría en cualquier momento.

—Vamos, Hannie. Enséñame lo que puedes hacer tú.

Dejé el móvil apoyado en el espejo para poder darle una mejor imagen de lo que sucedía. Subí un poco mi camiseta y llevé mi mano hasta mi ropa interior para empezar a acariciarme. Taehyung me miraba con atención, con una expresión cargada de deseo y de ganas de que siguiera. Lo miré y pensé en lo que desearía que fueran sus dedos los que me tocaban. Esos largos que me hacían ver las estrellas. Sentir su respiración en mi cuello intercalada con sus besos húmedos, cuando mordía. Me encantaba que lo hiciera aunque no quisiera admitirlo. Que con sus manos me agarrara con fuerza de los muslos y me controlara en mi propio descontrol.

—Me encanta verte así. —Sus palabras me hicieron sonreír. Me sentía como si fuera un volcán en erupción—. Voy a llegar.

—Y yo. —Y eso que había empezado hacía nada a tocarme. Pero era lo que Taehyung conseguía hacer en mí.

Solo nuestras respiraciones entrecortadas llenaban esa videollamada.

—Ojalá estuvieras encima de mí... —Sus palabras consiguieron que me temblara el cuerpo.

—Si lo estuviera... ¿Qué harías?

—Besarte y tocar todo tu cuerpo. —Me imaginé sus palabras en mi oído. Sus manos que acariciaban mis muslos. Su miembro que entraba y salía de mí. Lo poderosa que me sentiría al saber que yo era la que tenía el control de mi propio placer. Lo poderosa que me haría sentir su mirada de deseo... Parecía que eso era lo que necesitaba para llegar, porque solo de pensarlo, vi su cuerpo temblar y sus gemidos salir de su boca.

—Dios mío, Taehyung... —solté antes de dejarme llevar también con él. De mi salió un fuerte gemido que le dio paso de lleno a ese ansiado orgasmo que tenía ganas de alcanzar.

Intenté recuperar la respiración mientras lo miraba, él con una sonrisa sobre sus labios.

—Es de otro planeta que seas capaz de dejarme así cuando ni siquiera me has tocado. —Reí ante sus palabras.

—Eres increíble, Taehyung —solté.

—Lo sé. —Y su confianza me hizo sonreír.

—Ven ahora mismo a mi habitación, por favor —pedí y no tardó en levantarse.

—Tus deseos son órdenes para mí, señorita. —Reí. Y no sé por qué no me di cuenta de que todo aquello siempre significaba algo más para mí.

Estaba perdida. Perdida en él.

—Tía, ¿por qué todo te queda tan genial? Te envidio —admitió y eso me hizo reír.

—Fue a hablar, con los ojos tan bonitos que tienes te queda precioso todo. —Sonrió antes de abrazarme y Anabel sorbió de su refresco.

—Yo opino que ambas están para chuparse los dedos. —Las dos rodamos los ojos y ella soltó una carcajada—. Llévense todo, hagan el favor de alegrar las vistas.

Por suerte había llegado ese ansiado viernes y después de pasearnos por una ruta de restaurantes, habíamos acabado en algunas tiendas de ropa preciosa con la que mis amigas me habían hecho pecar. En cierto modo no me dolía porque mis abuelos me habían enviado algo de dinero para que pudiera comprarme algo nuevo, pero aún así me dolería pronto el bolsillo.

—¡¿Vamos a ver esa película?! —exclamó con emoción Anabel. Cuando Hailee y yo nos miramos ella asintió.

—Venga, vamos.

Compramos palomitas y refrescos para adentrarnos en una película de Marvel que parecía ser de las favoritas de Anabel. Aunque nunca había visto una de esas películas, me resultó divertida y entretenida. Aprecié ese momento de silencio con ellas, en el que solo algunas palabras se hacían presentes cuando queríamos comentar algo. Adoraba esos instantes con ellas, por muy cortos o silenciosos que pudieran ser. Había empezado a comprender que entre tanta bulla que había en mi cabeza como si fuera un disco rallado, necesitaba algo de paz.

Cuando salimos de la película, Anabel no dejaba de hablar sobre lo sorprendente que había sido cada detalle y lo buenas que estaban las actrices casi sin dejarnos oportunidad a hablar. Hailee solo se agarró a mi brazo y juntas escuchamos las palabras incesantes de nuestra amiga pelirubia que nos obligaban a sonreír.

Anabel bostezó cuando llegamos a la puerta de mi edificio.

—Ojalá pudiera quedarme a dormir con ustedes —dijo con cierta tristeza. Aunque al siguiente día era sábado, le habían pedido hacer unas horas extras en las prácticas para un caso especial muy interesante que estaba utilizando para su trabajo final.

Hailee se acercó a ella para abrazarla con suavidad.

—Ya tendremos otra oportunidad, Bel. —Yo también la abracé.

—Lo importante es que tengas información para ese trabajo. —Alcé el puño y ella me imitó esbozando una sonrisa.

—Pásenlo bien. —Nos deseó y eso nos hizo asentir a ambas.

Cuando llegamos a mi habitación, Hailee se puso en seguida el pijama y las dos nos reunimos en la cama para hablar de cosas sin sentido como lo mucho que nos gustaban las prendas de ropa, los sitios a los que deseábamos viajar, las anécdotas de nuestras salidas con nuestros amigos de Erasmus, o las historias de cuando vivíamos en nuestros países natales. Y si era honesta, adoraba esas conversaciones. Hablar con Hailee era como si habláramos de todo y nada a la vez. Como si el tiempo se detuviera y las historias jamás se terminaran.

—Haile... ¿Puedo preguntarte algo? —Asintió sin dudarlo mientras se recogía su pelo anaranjado en un moño desaliñado.

—Tú siempre puedes preguntarme lo que quieras, cielo. —Su sonrisa tranquilizadora me obligó a sonreír.

Llevaba días debatiéndome si era buen momento para decirle a Hailee todo lo que encerraba en mí. Muchas veces, cuando pensaba en Taehyung se sentía casi como un sueño. El hecho de que aquella relación que teníamos fuera solo nuestra, me ayudaba a seguir adelante sin juzgarme más de lo que ya había hecho al principio. Me sentía segura. Contarlo supondría darle importancia, poner en palabras lo que en mis pensamientos estaba, y sabía que todo cambiaría desde el instante que alguien más aparte de Taehyung, supiera de nuestra relación. Y me aterraba. Me gustaba estar en la deriva, en la seguridad de que ya no me juzgaba y la idea de compartirlo, me hacía creer que volvería a preocuparme demasiado por eso que nosotros solo parecíamos entender. Estaba midiendo todo por mi propia vara y no sabía cómo me sentiría si alguien lo midiera por la suya. Pero en otras ocasiones, también creía que necesitaba un consejo. Alguien que no me juzgara, que me dijera «todo está bien, Hana y esto no es nada por lo que debas preocuparte.» Sacar de mi mente todos esos pensamientos autodestructivos u obsesivos que había estado teniendo durante esas semanas, sería un alivio.

—¿Cómo sabes cuándo la atracción pasa a ser amor? —Esa era la mayor pregunta que tenía instaurada en mi cabeza. La mayor duda de todas. ¿Cuándo sabría si Taehyung significaba más para mí que solo sexo?

Hailee lo pensó por unos segundos antes de ladear la cabeza.

—Creo que es difícil darse cuenta. Cuando esa persona llega no puedes dejar de posar los ojos en ella, es casi como si tuviera un imán. —Sonrió de lado—. Pero de un momento a otro te das cuenta de que ya no solo quieres mirarla, sino que quieres estar con esa persona. Hablar con ella. Preocuparte por ella. Tocarla. Abrazarla. Besarla. Y sientes que tu vida está más completa cuando ella forma parte de ti. No es que antes de que estuviera no pudieras vivir, pero sientes que todos los colores se vuelven más intensos y que sonríes más de lo habitual. Quizás es cuando debes pensar que todo ha pasado a ser algo más importante que una simple atracción.

Sus palabras me dejaron sin habla. No sabía si esa era la respuesta que quería encontrar. Si era el consejo que buscaba. Pero entendía qué era lo que Hailee me había querido decir porque ya una vez lo había sentido con Jungkook. Y pensaba hasta ese instante, que así sería. Desde que habíamos roto, sentía que no encontraba a nadie que me complementara como él lo había hecho. Y no era porque siguiera enamorada de él, sino porque sentía que difícilmente fuera a tener un amor como el que habíamos compartido, tan íntimo, tan sincero. Sin embargo, Taehyung se había colado en mi vida como si estuviera decidido a hacerme cambiar de parecer.

No estaba segura de lo que sentía. Era como si solo tuviera dinero para comprarme una bola de helado y tuviera que decidir entre mi preciado chocolate o mi fruta favorita, la fresa. Sabía que en sí esa comparación no tenía nada que ver con un asunto tan trascendental como el amor, pero sí podía asimilar lo indecisa y confundida que me encontraba en ese momento, tal como si tuviera que hacer una elección como esa. No sabía lo que quería. No entendía lo que quería. Y sabía que todo estaba empezando a complicarse porque empezaba a querer muchas de las cosas que Hailee había mencionado.

—Creo que tienes razón, Hailee —dije con sinceridad. Por alguna razón sentía nervios, ella y Anabel eran de las personas en las que más confiaba. Sabía que Siyeon y Yooa no serían objetivas, conocían a Taehyung y tampoco creía que era buena idea hablar con Jungkook sobre esos pensamientos tan profundos en los que él estaba. Así que eso me impulsó a seguir hablando—. En realidad me costó mucho darme cuenta de eso porque me enamoré de mi mejor amigo y suponía que querer pasar tiempo con él era normal solo por esa razón. —Ella sonrió con suavidad mientras me escuchaba—. Pero si lo pienso... Sí que sentí esas cosas por él. —Esa conversación me estaba costando más de lo que esperaba—. Después de esa ruptura he sido incapaz de tener una relación estable con nadie —expliqué—. No es que me obsesione la idea. Creo que durante estos años me he querido centrar en los estudios y en convivir conmigo misma, puesto que pasé demasiado tiempo con Jungkook. Me gusta pensar en la idea de que si voy a tener un amor sincero, pasará. —Hailee asintió—. Pero no puedo negar que después de varios fracasos en el amor, me obsesionara con la idea de que quizás seguía enamorada de él o de que... Él era el amor de mi vida. —Lo pensé durante demasiado más tiempo del que debería. Como siempre, mi mente o más bien, yo misma, me atormentaba con esos pensamientos en los que creía que jamás encontraría algo parecido, que lo había dejado escapar, que quizás debería haberme quedado con él y vivir una vida distinta aunque no quisiera, que quizás jamás encontraría algo distinto. Y no me gustaba vivir así. Creía que el amor era algo importante que vivir en la vida, pero también estaba segura de que no era lo más relevante. Sin embargo, hubo un tiempo en el que fui negativa respecto a él y pensé que jamás sería feliz—. Pero cuando veía a Jungkook y lo feliz que estaba con su pareja... Yo solo sentía ese orgullo que había tenido toda la vida hacia él, esa felicidad que gritaba por todos los poros "es mi mejor amigo y lo quiero con locura". Reflexioné mucho sobre ello y hasta lo hablamos para llegar a la conclusión de que nos habíamos amado, pero que quizás no de esa manera romántica, sino, los años y el tiempo nos habían hecho confundir nuestros sentimientos.

—Es algo muy común cuando llevas toda la vida con esa persona —añadió Hailee que se había mantenido en silencio para escucharme—. A mi hermana pequeña le pasó también con su mejor amigo de la infancia —explicó—. Es más, un día llegó y me dijo lo mismo que tú, Han. Ambos habían confundido sus sentimientos de amistad con los del amor. —Fruncí los labios. En parte me aliviaba un poco tener a otra persona en la misma situación que yo.

—Pues justo después de darme cuenta de eso, empecé a obsesionarme con la idea de que yo era la que tenía el problema. La que no conseguía acercarme a nadie. La no conseguía seguir con su vida, porque al final, Jungkook había seguido adelante mientras que yo me había quedado estancada en nuestra relación de alguna forma. —Hailee me agarró las manos y eso me hizo sonreír de lado. Me gustaba cuando hacía ese tipo de cosas. Ese silencioso «estoy aquí». Casi parecía que podía leerme la mente y saber que necesitaba su apoyo al hablar de algo que estaba segura de que ni siquiera había hablado ni con mi madre.

—Estuve con Sunny, con Changkyun... —Suspiré—. Suena fatal, pero era demasiado monótono. Como si estuviéramos juntos porque queríamos tener una pareja y ya está. Y me siento mal, porque estoy segura de que los dos sí que se enamoraron de mí, ambos de diferentes maneras. Sin embargo, yo fui incapaz de hacerlo. —Negué con la cabeza cuando Taehyung acudió a mi mente. ¿Qué era lo diferente en él que me hacía creer que a pesar de que no lo conocía de nada, podría sentir algo más fuerte de lo que había sentido nunca por Jungkook?

—No creo que tenga una explicación especial, Hana —dijo con suavidad—. Yo tampoco siento que me haya enamorado después de una relación de años como la tuya. Y pensarás «¿y a mí qué?» porque eso no reconforta a nadie. —Solté una pequeña carcajada—. Cada persona vive su vida de una forma distinta, y tu amor con Jungkook no es el mismo que yo tuve con Joe. Pero entiendo lo que quieres decir y es imposible no pensar en ello. No obstante, creo que quizás no tiene mayor explicación que el hecho de que no has encontrado a nadie tan especial como para enamorarte. —Sí, quizás era tan simple como eso, pero para mi cerebro cuadriculado incapaz de quedarse tranquilo hasta encontrar una respuesta, necesitaba algo más que un solo «no tiene una explicación», porque sí que creía que incluso las cosas más inexplicables como lo que hacía un psicópata, tenían sentido, al menos para él. Así que toda esa situación tendría que tener sentido. Solo es que no lo había encontrado aún.

—No dudo en que tengas razón, Hailee, pero ahora mismo siento que necesito encontrar esa respuesta porque tengo muchas más preguntas sobre lo mismo que me parecen más alocadas que el hecho de volver a ser incapaz de enamorarme después de Jungkook. Porque ahora pienso que no tiene sentido que alguien a quien apenas conozco me esté haciendo pensar que probablemente me enamore de él cuando eso era imposible para mí. —Abrió los ojos y supe que mis palabras la habían pillado por sorpresa—. Joder... —Había soltado demasiado y sabía que debía responder a las preguntas mentales de Hailee quien no había pronunciado palabra, pero que con su expresión, lo decía todo.

Suspiré.

—Llevo semanas acostándome con Taehyung... Eso era lo que no podía contarte en el campamento. Ni siquiera ahora me sentía preparada para hacerlo, pero a la vez sentía que necesitaba encontrar respuestas a toda esta intensidad que él me hace sentir. Y sé que de algún modo, acabaré con el corazón roto porque él no va a darme lo que yo quiero. —Hailee trató de no sorprenderse, pero pude notar que lo hacía mientras yo sentía ganas de llorar.

¿Quién era esa Kwon Hana con lágrimas en los ojos por un chico que ella misma sabía que debía evitar? ¿Quién era esa Kwon Hana que por fin parecía dejarse fluir, sentir, abrazar eso que tanto había deseado a pesar de las consecuencias? No la conocía. Esa no era yo. Yo no era así. Pero no podía pararla. Parecía que esa Kwon Hana que se había creado en cierto modo una pequeña coraza cargada de miedo al abandono por culpa de que un padre había decidido marcharse cuando ella más lo necesitaba, quería salir. Y la Kwon Hana que era estaba sufriendo, porque no sabía si podría vivir con el rechazo de nuevo de una persona que por mucho que ella no quisiera admitirlo, empezaba a importarle. Aún no estaba preparada para aceptar del todo que sentía algo por Taehyung, era demasiado duro para mí hacerlo, pero empezaba a ser consciente de ello. De lo que Hailee había hablado. De lo que yo ya había experimentado. Sabía que había algo ahí. Es más, lo supe desde el principio. Por eso me alejaba de él, por eso lo evitaba. Mi error fue seguir, pero tampoco podía irme. Lo necesitaba. En ese instante era necesidad. Pero pronto dejaría de serlo y se convertiría en un sentimiento mucho más fuerte que me dañaría.

—No sabría explicar nuestra relación porque estoy segura que nadie más que nosotros puede entenderla, pero estoy empezando a preocuparme de nuevo... ¿Por qué él precisamente me hace sentir cosas que ni siquiera con Jungkook había experimentado? ¿Por qué siento que lo conozco de toda la vida? Nada tiene explicación. Menos saber que Taehyung jamás sentirá lo mismo y que a mí me abandonarán de nuevo. Me rechazarán. Y yo he permitido todo este dolor porque la idea de separarme de Taehyung me preocupa más que sentir dolor. Y eso no puede ser bueno. Estoy cayendo sin paracaídas. Todo esto se descontrola y estoy luchando conmigo misma entre dos Kwon Hana que no se ponen de acuerdo en qué es lo mejor para ellas. —Hailee me abrazó antes de que sintiera las lágrimas a punto de bajar por las mejillas. No era una persona de las que lloraran demasiado, es más, a veces, me preocupaba la capacidad que tenía para tragar el nudo de mi garganta y seguir viviendo. Mi madre siempre me había replicado lo malo que era eso, lo mucho que resguardaba en mi corazón, lo que podría enfermarme si no curaba esas emociones, pero yo sentía que le hacía un favor si me comportaba así. Ella ya hacía suficiente por mí como para preocuparla más. Así que había decidido que así era más fuerte, que así parecía que todo iba bien. Pero no iba.

Jamás había hablado de lo mucho que me había afectado que mi padre me abandonara cuando solo era un bebé. Había dado por hecho que ese tema era intocable en mi casa y que no debía ser mencionado. Pero lo cierto es que nadie nunca había actuado de esa manera, como si fuera una prohibición. Iba por la vida pensando en que era mejor así, tenía a mi madre, a mis abuelos, a Jungkook, a sus padres... ¿Por qué necesitaba a alguien más? Pero eso era todo un engaño. Pensaba, demasiado más de lo que hablaba. Y me sentía muy incomprendida, a pesar del mucho apoyo que mi familia siempre me había brindado. Cuando llegaba la hora de la salida en el colegio, me sentaba a observar cómo mis compañeros y compañeras, corrían a los brazos de sus padres después de un largo día de colegio. Les oía esbozar «¿Qué tal te ha ido hoy, cariño?» mientras ellos les contaban entusiasmados lo bien que lo habían pasado en clase. En los festivales de Busan tenía la oportunidad de pensar en lo bonitos que se tendrían que ver los fuegos artificiales desde los hombros del padre de una de mis compañeras del colegio, aún cuando sabía que subir al último piso de un edificio, sería mucho más alto que eso. Fantaseaba con la idea de ir a las colchonetas del mar y pelear con unas pistolas de agua como hacían Jungkook y su padre cuando íbamos todos juntos. Incluso, cuando me hice adolescente, pensaba en lo que me hubiera gustado ver la expresión de mi padre al verme ir con Jungkook como cuando mi abuelo lo hacía, no muy convencido de que fuéramos a hacer cosas inocentes. Pensaba mucho en ello, en el deseo, en el anhelo. Y me sentía egoísta, ¿por qué con todo lo que tenía me centraba en pensar en alguien que seguramente no tenía ni un solo segundo en recordar que tenía una hija en el mundo que lo necesitaba? Me sentía sucia. Y por ello callaba. Porque creía que no tenía derecho a quejarme. Porque creía que por lo menos tenía a personas que verdaderamente se preocupaban por mí. Pero eso no quitaba que doliera. Dolía cada segundo que pasaba sin él. Dolía pensar que los momentos más relevantes de mi vida, él no estuviera. Dolía que no pudiera llamarlo, que no pudiera contarle nada nuevo. Que no pudiera ver su sonrisa de orgullo. Que no pudiera abrazarlo. Que no pudiera tener conversaciones sobre la vida. Dolía pensar que había vivido toda mi vida con una idea absurda en mi cabeza, con una imaginación que a veces era tan dolorosa que superaba la realidad. Dolía pensar que me había tenido que criar sin un padre. Es fácil pensar en que quizás no tiene relevancia. Muchas personas seguramente se habían criado como yo. Pero sin embargo, lo que dolía, era pensar en la idea de que él sí que podía haber estado ahí si hubiera querido. Eso era lo que más me recorría.

Y sabía que no tenía nada que ver con Taehyung, pero el hecho de nunca haber puesto en palabras mi dolor me hacía pensar que, si él me rechazara o me abandonara, lo sentiría tan adentro como la ida de mi padre. Como si no fuera suficiente. Como si yo no tuviera valor. Y quizás esa era la explicación de todo. Había empezado a amar a medias para no salir dañada porque la idea de sufrir como había sufrido me dolía.

—Duele mucho que una persona que debería ser la más importante en tu vida junto a tu madre te dejara porque no eras suficiente para él. Duele mucho criarse con la idea de que no vales nada. De que los demás te tienen pena porque eres la niña sin padre que se fue de Busan y nunca se supo de él. Duele mucho más pensar que aunque todos me quieren mucho en mi familia, no puedo evitar desear que él no se hubiera ido... ¿Por qué no simplemente pude tener un padre igual que los demás? —Hailee me cogió de las mejillas y negó con la cabeza antes de besar mi frente para abrazarme de nuevo. Entre sus brazos reconfortantes, lloré lo que no había llorado en mi vida y fue un alivio. Por fin podía poner en palabras parte de mi sufrimiento.

—Cualquier cosa que te diga no va a tener sentido, porque tú y yo no hemos vivido lo mismo, Hana —dijo mientras limpiaba las lágrimas de mis mejillas—. Pero me gustaría decirte que sí que creo que es importante. Eres suficiente, tu mera existencia es un regalo y solo porque alguien no supo apreciarla, no puedes pensar que no vales. Tu madre te adora, tus abuelos, Jungkook, su novio, Yooa, Siyeon, Anabel, Jacob, Lukas, yo... Y Taehyung. Sé que él también te adora. —Sonrió—. Cuando llegas a una habitación llenas el lugar de luz y es más, si estuvieras más segura de ti misma, la deslumbrarías. Porque así eres tú, Hana. Una mujer llena de muchísimos valores, inteligente, preciosa por dentro y por fuera, llena de cariño que dar, con una mente cargada de control por lo que has vivido, pero con decisión, con carisma... Eres maravillosa tal como eres, con las cualidades y los defectos. Creo que parte de tus problemas se solucionarían si dejaras de verte solo como una niña abandonada por tu padre y empezaras a pensar «soy Kwon Hana y sí, vine a este mundo sin tener padre, pero soy una persona increíble». Porque no es tu padre quien te da el valor, ni tampoco tu madre, ni tus abuelos, ni Jungkook, ni yo, ni siquiera Taehyung —aseguró—. Tú eres la que debes valorarte. —Sonrió con cariño cuando acarició de nuevo mis mejillas. Y sentía que por primera vez en mucho tiempo, alguien me decía algo tan sincero que me ayudaría de verdad—. Jamás te dejes llevar por esa situación idílica de tener una familia perfecta, porque no es así. Mi sobrina se está criando igual que tú, sin un padre que también la abandonó porque era demasiado joven para serlo, pero no lo suficiente como para tener relaciones sexuales sin preservativo. Y no va a ser más desdichada por eso. Solo tiene una vida diferente. Nos centramos siempre en lo que no tenemos y aunque es imposible no desearlo, creo que viviríamos más felices si nos diéramos cuenta de que todo lo que necesitamos está aquí. —Señaló mi corazón—. No necesitas más. —Esta vez fui yo la que la abracé en un agradecimiento silencioso que ponía en gestos la tranquilidad que albergaba después de sus palabras.

Hailee tenía razón. No podía juzgarme por desear tener algo que no tenía. Había vivido tras las vidas de los demás con cierta envidia en la que quería tener algo como ellos. Porque eso era lo normal, ¿no? Tener un papá y una mamá. Eso era lo normal. Que dos personas formaran parte de tu crianza. Pero en esa vida actual ya eso no era así. Ya no eran personas de diferente sexo, ahora podían ser del mismo. Ya no son dos, son uno o más. Y tenía que aprender a mirar mi familia como una diferente. No por ello fuera de lo normal.

Siempre tendría en mí ese daño en el que mi padre me había abandonado, era obvio, no podía borrarse, pero creo que Hailee tenía razón: era hora de que esa herida dejara de escocer para yo poder seguir avanzando. Tenía una familia preciosa, que me quería, que se preocupaba por mí, que solo necesitaba mi existencia para quererme. Ellos eran lo que me mantenía en pie y por lo menos no se habían marchado de mi lado, así que debía agradecer eso. Por otro lado, ese abandono me impedía seguir con mi vida, vivir con el miedo de que necesitaba que los demás se quedaran a mi lado o huir cuando me metía demasiado en ellos, no era sano. Debía empezar a entender que las relaciones tienen tiempo y que la vida es demasiado corta como para permitirme vivir a medias. O en ese caso, amar a medias. Ya fuera amigos o parejas. Pero sobre todo, debía empezar a trabajar en mí. Quería cambiar, ser una persona mejor. Quería vivir con ese abandono sin que marcara mi vida. Dejar atrás el control y fluir más. Quería seguir avanzando con pisadas firmes, segura de que yo era suficiente con lo que tenía que dar. Quería amar con locura aunque fuera efímero. Quería llorar. Sentir. Conectarme conmigo misma. Quería amarme no solo físicamente, sino emocionalmente.

—Necesitabas esta conversación, pequeña. —Asentí sin dudarlo cuando ella soltó una pequeña carcajada—. ¿Sabes lo que vamos a hacer? Mañana por la mañana vamos a ir a la delegación de estudiantes para pedir orientación sobre terapias, ¿te parece? Creo que necesitas hablar de esto con alguien especializado.

—Yo también creo que es el momento de hacerlo. —Sonrió antes de besar mi mejilla—. Gracias por escucharme y apoyarme, Hailee.

—Eres mi amiga, Hana. Sé que no hace mucho que nos conocemos, pero te siento muy dentro, como alguien especial y no quiero que estés mal. Quiero que sigas avanzando, que seas feliz... —Besé su mejilla y ella rio—. Aunque necesito detalles de ese rollito con Taehyung —bromeó y sentía que lo hacía para quitarle hierro al asunto. Me reí.

—Anabel estaría ansiosa de que le confirmara si la tiene grande —bromeé de vuelta y ella rio.

—Uh, estoy segura de que será su primera pregunta. —Su sonrisa era sincera y tranquila—. Creo que soy la única que lleva meses sin tener sexo con otra persona, me siento desplazada —volvió a bromear. Reí.

—Gracias por no juzgarme. —Apretó mis mejillas.

—A ver tía, Taehyung está muy bueno, ¿cómo te juzgaría? —Rio—. Además, si algo he aprendido durante todo este tiempo a su lado es que detrás de ese misterio y de lo que hablan los demás de él, hay un chico completamente diferente que no merece ser juzgado. Y no sé por qué creo que tú vas a hacer que salga en cualquier momento. —Su sonrisa me hizo sonreír de lado. Me abrazó con fuerza antes de que acabáramos las dos sobre la cama entre risas.

A veces sentía que más que una amiga, con Hailee, tenía una hermana. Alguien que me comprendía, que no me juzgaba, que sabía lo que pensaba... No sabía que encontraría a alguien como ella en ese lugar. Y estaba agradecida.

—Sigue a tu corazón, Hana. Sé que es contradictorio porque quiero que seas feliz y me preocupa que tengas razón, que sufras cuando has pasado ya por tanto dolor pero... Creo que la vida está para disfrutarla y si toda esta situación te aporta, ¿por qué huir?

¿Por qué huir cuando era más feliz con Taehyung en mi vida?

Hola, ¿qué tal están?

Este capítulo es tan aghh... Siento que un pedacito de mí está en Hana y es imposible no ponerse sensible al leerlo. Espero que les haya gustado saber un poco más de sus dificultades y sentimientos, creo que este capítulo le da mucha más humanidad al personaje de Hana ♡

¡Espero que la estén disfrutando!

Un abrazo enorme ♡

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro