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11

Taehyung

Después de la excursión a los zoológicos y de pasar un día increíble con Jacob y Lukas mientras veíamos ese partido de fútbol americano que me había gustado más de lo que podía admitir, me encontraba envuelto en mi rutina diaria. Volvía a mi habitación tras un largo día de estudio en la biblioteca y tenía que admitir que para estar próximos a la primavera, hacía mucho más frío de lo habitual. Metí mis manos en los bolsillos y disfruté del camino a pie hasta la residencia. La gente recorría las calles que demostraba que esa ciudad estaba tan repleta como siempre. Tan viva. El olor a croissant recién hecho despertó mi barriga con ganas de devorar y quería sucumbir a ella si así tenía que evitar ir al comedor de la residencia a cenar. Mis ojos se posaron sobre la cafetería y me debatí entre si entrar o no mientras hacía cuentas mentales del dinero que aún podía gastarme ese mes. Casi como si fuera obra del destino, entre mis pensamientos y el tumulto de gente, vi una cabellera castaña que no me pasó desapercibida. Con su pelo suelto tan liso y sedoso como siempre lo tenía. Hacía días desde que no la veía, pero estaba tan radiante como siempre.

No había dejado de darle vueltas a la conversación que habíamos tenido. Aunque parecía normal, no lo había sido. Había compartido cientos de cosas que jamás hubiera dicho delante de cualquier otra persona. Tal como si Hana fuera especial y mereciera quitar todas las capas que tenía sobre mí para que me conociera. Y por eso había decidido huir desesperadamente de allí, porque sabía que si me quedaba, me daría cuenta de muchas cosas que no estaba preparado para aceptar, que no estaba preparado para admitir.

Solo pude despertar de esos pensamientos en bucle sobre nuestro último encuentro al percatarme de que había una persona. Mis sentimientos quedaron reservados y solo mis pensamientos destructivos hicieron acto de presencia. ¿Qué hacía Ethan con ella? ¿Y por qué sonreía con tanto orgullo? ¿Acaso le gustaba Hana? Empecé a sentir una inexplicable ira que me recorrió con intensidad de pies a cabeza. Una ira que no tenía explicación porque se suponía que no sentía nada por ella. Se suponía que no éramos nada... Pero ¿por qué me sentía tan molesto? ¿Por qué tenía ganas de entrar y sacar a Hana de allí para impedir que nadie más pudiera tocarla?

Negué con la cabeza y aceleré el paso. Tenía que irme de allí antes de cometer una locura. Antes de arrepentirme. Antes de dejarme llevar por esos pensamientos del pasado en los que me sentía traicionado, en los que me sentía inseguro. Cerré la puerta tras de mí y por alguna razón todas las ganas que tenía de comer se esfumaron. Solo fui capaz de quitarme los zapatos, soltar la mochila y tirarme sobre el sofá con una rabia contenida que no tenía explicación. Me llevé las manos a la cara, con ganas de gritar, con ganas de huir de allí lo antes posible, de refugiarme en alguien, de tratar de entender lo que me sucedía. Pero solo fui capaz de mirar de nuevo aquella caja con ganas de sentir comprensión, apoyo... Con ganas de que alguien me entendiera. Me quedé ahí, con esa caja frente a mí, con ganas de abrirla, con ganas de no hacerlo... Jugueteé con mi pulsera y cerré los ojos como si deseara desaparecer.

—Esto no puede estar bien.

Sin embargo, justo cuando pensaba que iba a seguir mi control, solo pude levantarme, ponerme la sudadera que traía y las zapatillas para tocar la puerta de la persona que me había traído tantas dudas, pero a la vez, tantas ganas de seguir viviendo. Hana me abrió la puerta y sus ojos como platos.

—¿Taehyung...? —No la dejé decir nada más. Solo tomé sus mejillas y me metí con ella en su habitación.

Para mi suerte, Hana me siguió el beso mientras yo me deshacía de mis zapatos y tiraba mi sudadera por algún lado de la habitación. La espalda de Hana se chocó con la barra de la cocina y yo apoyé mis manos sobre ella. Hana apoyó sus manos sobre mi pecho mientras nuestras lenguas se entrelazaban.

—Espera... Taehyung... —dijo entrecortadamente mientras adentraba mis manos por el interior de su pijama. Estaba ido. Solo podía pensar en el hecho de que odiaba que Ethan pudiera quitarme a Hana. Porque eso no podía suceder. No otra vez—. Espera. —Puso ambas manos sobre mis hombros. Nos miramos a los ojos. Y de pronto desperté del trance.

¿Qué estaba haciendo?

Me separé de ella con suavidad y di un paso atrás. Hana me miró con intensidad en la penumbra de su habitación. Agité la cabeza para eliminar mis pensamientos y de pronto quise huir de allí por haberme equivocado. Me había dejado llevar por un sentimiento y había hecho justo lo que no debía de hacer. Tenía que irme de allí. Me puse la sudadera de nuevo y Hana me miró.

—Lo siento. —Pero no dijo nada. Ni siquiera me paró cuando salí por la puerta de su habitación.

Aún tenía clavada la traición en mí. Aquel instante en el que la persona que más quería del mundo me había engañado se repetía como una película en bucle en mi mente. Y casi podía sentir el dolor en mi pecho a pesar de los años, la sensación de que mi corazón se partía en dos por el engaño, el saber que sería incapaz de perdonar que la persona de la que estaba enamorado hubiera sido capaz de jugar con mi corazón.

Ir a besar a Hana había sido un acto por puro instinto que reflejaba mi yo del pasado, ese chico de dieciocho años que había visto cómo la persona con la que había imaginado compartir toda su vida, le había traicionado y había jugado con su corazón. Pude verme reflejado al intentar correr hacia Hana como si tuviera la sensación de que iba a perderla, de que otra persona me la iba a arrebatar. Y se suponía que no me importaba. Que solo había tenido sexo con ella. Pero aún así, había corrido tras ella y la había besado como si con ello pudiera remediarlo. Como si sintiera todo. Como si lo único que quisiera era recordarle a Hana que no quería perderla. Así que comprendí que todo aquello se estaba saliendo de control. Tenía que alejarme de eso antes de que fuera tarde. Antes de que volviera a sufrir por amor.

—Ahora lo que haces es cortar esta parte de la venda... —Cortó con las tijeras y la pegó bien—. Y felicitar al pequeñín por portarse bien —finalizó mientras pasaba su mano por la cabecita de aquel Yorkshire que había venido con una señora mayor que era clienta habitual. El pequeño perrito movió su colita cuando fui yo el que lo acarició.

Pero ni siquiera algo como eso, fue capaz de levantarme el ánimo.

Después de algunas consultas más, me dirigí al vestuario para cambiarme de ropa y poder volver a mi habitación. Estaba agotado ese día, no solo físicamente, sino también, psicológicamente y solo de pensar que tendría que ponerme a estudiar cuando llegara, hacía que todo fuera aún peor.

Una vez fuera, me despedí de mi profesora de prácticas y salí a las calles de París mientras organizaba mentalmente lo que haría esa tarde de estudios. Mis pensamientos solo fueron interrumpidos por una llamada entrante.

—Nam —dije con ilusión. Me había hecho feliz recibir una llamada suya. Parecía que sabía que lo necesitaba.

Namjoon para mí era como un padre más que como un hermano. No solo me había apoyado y había estado para mí siempre, sino que encima, era un modelo a seguir, una persona a la que admirar e imitar, más cuando mi figura paterna había sido casi nula. El hecho de recibir su llamada cuando solo quería gritar, me había hecho sentir mejor. Escuchar su voz era lo que necesitaba.

—¡Tae! —exclamó—. ¿Cómo está mi hermanito pequeño en la otra punta del mundo, en la ciudad del amour? —Reí ante su pronunciación escasa en francés y él también rio.

—Justo acabo de salir de las prácticas. Estaba de camino a mi habitación para comer algo y ponerme a estudiar.

—Me imagino que estarás agotado.

—Un poco la verdad —admití—. ¿Y tú qué tal?

—Mañana tengo un examen, pero como estaba aburrido y aún no es muy tarde, quería hablar un rato contigo. —Sonreí.

—¿Es tan aburrido?

—Demasiada paja. —Reí y me acompañó—. La verdad es que tengo ganas de quitármelo de encima porque así por fin puedo centrarme solo en el trabajo final. Quiero volver a casa pronto.

—Se me va a hacer raro no estar ahí...

—A mí también se me va a hacer raro que no estés, pero ¿cómo podría quejarme cuando estás cumpliendo tu sueño? No puedo ser tan egoísta. —¿Cómo podía ser siempre tan bueno?—. Espero poder escaparme en verano para vernos.

—Te van a dar el premio al mejor hermano del mundo.

—Puede. —Ambos reímos—. No te sientas mal, ¿vale, Tae? El hecho de que puedas estar en París de Erasmus es algo que no se va a repetir nunca más en tu vida, así que disfruta cada segundo que estés allí. —Sabía que tenía razón, pero aún así no podía evitar sentirme mal ante el hecho de que no pudiera estar ni siquiera en la misma franja horaria que él—. Al final la que lo pasará peor será mamá... —Reí ante eso, puesto que volvía a tener razón. Mi madre llevaba un poco mal el hecho de estar a tantos kilómetros, algo que no le había sucedido mientras estaba en Seúl. Pero a mí me pasaba lo mismo. Yo también la echaba de menos, a ella y a sus abrazos. Echaba de menos las charlas de madrugada o las bromas. Echaba de menos a la mujer que más amaba del universo y no dudaba en que cuando volviera a verla, la abrazaría con fuerza.

—Tenemos suerte de que Jeno esté con ella y pueda calmarla, sino no sé qué haríamos.

—Ya te digo —agregué.

Nos quedamos en silencio por unos instantes hasta que él volvió a hablar.

—No sé si veré a papá...

Spoiler: no. —Su risa me hizo reír.

—Supongo que ni siquiera se ha puesto en contacto contigo.

—Solo cuando llegué a París y de eso han pasado meses. —Supe sin verlo que Namjoon negaba con la cabeza.

Mis padres se habían divorciado cuando nosotros éramos apenas unos niños. Mi padre trabajaba en la marina, por lo que casi no teníamos contacto con él, así que nuestra única referencia era mi madre. Aún así, sacaba el tiempo suficiente para no solo hacernos la vida imposible con comentarios y peleas absurdas, sino serle infiel a mi progenitora. Cuando se divorciaron, ella se quedó con nuestra custodia y a partir de ahí, apenas sabíamos de mi padre. Mi madre años después, conoció a Jeno, un hombre divorciado con dos hijas gemelas. Tuvieron una conexión tan grande que se casaron al poco tiempo y empezamos a vivir juntos. A pesar de que era algo nuevo para mí pasar a ser seis en la misma casa, fue algo que me ilusionó. En seguida me hice a esa familia, al amor de Jeno a pesar de no ser mi padre y al cariño que le cogí a las gemelas como si fueran mis hermanas. Así que a pesar de que habían ocasiones en las que me molestaba la actitud de mi padre y no lo soportaba, no echaba de menos su cariño. Es más, en ocasiones, prefería que fuera así. Estaba feliz con la familia que tenía aunque él no formara parte de ella.

—A veces me pregunto cómo es que puede ser así.

—Yo lo que me pregunto es cómo mamá se enamoró de él —bromeé y Namjoon rio.

—Eso se lo pregunta hasta ella. —No dudé en reír antes de meter la llave en la puerta de mi habitación y entrar—. No te olvides de llamarla. Siempre me pregunta por ti... Está preocupada. —Solté mi mochila.

—Estoy bien, Nam —mentí. No me veía con fuerzas de ser sincero por mucho que necesitara escuchar sus consejos. Creía en que en algún momento, me olvidaría de Hana y dejaría de importarme—. He empezado a llevarme mejor con algunos del Erasmus, así que no me siento tan solo, además, Hoseok no me permite echarlo de menos cuando me habla y me manda fotos todo el día. —Namjoon soltó una carcajada.

—Típico de Hoseok, aún no sé cómo tiene espacio para más fotos —se burló. Reí con él—. Me alegro, Tae. Sé que lo que te pasó es algo que aún te marca, pero está bien que vuelvas a ser ese pequeño Kim Taehyung que tenía cientos de amigos y que sonreía de la manera más adorable del universo. —A veces deseaba poder ser él otra vez—. No te quito más tiempo ni a ti ni a mí, Tae. A ver si un día que tengamos tiempo hacemos una videollamada y así podemos vernos las caras un rato, ¿vale?

—Me parece una idea increíble —dije—. No estudies hasta tarde.

—Prometido. —Sonreí—. Descansa, pequeño.

—Descansa, Nam. —Colgué la llamada.

Suspiré. ¿Por qué sentía que a pesar de todo, no podía levantar cabeza?

Hola, ¿qué tal?

Poco a poco se va sabiendo lo que esconde Taehyung en su pequeño corazón roto y es algo que me gusta. Se ve como una persona muy cerrada en sí misma, con muchos muros, y que descubran pequeñas cosas de él, me alegra mucho. Además, es una ilusión porque sale por primera vez Namjoon y quería decirles que me encantó cuando se me ocurrió la idea de que fueran hermanos, ¡siento que quedaba muy bien!

Espero que les esté gustando mucho. Definitivamente, tengo que ponerme una alarma porque los viernes me suelo despistar de subir el capítulo aunque solo tengo que darle click a publicar aaaaa qué desastre :(

Un abrazo enorme♡

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