FNAF High School
Un nuevo día en la isla. Un día completamente normal para todos los villanos que ahí vivían, excepto para cuatro de ellos.
En el castillo, los cuatro elegidos terminaban de arreglar sus cosas mientras aguardaban la escolta real que los llevaría de vuelta a FNAF.
Bonnie empacó su ropa y además a su pequeño peluche conejo de felpa, escondido entre todas sus cosas. Era su mayor secreto, con él dormía todas las noches.
Foxy recogió muchas de sus tantas bolsas de lona, que usaba para robar. Las empacó junto a su ropa y ató una de ellas a su cinturón. Uno nunca sabe.
Fred llevaba muchas mudas de ropa, tal vez demasiada para el tiempo aproximado que iban a estar allá. Además, de sus peines y su amado espejo de mano que nunca sale de su bolsillo.
Freddy echó sus ropas a su pequeña valija. Antes de cerrarla sintió a alguien entrar a su habitación. Era Cami, con un pequeño libro de magia.
"Creo que vas a necesitarlo", sonrió ella mientras le entregaba el libro, "No sirve de nada aquí, pero ahora que vas al reino podras practicar tu magia... Tiene hechizos bastante básicos pero es ideal para un aprendiz como tú... Es el mismo que usó tu padre, y tiene varios trucos bajo la manga"
Freddy solo sonrió mientras guardaba el libro en su valija, "Gracias, Cami"
Una vez que los cuatro villanos estaban listos, llevaron sus cosas a la sala principal para esperar a la escolta. Mientras los demás villanos despedían a sus amigos, el líder de los villanos llamó a su hijo mayor para que hablaran en privado. Caminaron lejos de la sala principal hasta llegar a un pequeño balcón que daba a una vista privilegiada de la isla entera. Freddy suspiró mientras William le palmeaba la espalda sonriente. Ambos se quedaron en silencio observando la isla.
De pronto, vieron llegar una lujosa limusina, llamando la atención de casi todos en la isla.
"Ya están aquí", susurró Freddy, mas para si mismo que para su padre.
"Así es", sonrió Morado. El adolescente estaba apunto de irse cuando su padre lo detuvo.
"No lo olvides, hijo... El destino de nuestro regreso al mal está en tus manos", recitó William antes de acercarse amenazante a Freddy y decir; "No lo vayas a arruinar"
Aquellas palabras dejaron petrificado al castaño allí en el balcón, y conforme en como había llevado la situación, Morado se volteó y salió del balcón, dejando a su hijo solo.
Freddy se deprimió. Tenía miedo de fallar. Él no podía fallar en la única oportunidad que se le presentó para hacer que su pader se sintiera orgulloso de él. Se arrepintió profundamente de haber perdido el reto del hechizo con la mirada. Fue cuando sus pensamientos inseguros fueron interrumpidos por una voz familiar llamándolo por su nombre.
"¡Freddy!", gritó William, y así el ojiazul miró por última vez la isla antes de salir del balcón.
Fue así como los cuatro elegidos salieron de su hogar, para subir a la limusina. Con un último saludo de lejos a sus amigos Mangle, SpringTrap y Cami que estaban en la puerta del castillo, Foxy y Bonnie subieron a la limusina, dejando su equipaje a manos de los caballeros escoltes.
Fred esperó sonriente a que su hermano gemelo, pero mayor por 30 minutos, terminara de despedirse de los otros chicos, para subirse al carruaje con él.
Freddy, sin embargo, cuando se dirigía a la limusina, volteó la mirada una vez más hacia al balcón donde había estado hace unos minutos atrás. Ahí vio a su padre, que con una mirada amenazante, con dos de sus dedos le hizo una seña al ojiazul, dándole a enterder que tenía sus ojos puestos en él.
Un escalofrío recorrió el cuerpo del joven villano, antes de ocultar su temor como siempre hace, y caminar hacia su hermano que lo esperaba.
"¡Freddy! ¡Te ves algo pálido! ¿Estás bien?", comentó Fred una vez que vio a su hermano perturbado, colocando una mano cerca de su frente para verificar si no estaba enfermo.
"¡Estoy bien!", gruñó Freddy empujando la mano de Fred lejos, "Solo... Vámonos de aquí de una vez"
El pelinegro, no muy convencido, se acercó al oído de su hermano, para lograr una cierta privacidad, "¿Fue papá?"
El castaño frunció el ceño, "¿Y qué si lo fue?"
Fred se enfadó, él solo quería ayudar, "Amargado"
"Inmaduro"
"Bicho raro"
"Mariquita"
"¡Que me preocupe de mi imagen no me vuelve maricón!"
"¡¿Quieren dejar de pelear y subir de una vez?!", se quejó el pelirrojo, a lo que los hermanos resignados bufaron y obedecieron.
Los villanos subieron a la limusina, y fue como así, el chofer se sentó en su asiento, comenzaron su camino de vuelta al reino.
El motor de la limusina se escuchaba en todos los rincones de la isla. Muchos villanos fueron exclusivamente para ver pasar la escolta, con cuatro de los peores villanos en camino a abandonar la isla, lo que ningún villano a logrado.
Los minutos pasaron, y los cuatro villanos ya empezaban a impacientarse. Freddy no lo soportaba más y abrió la pequeña ventanilla que daba al asiento del chofer.
"Disculpa, ¿cuánto más vamos a seguir encerrados en esta estúpida limusina?", gruñó el castaño.
"¡A nosotros no nos molesta!", decían Foxy y Bonnie que devoraban todos los dulces que habían allí, y claro esta, también todo el pudin.
"Ya casi llegamos", dijo sin siquiera voltear la mirada, el chofer.
"¡Seguimos en la isla! ¿Por qué demoran tanto?", reclamó el ojiazul.
"¿Por qué no vuelves a tu asiento y disfrutas del resto del viaje?", habló nuevamente el chofer, sin mirar al joven.
"No me lo haces muy fácil, ¿verdad?", suspiró bastante irritado el villano.
De pronto, dio una mirada hacia delante para ver el camino por la pequeña ventana. Fue cuando sintió que todo el mundo desapareció. Su corazón se hundió y su respiración se detuvo.
¡La limusina iba en dirección hacia el final de la isla! ¡Donde no quedaba más tierra donde seguir!
"¿¡Qué estás haciendo!?", exclamó Freddy en pánico.
"Te dije que estábamos por llegar", rió el chofer, presionando más fuerte el acelerador para que avanzaran más rápido.
"¡Es una trampa!", gritó Freddy alejándose de la ventanilla para alertar a sus amigos, "¡Vamos a morir!"
"No moriremos si caemos al agua...", suspiró Foxy.
"¡Sí si nos quedamos encerrados en este auto y no podemos salir una vez que estemos bajo el agua!", exclamó Bonnie gritando histericamente.
Los cuatro villanos se levantaron de sus asientos y se abrazaron, gritando en temor de que sus vidas terminarían en ese instante.
El chofer se rió de los villanos aterrados, y al momento en que la limusina estaba por llegar a la orilla, el chofer separó sus manos del volante por unos momentos y con un control abrió un portal mágico. Un reluciente puente apareció de la nada, entre la isla y el reino, y la limusina pasó por él.
Los villanos cuando se dieron cuenta de que seguían vivos, se separaron y curiosos por lo que había pasado, miraron por las ventanas grandes para ver que estaban flotando sobre un puente mágico, y que el portal de la isla se había abierto.
"¡Oh por Dios!", suspiró Fred fascinado.
Freddy se alejó de la vista del puente mágico y se acercó a la ventanilla que daba al chofer.
"¡Oye, oye!", le habló el ojiazul, "¿Cómo se abrió el portal?"
El chofer rió y por primera vez se volteó para mirar a Freddy.
"Estas manos...", comenzó el chofer, mostrándole sus manos al joven, "...presionaron un control y abrieron el portal... Y ahora estas mismas manos van a sujetar la ventanilla y la van a cerrar", declaró el chofer antes de cerrar la ventanilla para no ver más a Freddy.
El castaño rió un poco antes de sentarse en su asiento como sus amigos, que ahora ya estaban más calmados.
"Grosero y con mala voluntad...", susurró Freddy para sus amigos señalando la ventanilla ahora cerrada, "...Me agrada"
Después de unos minutos más, la limusina tocó tierra nuevamente. El portal a la Isla de los Perdidos se cerró y el puente mágico desapareció.
El vehículo continuó su camino por los rincones del bosque hasta llegar al reino de FNAF. Los villanos no aguantaron la curiosidad y miraron por la ventana para ver el pueblo. Desde su destierro, el pueblo había cambiado bastante. Todo se veía hermoso y feliz. El día soleado sin ninguna nube en el cielo, los pobladores alegres caminaban por las calles y los niños jugaban contentos. Los villanos solo gimieron ante la visión de tan alegre pueblo, ante de alejarse de la ventana.
"No se preocupen", animó Bonnie, "Cuando consigamos el Amuleto Mágico, el reino será nuestro y lo convertiremos en lo que queramos"
Los otros tres villanos sonrieron ante el ánimo de Bonnie, y rieron un poco con la idea de volver a conquistar FNAF.
La limusina siguió su camino hasta la famosa FNAF High School, donde todos los adolescentes estudiantes de la escuela, estaban allí esperando la llegada de los cuatro villanos.
De pronto, el vehículo se detuvo. Los cuatro villanos miraron por la ventana para darse cuenta de que habían llegado a su destino. Antes de que se dieran cuenta, el chofer bajó de su asiento y les abrió la puerta para que bajaran.
"Hemos llegado", comentó el chofer al abrir la puerta.
El primero en bajar fue Foxy, desesperado por un poco de aire. Bonnie bajó después, calmado, más específicamente, cansado. Muchas emociones por un día.
Luego bajó Fred, y al momento en que se maravillaba con la vista de su alrededor, estornudó levemente.
"¡Agh, polen! Que desagradable...", suspiró el joven villano.
El último en bajar fue Freddy. El luminoso sol cegó sus ojos, haciendo que el ojiazul se quejara.
Los cuatro villanos se miraron y vieron frente a ellos una inmensa estructuta, que no se comparaba con su castillo en la Isla de los Perdidos. Una gigante escuela, magnífica como ninguna otra, hermosa a la vista de cualquiera.
Allí los esperaban dos adolescentes rubios, un chico de ojos grisáceos y ropas elegantes, y la otra muchacha rubia un tanto oscura con mechas verdes y de ojos violetas. Junto a ellos habían otras dos jóvenes gemelas, de cabellos blancos. Una con cabellos más largos y un mechón morado y la otra de cabellos cortos, muy parecida a un chico. E igualmente estaba un joven de cabellos anaranjados y muy alborotados y con ojos naranjos también.
"¡Llegaron!", exclamó el joven rubio de ojos grises a su novia, una forma de decirle que era hora de comportarse como se debía con los nuevos.
Una vez que los villanos estuvieron frente a sus recibidores, el rubio ojigris tomó unos segundos para respirar profundo y quitarse las ansias.
"¡Hola y muchas gracias por haber aceptado ser parte del proyecto!", saludó el joven, "Soy el príncipe Golden Freddy, y yo..."
"¿...Tú nos elegiste para venir?", comentó Foxy para completar la oración del príncipe, algo que incomodó de cierta forma al rubio.
Entonces el pelirrojo fijó su atención en la bella acompañante del príncipe, "Hola, preciosa", le coqueteó, a lo que la rubia solo rió nerviosa y se alejó un tanto para apegarse a su novio.
"Bueno... Me gustaría que se presentaran formalmente para conocerlos mejor", trató de distraer la atención de Chica de la situación.
Foxy rió un poco, "Soy Foxy, encantado", sujetó la mano de la princesa rubia y besó su mano como todo un caballero.
La princesa estaba sorprendida por tal caballerosidad, pero su sonrisa se desvaneció cuando Bonnie le dio un codazo a Foxy y este dio un suspiro mientras le devolvía su anillo que de pronto había desaparecido de su dedo y apareció en la mano del villano. ¡Él había robado su anillo y ella no se había dado cuenta!
"Perdón, princesa..."
"Chica"
"...Chica", se corrigió el pelimorado, "Fox es un experto ladrón como te habrás dado cuenta", disculpó Bonnie, "Por cierto, soy Bonnie"
"No hay problema", rió la princesa algo incómoda mientras acomodaba su anillo nuevamente en su dedo. Trataba de ser amable como su novio le había pedido, pero realmente le incomodaba la presencia de esos malvados.
El rubio de ojos grises desvió la atención de su novia y la centró en los otros dos villanos.
Fred estaba tan distraído como siempre mirándose en su espejo que no se dio cuenta que el príncipe los miraba a ellos ahora.
Freddy suspiró y sacudió el hombro de su hermano. Fred desvió la mirada de su espejo y miró al rubio.
"Ah, perdón", sonrió Fred, "Soy Fred", fue todo lo que dijo antes de seguir viendo su imagen en el espejo.
Freddy solo rodó los ojos y se dirigió al príncipe. Un tanto más alto que él, pero aún así le pareció que era muy guapo... Pero claro, jamás lo admitiría.
"Hola, soy Freddy", dijo con desinterés, estrechando la mano del rubio.
"¿Ustedes son los gemelos Fazbear?", preguntó el príncipe, un poco incómodo pues podía ver la magia oscura en los ojos del castaño.
"Sí... Somos nosotros...", gruñó Freddy, algo molesto.
"Bueno, es un placer conocerlos a ustedes cuatro", sonrió el príncipe.
El ojiazul solo se quejaba ante la actitud tan amable de Golden, y estaba decidido a ignorarlo, hasta que de pronto su vista se fijó en las gemelas. Eran las marionetas dueñas del Amuleto Mágico, podría reconocerlas en todas partes.
"¡Hey! Ustedes son las gemelas marionetas", sonrió falsamente a lo que las hermanas sonrieron.
"Sí, somos Puppet", dijo la de cabellos más largos apuntando a su hermana, "Y Marionette", dijo esta vez apuntándose a si misma.
"¡Eso es genial!", exclamó falsamente el castaño, "Saben, he oído mucho sobre ustedes, sobre el Amuleto Mágico, sobre su trabajo como costureras, sobre el Amuleto Mágico..."
Ambas gemelas rieron, "Ya no usamos esa cosa hace años", rió Puppet, "Solo al momento de la coronación de un nuevo rey, que afortunadamente será pronto", dijo señalando al joven príncipe.
Punto en contra para los villanos.
"Ahora, TownTrap...", dijo el príncipe señalando a su amigo pelinaranja junto a él, "...les mostrará donde esta su habitación y les dará algunas indicaciones sobre sus clases y eso"
"¡Hola, soy To-"
"Ahorratelo", interrumpió Freddy con una mirada de muerte, "Solo vamos de una vez"
TownTrap sonrió nervioso e indicó a los villanos que lo siguieran, mientras los tres caballeros de la escolta real llevaban el equipaje.
El príncipe se quedó ahí mismo para procesar lo ocurrido. A pesar de esa mala primera impresión que se llevó de los villanos, él sabía que si aceptaron estar en el programa significa que ellos querían cambiar para ser buenos. Tenía fé en que todo iba a salir bien...
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El estudiante pelinaranja abrió la puerta de la habitación para dejar pasar a los cuatro villanos. Una enorme habitación fue descubierta. Con enormes ventanas que iluminaban todo el cuarto y cuatro camas. Unos enormes armarios, alfombras que cubrían todo el suelo y para terminar, un enorme espejo colgado en la pared.
"Oh, vaya...", suspiró Fred fascinado por tal increíble habitación, "Es tan-"
"¡Horrible!", terminó Freddy la oración de su hermano, "¡Demasiada luz y color! Ugh, voy a tener que usar protector solar... Fred, ayúdame ¿quieres?", dijo el ojiazul mientras se acercaba a las enormes ventanas para cerrar las cortinas. Fred solo suspiró al ayudar a su gemelo con las cortinas.
"¡Mucho mejor!", sonrió Freddy al ver que la habitación quedó mucho más oscura.
"Él si que sabe", rió Foxy dándole un pequeño empujón amistoso al joven castaño.
TownTrap, aún de pie junto a la puerta, rió nervioso antes de hablar:
"Bueno, estoy seguro de que fue un largo viaje hasta aquí, seguro que ahora querrán descansar, así que les daré un tiempo antes de darles sus horarios y materias, ¿se les ofrece algo para que sea más grata su bienvenida, chicos?", preguntó el pelinaranja.
"Bueno, TownTrap", comenzó Foxy con una sonrisa divertida, "Como verás, venimos de la Isla de los Perdidos..."
"...y allí no hay mucha comida...", continuó Bonnie.
"...¿Qué tal si nos traes algo para comer?", sonrió Fred.
"Después de todo, somos invitados", rió Freddy para terminar, lanzándose a una de las camas, que ahora, había declarado como suya.
TownTrap suspiró agobiado, pero para no provocar a los feroces villanos...
"Muy bien, ¿qué desean comer?"
"¡Un sándwich!"
"¡Alitas de pollo!"
"¡Pizza!"
"¡Spaguetti!"
"¡Gomitas de mora!"
"¡Pudin!"
"¡Sí, trae muchos pudins!
"¡Y papas fritas!"
"¡Ok, ya basta!", exclamó TownTrap propasado con tanta información, pero después se arrepintió al ver las expresiones indignadas de los villanos.
"¿Disculpa?", gruñó Freddy como sus ojos se tornaron verdes flúor brillantes.
"E-Emm...", tartamudeó asustado el pelinaranja, "Q-Quiero decir... Le ordenaré al cocinero que les prepare un buffet para que tengan de todo para comer"
"Eso está mejor...", dijo Freddy como sus ojos volvieron a la normalidad. A ese chico lo que más le gustaba era que la gente le temiera.
"Mejor te apresuras, porque estamos muy hambrientos", amenazó Foxy, sentándose junto a Freddy en su cama.
TownTrap asintió con la cabeza y rápidamente abandonó la habitación.
Fred y Bonnie rieron, mientras Freddy y Foxy chocaban puños, sabiendo que habían asustado hasta los huesos al pobre chico.
Tal vez no sería tan mala su estadía en el reino...
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-Natta
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