Siete.
Se que cada día que pasaba con Nathaniel, aquello que sentí al conocerle empezó a volverse más fuerte, mi corazón a latir con mayor intensidad con tan solo verle, cuando me regalaba una de sus hermosas sonrisas y muy pronto ya no tenía fuerzas para negar aquello que sentía, aunque lo nuestro, por mucho que lo deseaba era imposible.
El no me veía como yo lo miraba a él.
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