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5.- Noche

Desperté aún bastante adolorida y debilitada a pesar de toda la sangre que había consumido. Lo que necesitaba era sangre fresca así que en cuanto se puso el sol me dirigí a las zonas más feas de la ciudad, allí donde los maleantes y asesinos solían juntarse.

Sondeé las mentes en busca de los malvados, aquellos psicópatas que no tenían el menor recato en matar a sus iguales para poder conseguir lo que querían. Para mi buena fortuna encontré lo que buscaba: un par de sujetos que planeaban entrar a una casa donde vivía una anciana sola, en la mente de ambos estaba la decisión de matarla si era necesario.

Me relamí los labios mientras ponía en sus mentes la decisión de salir en ese momento, algo un poco difícil debido a mi debilidad y al hecho de que no los veía directamente a los ojos, la hipnosis siempre es más fácil y fuerte cuando es directa. Cuando logré que se adentraran en los oscuros y solitarios callejones de la zona, bebí de ellos con ansiedad, necesitaba calmar el dolor de mi garganta.

Tomé del cuello con una mano a cada uno y atraje al primero hasta mi boca mientras oprimía el cuello del segundo para que no gritara. Desgarré su garganta sin mucho cuidado y sin intentar encubrir el dolor que le ocasionaba, la sangre y la impresión le impedirían gritar de todas formas. En cuanto bebí la última gota de sangre y su muerte con ella, atraje al otro hombre y acabé con él de igual manera.

No suelo matar a mis presas humanas cuando bebo, además de que me gusta rodear la mordida con un aura de sensualidad y tranquilidad, de manera que mis presas no sufran más que una debilidad en la sangre y puedan recuperarse con facilidad. Pero en ocasiones como esta buscaba alguien que mereciera la crueldad de la que podía ser capaz, maté a aquellos hombres sin ninguna cubierta mental, de manera que supieran lo que estaba pasando y el futuro que les deparaba, ninguno de los dos se arrepintió de lo que habían hecho.

A pesar de eso, cuando regresé a la guarida aún me sentía débil, desganada podría definirlo bien. Mihail estaba dormido, con su cabello negro cayendo a los lados de su cara, se veía mucho más lindo cuando no tenía aquella mueca de repugnancia y desdén en el rostro.

Lía me trajo una copa de vino y sangre que me pareció deliciosa, pero en cuanto me dijo que se había pasado el día limpiando y alimentando a Mihail la mandé a descansar. Me dijo que tenía que salir a hacer algunas compras ya que no había salido de la casa para no dejarla sola. Le revolví el cabello mientras le daba el dinero que había tomado de los dos ladrones para que se comprara lo que quisiera. Mihail tardó como una hora en despertar.

—Pensé que te encontraría ya despierto y alborotado dada la hora en que llegue —le dije burlona.

—Yo pensé que ya estarías muerta —contestó.

—¡Que grosero! —me llevé la mano al pecho fingiendo estar ofendida—. y yo que pensé que nuestra relación estaba mejorando.

Dejé caer la mano, todo lo que quería era regresar al seno de la madre tierra a descansar.

—La única forma en que podría mejorar es que murieras, o mejor, que fuera yo quien te matara.

—Veo que, a diferencia de mí, hoy estás lleno de energía y entusiasmo de nuevo. Sin embargo, yo no tengo fuerzas para pelear —se me escapó un suspiro.

Él se encogió de hombros, al menos lo que le permitía las ataduras.

—Libérame y te dejaré descansar... en paz.

—Dime la dirección de su guarida y te liberaré —dije con el mismo tono casual.

—En tu estado actual no podrías hacer nada. Si te acercaras solo lograrías que te mataran.

—¿Te preocupas por mí? —le pregunté con una sonrisa burlona—. De todas formas yo no tengo ningún interés por acudir a su guarida.

—¿Entonces para qué quieres saberlo?

—¿Por qué estás tan curioso y hablador esta noche? —di un trago a la copa, comenzaba a enfriarse—. Con esa información podría convencer a Velkian de que me libere del vínculo señorial. "O me liberas o no te lo diré".

—¿Y por qué no solo te marchas y ya? —se veía francamente curioso.

—Por el vínculo señorial. Como mi creador, Velkian tiene cierto control sobre mí y si me ordena algo utilizando esa fuerza yo no puedo desobedecer por más que quisiera. Solo seré libre si muere o si me libera del vínculo, y no parece tener prisa por hacer ninguna de las dos cosas —cerré los ojos y recargue la cabeza en el respaldo—. En realidad, si el intercambio de información resultara tardado, ustedes tendrían tiempo de escapar a otro lugar —tanteé.

—Prefiero no correr el riesgo, no con algo tan importante como mi familia.

—Al menos lo intenté... Como dije, hoy no tengo ganas de "convencerte" de que me lo digas. —Me puse de pie y me acerqué a él—. Lo que sí tengo de nuevo es suficiente autocontrol. —Lo tomé del cabello para morder la vena de su cuello.

Primero posé los labios sobre su piel y lo sentí removerse inquieto, me gustaba bastante hacer eso, sentir cómo el pulso se aceleraba de expectación y temor. Tardé un instante en perforar la piel con mis colmillos hasta llegar a su yugular, el golpe de su dulce sangre casi fue demasiado para mi control, el sentirlo tensar el cuerpo y jadear no ayudaba mucho. Sentí su sangre y su fuerza entrando en mi sistema, lo que me animó un poco más. Enmascaré su dolor con una sensación sensual, no quería más adrenalina.

De pronto escuché el estruendo de algo que golpeaba la puerta de la habitación. Me di la vuelta mientras la puerta caía estrepitosamente en medio de una nube de humo.

—Maldición Velkian, ya te dije que no... —de entre el polvo y el humo se vislumbró, no la figura de mi maestro como yo esperaba, sino dos figuras altas y musculosas—. ¡Maldita sea!

Conforme se difuminaba el humo pude ver el brillo que emitían las armas de los cazadores. ¿Cómo diablos habían logrado dar con nosotros tan rápido? La respuesta me llegó al ver el brazo de uno de ellos, detenía a una aterrorizada Lia.

—¡Déjenla ir! Ella no tiene nada que ver en esto —les gruñí.

Por única respuesta comenzaron a disparar, escuché el grito aterrorizado de Lia mientras yo intentaba esquivar los proyectiles pero estaba demasiado débil, uno de ellos me impactó en un costado y otro en el muslo.

Caí en el piso cuando recibí otra herida en el pecho. A pesar del dolor intenté levantarme, podía escuchar mi propio rugido mientras intentaba llegar a Lia, poco me importaba que los cazadores me mataran, pero necesitaba saber que Lia estaría a salvo. Ella no merecía ser maltratada por mi culpa, ya había sufrido suficiente en su vida.

El cazador más robusto llegó a mi lado y me pisó en la espalda, inmovilizándome en el suelo.

—Basta ya maldita chupasangre, has sido vencida. —Y disparó directamente en mi espalda baja.

Levanté la vista y pude ver que el otro cazador arrojaba a Lia contra una esquina mientras se apresuraba por soltar a Mihail.

"No te acerques Lia o te harán más daño. Vete, huye ahora que puedes." Le ordené mentalmente, por una vez me obedeció sin chistar y se puso en pie, caminando hacia la puerta. Cuando ya casi lograba llegar volteó a verme y el cazador que me tenía en el piso la alcanzó del brazo sin soltarme.

—¿A dónde crees que vas?

—Suéltala, por favor, ella no...

—Tú guarda silencio —me interrumpió con otro disparo, esta vez en el hombro derecho.

—Serch, tengo a Misha.

El otro cazador había soltado a Mihail y le pasó un brazo bajo los hombros, deteniéndolo.

—Escuchaste eso, vil criatura, fue tu sentencia de muerte —dijo mientras me apuntaba el cañón a la nuca.

Cerré los ojos, en realidad lo único que lamentaba era haber puesto a Lia en peligro, pero ella era humana, así que probablemente los cazadores no le harían daño verdadero. Y hacía poco había abierto una cuenta en un banco humano donde guardaba el dinero que yo le daba, así que podría sobrevivir bastante bien.

—Espera Serch, ella fue transformada directamente por Velkian, podría sernos de utilidad. —Escuché la voz de Mihail. "Maldita sea, ¿Por qué no solo me matan y ya?" quería gritar.

El cazador, Serch, se arrodillo clavándome su rodilla en la espalda. Me tomó de las muñecas para amarrarlas detrás con cuerdas de plata que inmediato quemaron la piel que tocaban. Después me ató igual el resto de los brazos, las piernas y los tobillos, incluso le sobró cuerda para ponerla alrededor de mi cuello.

Lia miraba horrorizada como salía un ligero humo de las cuerdas cuando me tocaban y cómo la zona se enrojecía. "No digas nada, mi dulce pequeña, has todo lo que te digan y no te preocupes por mí, estoy segura que ellos no te lastimarán pues no eres como yo. Incluso puedes alegar que te tenía hipnotizada si te amenazan o quieren dañarte"

El enorme cazador me levantó de las cuerdas haciéndome soltar un grito, vi las lágrimas en los ojos de Lia pero de nuevo me hizo caso y no dijo nada. El cazador me amordazó con una banda entretejida con plata y me echó sobre su hombro. Mi sangre seguía chorreando y pronto la oscuridad de la inconsciencia me cubrió completamente.

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