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13.- Noche

Desperté inmóvil y cubierta por la oscuridad, el pánico hizo mella en mí y no supe qué hacer más que intentar soltarme hasta que escuché la voz de Mihail, tranquilizandome. Me quedé muy quieta, recordando lo que había pasado y lo que íbamos a hacer

Bueno, al final todo volvería a la tediosa normalidad, lo único que esperaba era que Velkian cumpliera su palabra y les entregara a Aloise. No me importaba volver bajo su yugo si Mihail podía tener de regreso a su hermano, cuando me destapó y vi sus ojos esperanzados me terminé de decidir.

Bajamos de la camioneta y pude percibir el olor de su hermano, al igual que con Sergei, Velkian lo había llenado de veneno, así que durante el tiempo que estuvo consciente Aloise debió sufrir bastante, ahora estaba inconsciente, amarrado a la banca con las manos tras la espalda.

—Él está bien, puedo escuchar sus latidos y su respiración —le susurré a Mihail

—¡Así que han venido, cazadores! Me alegra ver que aún queda algo de honor entre los humanos —dijo Velkian con su atronadora voz abriendo los brazos hacia nosotros.

—Danos a mi hermano —Mihail habló bajo y serio, un mandato de alguien quien espera ser obedecido.

—Allí lo tienen, suelten a mi pequeña Katherina y será todo suyo. Pero antes, hagan el favor de tirar sus pistolas, pueden conservar los cuchillos de manera de que solo si les atacamos puedan alcanzarnos —Los primos dudaron un poco pero accedieron,

—Correcto, ahora aléjate de él y la soltaremos.

Conforme Velkian se iba alejando a un lado Mihail iba dando pasos hacia su hermano llevándome consigo, había algo que no terminaba de cuadrar en Velkian, él nunca había sido de los que respetaran las reglas así sin más y menos reglas pactadas por unos cazadores. Cuando llegamos a la mitad de la distancia Velkian se detuvo de golpe, sus primos sacaron sus largos cuchillos y se pusieron en guardia pero él no pareció inmutarse.

—Es suficiente, ahora suéltala y podrás recorrer el resto del camino solo, mientras, ella vendrá a mí —dijo con tranquilidad.

Mihail midió la distancia de Velkian hasta su hermano, calculando quizá si tendría tiempo de reaccionar si Velkian le atacaba. Después con un suspiro sacó su propia daga con la que cortó la cuerda de mis muñecas y de mi cuello. De pronto sentí la vibración en el poder de Velkian.

—Algo no va bien —le susurré muy bajo a Mihail antes de comenzar a andar hacia Velkian, no bien hube dado tres pasos todo se descontroló.

—Ahora pequeña, como tu creador te ordeno que destruyas a ese cazador detrás de ti —dijo con voz muy baja, solamente audible quizá para mi oído sobrenatural.

—¿Qué has dicho, maldito? —le gritó Sergei, pero él ya se había abalanzado contra ellos. Yo me di la vuelta hacia Mihail.

—Vete, toma a tu hermano y huye —dije, intentando con toda mi fuerza detener la pulsión de Velkian.

—¿Qué ocurre? —Volteó hacia sus primos que peleaban contra Velkian pero me interpuse inmediatamente entre ellos.

—Me ha ordenado destruirte, como se los advertí.

—¿Qué? ¡No! Kath no puedes hacerlo —comenzó a retroceder hacia su hermano.

—Mihail, no puedo desobedecerle. Te buscaré incluso en su hogar para llevar a cabo su orden. —Lo tomé del brazo y oprimí más de la cuenta—. Por favor Mihail, no podré detenerme por más tiempo.

Me concentré en la otra batalla, podía oler la sangre de Velkian, lo que quería decir que le habían herido, claro por muy poderoso que fuera Velkian no podría hacer mucho contra los dos mejores cazadores al mismo tiempo. ¿Por qué no solo me había llevado con él y ya? Podríamos haber huido y ya de no ser por su estúpida orden.

Podía escuchar también los jadeos de los cazadores mientras se esforzaban en matar a Velkian. Deseé que, al menos, me hubiera ordenado atacar a los primos, ellos me habrían matado en cuanto les diera la menor oportunidad.

De pronto sentí la mano izquierda de Mihail sobre mi mejilla.

—Lo siento, Kath, yo quería salvarte.

Sentí el grueso cuchillo entrando por mi pecho hasta alcanzar mi corazón, ambos caímos al suelo.

—Gracias —balbuceé y un reguero de sangre cayó desde mi boca hasta el pecho de Mihail.

Él me hizo a un lado, dejando el cuchillo dentro de mí por lo que no podía moverme. Podía ver su rostro sobre el mío, en sus ojos el dolor que aquella decisión le causaba.

—En verdad lo siento, Kath, pero debía salvar a mi hermano...

Quería tranquilizarlo, quería asentir y decirle que me alegraba morir para salvarles, por muy demente que eso sonara viniendo de mí, pero lo único que pude hacer fue mirarlo a los ojos.

De pronto escuchamos un rugido atronador y Mihail salió disparado, solo pude escuchar un crujido perturbador. Seguramente había chocado contra uno de los innumerables árboles del parque, o contra alguna pared cercana.

Como pude logré voltear la cabeza a pesar de que el dolor crecía y un humillo negro comenzaba a salir de la herida en mi pecho. Velkian había advertido que me herían y utilizó su poder para alejar a Mihail de mí; grave error pues los cazadores aprovecharon su distracción para herirlo mortalmente. Ambos cazadores dejaron su cuerpo y fueron a auxiliar a Mihail.

Pude notar como Velkian comenzaba a arrastrarse hacia mí, dejando un rastro de sangre detrás. ¿Por qué se esforzaba tanto? ¿Por qué no solo huía y ya? La herida en mi pecho era demasiado profunda, podía notar la vibración del arma cada vez que mi corazón intentaba palpitar contra él y la plata del mismo estaba quemando mi sangre.

Al final Velkian logró llegar junto a mí y se dejó caer boca arriba.

—Mi pequeña Katherina ¿Ya has visto a dónde nos han llevado tus deseos autodestructivos? —Había en su voz una ternura totalmente desconocida, me recordó a la primera vez que lo conocí.

—Pudiste haberte ido... habernos ido juntos si no les hubieras atacado.

—¿Crees que le dejaría vivir después de la forma en que le has hablado, en que lo miras? —Me giré extrañada y lo vi haciendo esfuerzos de nuevo hasta que quedó sobre mí.

—¿De qué hablas Velkian?

Antes de contestarme tomó el mango del puñal y, a pesar de que le quemaba la mano, lo sacó de mi cuerpo. El dolor fue atroz, de un rojo brillante como la sangre que comenzó a salir a borbotones. Pensé entonces que Velkian, creyendo que yo le había traicionado con los cazadores, iba a beber la sangre que salía por la herida para tener las fuerzas suficientes para irse de allí.

—Nunca entendiste nada, mi pequeña e ingenua Katherina. Tan ensimismada en tu propio dolor que no nos diste oportunidad ni a mí ni a este estilo de vida —mientras hablaba, Velkian utilizó el mismo cuchillo para abrir una profunda herida en su muñeca. Ya había perdido demasiada sangre pero aun así esta fluyó hasta caer en mi propia herida.

—Velkian qué... —Estaba demasiado sorprendida y débil para oponerme.

Con una sonrisa triste, Velkian estaba dando lo poco que quedaba de su sangre para salvarme. Su sangre era antigua y poderosa, la sentí sanando la herida desde adentro.

—Velkian, es suficiente. Necesitas tu sangre para sanarte, debemos ir a la tierra. —A pesar de todo era mi maestro, mi creador. No podía simplemente dejarlo morir, pero él no se movió ni se inmutó por mis palabras.

—Creo que ahora has encontrado una verdadera razón para vivir, algo que yo no pude darte —dijo en un susurró.

Ahora su cuerpo estaba recostado sobre mí, aunque su mano seguía sobre la herida, podía escuchar los lentos latidos de su corazón intentando transportar la poca sangre que le quedaba.

Cuando su corazón se detuvo sentí como me quitaban su cuerpo y lo arrojaban a un lado. Me enderecé, oprimiendo la herida del pecho con la mano para no perder más de la preciada sangre mientras la herida terminaba de cerrarse.

—¿Estás viva, criatura? —me preguntó Sergei mientras se arrodillaba a mi lado ¿Ahora también le preocupaba al cazador? Empezaba a pensar que todo esto era solo un sueño—. Se trata de Mihail, ¿puedes hacer con él lo mismo que hiciste conmigo?

Volteé hacia donde estaba Mihail, su cuerpo seguía inmóvil sobre la tierra, como sospechaba había chocado contra el grueso tronco de un árbol. Escuché atentamente, la sangre salía a borbotones en su interior, algo se había reventado con el fuerte golpe además de que sus pulmones también se llenaban de sangre. Sus latidos y su corazón eran cada vez más débiles.

Nikolas estaba desamarrando a Aloise, pude notar que este recuperaba poco a poco la consciencia, pero estaba demasiado concentrada en Mihail como para preocuparme por algo más. Me levanté con torpeza y el cazador me ayudó a llegar hasta Mihail.

Su rostro se veía pálido y sereno, podía escuchar el silbido de sus pulmones al intentar respirar, pero él había perdido totalmente la consciencia. Ambos nos arrodillamos a su lado.

—No puedo hacer nada. Solo habría una forma de salvarlo de heridas tan graves. —Miré al cazador, en sus ojos se notaba que había entendido a lo que me refería.

—Hazlo —dijo otra voz, levantamos la vista para ver llegar a Aloise ayudado por Nikolas—. Haz lo que sea necesario para salvarlo aunque él después elija otra salida al menos podrá decidir.

Su voz era débil y cansada. Por un momento temí que, si sus primos se oponían él no tendría la fuerza para respaldar su decisión, afortunadamente no lo hicieron.

Mordí mi propia muñeca y bebí un poco de sangre, manteniéndola en mi boca. Luego me incliné para abrir los labios de Mihail y pasarle aquel trago de sangre. Cuando su cuerpo reaccionó buscando aquello que podía mantenerlo con vida, aunque su mente no hubiera reaccionado del todo, abracé su cabeza contra mi pecho y sentí como su boca se pegaba a la herida aún sangrante.

Escuché que uno de los cazadores soltaba una maldición, pero ninguno hizo nada para separarnos. La debilidad fue haciendo mella en mí, sintiendo cómo mi fuerza vital pasaba al cuerpo de Mihail. Sabía que no podía dejarme ir en ese momento, pero no sabía si tenía la fuerza suficiente para hacernos vivir a ambos. Cuando la vista se me nublaba lo separé de mi.

—Es suficiente, mi dulce Misha —le acariciaba el cabello hacia atrás.

—¿Y ahora? —preguntó Aloise, que se veía un poco mejor.

—Debemos bajar juntos a la tierra, cuando vuelva a caer la noche será igual que yo.—

Noté la tensión del resto de cazadores. Y los entendía, toda una vida aprendiendo a odiar a nuestra especie y ahora veían a uno de sus seres queridos transformarse en uno. Pero era eso o verlo morir y, como dijo Aloise, le estaban dando la oportunidad para decidir.

Y ahora yo también tenía esa posibilidad de decisión, de pronto me encontré segura de seguir a Misha allí a donde fuera, ya sea al vacío de la muerte o a vivir juntos ésta vida sobrenatural.

—No tengo la fuerza para remover la tierra —dije.

Aloise se acercó a nosotros, instintivamente protegí con mi cuerpo el de Misha, inconsciente y vulnerable, pero él me tendió la mano.

—Toma lo que necesites para salvar a mi hermano —dijo muy serio. Mi corazón volvió a enternecerse. La manaza de Sergei apareció en su hombro.

—No, primo, tú estás demasiado débil aún, permite que sea yo quien dona su sangre. —Se arrodilló junto a nosotros—. Solo por esta vez, para pagar lo que hiciste por mi.

Asentí antes de tomar su poderoso brazo, con trabajo mi mano lograba tomar la muñeca, que llevé a mi boca. Mordí con delicadeza hasta llegar a la vena, escuché a Sergei quejarse por lo que intenté enmascarar su dolor. Bebí varios sorbos, recuperando un poco de mi fuerza aunque la herida de mi pecho seguía sangrando, cerré la herida con mi lengua cuando sentí que era suficiente.

—Tal vez deban ir preparando a su familia, si Mihail decide quedarse necesitará el apoyo de todos —les dije.

—Podemos manejarlo —me contestó Nik con una sonrisa—. Si logramos destruir al poderoso Velkian, unos cuantos tíos y tías molestos no son nada.

Volteé a ver entonces al lugar donde había quedado el cuerpo del que fuera mi maestro, esperaba encontrar un montón de cenizas más no había nada, ni un solo rastro más que la mancha carmesí de su sangre. En medio de toda la agitación no me había percatado de lo que había ocurrido con él, nunca supe si, en efecto, había muerto y convertido en cenizas que volaron o, de alguna forma incomprensible, había sobrevivido y huido.

Me levanté con dificultad y, con un movimiento de la mano, abrí un gran agujero en la misma tierra del parque, estaba demasiado cansada como para ir más lejos, cuando me di la vuelta vi a Sergei cargando con cariño el cuerpo de su primo.

—¿Lo pongo allí? —me preguntó.

—Sí, justo allí. —Mis párpados pesaban ya bastante y la tierra me llamaba a dormir en su seno.

Sergei colocó a Mihail con sumo cuidado en la tierra, yo fui a recostarme a su lado, recargándome en su pecho.

—¿Los veremos mañana entonces? —se asomó Aloise.

—Sí, al despertar Misha tendrá mucha hambre, pero no deben preocuparse, le enseñaré a comportarse y, cuando esté mejor, iremos a su mansión, si algo sale mal o el resto de su familia no lo acepta, podría verlos a ustedes afuera —mi voz sonaba lenta y cansada y mis ojos se cerraban por si solos.

—Allí los veremos entonces. Por favor, cuida a mi hermano.

—Así lo haré, lo prometo. —le dije antes de volver a cerrar la tierra con un movimientos, los cazadores se hicieron a un lado.

Me acurruque más contra Mihail antes de que ambos cayéramos en el sueño mortal.

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