Septiembre
Día siguiente al inicio del curso
Jade Sallow
Amanecí en mi cama. Estaba segura que Isaac me había traído a mi habitación, de otro modo no hubiera llegado por mis propios pies aqui, estaba frita.
Al rato volvió a mi pensamiento Dylan. No podía parar de pensar en él. No me puedo imaginar si solo por verle estoy pensando en el durante días, cómo sería entonces si nos habláramos, besáramos o si incluso fuéramos novios. No obstante, debería acostumbrarme a pensar en ello porque así será. Este año Dylan será mi novio.
Me levanté de la cama solo pasado quince minutos, lo que era un récord para mi. Normalmente me paso media hora mínimo, por las mañanas confieso que soy un tanto perezosa. Me fui a duchar rápido y me vestí. Después de estar arreglada baje al comedor.
—¿Te has caído de la cama hoy?—preguntó con tono burlón mi hermanastro.
—He sido francamente rápida hoy, ¿verdad?
Se río.
Una cosa que me encanta de Isaac es su risa. Es peculiar, y además se le marcan los hoyuelos lo que hace que quede con una cara adorable.
—Por cierto, muchas gracias.
—¿Gracias?
—Ya sabes porqué.
—Lo haría una y mil veces más para no soportar tu mal humor matutino. Ambos sabemos que dormir en el sofá no es para nada confortable.
Le sonreí y desayunamos.
Isaac preparo unas tostadas con mermelada y unos zumos de frutas. Cuando acabamos proseguimos a subirnos al coche y nos fuimos directos al instituto. Antes de irme del coche Isaac me volvió a decir lo mismo como de costumbre.
—Te quiero aquí cuando las clases terminen, no te atrases.
—Vale papá, adiós.
Hizo una mueca pero le ignoré completamente. Era realmente pesado cuando me repetía una y mil veces las cosas que ya se.
Me dirigí a la entrada del colegio, donde me esperaban mis amigos.
—Buenos días—dije a todos.
Lo que ellos respondieron con lo mismo y nos dirigíamos a clase, cuando Amy se quedó embobada mirando un cartel.
—Chicos, ¿estáis mirando lo mismo que yo?
—Si, ¿que pasa?—cuestionó Teresa.
—Todos los años abren de nuevo las inscripciones a las porristas Amy, no es ninguna novedad.—añadí.
—Pero no todos los años se tiene diecisiete años y se empieza un nuevo curso. Vamos chicas, debemos presentarnos al casting. Si no nos aceptan no pasara nada, pero si lo hacemos podríamos conocer gente nueva, vivir nuevas experiencias y incluso mejor, hablar con los chicos que juegan a fútbol. Ya saben que es donde están los chicos más guapos. Por favor, hagámoslo. Todas—suplicó.
En ese momento pensé en Dylan, sería una oportunidad magnifica para verle más de cerca ya que el gimnasio tiene vistas hacía el campo, nos podríamos ver más veces y incluso algún día podría ir a una de las fiestas después de los partidos. Es una oportunidad que habría que aprovechar.
—Me apunto.
—¿De verdad? Tú nunca has sido de esto. De Amy lo puedo entender pero que tú también quieras...
—Teresa, solo faltas tú. No seas cortante y apúntate con nosotras.
—Se que no me dejarán en paz hasta que les diga que si, así que porque no intentarlo.
Empezamos a saltar las tres y enseguida nos apuntamos en la lista.
—Podrás esconderlo de Teresa, pero yo se que hay un motivo para que quieras apuntarte a las porristas y deberías empezar a decírmelo. Soy tu amiga más fiel y lo sabes.
—Si...respecto a eso Amy..., pues...
Sonó el timbre para entrar en el aula.
Salvada por el timbre.
Seguí todo el día evitando a Amy. No quería decirle ahora mismo que me gusta Dylan, por mucho que quisiera hacerlo en el fondo. Llevo toda la vida enamorada de él y mis mejores amigos no tienen ni idea. Cuando quiero se guardar bien las cosas. Hasta que llego la hora de comer y no lo pude esconder más.
—No te escaparas bonita, ¿porqué quieres tanto ir al casting de las porristas?—preguntó Amy.
—Si, la verdad es que yo también tengo mucha curiosidad. No saldrás de aquí sin decirlo.
Los chicos se mantuvieron al margen, sabían que era una conversación de chicas.
—No es nada, de verdad. Solo quiero hacer algo nuevo este año.
Me miraron con cara de enfado.
Suspiré.
—Está bien, es por un chico.
Todos rieron. No entendía nada en ese momento.
—¿Qué les causa tanta gracia?
—Ya lo sabemos idiota, es por Dylan—afirmó Amy mientras los demás seguían riendo.
—Incluso nosotros que somos chicos Jade, lo sabíamos—dijo Kai.
—No sabes disimular bien cariño—añadió Teresa.
—¿Co, com, cómo es que lo saben? ¿Tanto se me nota?
Todos asintieron.
—Deberías dejar de babear como una perrita cada vez que lo ves, te iría todo mejor. Quizás él se haya dado cuenta también—río Amy.
No supe que contestar, así que me quede callada. Todos nos quedamos callados. Hasta que Amy decidió romper el silencio.
—Ya que estamos confesando nuestros amores secretos, debéis saber que a mi también me gusta un deportista y todos lo conocéis.
Escuchamos atentos.
—Isaac — sonrió tímidamente —. Si Jade, me gusta tu hermanastro hará cosa de un año. Y pienso ir a por él este año.
Todos nos quedamos con una cara de cuadro, pero en seguida le dieron ánimos para que lo hiciera. Excepto yo. No sabia como reaccionar ante la confesión de Amy, no me la esperaba para nada. Lo peor de todo, es que no me podía alegrar por ella. No es por que Isaac sea un mal chico, todo lo contrario, pero...es un mujeriego y Amy no merece sufrir por el idiota de mi hermanastro. Por si fuera poco, en el fondo no quería que salieran. Y no se muy bien el porque.
(...)
—Te estoy esperando hace cinco minutos, sabes lo que odio esperar Jade y sin embargo nunca eres capaz de llegar temprano por mucho que te lo pida.
—Vale — gruñí — ¿Podemos irnos ya?
Isaac frunció el ceño y entro en el coche. Lo cual yo hice lo mismo.
No le dirigí la palabra en todo el trayecto. Al llegar a casa subí enseguida a mi habitación y me quedé allí encerrada lo que quedaba de jornada. Hice la tarea del colegio y me miré unas películas. No quería estar con Isaac, pero no sabia la razón. No era la primera vez que me llamaba la atención por mi impuntualidad y ya me era indiferente. Y el hecho de que Amy este enamorada de él no es su culpa. Cualquiera lo estaría, incluso yo si no fuera mi hermanastro y un mujeriego.
No baje ni a cenar. En mi armario siempre tenia bollerías y por una vez me lo iba a permitir. Isaac intento que bajará, pero es consciente de lo cabezota que soy, así que lo único que le quedo fue rendirse.
A penas dormí esa noche, no paraba de pensar en la confesión de Amy.
Mi hermanastro no era chico para una de mis mejores amigas.
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