Octubre💨
Octubre
Un desequilibrio caótico
Jade Sallow
Han pasado dos semanas desde el primer ensaño de las porristas y he de decir que pensaba que todo sería más fácil. Con Isaac las cosas siguen igual; es un tormento en mi vida que puedo pasar por alto. Lo que no puedo ignorar de ningún modo es el amor de la rizos de oro hacía él. No entenderé que tiene mi hermanastro que le pueda interesar tanto a Amy. Ella es precios tanto físicamente como interiormente...y el muchacho es tan solo un cuerpo esbelto y atractivo. Por mucho que insista con mi mejor amiga para que deje de interesarse por él, más insiste. Resulta que es cierto que cuando te recomiendan de no hacer algo, es un incentivo para que de verdad lo hagas. Todas las tardes Isaac la lleva a casa para cumplir todas sus necesidad, y en el instituto se ignoran por completo. Es como si nada sucediera en realidad, cuando ambos comparten una confianza del cien por cien. No lograré entenderlo jamás y desgraciadamente, llegará el día en que el moreno le haga daño y no sabré como evitar decirle: te lo dije.
Por otro lado, Sam y Julia tratan de hacerme la vida imposible en todos los agujeros inimaginables del instituto. Ya no se trata solo de desmotivarme y humillarme en el equipo de las porristas. Ahora, hacen que tropiece en los pasillos o en el comedor — ayer fui burla durante todo el día por caerme con el tablero de la comida — me llenan la taquilla de sustancias que desconozco pero nada agradables y si pueden hacerme alguna trastada en el baño, no lo dudan ni un momento. ¿Qué por qué no hago queja al director? Porqué de nada serviría. Tampoco se como puedo sacar pruebas de nada ya que no me hacen daño físicamente...si bien, que el psicológico; en fin.
No puedo decir que estas dos semanas han todo un sueño, estaría omitiendo la realidad. Por lo tanto, lo único que me queda para sobrevivir a este horrible año es poder admirar la belleza de Dylan en cuanto come o nos cruzamos por casualidad en el pasillo y disfrutar de la compañía incondicional de mis amigos. Son mi fuerza diaria, si no juraría solemnemente que huiría de este instituto y me inscribiría en uno donde no pudieran encontrar jamás.
Al llegar al vestidor me cambié la ropa de estar por el recinto al de las porristas y entramos todas juntas en el gimnasio.
—¡Venga chicas, vayan deprisa con esas tres vueltas en el campo! —ordenó la entrenadora.
Confieso que al inicio de los estrenos, el calentamiento era lo que más me asustaba. Correr y estirar eran de las cosas que menos me gustaban del inicio de las clases, aunque son perfectamente necesarias. Ese temor se esfumo, cuando la entrenadora me eligió para ir arriba en las pirámides por ser peculiarmente de las chicas mañas bajas y delgadas. No tenía otra opción que aceptar, y fue allí donde todo poco a poco empezó a desmoronarse. Si en el instante que me escogió para ir arriba ya estaba temblando, entonces al escuchar los nombres de las cuales tenia que confiar para que me sujetaran de buena manera desde el suelo, entre en un modo de muerte súbdita; sin estarlo obviamente. Se trataban nada más y nada menos que Sam y Julia.
De momento, hasta el ensayo número quince no ha sucedido ningún accidente trágico, pero brindarle tu vida a dos personas que te detestan es tener una parte de tu alma asegurada en el cielo.
A medida que acabábamos las tres vueltas nos colocamos alineadas en el centro del campo.
—Como ya saben, el partido es dentro de dos días y por ese motivo estamos ensayando en el césped. No tienen que asustarse por no tener colchonetas debajo de ustedes, todo saldrá como en el gimnasio ¿si?
Todas asentimos, todas excepto yo.
—¡En fila chicas! —sopló en el silbato.
La entrenadora encendió el reproductor de la música y nos colocamos cada una en nuestra posición.
Amy, Teresa y yo estábamos en la primera fila por ser más pequeñas que las demás. Justo en la fila detrás de nosotras estaban Julia, Sam y Lola. Y en los sitios restantes, las restantes muchachas que desconozco su nombre pero son realmente unas torres.
Justo al empezar la corte grafía, me percate de los chicos que estaban en las gradas observándonos atentamente. Se trataban de Dylan, Isaac y todo su equipo. Todos silbaban brindándonos ánimos, mas a mi me provocaban temor por tener tantas miradas hacía nosotras.
Llegó el momento más temido de todos, el instante en que Sam y Julia me elevan arriba. Realmente, la pose con la que me tengo que quedar es de las simples. Sin embargo, si me desequilibro; al estar sujetada tan solo en una pierna podría lesionarme trágica.
—Uno, dos, tres, ¡arriba!
Y así fue como de un momento a otro estaba arriba. Logré hacer la pose tal y como me imaginaba, mis dos pilares no me dejaron caer y no podía estar más agradecida por ello. Aunque duro poco.
Al fijarme en las gradas y ver que Dylan estaba sosteniendo la mirada en mi dirección, temblé tan bruscamente que provocó una caída por mucho que me sujetaran las chicas.
—¡Jade! —escuché como gritó Isaac.
Por alguna razón noté como estaba preocupado en ese instante tan solo por el grito tan desgarrador, mas el dolor que sentía era agonizante.
—¡Llamad a emergencias! —dijo la entrenadora.
—¿Es-estás bi-bien? —preguntó una voz familiar.
Abrí tan solo un poco mis párpados para poder ver de quien se trataba.
Me estremecí al ver que era mi amado.
—No te muevas, ahora vendrán a por ti —acaricio suavemente mi cabello.
(...)
—¿Estará bien doctor? —escuché la voz de Isaac.
—Si, no es nada. Tan solo es un esguince, dos semanas de muletas acompañado de reposo y estará como nueva.
Isaac suspiro tan profundamente que me pregunté si realmente estaría preocupado por mí o temía por un castigo de nuestros progenitores derivado a mi accidente.
—Oh, ya estas despierta — se acerco a la camilla —, me has pegado un buen susto.
—¿Enserio? Si apenas nos hablamos...
—¿Y qué? No te soporto y ambos lo sabemos, pero eso no implica que no te quiera y me preocupe por ti. Es instinto Jade.
—Bueno... — estaba sin palabras ante su confesión —, ¿y los demás?
—Aquí mismo —dijo mi amado.
—¿Qué haces tú aquí? Digo, no tienes porque preocuparte por mi ni nada parecido, no somos amigos y tampoco...
—No hace falta ser nada para preocuparme ¿sabes? — se sentó en el sillón — todos los presentes estábamos angustiados por tu caída. Todos están aqui —señaló a todo el equipo.
Al dirigir mi mirada hacía la del dedo de Dylan, vi a todos mis amigos, las entrenadoras, algunos chicos del equipo de fútbol y inclusive estaban mis enemigas escolares; Sam y Julia.
Sería verdad que se preocuparon por mi.
Y allí entendí que no hace falta tener una conexión amistosa o amorosa para mostrar preocupación a alguien.
La muchacha al rato regresó a su humilde hogar con su hermanastro y como no, con su mejor amiga que la misma pensaba ser novia del moreno.
La chica de cabellera dorada al ver que el ojiazul solo prestaba atención a la medio metro de su amiga decidió marcharse para dejarles intimidad, o eso intuía la misma.
Lo cierto era que; Isaac tras la caída de su hermana activo su instinto protector. No se bien como se sintió el al imaginarse que la historia se podría repetir otra vez, pero puedo asegurar que temió por la vida de su hermanastra. La caída de la chica en realidad no sobrepasaban los dos metros, aunque cuando tienes un trauma lo visualizas todo de una manera más oscura, la manera denominada Isaac. Solo logró relajarse cuando el doctor dijo que era solo un esguince. Porque hasta es entonces, pude sentir como él padecía por la imputación de la pierna de su hermanastra aún habiendo excesos motivos para hacerlos. Ya lo han visto, es la manera Isaac. Y ahora, allí estaba él mujeriego acariciando la cabellera larga de la muchacha intentando tranquilizarla tras el accidente. Lo cierto es, que desconozco la razón del cambio tan repentino de la actitud del cuerpo perfecto, pero he oído en algún lugar qué en el instante que sientes miedo, toda tu manera de actuar y ver las cosas cambian radicalmente. La pregunta es, ¿durara para siempre?
Jade tampoco estaba segura de la bipolaridad del ojiazul, pero estar junto a él sin la necesidad de discutir le resultaba acogedor. La misma, no paraba de pensar en la preocupación del chico de sus sueños. Era real, se preocupó por ella y tuvo la molestia de ir hasta el hospital solo para saber que estaba libre de peligro mortal. Es perfectamente consciente de que esa actitud no tiene nada relacionado con el hecho de sentir algún tipo de amor hacía ella. No obstante, era la primera vez que podía ver a Dylan tan de cerca y le resultó un accidente con cierto triunfo gracias a esa percepción tan inigualable y mágica.
Por otro lado, Larissa y Mike al saber finalmente del accidente de su hija se preocuparon tanto que querían renunciar a sus trabajos. En ese instante, los hermanastros dijeron que no hacia falta semejante exageración por un esguince. Los padres al ver que solo se trataba de un estiramiento excesivo consiguieron relajarse y hablar tranquilamente con los muchachos que extrañaban tanto.
Se perfectamente que se estarán preguntando porqué Dylan se preocupó tanto por la muchacha, pero es algo que no puedo describir en este preciso momento.
Así mismo, los amigos de Jade al ver la caída de una de sus mejores amigas temieron tanto por su vida que no dudaron ni un segundo en correr hasta el hospital sin parar. No digo correr para exagerarlo, es que realmente realizaron el mayor sprint de toda su vida. Cuando Isaac les narro la misma descripción de lo que ocurría a su hermanastra, se tranquilizaron y respiraron sin atracones. Se acercaron a ella, le brindaron un beso cada una en su pálida mejilla y se marcharon cada uno a sus respectivas casas para dejar así a la ojiverde descansar.
Entonces, solo al finalizar el día Jade se percató de lo que poseía y no sabía. Tiene una madre que estaría dispuesta a renunciar a toda su vida por cuidar de ella, un padrastro que la quiere tanto como a Isaac, un hermanastro que aunque sea detestable y inaguantable, la quiere como si fuera su propia hermana y la cuidaría por encima de sus posibilidades, unos amigos...que la mantienen con ganas de vivir y comerse el mundo día tras día desde los seis años y nunca les agradeció por ello y un amor por el cual respirar cuyo nombre aparece todas las mañanas en su mente; Dylan. Y por último pero no menos importante; unos conocidos que hacen de su vida un verdadero infierno en el instituto, si bien que; considera que también son necesarias pues ellas mismas no saben lo cuanto la están fortaleciendo sin ser el mismo su fin.
Si, fue un accidente un tanto trágico. Si, todos nos asustamos por la muchacha de cabellera larga y ojos verdes. Si, ella misma temió por su vida durante una milésima de segundos. Si, está triste por no poder participar en el partido dentro de dos días dónde sería la reina de la pirámide. Mas, la misma está agradecida por ser tan solo un simple esguince que en dos semanas podrá curarse y volver al campo donde realmente es feliz, si darse cuenta. Hasta el instante de su caída, no sabía lo cuanto le importaba ese simple hobbie. Pero ya ves, resulta que es una de las cosas más importantes de su vida.
El moreno subió a su hermana dormida a su habitación sigilosamente para no despertarla, la arropó con delicadeza y le brindo un beso jocoso en su frente. Antes de cerrar la puerta del todo, realizó una semi-vuelta y sonrió ante la imagen de la muchacha profundamente dormida.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro