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Octubre🧚🏻

Octubre
Primer ensayo de las porristas

Jade Sallow

Aún recuerdo el día en que se torció todo con Isaac, desde entonces solo se dignaba a hablarme para ir al instituto sin retrasarme tan solo una milésima de segundo, en fin. Tampoco es que me haga falta su presencia en mi vida.

Al llegar al instituto, me reuní con las chicas para calentar, pues hoy seria el gran día donde iniciaríamos finalmente el primer ensayo de las porristas.

Amy estaba impaciente, Teresa insegura y yo...sentía ambos sentimientos de mis amigas. Impaciente por saber si las demás nos aceptarían o estarían de acuerdo con que seamos menos populares que las mismas; insegura por no ser suficiente para las entrenadoras.

El arriesgarnos a intentar hacer una cosa nueva en nuestras vidas es sumamente aterrador. Nunca sabes cómo saldrá y ni si sale. Es decir, te puede pasar de todo en el intento de llegar a ese ansiado objetivo. Sin embargo, cuando lo consigues te da tanto miedo la realidad de esa vivencia que muchas veces acababa por rendirme . Pero hoy sería diferente, no estaría sola. Hoy seríamos todas luchando contra un mismo trofeo, el ansiado deseo de encajar y ser buenas integrantes en el grupo de las porristas.

Las veteranas iniciaron el entreno primero que nosotras, todas ya sabían hacer los saltos más difíciles de este deporte, se subían encima una de otras y diversos trucos más que no me digné a mirar por vergüenza a ser tan patosa.

En el momento en que Sam nos llamó a las novatas, sentí como todo el desayuno se subía por mi garganta. Pero, lo sujete allí mismo. ¿Te imaginas vomitar tan solo por un primer entrenamiento? La respuesta era evidente.

—Vamos chicas, haced la coreografía que os permitió entrar en el grupo —mencionó la capitana del equipo, Sam.

Todas las nuevas hicieron sus pasos inalcanzables para una persona como yo, y proseguimos nosotras a hacer nuestra coreografía mixta.

—Alto — paró la música Sam —. ¿Qué estáis haciendo?

—La coreografía —contestó Amy.

—No puede ser posible que hayáis entrado por esa coreografía —río la veterana Julia.

—¿Y por qué no? —siguió contestando mi amiga.

—¿No es obvio? Esto es un ensayo de porristas, no de ballet.

—Ah, ya veo. Entonces según tú, las porristas solo pueden hacer lo usual y común que aburre a todos los espectadores, ¿no?

Sam se acerco de forma amenazante, lo que hizo que la entrenadora se fijará en nuestra discusión tan repentina.

—¿Qué está pasando aquí? —separó a ambas.

—Entrenadora, ¿usted está a par de esta situación?

—Oh — hizo una mueca —, por supuesto. Decidí yo darles un lugar en el equipo.

Julia y Sam mostraron en sus esbeltas caras todas las palabras menos: estamos de acuerdo.

Y fue allí, donde supe que nuestro paso por el grupo de las porristas sería de todo menos fácil por culpa de las figuras más populares del instituto.

—Continuad chicas, lo estabais haciendo muy bien —nos miro la entrenadora.

Accedimos, y continuamos nuestra peculiar coreografía que nos brindo un puesto en las porristas.

Justo al terminar, todos nos aplaudieron y quedaron boquiabiertos.

Algunas soltaban miradas de asombro ante tal maravilla, aunque nosotras no entendíamos el porqué de tanta belleza en unos simples pasos.

Por un momento, elevé la mirada hacía los aposentos y allí estaba Isaac mirándonos seriamente y con una mirada que reflectaba su desaprobación ante mis decisiones. Si bien que, cuando Larissa me brindó su aprobación para mi nuevo hobbie se cansó de arrebatarme mi felicidad.

(...)

—¿Qué tal el primer entreno? —preguntó el estudiante del grupo.

—Bien...—hice énfasis en la e.

—No les mientas, ha sido horroroso — dispuso su cabeza en la mesa —, ¿no hay ningún modo de irnos del grupo?

—¡Ni en cien años lo haríamos Teresa! — se levantó de la silla —, no he estado días preparando una coreografía para que la desperdiciemos así. Hemos ganado el puesto, y no serán unas simples chicas populares que nos lo arrebatarán — nos miró a las tres  —. Contra nosotras, solo nuestras mentes. Por lo tanto, llegaremos a ser tan buenas o mejores que esas dos caras bonitas y cuerpos perfectos, ¿entendéis?

Ambas asentimos.

—Algo se me está escapando de mi  percepción , ¿quiénes son esas chicas populares? —cuestionó Kai.

—Sam y Julia, quienes si no...—mencionó la pelirroja.

—Oh... — suspiró el muchacho.

Kai estaba enamorado de Sam desde la preescolar. De hecho, Sam hasta iniciar el instituto era nuestra amiga. Mas, la popularidad le hizo elegir un bando. El de los fracasados o el de los ricos, ¿quién no elegiría el de los multimillonarios? Además, la misma era preciosa y tenía un cuerpo de sueño, y en el momento que le retiraron los aparatos para enderezar sus dientes...simplemente se tornó inalcanzable para chicos como Kai, aunque, en primaria fueron novios. Pero no nos engañemos, de pequeños todos tenemos pareja, en el instituto ya la cosa cambia un tanto..., se podría decir que es complicado para mi amigo de cabello rizado enamorar a una chica con tanto prestigio.

Sin embargo, Kai también es de los chicos más atractivos de nuestro curso. En su cuerpo predomina el color castaño, en el cabello, pestañas, piel y por supuesto sus ojos. Era una perfección en la paleta de los colores. Además, contaba con un cuerpo totalmente definido, todos queríamos saber su secreto porque el mismo era el más perezoso del grupo, sin embargo el que mejor forma física poseía. Mas, con lo que nos debemos de quedar con Kai es su mente. Con él, nunca te aburrirías o sufrirías momentos incómodos, porque siempre tiene alguna cosa para decirte, y por suerte no le escucharás hablar sobre temas normales y corrientes como los estudios o la comida biodegradable; conversarías acerca del inicio del mundo, la muerte y sobre cosas paranormales que desconocemos. Es una verdadera enciclopedia de lo desconocido, y es sumamente triste que solo lo pueda compartir con nosotros cuatro. No obstante, el día en que sea capaz de superar su amor por Sam y se interesé por otra persona, logrará lo que se proponga. Porque así es Miles, nunca se rinde.

Lo más triste era ver como él propio se auto engañaba con las posibilidades que tenía con Samantha, hasta que en el momento Ena que la misma le abofeteó en público...su mundo se derrumbo y no volvió a querer saber nada acerca de su amor platónico.

Aunque ya ves, no hace falta que una persona te quiera para que tú tengas sentimientos hacía ella. El amor no correspondido era el más doloroso...y uno de mis mejores amigos lo padecía hace años y ninguno lograba liberarle del hueco que había en su corazón. A Kai solo lo podría salvar una milagrosa persona que cuyo nombre de momento desconocemos, pero en el instante en que aparezca no podré estar más feliz por el chico de los rizos castaños.

—Yo encuentro que esas merecen una buena lección, y no hay mejores personas para ese puesto—continuó el chico de gafas.

—Concuerdo — admití —, en el momento que se encararon con nosotras temí por lo que podría haber sucedió, pero al ver que la entrenadora estaba de nuestra parte me llenó el alma de valentía. Haremos que desciendan de su pedestal—sin quererlo dije esas últimas palabras un poco más alto de lo común.

Amy me hizo una señal para que me girara y allí estaba Isaac.

—No se que quieres, pero no es el momento —giré mi cuerpo y noté como a Amy se le caían las babas por el chico que se encontraba detrás.

—Nunca lo es, pero no es contigo que quiero hablar — miró a mi amiga —, ¿vienes?

Lo siguiente que sucedió era aún mas inesperado que lo acontecido en las porristas, Amy accediendo a la petición del ojiazul y yéndose con el del comedor.

Nada podría salir bien ante esa decisión.


Amy Jara

Hacía semanas que hablaba con el hermanastro de mi amiga y sus intención conmigo eran simplemente placer, sin embargo tenía la intención de enamorarlo. No sería tarea fácil, pero tampoco imposible. Normalmente, cu8ando me propongo una cosa en la vida contigo lograrla, y esta no sería una excepción.

—Nunca lo es, pero no es contigo que quiero hablar — miró a Jade —, ¿vienes?

Vienes, vienes, vienes.

Por supuesto se repetía en sinfonía por mi mente, mas ninguna palabra salió por mi boca. Solo obtuve una reacción d e mi cuerpo involuntaria que hizo levantarme de mi aposento y seguir al chico de mis sueños.

Aún teníamos una clase después de comer, pero hacer pellas con Isaac era mil veces mejor que escuchar durante noventa minutos al profesor de filosofía.

Por primera vez en la vida me subía al carro del castaño. Jade siempre me había explicado que solo se subían las personas excepcionales en su vida, por lo tanto en ese instante mi ego subió al infinito. Reparé en el olor peculiar que tenía el automóvil, olía nada más y nada menos que a rosas. Era un tanto curioso, porque mi amiga no usaba ese tipo de perfumes y Isaac desprendía aroma de One milion. Realicé una vista rápida para ver si había alguna flor o un objeto que desprendiera ese olor y no ante mis ojos no aparecía nada, por lo que desistí de la búsqueda de ese particular y inigualable aroma floral

Antes de que pudiera decir nada o preguntar acerca de las rosas, llegamos al hogar de los hermanastros. Confieso que era el último  sitio que esperaba que me llevara el ojiazul, pero no me desagradaba ni un poquitín.

Nos sentamos en el sofá y me sirvió unas bebidas, estaba siendo realmente un caballero. Hablamos sobre cosas bastante comunes, hasta qué me preguntó acerca de las porristas y me entusiasme.

—He asistido a vuestro ensayo hoy, menudas rivales tenéis —río.

—No son nada comparado con nosotras tres —insinué.

—Espera, espera, ¿seguiréis en el grupo de las porristas?

—¡Por supuesto! Confieso que por momentos pensé que Jade se retiraría por miedo, pero ya has reparado que no —di un sorbo a la bebida.

Isaac en dos instantes me quitó el sujeta bebidas y me besó.

No podría ni describir con palabras del diccionario lo que sentí al percibir el calor que desprendían sus labios. Había ansiado este momento desde que tenia catorce años y por primera vez en la vida había cumplido mi mayor sueño.

Al ver que el moreno no se separaba de mis labios, coloqué mis manos alrededor de su cuello acariciando de este modo su cabello en una posición más cómoda.

Reparé como la cosa iban a más, pero ambos queríamos que así fuera.

Me levantó y hizo que me subiera a su tronco, para su de este modo me transportara entre besos a su habitación.

Y así fue, como en un instante mi sueño había sobrepasado todos los limites imaginarios, esto ya no se trataba de imaginación, era una leyenda real.


Félix Tons

—¿Habéis entendido alguna cosa?

Todos negaron y finalmente hallé una oportunidad para explicar mis miedos y inseguridades con mi físico.

—Chicos, necesito explicaros una cosa —suspiré.

—¿Estás bien? Tienes esa mirada...la triste —preguntó la pelirroja.

—No, de hecho ninguno lo sabe pero se lo puede imaginar perfectamente visto mi físico...

» Hace años que me siento increíblemente mal con mi cuerpo, sin embargo; cuando eres pequeño no lo tienes tanto en cuenta porque sabes que los niños son malos por naturaleza debido a la poca educación que sus padres les brindan. No obstante, cuando somos adolescentes ya lo percibes todo de otro modo y te afecta muchísimo más

El comentario de ayer de Isaac desencadeno un golpe de realidad que no pedí, aunque quizás lo necesitaba hace mucho tiempo. Tras mirarme mil y una veces al espejo me percate de la inmensidad de mis granos que parecen rocas, mi barriga no es tan pequeña como me gustaría y puedo substituirlo mis gafas perfectamente por lentillas de contacto.

Es por eso que, en unos días tendré una cita con el dermatólogo para que me pueda recetar un remedio para mi cara y la nutricionista para cambiar mi físico y conseguir aceptarme tal y como soy.

Quizás si no fuera por culpa de la sociedad yo me sentiría perfectamente bien con mi físico, sin embargo por culpa de unos cuantos tendré que cambiar mi cuerpo solo para ser aceptado en un mundo donde no se aceptan ni a ellos mismos.

Siendo haber cargado con el peso de mi vida en la espalda y no haberos dicho ni tan solo una palabra acerca de mis problemas...pero tenía miedo que eso generará burlas por vuestra parte; y simplemente no lo soportaría.

Justo al terminar de explicar mi mayor inseguridad obtuve un grandioso y reconfortante abrazo por parte de mis mejores amigos y todos me dijeron que estarían de mi lado siempre, tanto si quisiera cambiar mi físico como si quisiera seguir de la misma manera.

El problema, es que yo me veía bien hasta que todos los demás dijeron que no era así, y si quiero ser alguien durante todos estos años cambiaré y de este modo podré callar muchas bocas.


La muchacha de cabellera larga al llegar al lugar donde debería de estar aparcado el coche de Isaac y encontrarlo vacío, su cuerpo se tensó por saber que seguramente ya no sería la única en subirse a la reliquia del ojiazul.

Se percato también que por primera vez en la vida podría ir sola, y no le gustó para nada el sentimiento. En otra ocasión, quizás habría festejado el acontecimiento comiendo un buen marisco, no obstante; solo quería saber porque su hermanastro la había dejado plantada en la puerta del instituto.

Sin más remedio, se subió al autobús publicó que le dejaría en casa pasado quince minutos, lo que no sabía era que su mejor amiga estaba en la casa. No sol0 en la casa; cuando la ojiverde escuchó ruidos incomprensibles del piso de arriba, decidido cojear un cuchillo y subir lo más sigilosamente posible.

Al ver que el ruido provenía de la habitación de su compañero de piso, se abrumo, pues podría estarle haciendo daño a su mejor amiga y no podría soportarlo. Por lo tanto, cogió el cuchillo con firmeza y abrió la puerta de un golpe; lo que vio fue dos adolescentes dándose placer mutuamente.

Por alguna razón, la muchacha de estatura baja abandonó aquel lugar con lágrimas en los ojos.

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