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Noviembre🎂

Noviembre
La tan esperada mayoría de edad

Jade Sallow

Hace justamente hoy una semana qué recordé este día. Hoy, hace dieciocho años mi madre me trajo a este maravilloso mundo. Quizás en el mismísimo cielo, en ese instante no querría nacer o vivir, pero así sucedió y no estoy arrepentida de nada de lo que está relacionado con vivir.

Poco pensamos en lo que es realmente estar vivo. No es tan solo respirar, comer, reproducirse y envejecer como define la biología. Vivir significa tener que experimentar cosas inimaginables como tu primer día de instituto, cargar con una enfermedad sin cura, no tener recursos suficientes para sobrevivir día a día, o simplemente ser consciente de lo que conlleva despertarse cada mañana sabiendo que estás vivo, porqué en realidad... existen tantos motivos por los cuales en este instante podrías estar muerto, que realmente es una reliquia seguir en este mundo.

Y allí estaba yo en el hospital permitiendo al doctor que me retirara la escayola pensando al mismo tiempo sobre la vida.

—Ya estás lista Jade —habló el hombre con bata blanca como si de la nieve se tratase.

—¿Estoy libre de peligro entonces?

—¡Por supuesto! Puedes volver a los entrenos de las porristas en cuando desees.

—Que noticia tan maravillosa y exquisita, ¿no cree?

—Y tanto que si, sería un desperdicio que no lo fuera —sonrió y anotó alguna cosa en mi expediente médico—, vaya, pero si es tu cumpleaños —fijó su mirada en la mía.

—Si —suspiré—, dieciocho años.

—La tan esperada edad —mencionó—, muchas felicidades, y espero que mi regalo haya sido de tú agrado.

—Oh, no sabe usted cuanto —mire hacía mi pierna—, muchas gracias por todo doctor.

—Anda corre y ve a celebrar tu aniversario —sonrió—, espero no verte pronto.

—¡Lo mismo digo! —dije mientras cerraba la puerta del consultorio.

Mientras me dirigía a casa pensaba en lo curiosa que era la misma existencia.

En un momento estás enamorada, y en el otro no.

En un momento estás feliz, y en el otro no.

En un momento estás respirando, y en el otro no.

En un momento estás, y en el otro no.

Al menos hoy es mi día y nada ni mucho menos nadie podría fastidiarlo.

La enana del grupo no era consciente de que sus mejores amigos le estaban preparando unas cuantas actividades sorpresa. La misma, había planeado una merienda en casa, mas ellos sentían que no era suficiente plan para una cumpleañera de dieciocho años.

—¿Habrá salido ya del consultorio? —cuestionó el cuatro ojos.

—Tenía cita a las once de la mañana y visto la hora que es... —Kai miró su reloj—, evidentemente, ya ha salido.

—¿Entonces avanzamos con el plan, cierto? —añadió la pelirroja.

—Por supuesto, y Kai tú estás encargado de llamar a Amy —ordenó.

—Lo haré, pero por Jade, no porqué me lo órdenes tú —sacó la lengua de fuera—, ¿a las dos de la tarde era?

Los demás asintieron y Kai se hizo a un lado para llamar al miembro restante del grupo.

—¿Amy?

—La misma, ¿qué quieres?

—Primero que dejes de ser una idiota y segundo, que asistas al cumpleaños de Jade esta tarde.

—Mhm, ¿por qué lo haría?

—Porqué se perfectamente que si no lo haces te arrepentirás toda tu vida —aseguró—, además, son sus dieciocho años Amy, la mayoría de edad de tu mejor amiga.

—Argh, está bien lo haré —bufó fuertemente—, ¿a qué horas y dónde?

—A las dos de la tarde en su casa.

—Lo hará —dijo él chico de rizos tras guardar su móvil en el bolsillo.

—Nos vemos a las dos entonces —añadió la muchacha del grupo.

Y los tres se separaron y fueron en direcciones distintas.

La pelirroja siguió camino a la pastelería para encomendar una tarta. El cuatro ojos fue a comprar unas entradas especiales para esta tarde y por último, Kai tan solo se limitó en ir a su casa y dormir.

(...)

Los cuatro mosqueteros se encontraban delante de la puerta de la cumpleañera, sin saber exactamente como tocar a la puerta ya que temían ser recibidos con un gran banquete y que al final ellos tan solo decidieron cancelar dicha merienda. Mas, Amy que ya estaba harta de esperar la reacción por parte de los demás, tocó.

La cumpleañera al abrir la puerta se quedó boquiabierta ante la presencia de su mejor amiga, sin embargo tampoco le prestó mucha atención.

—Estás increíblemente guapa Jade —mencionó el cuatro ojos.

Y así era, la misma se había comprado una falda larga que le llegaba casi a los tobillos de color amarillo que le quedaba fenomenal, juntamente a un top negro que era descubierto en sus espaldas y se había recogido el pelo con un moño. Realmente, lucía como una cumpleañera puesto que para la muchacha, era raro arreglarse en exceso para cualquier ocasión.

—Gracias, vosotros también —admitió tímidamente—, pasen.

Los amigos entraron a su humilde hogar como si fuera el suyo y se aposentaron en el sofá.

—Antes que nada, quiero darles las gracias por estar aquí en esté día, incluida tú —miró a Amy y le sonrió como muestra de agradecimiento—, no sé en qué momento ocurrió, pero les agradezco profundamente que me hagan feliz día tras día sin tan solo darse cuenta. De verdad, espero que siempre podamos contar los unos con los otros por muy difícil que sea.

—Vaya, debería ser diecinueve de noviembre más de una vez al año —río Kai.

—¿Siempre tienes que fastidiar los momentos tiernos? —dijo la pelirroja con lágrimas en sus ojos.

—Desde la cuna hasta la tumba, hermana —añadió la alma perdida del grupo.

—Vengan aquí —incitó el cuatro ojos—, ¡abrazó colectivo!

Y allí estaban los cuatro, sin importar la belleza de ninguno, las manías o los enfados. Estaban abrazándose porque realmente así es una amistad; no importan las circunstancias ni mucho menos las distancias, que cuando uno de ellos necesitará a los demás, allí estarían para el resto.

—Vayamos a comer —dijo la cumpleañera con los ojos llorosos.

—Verás, acerca de eso... —añadió el cuatro ojos.

—¡Te hemos preparado una sorpresa! —saltó de alegría la pelirroja.

—¿¡Enserio!? —gritó entusiasmada.

—Muy enserio, te vamos a vendar los ojos —se acercó el muchacho de rizos y le vendó los ojos a su mejor amiga delicadamente—, y te llevaremos a un lugar que te encantará.

—Tan solo espero que no sea la piscina —acarició su cabello—, me ha llevado tres horas alisarme el cabello —realizó un puchero.

—Tranquila, no es nada de eso —añadió Kai.

Amy se abstuvo a escuchar la conversación pues los demás habían planeado el cumpleaños de su mejor amiga sin ella, y tan solo la llamaron para hacer presencia. En ese instante, la misma sintió tristeza por haberse distanciado de sus mejores amigos y estar tan solo con su chico.

Qué hablado de él, no estaba en casa y le hacía confusión. Mas, tampoco quería obsesionarse con ello ya que él tenía su vida y ella la suya... o eso pensaba su mente, su corazón era consciente de que ambos eran uno solo —que en realidad no era así—, pero, ¿cómo le explicas eso a una alma enamorada? No hay palabras ni ninguna manera física para poder hacerlo.

—Bien, ¿lista? —preguntó la pelirroja.

—He nacido lista.

Los muchachos agarraron de su mano y la dirigieron al lugar donde se festejaría el cumpleaños.

(...)

—Escucho demasiados ruidos, ¿es normal? —cuestionó la cumpleañera.

Ninguno respondió a la muchacha.

Pasado unos segundos la chica con pecas quitó la venda de los ojos de la enana dejando que descubriera el sitio donde se encontraban.

Ella, al ver que estaba en un lugar lleno de colores y de olores sensacionales, metales que llegaban hasta alturas que ella jamás podría alcanzar de ser por si y que justo a la entrada del parque de atracciones se encontrará su amado, puedo jurar que no se desmayó por la humillación que sentiría de que ocurriera esa acción.

—No se que decir... —miró en todas las direcciones mientras sonreía como una niña.

—¿Te gusta entonces? Es que nos parecía muy típico ir al campo a jugar o comer simplemente la merienda que habías preparado. Queríamos que fuera especial y...

—No hace falta que justifiques nada Félix —interrumpió—, sin duda que es el mejor plan de cumpleaños que he tenido y vivido jamás.

Miró una vez más a su amado y se pellizcó fuertemente el brazo derecho para comprobar si realmente estaba despierta. Así era, no era ninguna fantasía; era nada más y nada menos que la realidad.

Dylan se acercó a la ojiverde y le besó delicadamente los labios.

El primer beso.

En el momento en que eso ocurrió, el estómago de la muchacha sintió lo que todo corazón enamorado siente, bichos sin control en el. En cambio, su amado sintió un cosquilleo que recorría todo su cuerpo que le indicó que ella era la indicada.

Mas, el beso no duró más de cinco segundos porque ambos fueron interrumpidos por una voz gruesa y masculina.

—¿Qué cojones está pasando? —mencionó el moreno con un ramo de rosas en la mano.

—¡Isaac! —dijo la enamorada del chico.

—¿Me pueden explicar qué carajos hacían? —ignoró la pregunta de su chica—, necesito una explicación rápido —su cara empezaba a endurecerse y mostrar un color rojizo.

—Mhm, que yo sepa tan solo es mi cumpleaños, así que no sucedió nada —contestó la enana.

—Eso ya lo sé, ¿acaso crees que soy idiota Jade? —gruñó—, ¿para quien serían estas flores si no?

—¿A mi me lo preguntas? Como si alguien pudiera controlar o entender tus malditas acciones.

—¿Por qué mierdas se besaron? —volvió al asunto principal.

—Porqué queremos y podemos. Márchate ya —la enana miro a su enamorado.

—Y porque nos gustamos, y lo mejor sea que hagas caso a tu hermana —añadió el muchacho.

El hermanastro de Jade al escuchar la contestación de los enamorados no reaccionó de ningún modo. Tan solo dejo caer el ramo de rosas, sonrió y se marchó por donde había venido, dejando a su amada con la palabra en la boca y a los demás anonadados por lo acontecido recientemente.

—¿Qué acaba de suceder? —cuestionó la pelirroja.

—No tengo ni idea —susurró Félix.

—En fin, decepcionante —habló la cumpleañera—, ignoremos este incidente. ¿Entramos?

Todos asintieron y Amy tan solo se limitó a seguir al grupo.

Realmente, nadie sabía que acababa de pasar.

Y la chica enamorada de Isaac, entendía que el ramo de rosas fuera para su hermanastra visto que era su cumpleaños, mas no entendía la reacción de este delante del beso de los chicos. ¿Qué hay de malo en besar a la persona que te gusta? Además, el chico que besó a su hermanastra es su mejor amigo, es decir no es ningún tipo de desconocido, sino que Isaac llevaba conociendo al moreno meses y sabía perfectamente que el nunca haría daño a la pequeña de la familia; entonces, ¿por qué reaccionó tan desagradablemente?

Ni mis capacidades de narradora ahora mismo podrían contestar a esa pregunta, tan solo limitémonos en celebrar el cumpleaños de la ojiverde.

La tarde transcurrió entre risas, atracciones sin fin y comida en la basura debido al estómago sensible de los muchachos. Después de unas largas horas, por la noche volvieron a casa de la cumpleañera donde soplaron las velas junto a su madre y su padrastro vía videollamada y se llenaron la tripa de tarta de chocolate, la favorita de la chica.

Mike le preguntó una y otra vez a su hija donde estaba su hijo, ella se limitó a contestar un sincero: no lo sé, y siguieron festejando durante horas, hasta que cayó la noche y cada invitado se marchó a su humilde hogar tranquilamente.

Mientras tanto, antes de dormirse, la ojiverde se cuestionó la actitud de su hermanastro, sin hallar respuesta para ello por mucho que quisiera hacerlo.

Isaac era un total enigma para la muchacha.

Incluso lo es para mí.

Justo antes de caer en un sueño profundo, recordó el momento en que por primera vez sus húmedos y carnosos labios tocaron una milésima de segundos los de su enamorado,


Amy Jara

—¡Isaac!

Nada, no obtuve ningún tipo de mirada o reacción por parte de él.

Dejó caer el ramo de rosas después de discutir con su hermanastra y su mejor amigo y se largó.

Por mucho que quisiera seguirlo, no sería capaz de escabullirme del cumpleaños de mi mejor amiga.

Si algo he hecho mal durante estás últimas semanas, es dejar toda mi vida por él. Soy consciente de ello, mas Isaac me hace tan feliz... que simplemente no soy capaz de controlar mis hormonas en lo relacionado a él.

En cuanto se terminé el cumpleaños, lo buscaré.

(...)

A llegado al buzón de voz...

Ya era la séptima vez que lo llamaba y no obtenía ninguna contestación.

Lo intenté también con los mensajes, pero ni le llegaban.

Por lo que deduce que estaría apagado.

Sin más ideas en la mente para descubrir su paradero, decidí ir a mi humilde hogar para poder descansar después de la jornada tan intensa del día de hoy.

Mientras caminaba dando golpecitos en una minúscula piedra, intentaba revelar la actitud de mi amado tan profundamente rara. Intentaba llegar al motivo de la discusión, y cuando parecía que lo había encontrado se desvanecía como si de la nieve se tratase. Podría ser para proteger a su hermanastra, pero Dylan jamás le haría daño porqué es completamente consciente de los problemas que podría tener con su mejor amigo. También, podría ser que supiera que Dylan en realidad no quiere nada con Jade y por eso enfureció... no, no puede ser. Si fuera eso, le hubiera dado una paliza allí mismo y se limitó a marcharse tras escuchar que se empezaban a gustar. ¿Serían celos? Tampoco tendría mucho sentido ya que él está enamorado de mi y yo lo amo con todo mi ser... ¿Entonces, qué?

(...)

—¿Donde estabas? —preguntó madre justo al entrar en casa.

—En la calle.

—En qué sitio, me refiero.

—En el cumpleaños de Jade, hoy cumple dieciocho años mamá.

—¿Y por eso has faltado a tu clase de francés?

—Mamá... —bufé internamente.

—No, no justifiques tu comportamiento —se levantó del sofá—, ¿sabes cuánto pagamos por tus clases de lenguas, instrumentos y demás?

—Si, pero eso no implica que...

—¡Un dineral! —interrumpió—, nos sale más caro los extra escolares que el propio instituto. Por lo tanto Amy Jara, tu deber es cumplir con tus obligaciones —entrelazó sus brazos—, a partir de hoy no saldrás de casa sin mi permiso.

—¡Ya soy mayor para este tipo de cosas mamá! ¡Yo no os pedí nada de clases extras y me obligáis a asistirlas!

—Algún día nos lo agradecerás niñata desagradecida —se sentó en el sofá—, ahora a tú cama que mañana tienes una clase de violonchelo a las ocho de la mañana.

Y como de costumbre, en lugar de exprimir realmente mis sentimientos los ahogo con lágrimas mientras me acuesto.

No había manera de cambiar mi vida, la única huida que encontraba en mi existencia de mierda era el amor del moreno.

Si el supiera que en realidad es una de las mayores razones por las cuales quiero levantarme por la mañana. Si el supiera que estoy llorando en estos instantes me secaría las lágrimas y me mimaría con caricias. Si el supiera que odio a mis padres, se cuestionaría el porqué aún vivo en casa siendo mayor de edad. Si el supiera que empiezo a estar enamorada por él.... si el supiera... si el... si...

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