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Diciembre☔️

Diciembre
Una serie de eventos desafortunados


Jade Sallow

Hoy es el décimo día con dieciocho años. Cuando los cumplí, pensaba que las cosas en mi vida cambiarían drásticamente al ser una mujer adulta. Pero, resulta que no es así. Simplemente has crecido un año más, no una década. Lo que implica tener la mayoría de edad es que si cometes algún delito puedes ir a la cárcel, tus padres ya no tienen porque mantenerte y ahora eres tú misma quien resuelve todos los papeleos y va al médico solitariamente. Está claro que poder entrar finalmente en cualquier discoteca legalmente es algo que debería de hacerme mínimamente feliz, mas no es el caso.

Por alguna razón, desde que Isaac se marchó no logro sentir ningún tipo de felicidad.

Es obvio qué tengo todos los motivos para serlo; mi relación con Dylan va perfectamente bien y nuestras citas son increíblemente únicas, mi amistad con Amy mejoró exponencialmente tras mi cumpleaños y en el grupo de las porristas todo es genial.

Sin embargo, la presencia del odioso de Isaac me hace falta, y es un acontecimiento que jamás pensé qué ocurriría.

Al llegar a casa y ver qué su coche no estaba me extrañé, mas no le di mucha importancia hasta encontrarme sin querer con su habitación. No tenía ni la menor intención de acceder a ella, porqué básicamente soy consciente de lo que sucedería si él se llegará a enterar. Pero ese lugar se trataba de un agujero negro que me estaba atrayendo hacía el como si fuera una luciérnaga. Al percatarme de que su armario estaba vacío... supe que se había marchado.

En cuestión de segundos llamé a Amy para saber sí por alguna casualidad estaba en su casa, mas la respuesta fue negativa. No contacté con nadie más porque era consciente de que Isaac tan solo estaría en casa de mi mejor amiga, y si no lo estaba era porqué...

Se marchó.

En realidad, el primer y el segundo día no me afectó para nada la ausencia de su presencia, no tenía porqué justificar mis salidas, mi relación con Dylan y Amy casualmente nos prestaba más atención de lo normal. Por lo tanto, eran todo puntos positivos en su marcha. No obstante, al pasar la primera semana un hueco en mi corazón se hizo notorio. Extrañaba que me provocara prisas por la mañana para irnos al instituto, tenía la necesidad de escucharlo discutir conmigo por cosas absurdas, me hacía falta ver su mirada asesina mientras entrenaba con las demás chicas... mas sobretodo lo echaba de menos a él.

Quizás todo lo que he mencionado son elementos que lo complementan a él, pero no es así. Él en realidad es protector; ya que no falta a ninguno de mis entremos para asegurarse de que estoy a salvo, es perfeccionista y controlador en todo lo relacionado conmigo, sí, mas quiero creer que eso es debido al amor de hermanos que se generó en este último año... y por último, es tan único qué en cuanto se marchó supe que lo hizo por mi relación con Dylan, y quizás ese acto era un grito de desesperación; puesto que él piensa que Dylan me puede hacer daño de alguna manera. En fin, Isaac tan solo es Isaac.

El ojiazul tiene el poder de sacarme de quicio en el momento que me despierto hasta que me acuesto, mas no era consciente de lo mucho que necesito a ese testarudo realmente en mi vida.

No sabemos lo que significa una persona en nuestra vida hasta que la misma no está en ella, ¿no?

Quizás necesitaba que se fuera para saber lo mucho que lo necesito en mi vida... y lo quiero, lo quiero tanto que...

Puede ser que él ni me eche en falta o no se acuerde de mi, sin embargo yo...

Lo peor de todo, es qué por mucho que intente no pensar en él, mientras más lo evito más lo atrae mi mente. Y por si fuera poco, intento contactar con él todos los días y no obtengo ni la más mínima señal de supervivencia. Se qué está vivo, es decir tiene que estarlo. Cuando algo malo sucede las noticias corren deprisa, ¿no? Entonces, eso tan solo significaba que él estaba aún en este mundo. Tal vez, cuando él se sienta preparado regresé a su hogar...

Pero, ¿y sí nunca vuelve a estar preparado?

Ya es mayor, puede vivir y estudiar donde quiera sin dar justificaciones a nadie...

Realmente, ¿lo haría?

¿Dejaría a Amy? ¿A Dylan? ¿Al equipo? ¿Al instituto? ¿A Pulana? ¡¿A mi?!

Y desgraciadamente, tocó el timbre dando inicio a otro día lectivo nada divertido.

Amy Jara

Los días sin Isaac tan solo son días que no valen la pena vivir.

Desde que se fue madre está relativamente pesada con mi falta de atención; Amy que si esto, Amy préstale atención a la partitura, ¡Amy llega puntual a la clase de francés!

¡Amy, Amy, Amy!

Intenté hablar con padre, pero ambos sabemos que no serviría de nada competir con ella, cuando alguna cosa se le penetra en la cabeza, no hay manera de razonar con esa mujer.

Antes aún podía soportar las exigencias de mi progenitora, pero ahora... en estos instantes no tengo motivos por los cuales querer asistir a clases y irme rápido, no tengo una voz en mi cabeza que me susurra: aguanta un poco más, dentro de un rato estarás con él. ¡Ni se dónde carajos está él!

¿Cómo puede esperar mamá qué presté atención a nada si lo único en lo que puedo pensar es en Isaac?

Últimamente no duermo, porqué en cuanto cierro los ojos mi mente me envía imágenes donde mi amado corre peligro. Si estoy distraída, por algún motivo regreso a la realidad... esa en la cual él no está presenté.

¿Y sí Isaac ya no está aquí?

Es decir, no dejó ningún tipo de nota al marcharse, su móvil está siempre apagado y no recibimos ninguna noticia suya desde hace semana y media.

Jade me repite a diario que Isaac estará bien y que dentro de nada lo veremos rondando por los pasillos del instituto. Y realmente, quiero creerla. Tengo la necesidad de confiar en sus instintos. Mas..., ¿por qué no dejó de temerme lo peor?

¡Podría estar muerto y yo soy la única que se preocupa!

Su huída me ha abierto los ojos en muchos sentidos. Primeramente que lo amó, realmente lo amó. Antes creía que lo amaba, pero ahora sé que es así. ¿Qué por qué? Bien, porqué en estos precisos momentos debería de odiarlo y lo único que necesito es oír su respiración relajada, sentir su aroma floral y escuchar su carcajada por muy efímera que sea. Lo necesito a él, mas sobretodo deseo saber que está a salvo y qué volverá cuando esté preparado. Seguidamente, a activado un lado en mi que desconocía; la preocupación constante. Ahora se que sienten mis padres cuando no aparezco en casa durante horas, o días. Es el instinto maternal, si bien que, en mi caso es el instinto de protección. Tan solo me gustaría recibir un mensaje suyo que dijera: estoy vivo. Con eso, sería suficiente. Y por culpa de esa preocupación, no puedo dormir, ni estar concentrada en nada... en fin. Y por último, su ida me ha juntado otra vez a mis amigos. No sé porqué los aleje de mi o viceversa, ende sé que los necesito más que nunca y ellos hacen lo inimaginable por sacarme una sonrisa. Por lo tanto, me ha devuelto los pilares que me mantienen viva a diario y yo ni me había dado cuenta de ello.

Sin embargo, todos esos motivos desearía decírselo a él.

Es más, lo hice.

Amy:
¿Dónde estás?
Enviado el diecinueve de noviembre a las 22:30.

Amy:
Hace más de dos días que no das señales de vida, ¿por qué me haces esto?
Enviado el veintiuno de noviembre a las 21:30.

Amy:
¿Sabes? Te quiero. Por favor, regresa.
Enviado el veintidós de noviembre a las 4:23.

Amy:
Gracias a tu huida me he vuelto a juntar más con Jade y los demás. Te lo agradeceré toda la vida, no sé ni porqué me alejé de ellos en primer lugar.
Ah, te quiero.
Enviado el veinticuatro de noviembre a las 18:06.

Amy:
Las cosas en casa no van bien... nada va bien sin ti.
Vuelve, por favor...
Enviado el veintiséis de noviembre a las 15:55.

Amy:
Diez días, diez días de sufrimiento y desesperación. Ojalá estos mensajes los veas en algún momento de tu larga y corta vida.
Enviado el veintiocho de noviembre a las 19:19.

Eso es tan solo un cuarto de mensajes que pueden haber en su buzón.

Si tan solo apareciera el miserable: entregado...

Hablando de entregado..., ¡maldita sea, acaba de sonar el timbre y no me ha dado tiempo de pedir las tareas prestadas a nadie! ¡Es tú culpa Isaac!


La jornada en el instituto Marshall iba curiosamente bien. Los integrantes del grupo ingresaron a tiempo a todas las aulas y prestaron atención; suceso que ocurre solo una vez en la vida.

Sin embargo, dicen por ahí que cuando algo empieza bien, termina terriblemente mal; y hoy no era la excepción.

Los cinco mosqueteros aparecieron con mucho entusiasmo al comedor para poder saciar los ruidos de sus tripas. Prosiguieron a hacer la típica cola donde se espera el turno de solicitar la comida, y mientras iban hablando de los exámenes que se avecinaban antes de las vacaciones de navidad.

Los muchachos de camino a su mesa, sintieron un montón de carcajadas a su alrededor. Se miraron entre ellos, y al ver que uno de sus miembros estaba en él suelo tan solo pudieron limitarse ha mirar a los demás adolescentes con fastidio y odio.

Alguien había hecho una rastrera a Félix, y el chico que aún tenía granos en la cara ahora también tenía sopa caliente por la ropa, ensalada en el pelo y salsa de macarrones en la cara.

Ninguno de los presentes supo descifrar quién había comediros tremenda maldad, mas por las risas incontrolables de la mesa de los populares intuyeron que quizás podrían haber sido ellos.

El cuatro ojos, podría haberse quedado y luchado delante de esa humillación, pero cuando eres débil no eres ni capaz de levantarte del suelo.

Kai y Teresa lo levantaron en cuanto lograron reaccionar delante del accidente, y lo teletransportaron lejos de allí. Mientras él castaño limpiaba a su mejor amigo en el baño, la pelirroja volvió al comedor y hizo lo que nadie más se esperaba.

Se colocó encima de la mesa principal, y habló.

—¡Sois todos escoria! ¡¿Os hace gracia qué un compañero vuestro se caiga y se ensucié de comida?! ¡Habría que ver vuestras fotos de bebés para saber que a todos les ha ocurrido esté tipo de accidentes en algún momento de nuestras vidas! Tiene gracia que los que más se ríen son los que más defectos y problemas traen al instituto —miró en dirección de la mesa de los populares—. Humillar públicamente a alguien no es agradable, ¿os gustaría que fuerais vosotros en lugar de mi mejor amigo? ¿no, verdad? ¡Entonces no os riáis de él porqué podríais ser cualquier uno de vosotros!

Sus mejores amigos que estaban justo a su lado, sintieron un enorme orgullo por la chica. Todos los demás alumnos, sé quedaron callados y cabizbajos. Excepto, la mesa de los populares que tan solo se limitaron a mirar con fastidio a Teresa.

La pelirroja ese día se percató de un acontecimiento, debía defender a los alumnos más débiles y apoyarlos delante de situaciones como la que acababa de ocurrir. Aún no sabía cómo lo haría, mas en cuanto está chica se propone una cosa, la cumple sin pensarlo dos veces.

Por otro lado, el eslabón más débil del grupo se encontraba llorando sin control en el baño de los chicos.

Es obvio qué, su mejor amigo intentaba animarle de todas las formas posibles, si bien eran todas en vano. Le había retirado todo el rastro de comida, había ido a su taquilla a buscar ropa que tenía de deporte y ahora se encontraba de la peor manera que se puede encontrar en estas situaciones; lo estaba mirando con lástima.

Kai no entendía porqué los adolescentes son tan sumamente desagradables y engreídos. Tan solo buscan la manera de sobresalir delante de los demás, sin importar los daños que hagas durante el camino.

Un filosófico cuyo nombre no recuerdo, dijo una vez que no importaba el camino hasta llegar a tu fin. Es decir; no importa los daños, tragedias o delitos que cometas si con ello consigues ser el hombre más rico del mundo, el mejor jugador o simplemente ser popular en el caso de un instituto.

Kai es obvio que, rehusaba la manera de pensar de estos filosóficos que no son para nada de su siglo. No puede ser cierto que, si matas a una persona estarás feliz con el fin de conseguir dinero. Tampoco le haría mejor persona arruinar carreras de gente ajena si con eso se podría alzar él, y mucho menos creía que humillar a alguien públicamente le haría mejor alumno o más popular, no. Eso, solo podría causar problemas a gente que no se lo merece ni lo más mínimo. Mas, vivimos en una sociedad que muchas veces piensa como dicho filósofo, si bien erróneo.

El castaño pensaba qué el querer sobresalir causando daños irreparables para poder llegar a ese fin, es tan solo la manera de vivir de los débiles. Una persona fuerte y con determinación jamás arruinaría la vida de nadie para poder ser mejor. El individuo en cuestión es consciente de sus capacidades y valores, lo que le hace único en una sociedad donde buscan todos la monotonía. Dicho esto, su mejor amigo era la excepción. Pues podría estar allí en medio del comedor gritando a todo el mundo, mas se limitó a asumir la humillación y ahora se encontraba entre aseos llorando.

Y este acontecimiento no le hace ser débil, lo hace ser fuerte.

Porqué, una persona que busca hacer daño a los demás tan solo para hacerse notar y obtener un fin equivocado, no pasa de alguien miserable y sin principios.

Mientras el castaño pensaba en lo valiente que era su mejor amigo, el mismo sabía que no era así.

Sus demonios personales le estaban hablando más que nunca.

¿Por qué tienes granos en la cara? ¿Por qué no dejas de comer de una puta vez? ¿Por qué no usas unas miserable lentillas por una vez en la vida? ¿Por qué no te levantaste del suelo?

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Y por mucho que quisiera luchar con sus propios diablos, no podía hacer nada más que soltar lágrimas sin control provenientes de sus lagrimales. Esa, era la manera de exprimir lo cuanto le dolía ser así; débil y feo.

Curioso, ¿verdad?

El mejor amigo del cuatro ojos piensa que él es tan fuerte que podría conseguir lo que se propusiera sin hacer daños por el camino, mientras que Félix estaba combatiendo una batalla personal que no era para nada fácil, y ende se creía débil y horroroso.

Luchar contra los demonios no era fácil...

Pero las voces positivas del muchacho tan solo le brindaron más fuerzas para que no se rindiera, no tan pronto.

Teresa Blythe

Después de pensarlo exhaustivamente, he logrado encontrar la manera de defender y ayudar a las personas más débiles del instituto.

En este preciso momento, me encontraba delante de la puerta del director para comunicarle mi idea.

—¡Entre! —dijo el barbudo cuando toque a la puerta.

—No quería importunarle —hablé mientras me sentaba—, quería pedirle un favor.

—La escuchó.

—Para empezar no creo que esté al corriente de los problemas que existen en nuestro instituto —suspiré.

» Hay una gran cantidad de alumnos que humillan públicamente a los demás, se burlan, acosan... en general, en nuestra querida segunda casa existe el temido Bullying.

Para evitar dicho problema, quería iniciar una asociación en el instituto donde las víctimas pudieran hablar de sus problemas, y los agresores contarán con un servicio de psicólogos para indagar sobre las posibles causas de sus comportamientos tan graves. El mismo en cuestión no es libre de sanciones, mas es necesario ayudarles con sus infiernos personales.

Así mismo, abriré un blog para compartir los problemas del instituto, como agresiones, problemas personales, orientación sexual... de todo. El objetivo de este, es que los alumnos puedan comentar anónimamente sus preocupaciones y que un profesional en estos ámbitos les pueda ayudar, ya sea de forma presencial o vía internet. Yo, como fundadora haré artículos semanales sobre estos dichos fallos en nuestra sociedad escolar.

—Blythe, ¡es una idea increíble! —sonrió orgulloso—, todos los profesores y yo mismo sabíamos los problemas que habían en el instituto, pero ninguno sabía cómo encontrar soluciones y tú lo has hecho de la mejor manera posible. Donde no solo la víctima pueda ser escuchada sino que también el agresor. La idea del blog es única y ayudará a mejorar el instituto. ¡Muchísimas gracias por salvar nuestra pequeña y gran comunidad!

—Gracias a usted, director —sonreí triunfalmente—. De esta forma seremos un instituto seguro y los alumnos se sentirán de esa forma.

—Esa es la idea —se levantó y estiró la mano para que la estrechara.

—Un placer —estreche su mano y salí del despacho.

¡Lo conseguí! ¡Aporté mi pequeño grano de arena para mejorar la sociedad en la que vivimos!

Ahora, gente como Félix tendrá la ayuda de profesionales y contará con más apoyo de eslálones débiles como él, que sin pretenderlo se fortalecerán unos a otros. Asimismo, los alumnos como Samantha que se encargan de fastidiar la vida de alumnas, también podrán hablar abiertamente de sus problemas personales encontrando una manera de solucionarlos.

Siempre hay un motivo por el cual actuamos de mala manera y sin pensar. Estoy cien por cien segura que Samantha no es mala chica, sino que en estos precisos momentos no tiene la conducta adecuada que le permite ser una persona agradable.

Por ende, gracias a la asociación y al blog, se podrá mejorar la vida de innumerables alumnos que necesitan ser felices en un mundo donde todos solemos estar tristes.

La felicidad de hoy, puede ser el triunfo de mañana.

Y hoy, no podría estar más feliz por conseguir hacer sonreír a mis amigos con mi gran noticia.

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