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—¿POR QUE DEMONIOS ESTÁS VESTIDA ASÍ?—pregunto Sirius al ver a su mejor amigo salir del cuarto de baño.

Lydia se miró a si misma a través del espejo, observando cómo su cabello estaba recogido en una trenza, sus botas negras, pantalon oscuro, blusa gris oscuro y chaqueta de cuero: —¿Que tiene?, vinimos a una misión, no a ser turistas.

—Lo se, pero recuerda que Dumbledore dijo que seamos discretos, y eso...—señalo de pies a cabeza el atuendo de la rubia—En definitiva no es discreto, luces como si estuvieras a punto de robar un banco—Sirius únicamente vestía unos jeans azules y una camisa casual color blanco.

—Eso no es cierto, luzco como cualquier chica amante del rock.

—Si tu lo dices.

Ambos habían llegado recientemente hace un par de horas a Italia, ni siquiera tuvieron tiempo de dar una pequeña vuelta por la ciudad antes de que caiga la noche ya que estaban absolutamente cansados por el viaje, Dumbledore insistió a todos los que iban a viajar que era mas seguro que viajaran por avión, ya que al ser un lugar exclusivamente por muggles, ningún mortifago iba a estar por allí.

Por otro lado, la única manera de llegar a otro país usando magia era por las chimeneas, las cuales conectaban cada uno de los ministerios de magia, y en Londres, la mayoría de los mortifagos trabajaban en el ministerio, más de uno los iba a ver usando la chimenea de viajes internacionales. 

Cuando Lydia y Sirius llegaron a Italia fueron de inmediato a su hotel muggle en el cual habían reservado habitación, casi se vomitaban cuando el secretario les pidió perdón ya que su compañera no le había informado que las dos personas que llegarían ese fin de semana era un matrimonio que iba a disfrutar su luna de miel, por lo que les asignó una habitación con dos camas, les ofreció repetidas veces una disculpa sin dejarlos hablar y de inmediato les entregó una llave para una habitación con una sola cama. 

Tuvieron que gritarle al chico que se callara para aclarar la situación, de que no son un matrimonio en luna de miel y explicaron que estaban allí por motivos de trabajo, incluso Lydia mostró sus anillos de matrimonio y le dijo al chico que estaba casada con el hermano de Sirius. 

En vez de que el chico se disculpará por el malentendido, le quiso dar una plática a Lydia sobre que serle infiel a su esposo con su cuñado estaba muy mal.

Sirius harto de estar teniendo esa conversación, tomó la primera llave que les habían entregado con una mano y la otra la colocó en la espalda de Lydia motivandola a caminar hacia el elevador, dejando con el chico con la palabra en la boca. 

—¿Nos vamos?—pregunto Sirius al mismo tiempo que se paraba de la cama—Ya son las ocho en punto. 

—Un momento.

Lydia se acercó hacia su maleta, de la cual sacó cinco navajas de diferente tamaño, grosor y punta, Sirius abrió los ojos como platos mientras daba un paso hacia atrás claramente asustado, observó como su mejor amiga abría su chaqueta y de cada lado guardaba dos navajas en unos pequeños bolsillos internos, mientras la navaja restante la escondía en su bota derecha.

—Listo—la rubia cerró su maleta y se dio la media vuelta para mirar a Sirius con una pequeña sonrisa, frunció el ceño confundida al ver al azabache recargado contra la pared, mirándola con terror—¿Estas bien?

—¡No te me acerques!—exclamo Sirius cuando vio como la rubia dio unos pasos hacia el—¡¿Acaso planeas matarme?! ¡¿Por eso aceptaste venir a la misión conmigo, cierto?! ¡Lydia ya te pedí perdón muchas veces! ¡no merezco morir de una forma tan cruel!

—Sirius, no vine aquí para asesinarte—dijo la rubia platinada intentando contener su risa.

—¡¿Entonces por qué traes navajas?! ¡¿Cual es tu plan?! ¡¿Cortar mi garganta mientras duermo?!

—Sirius, si quisiera asesinarte ya lo habría hecho—Lydia se cruzó de brazos con una pequeña sonrisa—Cuando llevamos te hice un sandwich, en el cual le pude haber puesto algún veneno, luego te quedaste dormido por casi dos horas, pude aprovechar para degollarte. 

—Entonces..., si no planeas asesinarme, ¿por qué traes navajas?—pregunto el chico relajándose un poco. 

Lydia rió acercándose a el: —Porque las usaré como armas, he aprendido a lanzarlas mientras tiro alguna maldición, es algo realmente útil cuando estás peleando tú sola contra dos personas, mientras que a uno lo atacas con hechizos, al otro con navajas. 

Sirius la miró con el ceño fruncido con algo de duda, por lo que Lydia solo rodó los ojos y con movimiento demasiado rápido y ágil tomó una de las navajas para lanzarla hacia atrás sin siquiera darse la media vuelta, aquella navaja quedó incrustada en un cuadro, justamente en medio de los ojos de la persona que se encontraba pintada en aquel cuadro. 

—Ok...—Sirius murmuró sorprendido—Me la pensaré dos veces antes de hacerte enojar.

La rubia soltó una pequeña risita y con su cabeza apuntó hacia la puerta: —Vámonos, tenemos gente que reclutar.

━Nota de la autora:

Holi!!!

Lydia dijo: no mas niñita buena.

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kisses <3