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la belleza en sus diversas formas.

otro cálido 18 de septiembre llegaba, y con él, un apuesto australiano de un metro setenta y ocho, cargando un ramo de quince rosas en sus brazos.

el por qué de las rosas se deberán preguntar, pero eso no es tan importante como el para quién son las rosas.

bueno, las rosas eran para su amado novio, lee minho, un joven coreano de piel pálida y ojos cafés, de baja estatura y con un muy mal genio que lo traía locamente enamorado. si bien ese día no se cumplía ninguna fecha especial para la pareja, el australiano había considerado que era un excelente día para sorprender a su novio con un detalle como aquel.

minho amaba coleccionar flores y hojas secas en el otoño, de hecho, la tarde anterior lo vio llegar con cientos de hojas secas que fue juntando de camino a su casa sólo porque le gustaba su color o porque le parecían lindas, ¿y qué mejor que coleccione también los pétalos secos de las flores que llevaba en brazos en esos momentos?

así que ahí estaba él, christopher bang, un adulto enamorado de un pequeño adolescente rebelde que buscaba su propio camino en la vida después del bachillerato. dejando su trabajo a la hora del almuerzo de sus compañeros él prefirió salir a estirar las piernas, encontrándose con el puesto de flores ambulante que ocasionalmente pasaba frente a su edificio de trabajo, que cargaba con unas llamativas flores de hermosos colores considerando la época del año en el que se encontraban.

aquellas rosas rojas lo habían dejado embelesado, e instintivamente el recuerdo de minho y su sonrisa juguetona llegó a su mente. rápidamente se acercó al vendedor y le pidió todas aquellas flores, decidiendo que iría a ver a su amado, aunque sea quince minutos, sólo para darle aquellas rosas que tanto le gustaron.

mi minhonnie, ¿cómo reaccionarás al verme? ¿me extrañas tanto como yo a ti?

y con aquello en mente, finalmente subió a su auto y emprendió el viaje hasta el departamento del menor. quien seguramente recién se estaba levantando a desayunar, puesto que aún no recibía ningún mensaje por su parte. si bien siempre era él quien enviaba los buenos días primero, de vez en cuando su novio lo sorprendía saludandolo primero, aunque luego se volviera a dormir.

en la radio sonaba go crazy! de su grupo favorito: 2pm, logrando aumentar su buen humor, y es que si había que enumerar, christopher tenía muchas razones para considerar que estaba teniendo un excelente día.

primero, aquella mañana no tuvo que llegar tarde por demorarse en el tránsito.

segundo, el frío no estaba azotandolo como normalmente pasaba, puesto que hacían algunos grados más aquel día, lo que le resultó muy bueno siendo que él odiaba el frío.

tercero, en su trabajo le habían confirmado que a partir de la próxima semana tendría un mejor horario laboral, si bien lo único de bueno era que saldría más temprano (lo que significaba que él tendría que entrar a trabajar antes de que amanezca), de ésa manera él podría reunirse con minho por las tardes.

cuarto, las rosas que tenía actualmente en el asiento del copiloto eran las más lindas que había visto jamás, convenientemente, su novio igual.

y quinto, mientras estaba de camino a ver a su tan adorado novio, en la radio sonaba su grupo favorito con una de las canciones que mejor le podían sentar en el momento.

pensar en todas esas razones, juntas, habían logrado hacer que una sonrisa se posara en sus labios, importandole poco el tránsito lento que tenía por delante.

roses for my beloved.



las doce con veintisiete minutos marcaban en el reloj de su mesa de luz, minho apenas abría los ojos después de pasarse toda la noche estudiando para poder dar un examen de admisión ese mismo día por la tarde.

mentiría si dijera que no tenía ganas de abandonar todo y sólo seguir durmiendo toda la vida. porque, vamos, ¿qué tan necesario es otro veterinario en el mundo? hay cientos de ellos, uno más o uno menos no harían la diferencia.

con eso mismo en mente, se sentó lentamente en la cama, con un largo bostezo saliendo de sí y con él un poco de su alma. estaba verdaderamente cansado de todo aquello, dormir tarde por quedarse estudiando, comer mal todos los días por el poco tiempo que le quedaba entre cada una de sus actividades, el tiempo que perdía él en estudiar por estar cubriendo sus horas de clases particulares a otros alumnos de secundaria que necesitaban su ayuda en otras materias, buscar trabajo en las cercanías de su departamento para que sus padres sepan que tiene una entrada de dinero políticamente correcta y que no era un mantenido por su novio mayor, y para variar, las visitas ya no tan regulares de su novio.

finalmente se levantó, yendo a paso lento hasta el baño para darse una ducha con agua fría para espabilar de una buena vez, dando por sentado que su día había empezado ya, y que incluso, estaba atrasado. su primera clase particular del día empezaba en una hora, y él apenas se estaba levantando.

comenzó a hacer una lista mental de cosas que debía hacer a lo largo del día.
empezando por bañarse rápidamente, desayunar y luego limpiar su hogar. no podía recibir a nadie en aquel desastre que tenía en la sala.

una vez vestido con un jean estilo 'baggy', de esos que se usaban y minho cuestionaba el por qué, y una camiseta térmica negra en la parte de arriba, para abrigarlo medianamente del frío que hacía dentro de su departamento, procedió a dejar que su cabello se secara solo y rápidamente fue hasta su sala de estar para comenzar a limpiar.

dios, qué debería sacar? todo es importante para seguir estudiando después.. mierda.

tenía cientos de pilones de hojas desparramados por doquier, libros abiertos con algún lápiz marcando la página en la que se había quedado, sus cuadernos y apuntes esparcidos por la mesa ratona y también en la mesa del comedor.
verdaderamente todo era un completo desastre de material de estudio, y le parecía lo más estúpido del mundo tener que guardar todo para que dentro de tres horas tenga que volver a sacar todo para repasar por última vez antes de ir a dar su examen.

pero pensándolo mejor, tener que recibir a sus alumnos y decirles "no te sientes ahí, no pises esas hojas, no cierres ese libro" y demás, no era la mejor opción, ni para él ni para nadie.

una vez hubo guardado y acomodado toda la sala, pasó a la cocina para poder prepararse algo para comer y ordenar un poco allí también.
luego de tener un sándwich y una taza de café en la mesada, dio un mordisco del mismo y fue entonces que se percató de un pequeño detalle.

qué hora es?

no había visto la hora desde que se despertó, su alumno probablemente estaba por llegar en cualquier momento y él aún no había preparado nada para su clase.

automáticamente dejó su desayuno-almuerzo como estaba y fue corriendo a buscar sus cosas con el material de estudio del joven estudiante, acomodando todo rápidamente sobre la mesa, comenzando a abrir los libros en donde se habían quedado la última vez. pero, dios, ¿por qué las letras eran cada vez más ilegibles? o bueno, ¿por qué él veía cada vez menos?

buscó sus anteojos de marco negro por debajo de todo el papelerío en la mesa, cuando el timbre sonó de repente.

se apresuró a acercarse a la puerta, con su cabello desordenado y sus lentes empezando a caerse de su lugar, su respiración agitada por tanto movimiento y su voz tembló al hablar luego de abrir.

- bu-buenas tardes jeong- chris?



roses for my beloved.



después de esperar un tiempo a que el tránsito se normalizara y finalmente poder avanzar, había estado pensando en qué decirle a su novio cuando lo viera. es decir, no era nada del otro mundo llevarle flores a su novio sin la necesidad de que sea una ocasión especial pero, ¿qué se dice en esos casos?

vi estas flores y me recordaron a ti de lo hermosas que son. gracias por permitirme seguir admirando tu belleza.

sí, bueno, algo mejor se le ocurriría en el momento. ahora en lo único que pensaba era que realmente ansiaba verlo, si bien lo había visto el día anterior, minho últimamente andaba muy ansioso con todo lo que estaba pasando en su vida en ese último tiempo.

independizarse de sus padres, terminar el bachillerato, empezar a buscar un trabajo que se acomode a sus horarios de profesor particular, mantenerse a sí mismo rehusandose a recibir ayuda de alguien más.

todo era muy pesado para un chico orgulloso que no pedía ayuda ni aunque se estuviera muriendo, acostumbrado a hacer todo solo desde que tenía memoria.

esto de llevarle flores no era más que una excusa para poder verle y tratar de alivianar un poco sus pensamientos negativos de que nunca llegaría a nada en la vida, algo que repetía mucho cuando pasaban sus noches juntos. la última vez había llorado hasta quedarse dormido en su pecho diciendo una y otra vez que sus padres tenían razón, él no iba a llegar a nada en esta vida por sí mismo.

si bien chris no tuvo la vida fácil, reconocía que sus pensamientos al momento de independizarse y empezar su propia vida tanto laboral como social, no estaban ni cerca de ser tan fuertes y destructivos como los que minho tenía.

quizá sea porque ambos pertenecen a generaciones distintas donde tenían una noción diferente de las cosas, pero por su parte, nunca había tenido muchas complicaciones consigo mismo al momento de hacer algo por su vida.

en cada examen, en cada entrevista de trabajo, en cada lugar en el que lo aceptaban, sus pensamientos eran los mismos.

da lo mejor, y la vida hará igual contigo.

bueno, algo así entendió la vida. no siempre fue todo un servicio de cinco estrellas para él, pero nunca se había quejado de eso, techo y comida nunca le hicieron falta y con eso prefería quedarse.

minho por su lado tenía un pensamiento algo así como "si no mantienes tu cabeza en alto, cualquiera puede pisarla para mantener en alto la suya". y aunque él no negara que la ideología del menor esté en lo correcto, tampoco podía afirmarla. puesto que ambos veían las cosas de maneras distintas.

por eso mismo es que quería lograr que su menor dejase de comerse tanto la cabeza con cuestiones de la vida adulta, ya sea pasando tiempo juntos haciendo cualquier cosa o sacándole una sonrisa con un detalle tonto como las flores que llevaba.

una vez se halló cerca del complejo de departamentos, estacionó frente al edificio y bajó del auto con las flores en brazos.

en el elevador se encontró con algunos de los vecinos de su novio, que lo saludaron alegres cuando lo vieron, mirando enternecidos lo que llevaba consigo sabiendo para quién era.

cuando llegó al quinto piso, caminó hasta la puerta tres que habitaba en el largo pasillo, tocando timbre una vez había acomodado las rosas de mejor manera para que se apreciarán más aún.

esbozó una sonrisa divertida cuando vio a su novio abrir la puerta.

- chris?

tenía el cabello desordenado, y aparentemente húmedo, sus lentes cayendo por el puente de su nariz, sus pantalones nuevos que le quedaban espectaculares siendo que él no acostumbraba a usar ropa holgada, y aquella camiseta pegada a su abdomen le quedaba de infarto.

- woah, si vas a recibir así a todos tus alumnos, comenzaré a tomar clases particulares todos los días contigo. - minho rió avergonzado, y él cayó en cuenta de que aún no había hecho lo que debía hacer, regalarle las rosas. - y aprovechando tu belleza, te traje algo que te hará juego con ella.

minho miró incrédulo el ramo de rosas que estaba delante suyo. siendo que, según él, no era ninguna fecha importante para ellos. ¿o acaso era su aniversario y él lo había olvidado? no, no podía ser eso. era un día común y corriente, uno más del montón.

su novio, un adulto responsable que trabajaba de administrativo en una empresa importante en la ciudad, se había tomado el tiempo de comprarle flores y llevárselas en su hora del almuerzo, ¿sólo porque sí?

- dios, muchas gracias.. son hermosas, pero, ¿a qué se deben? - tomó el ramo e invitó a pasar a su mayor, quien besó su frente como acostumbraba a hacer, y él se apresuró en ir a dejar las flores en algún florero que encontrara.

- sólo las vi y me cautivaron con su belleza, fue algo similar a cuando te conocí, sabes? - lee rió ante su comentario, dándole una mirada juguetona, a lo que él sólo le guiñó un ojo. - ¿qué? así fue, incluso se repitió hace un momento cuando me abriste la puerta.

- sí claro, voy a creerte y todo. - esta vez, bang dejó escapar una risa, mientras observaba el lío de hojas y libros en la mesa de la sala, y a lo lejos en la cocina, el desayuno a medio comer de minho. - apropósito, señor empresario, ¿no debería estar usted en su trabajo en vez de en ni casa?

- bueno, las rosas no iban a venir solas hasta aquí. y además, quería verte aunque sea cinco minutos.

minho se acercó, siendo atraído al cuerpo del mayor por sus brazos que rodearon su cuerpo en un instante. sintiendo cómo el susodicho hundía su rostro en su cuello, respirando hondo y con tranquilidad, dejando algunas caricias en su espalda baja.

- ¿cómo estás? - preguntó bang, aún entre la cercanía del cuello de lee.

- bien, algo cansado. ¿qué tal todo en el trabajo?

- de maravilla, me cambiaron el horario. a partir de la semana que viene salgo a las tres de la tarde. - finalmente salió de su escondite, demostrando una cálida sonrisa a su menor, quien lo observó con asombro.

- ¿pero eso no significa que deberás entrar más temprano aún? - preguntó, ahora algo preocupado. bang vaciló.

- sí, pero saldré antes y podré pasar más tiempo contigo. puedo venir y darte una mano con todo esto, así no te sentirás tan agobiado con tu día a día. puedo acompañarte siempre que lo necesites.

minho rió bajo, sacudiendo levemente su cabeza antes de dejar un suave beso en los labios de su pareja.

- no necesito que me ayudes en nada, chris. estoy bien así, no te preocupes.

- no dije que necesitaras mi ayuda, dije que vendría a ayudarte. sé perfectamente que puedes tú solo y que estás bien así, pero yo quiero venir a ayudarte y eso haré.

observó atentamente cómo su novio lo miraba con cariño antes de besarlo con un poco más de intensidad. veía a minho relajado y menos atropellado a comparación de cómo lo había visto cuando llegó, ahora estaba más tranquilo y respiraba de manera correcta.

después de algunos minutos en los que bang lo regañó por no comer bien, llegó la hora de despedirse puesto que el mayor debía volver a trabajar y la clase de minho estaba a nada de comenzar.

cuando lee acompañó a su novio hasta la puerta, se encontraron con jeongin listo para tocar el timbre, quien dio un pequeño salto en su lugar por la sorpresa.

- señor bang, minho hyung, buenas tardes. - se inclinó frente a ambos hombres, quienes lo saludaron amablemente, minho despidió a bang y ambos entraron al interior del departamento. dando inicio a su clase.

- ah, minho hyung, tiene rosas en su sala.. - observó el joven yang, acercándose un poco a las flores para apreciarlas mejor. - son.. muy hermosas.. pero creí que no le gustaban las rosas..

- ah, bueno.. supongo que hay cosas que aunque no nos gusten, siguen siendo valiosas para otros.




roses for my beloved.


dos horas habían pasado, acababa de despedir a jeongin y debía alistarse rápidamente si quería repasar un poco antes de su examen. entre los veinte minutos de viaje entre su hogar y la universidad, los diez minutos que le tomaría encontrar todos sus apuntes para estudiar un poco más, y que debía comer algo decente para poder concentrarse, tenía menos dos minutos de tiempo libre.

una vez le pegó una ojeada fugaz a todo, se puso una chaqueta negra, tomó su mochila y salió de su casa con las llaves de su moto en la mano, bajó hasta el estacionamiento del edificio y cuando quiso ponerse el casco, recordó que aún tenía sus lentes puestos. una vez todo en orden, pudo partir camino hacia la universidad.

aproximadamente dos horas después, mentiría si dijera que tenía fe en que le haya ido bien en su examen, estaba sentado en el buffet de la universidad, tomando un jugo de vaya a saber uno qué, deseando que todo haya salido bien allí dentro.

sintió su celular vibrar en su bolsillo, cuando revisó las notificaciones encontró entre ellas algunos mensajes de chris que había enviado recientemente.

cristoforo~

15:54 pm : honnie, cielo
15:55 pm : estaba pensando en que podríamos cenar juntos hoy, ¿qué te parece?

cristoforo~

16:15 pm : min, ¿sigues dando clases?
16:15 pm : creí que tu horario terminaba a las 15.30.. ¿pasó algo?

cristoforo~

16:30 pm : cariño, ¿acaso pasó algo?

16:35 pm : voy a llamarte.

cristoforo~

16:40 pm : dos (2) llamadas perdidas.

cristoforo~

17:00 pm : bien, definitivamente vamos a tener una charla tú y yo.

bueno, quizá no fue la mejor idea hacer todo esto sin decirle nada a su novio. tenía una pequeña manía con el ida y vuelta de los mensajes, y además tampoco le gustaba que no respondiera a sus llamadas. cosas de gente vieja, pensaba lee, pero más bien, christopher era el único que tenía contacto con él de manera regular, así que entendía el porqué de su actitud, hasta cierto punto.

- disculpa, ¿puedo sentarme?

minho levantó la vista de su celular, divisando a un joven pelirrojo a unos pasos suyos. tenía un vaso descartable humeante en su mano derecha y un pilón de papeles en la izquierda.

- ah, sí claro. - tomó su casco y lo dejó en su regazo, dejando lugar al pelirrojo. - estudias aquí? es decir, es obvio que estudias aquí- me refiero a si estudias en este lugar, o sea-

el contrario rió. - si estudio en la cafetería preguntas, te entendí, no te preocupes. - minho suspiró aliviado, asintiendo al instante, el pelirrojo volvió a reír. - sí, estoy acostumbrado al ruido, si estudio en silencio me cuesta trabajo concentrarme.

- vaya.. en mi caso es al revés, me cuesta mucho estudiar con tanto bullicio de fondo. - una risa baja escapó, se notaba que cada quien tenía métodos de estudios distintos. - ¿qué estudias?

- ¿mi carrera o el tema que tengo en las hojas? - dio un sorbo a su aparente café, dejando las hojas sobre la mesa y su mochila en un costado de su silla.

- ambas cosas.

- bueno, mi carrera es arquitectura, y el tema, si te soy sincero, no lo sé. - minho lo miró incrédulo antes de reír, ¿cómo que no sabía qué temas estudiaba? - verás, el profesor nos dio a elegir entre varias obras de arquitectura de la antigüedad, para que podamos hacer una investigación de cómo y por qué se hicieron. ahora, ¿para qué quiere que hagamos eso? no tengo idea.

lee rió, ver tantas hojas con información en la mesa, que no sabía para qué las usarían después, le daba mucha gracia. - bueno, quizás los hagan exponer cada investigación y luego los manden a hacer una maqueta de las mismas.

- dios, no. elegí el coliseo, si tengo que hacer una maqueta de eso, creo que podría morir al segundo día. - ambos rieron, ahora el pelirrojo notó que minho también tenía hojas a su lado. - ¿qué estudias tú?

- aún no estudio nada. - el contrario lo observó con duda. - es decir, vine a dar el examen de ingreso para estudiar veterinaria. hasta dentro de unas horas no sabré si estudio aquí o no.

- ¿en serio? creí que ya estudiabas aquí. por cierto, ¿veterinaria?

- sí, por qué?

- no tienes cara de veterinario.

ambos rieron. - bueno, tampoco te veo cara de arquitecto.

- buen punto, a todo esto, futuro veterinario. ¿planeas decirme tu nombre o debo adivinar cara de qué tienes? - dejó su café en la mesa, prestando atención a su compañía.

- lee minho, un gusto. - extendió su mano al pelirrojo, quien la aceptó con gusto.

- kim seungmin, el gusto es mío.

luego de una amena conversación entre ambos jóvenes, en los altavoces dieron aviso de que todos los ingresantes debían ir al aula magna para ver sus exámenes y saber si entraban o no a la universidad, seungmin se ofreció a acompañarlo, así que ambos estaban ahora en el gran salón esperando a que les dieran la noticia.

por lo que el pelirrojo le comentó, este era su segundo año en la carrera, por lo que él ya no estaba tan nervioso en momentos como aquel en el que sabría su nota después de un examen. pero minho por su parte sentía que el corazón se le saldría del pecho.

- vamos, futuro veterinario, acaban de decir tú nombre. - seungmin se levantó y lo tomó del brazo, sacando al menor de sus pensamientos intrusivos.

- ah, ¿qué? ¿ya?

- sí, ve.

y con un empujón, terminó por acercarse a los profesores que estaban terminando de ojear algunos exámenes, dándole el suyo rápidamente. minho salió casi corriendo de allí, yendo en dirección al pelirrojo sin animarse a ver el resultado.

- ¿qué? - seungmin recibió el examen ajeno, mirando incrédulo al dueño. - no esperarás que lo lea yo, ¿no es así?

- por favor, no me animo a hacerlo yo.

seungmin suspiró, mirando el examen y leyendo todo con atención. luego de unos extensos segundos de silencio, en el que minho se sentía desfallecer, kim levantó su vista.

- felicidades, ¡somos compañeros!

roses for my beloved.

de camino a su casa, seguía sin creer que había sido aceptado en la universidad y que ya hasta tenía un amigo, si bien estudiaban cosas distintas, verlo regularmente en la universidad le sería de gran ayuda de ahora en más.

antes de despedirse del pelirrojo, habían intercambiado números, asegurando que debían salir un día de esos a tomar algo para festejar. lo cual no dudó en aceptar, contento con que otro estuviera contento por él.

entró a su departamento, dejando la mochila en el mueble que tenía en el pasillo de entrada, sus llaves colgadas en la puerta y se quitó los zapatos. y fue allí cuando notó que no estaba solo en su casa, chris también estaba allí.

- buenas tardes, minho.

dudó en si voltear o si aprovechar para huir lo más rápido posible, ahora que estaba cerca de la puerta.

sin embargo, tomó un impulso de valentía y se dio vuelta para ver a su novio.

- buenas tardes, chris..

- ¿tus clases a qué hora terminaron?

- a las tres y media, como de costumbre.

- bien, ahora ¿por qué no respondiste a mis llamadas?

- no escuché el tono, estaba ocupado.

rápidamente se posicionó frente a su novio, quien lo miraba desde arriba, dudoso de si creerle o no.

- ¿ocupado haciendo qué?

- me aceptaron en la universidad, a partir de la próxima semana empiezo a estudiar veterinaria.

christopher parpadeó, ¿qué acababa de decir?

pero, en qué momento estudió para un examen? ¿desde cuándo es que se estaba preparando para eso?

- ¿qué?

lee rió por lo bajo, apreciando lo lindo que se veía su novio estando confundido. - hace unos meses empecé a prepararme para dar el examen de ingreso, hoy debía presentarme a las cuatro y cuarto para darlo. por eso no respondí a tus mensajes y llamadas, lo siento.

- ¿por qué no me contaste nada de esto? - rodeó con sus brazos el cuerpo ajeno, ya más tranquilo con la situación. minho sonrió dulcemente como solía hacerlo.

- era una.. ¿sorpresa?

chris rió. - dios, ¡felicidades mi amor! - dejó un sonoro beso en sus labios antes de continuar. - estoy muy orgulloso de ti, lograste dar un examen y continuar con tu trabajo a su vez, todo este tiempo, tú solo. eso es verdaderamente admirable.

- no es la gran cosa, estudiar con otros y estudiar solo no es tan difícil como parece. de esa manera no pierdo la costumbre de hacerlo.

- aún así, con más razón debemos hacer una cena de celebración!

la cena había resultado siendo un verdadero éxito, comieron las delicias que christopher se había encargado de cocinar para él, excusándose con que él debía estar mentalmente agotado con tanto traqueteo, lo agasajo con un buen vino y comieron con tranquilidad, ambos contándose todo lo que había pasado en el día de cada uno.

minho describió con lujo de detalles a su nuevo amigo seungmin a su novio, quien se asombró de su facilidad para llevarse bien con la gente.

luego de estar un rato haciendo sobremesa, ambos fueron a recostarse.

llegadas las dos de la mañana, chris observaba con atención el rostro dormido de su novio. admirando su belleza al natural, y recordando todo lo que le había contado aquel día.

dios, realmente se encargó de todo él solo. estudiar, mantener su trabajo de medio tiempo, buscar un trabajo formal y seguir viviendo de aquella forma, todo él solo, sin pedir ayuda ni una sola vez. realmente admirable.

si bien reconocía que a veces, se daba cuenta de que salía con un pequeño adolescente rebelde, minho se comportaba mejor que cualquier adulto que conocía. resolviendo su vida de la mejor manera posible, a su ritmo, sin la necesidad de depender de nadie para nada.

algo que él, a su edad, no habría logrado ni de casualidad.

acarició los cabellos ajenos un buen rato, mimando a su amado novio mientras este yacía dormido en su pecho, cada tanto dejando algunos besos por aquí y por allá, sintiéndose totalmente encantado con la persona que era su novio.

se merece todas las flores del mundo.



roses for my beloved.




dos semanas habían pasado ya desde que minho había comenzado a estudiar oficialmente, todas las mañanas desayunaba con seungmin y luego cada uno partía a sus respectivas clases, por la tarde chris pasaba a buscarlo y juntos merendaban en algún sitio, luego minho volvía a su casa y repasaba sus apuntes de clases y se encargaba de preparar las clases de sus alumnos para el día siguiente en los horarios que le quedaban libres.

como chris le había dicho semanas atrás, todas las tardes se pasaba por su departamento, ya sea que él esté allí o no, para acomodar un poco o simplemente dejarle la cena hecha para cuando llegara.

también, se le había hecho costumbre recibirlo con flores de todo tipo, especialmente rosas. las cuales minho atesoraba guardando sus pétalos en libros para luego usarlos de decoración para su cuarto, colocando cada pétalo sobre el respaldo de su cama.

aquella tarde, estaban cenando juntos después de un largo día de trabajo y estudio, se habían comentado lo que había pasado en el transcurso del día e intercambiado un par de opiniones al respecto, para seguir cenando en tranquilidad.

minho miraba las rosas blancas que yacían en un florero sobre la encimera de su cocina, eran las flores que su novio le había regalado ese mismo día cuando pasó por el de camino a la universidad, aquellas flores eran tan hermosas y delicadas, que tuvo miedo de romperlas si tomaba el ramo por su cuenta.

si bien detestaba las rosas por todas sus espinas, el hecho de que chris se tomara el tiempo de elegir cada día las mejores flores para regalárselas, y lo hiciera con la mejor sonrisa en su rostro, era algo que le hacía apreciar aquellas flores tan detestadas por él.

- son flores para ti, amado mío.




roses for my beloved .




una nueva noche caía, esta vez se encontraban en la casa de bang, quien había invitado a su novio a quedarse allí unos días puesto que las vacaciones habían empezado, aprovechando que minho en esos días estudiaría sólo por la mañana y podrían pasar las tardes juntos.

habían estado mirando películas e intercambiando ideas sobre cada una, comentando qué parte les había gustado más y por qué. para luego elegir una nueva para ver.

después de cenar en paz, escuchando música jazz de fondo (a petición del menor, quien después de escuchar algunas pistas con seungmin, había quedado maravillado con ellas), bebieron algo de vino y luego de algunas horas conversando, decidieron ir a dormir a eso de las doce y media de la noche.

si bien casi siempre cocinaba él, aquella noche minho decidió que sería buena idea preparar él la cena. se las arreglaba bastante bien en la cocina, y lo que le había cocinado lo había dejado encantado.

llegando a preguntarse 'a quién tengo por novio? ¿a un joven estudiante de veterinaria o a un todo terreno?' debido a todas las áreas en las que minho se desempeñaba con facilidad.

mientras se hallaba a sí mismo observando su rostro dormido, nuevamente, agradecía internamente haberse cruzado con él aquella vez que había llegado a corea después de años sin vivir allí.

agradeciendo que minho se haya chocado con él por casualidad, cuando iba apresurado para entrar a clases, mientras él se encaminaba a su primera junta de trabajo en la nueva sucursal de su empresa.

- ah, lo lamento. no lo vi venir, mis disculpas-- el joven coreano hizo una rápida reverencia y volvió a salir corriendo luego de recoger sus cosas, dejando olvidada su placa de identificación escolar.

no llegará muy lejos sin ella.

después de haberle alcanzado su placa, bang no dudó en sacarle un poco de conversación al estudiante, quien le siguió el juego sin problemas.

actualmente habían pasado dos años de aquel primer encuentro, y un año y medio desde que habían comenzado a salir formalmente.

vaya, realmente me tienes preso de tus encantos, lee minho..

besó de manera casta los labios ajenos, notando cómo el menor se acurrucaba de mejor manera contra su pecho para continuar durmiendo, totalmente ajeno a lo que bang estaba haciendo.

después de apreciarlo un poco más y dejar caricias en su espalda, cayó finalmente dormido con su amado en sus brazos.

agradeciendo que aquel día que conoció a minho, la temporada de rosas hubiera empezado.





espero les haya gustado ♡


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