VII. cómplices y víctimas
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Deter se veía pensativa, aunque igual se veía enfadada y Kaila no sabía cuál de las dos opciones por las que debería alarmarse era peor. Porque Deter podía estar pensando sobre cualquier cosa, pero la razón por la que podría llegar a estar enojada no era algo vano; Kaila esperaba que no tuviera que ver con su hermano, las cosas ya se habían solucionado y Scorpius no necesitaba más problemas con los que lidiar.

── ¿Te ocurre algo? ── indagó Timothée Nott, que se encontraba en la misma mesa con ellas en la biblioteca.

── No ── se limitó a contestar, claro que era una mentira.

Deter mentía sin pudor alguno, los religiosos y las hadas la verían de dos formas, horrorizados o maravillados por sus mentiras y engaños. La gente que creía en Dios temía mentir por llegar a recibir un castigo, peor aún, no ser recibido ante las puertas del cielo; las hadas en cambio, no podían mentir debido a su naturaleza, pero se deleitaban cuando un mortal o una persona que no era como ellos lo hacía, pero eso no significaba que no pudieran engañar.

Había tantas formas de engatusar a las personas, no solo bastaba con mentir y ser expertos en el arte de los engaños.
── Ni siquiera tú te crees esas palabras.

── Bueno Kaila, es mi maldito problema ── replicó alzando la voz, ganándose siseos de los lectores o alumnos que estudiaban. La bibliotecaria no estaba cerca como para regañarla o expulsarla del lugar.

── Creo que alguien amaneció de malas ── dijo Timothée ── ¿A qué se debe tu malhumor? Hace semanas que nadie se burla de ti, considera eso como el paraíso. No ser blanco de burlas es más gratificante que ser el que las hace.

Kaila le dio una mirada inquisitiva.

── ¿Tú crees? No me digas que has sido el humillador solo para no terminar siendo tú el humillado ── pero al final fue Deter quien dijo lo que ella estaba pensando. Timothée no dijo nada, se limitó a rascarse unas cicatrices que tenía en el dorso de la mano, eran de pequeños rasguños. Su madre tenía gatitos ── ¡Dios mío! Es cierto. Es repugnante.

── No lo es si te salvas.

── Lo es cuando al salvarte dejas que alguien más se hunda, lo digo por experiencia. Recuerdo cuando todos éramos buenos amigos, pero el día que el tormento inició por una bromita pesada de Scorpius... ── Deter miró hacía el libro que estaba en medio de la mesa de madera, como si buscara evadir las miradas de su amiga y de Timothée ──. Creí que Yorhan o Albus harían algo, tú no estabas ese día porque tu madre te llamó a su oficina. Supongo que la culpa en parte es mía, quiero decir, esperaba que ellos se comportaran de la misma forma en la que yo lo hubiera hecho si la broma fuera para ellos, pero creo que esperé algo que sabía que no iba a pasar.

Timothée cogió una de las manos de la muchacha

── Deter, eso nunca fue tu culpa. Tú eres la víctima, no Scorpius, no los demás, ni siquiera yo que soy un cómplice más. Tuve tantas oportunidades para detenerlos y ninguna vez lo hice, lamento mucho lo que te hicimos pasar.

── Pero, tú nunca...

── Nunca los detuve, solo era un espectador que pudo hacer algo.

── ¡Hey! Acá estás compañero ── el cuarteto de plata estaba allí, esperando por Timothée. Parecía que habían salido recién de las duchas después de un entrenamiento de Quidditch.

A Tim no le gustaba el Quidditch y eso que su padre era un profesional, su tío había sido capitán del equipo de Hufflepuff antes de su muerte prematura.

── Quisiera que se pudiera bloquear gente en la vida real ── susurró Deter solo para Kaila, aunque Tim también la escuchó.

── Orden de alejamiento, casi siempre funciona ── aseguró Kaila, intentando susurrar en el mismo tono que su amiga.

── Homicidio ── musitó Timothée antes de levantarse de la silla para irse con sus amigos ──. Fue un gusto chicas, nos vemos.

Deter: Ojalá no.
Timothée: Vamos, soy tu amigo ahora.
Kaila: Aléjate.
Scorpius: Backstabber está reproduciéndose en mi cabeza...

── Es un alivio, ya se fueron.

── Espero puedas reconciliarte con ellos como intentas hacer con Timothée.

── Ni hablar, Nott tiene razón después de todo. Los cuatro son culpables y solo recibí una sola disculpa sincera.

── ¿Cuál?

── La de Timothée.