VI "The abyss of a love"
"El abismo de un amor"
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Seis meses....
Seis meses habían pasado desde su llegada a prisión, lo que parecían ser seis años ante las torturas tanto por sus compañeras como por la dirección.
Querían entrenarla para subsistir de las adversidades pero ya le estaba pasando la cuenta, su cuerpo no era inmortal y ya tenía una colección de cicatrices de las cuales ni en una eternidad se ha de librar, marcas de vida y sufrimiento que la atormentaban hasta su muerte.
¿Cómo no ir perdiendo la esperanza?
Su hermano la odiaba y preferiría ver a Iván Vanko renacido que a ella, Pepper quizás nunca despertaría por su culpa y bueno de Natasha, no había sabido nada desde que la mandó a arrestar junto a Tony, mientras su última mirada fue de desprecio puro.
Meses habían pasado pero la seguía extrañando de la misma y desgarradora manera, donde quizás el dolor de sus heridas podrían pasar tan sólo al volver a ver como sus esmeraldas sonríen, con sus ojos curvados al compás de sus labios mientras brillan más que cualquier diamante.
No quería seguir en este infierno de paredes de acero y demonios con uniforme negro, quería volver a casa, probar su inocencia y correr a los brazos de Natasha Romanoff.
Mientras Elena junto a Lilith le apoyaban en lo que podían, aunque sin meterse más allá, para no sufrir consecuencias como la última vez, y Verónica quería mantenerlas al márgen, no podría poner en riesgo a las únicas personas que le brindan ese sentimiento acogedor y humano que poco a poco va perdiendo a manos de esta prisión.
Dedicándose a entrenar por su cuenta en un gimnasio de la cárcel, buscando liberar su mente de los oscuros pensamientos y sentimientos mientras la entrena junto a su cuerpo sin descanso alguno, necesitaba avanzar antes de caer en la profundidad de este pozo que parece no tener fin.
Leonor por su parte cada vez la confundía más, sus actitudes eran dignas de una sociópata y luego andaba detrás buscando sanarla de sus daños.
No la entendía y aún no sabía si temerle o sumergirse en la intriga que le causaba la pelinegra de ojos zafiro.
Y tal vez estaba perdiendo la cordura pero su mirada le recordaba a la de Natasha cuando la vio por primera vez, con emociones reprimidas tras ella, aguantando a toda costa mostrar un signo de lo que pasa por su mente o mostrar alguna pisca de debilidad, como le dicen a los sentimientos.
Terminaría de la misma forma si no hacía algo al respecto...
——¿Estás segura de esto?——la de melena dice preocupada mientras sostiene una manguera de vapor, sus manos parecen temblar pero no más que el cuerpo de la morena a su lado
Estaban tras las sábanas en lavandería, escondidas y con el tiempo medido por lo que no tenían posibilidad de que el temor les nublara sus planes.
——Hazlo, sin pensar——anima la castaña para apretar unas toallas tanto en las manos como en la boca
Elena apreta el botón dejando que el vapor impacte en la piel desnuda de la morena, quien gritaba contra el pedazo de tela, sintiendo como su piel grita de dolor por ella mientras se quema.
——Puedo parar——Elena se asusta del tono rojizo que adopta, sintiendo su propio cuerpo temblar de verla
Verónica niega para apretar aún más el género y enfrentar otra ronda de vapor.
Tenía que salir de este infierno a cualquier costo....
El dolor es algo mental, se repetía mientras se sentía desfallecer ante el, tratando de ignorar lo imposible.
En manos de la electricidad por los subordinados se Leonor era similar sólo que el dolor venía desde dentro y aún no sabía cuál era peor y ya no creía poder averiguarlo.
Cayendo al suelo al no poder aguantar más, tiembla en la baldosa fría mientras sus ya escasas fuerzas las usa en hablarle a la española.
——Ahora sal——exige con la voz rasposa mientras su boca saliva más de lo debido entre los gritos y el morder hacia el pedazo de tela——Nadie debe verte
Elena asiente para irse con cautela, siendo la única que le seguirá el plan porque a Lilith ni siquiera pudieron mencionarlo para que no explotara y literalmentelas amarre a una cama de por vida.
Lo primero ya estaba echo, al ser trasladada tendría que ver como las ayuda a salir, puso toda su confianza en la chica Stark.
Pasan quince minutos en que algún centinela pase por el lugar donde al divisarla en el suelo corre a socorrerla.
——¿Que pasó Stark?——levanta su cabeza al no saber por donde tomar su cuerpo——aguanta——dice al aire ya que no respondió, "debe estar inconsciente ", se dice angustiado de sólo pensar en la directora cuando se enterase
Llamó ayuda por el intercomunicador para los enfermeros la subieron a una camilla y como tenía previsto, no tenían suficientes utisencilios para quemaduras de tal grado.
Arreglando rápidamente todo para trasladarla a urgencias donde deben llamar a sus familiares o algun conocido que responda.
Mientras ayuna a toda la situación, Leonor estaba en una reunión de otra ciudad por lo que tardaría en saber, un hecho también previsto por la morena.
La suben a la ambulancia y sale del centro a un hospital.
Ya estaba afuera.... y siente como el dolor por un segundo pasa a segundo plano cuando inhala aire de libertad, una vez fuera de ese antro de sus tormentos del cual esperaba no volver a encontrar jamás.
Donde abre los ojos una vez dentro de la sala, luego de ser cedada para las curaciones.
Su estómago dolía como los mil demonios pero ya no estaba encerrada y eso sólo era un obstáculo menor para su ansiada solución definitiva.
Fijándose que en la puerta habían dos guardias armados, custodiandola y si tenía mala suerte habrían dos más repartidos en las salidas, a lo mucho.
Se hace la dormida cuando la ingresan a esta, una enfermera pide que las dejen a solas para hacer su trabajo tranquilamente donde sin tener dos perros vigilando, les permite quedarse afuera pero cierra las ventanas.
Es una buena persona se dice, pero su necesidad de libertad es más fuerte, ya no le importa nada con tal de ello.
Esperando que se acerque para tomarla por el cuello con una de las jeringas en su arteria principal y con la otra tapar su boca, en un movimiento tan rápido y frívolo que logró sorprenderla.
——No hagas ruido——murmura Verónica contra su oído al sentirla temblar——Dame tu celular——demanda y la mujer accede asustada
Marca a un conocido de sus clases de informática donde con dinero podría obtener su ayuda.
——Jimmy, soy Verónica——dice rápidamente mientras lucha que su voz no salga entrecortada
——¿No estabas presa?
——Por eso llamo, necesito tu ayuda
——¿Haciendo algo ilegal? No, gracias
——No tienes los papeles limpios y no estás en mi situación por suerteo dinero mejor dicho, del que te daré una gran suma si accedes——propone la chica y en tan sólo segundos su presa pesque el anzuelo
——¿Cuánto estamos considerando?
——Un millón de dólares
——el doble ni un centavo menos, estoy arriesgando mi cabeza——ya era suyo, sonrió antes de tiempo ya que un estruendo a las afueras la hace colgar
——Mierda——se maldice en su precaria suerte para soltar a la médico en lo que una furiosa Leonor ingresó a la sal
——¿La amenazó?——pregunta a la mujer abatida quien se pone a llorar tan sólo al escucharla
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La pelirroja había sido la única es contestar los llamados de aviso.
Su corazón dio un vuelco al oírlo, su pecho se oprimió de sólo imaginar lo que le puede estar pasando la chica.
Para estar dividida entre sus emociones contradictorias donde una parte de ella quería hacer todo lo posible para tenerla consigo de vuelta, sin pensar en nada más que la chica quien le había enseñado y maravillado con el cariño de un amor.
Pero la otra le recordaba una y otra vez la escena de Verónica con la sangre de Fury en sus manos, siendo un hecho que nunca podría olvidar ni dejar de odiar.
La nueva asistente de los Stark ingresa a la mansión con una carpeta de los informes pedidos por Pepper.
Por otro lado debía vigilar los hermanos, Anthony en especial, quien estaba encerrado en su laboratorio.
Al desistir se queda pegada admirando la cabellera castaña a la distancia, tocaba con destreza un gran piano de estilo barroco, mordía su labio ligeramente a la vez que tenía los ojos cerrados, concentrada...era hipnotizante.
Era la primera vez que sentía esa extraña curiosidad por alguien, algo en ella llamaba su atención y no una cuestión de físico, algo más allá le intrigaba, daban deseos de conocerla en todos los sentidos posibles.
Al parecer aprovecharía mucho su misión.
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Estaba echa un manojo de histeria al no encontrar la Stark menor. Era como si se la hubiera tragado la tierra tras discutir luego de haberse acostado con ella.
Sabia que no tenía que mezclar las cosas pero le fue inevitable y ahora tiene esa presión en el pecho molestando.
Da con una amiga de la morena tras mucha búsqueda.
——No sé nada de Verónica——dice nerviosa, delatandose
——Estoy preocupada por ella
——no debería decirlo pero también me preocupa
——¿Qué cosa?
——Dijo que necesitaba unos químicos ilegales y que iría donde fuera para comprarlos, por Tony, ni me explico...
——Mierda——maldice, interrumpiendo para ir al mercado negro
Considerando la inexperiencia de la menor con esos tratos debería estar en el centro más conocido.
Se estaciona en uno de los callejones para esconder su fiel pistola entre sus ropas.
Un par de guardias consistentes a hombres de mucha masa bruta, llaman su atención. Se acerca contra una de las paredes sin ser vista y poder escuchar lo que pasa dentro.
——¿Cumplirás mi petición?
——¿No puede solo aceptar el dinero?——percibe su voz
——Dinero no me falta, pero una chica de tu categoría no se ven todos los días, tranquila no seré tan rudo
El hombre se le acerca, rozando el escote de su blusa, mientras un par la sostiene.
Natasha hace entrada tras haber noqueado a los gorilas de la puerta.
No necesita hablar para que suelten a la chica, se le vienen todos encima pero los acaba con facilidad como las piezas de dominó al caer una tras otra.
Se da el gusto de patear la cara del principal cerdo, antes de tomar del brazo a la conmocionada chica y arrastrarla hacia el auto.
——¡¿Qué mierda pensabas al venir aquí?!
——¡Necesitaba esas pruebas!——responde de igual forma
——¿A qué costo? ¿Qué hubiera pasado si no llegaba?——dice ya histérica
——Gracias por venir——dice sincera mirándola a los ojos, haciendo que sus revoluciones bajen de golpe y quede atrapada en ellos
Tanto que no notó cuando se acercó hasta sentir su respiración chocar con la suya. Se aleja por inercia cuando sus labios se rozan, al tener el ritmo cardíaco aumentando.
——disculpa——se vuelve a decepcionar, después de todo por algo la había ignorado de tal forma luego de haberse acostado, sólo fue eso para ella, sexo y nada más——¿Puedes llevarme a casa?——disimula como puede su desconcierto
La mayor asiente ahogada con su propio sentir y al verla así su conmoción aumenta, haciendo que sus emociones sobre salgan de su razón.
Atrapada por estos no puede ver otra cosa que no sean esos labios tan apetecibles ante sus ojos.
Se reincorporó para tomar su rostro y besarla con todo esa pasión que la embriaga. Su piel y olor se estaban convirtiendo en una maldita droga que la hacía volverse loca.
Cuando el auto se volvió incómodo la llevó a su departamento para dar rienda suelta a su sentir, se dejó llevar sin pensar nada más que la persona con la que disfrutaba ese placer exquisito.
En ese momento se dio cuenta que su forma de ser cambió con esos ojos cafés.
Donde sin poder resistir el ansia de verla se desistió de su razón una vez más para dejarse llevar por sus emociones.
No pensando en los hechos que la perjudicaban, sólo pensó en ella como esa vez.
En nada más que la dulce y torpe chica que amaba sin los prejuicios carcomiendola.
Saliendo de su departamento para ir a verla al hospital con su corazón acelerado entre el conflicto y ansia de volverla a encontrar.
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——¿Pensabas huir?——gruñe la pelinegra en cuanto la mujer sale, mientras sus orbes parecen salirse de sus cuencas am verla, mucho le había costado traer a la menor consigo, años de espera, no aguantaría que nadie la arrebatara de su lado, ni ella misma
——¿Tan importante soy que salió de su reunión para venir a verme?——se burla en respuesta una desafiante, Verónica, ya llegó hasta aquí y la esperaba un castigo ejemplar así que no desaprovecharia el momento de humillarla por su falta en vigilarla
Ya sabía que su cárcel tenía fallas y aprovecharía cada una de ellas para buscar una nueva forma de fugarse de una vez por todas, sólo era cuestión de tiempo.
——No puedes escapar de mi tan fácil——dice la ojiazul al ladear una sonrisa ——Aunque quemarte a ti misma superó mis expectativas, debo admitir——murmuró extasiada al traspasar sus orbes zafiro en ella, para Verónica poder sentirse cohibida ante la intensidad de su oscura mirada
——¿Quién dice que no fue Grace en venganza?——la menor encarna una de sus cejas mientras cruza sus brazos, con la altivez sin abandonar por un segundo su rostro
La directora rie con arrogancia—ambas sabemos que fuiste tú
——Pruebas no hay——Verónica alza los hombros a la vez que mantiene su mirada con la misma intensidad ——tendrás que dar explicaciones por esto, quedará constancia de la negligencia de tu querida prisión——sonríe arrogante
——Aún no entiendes que no debes provocarme, saldrás perjudicada——Leonor la toma por el cuello de la bata hasta atraerla contra suyo
——Al menos caerás commigo——la enfrenta, desafiante y sin agachar la cabeza por nada del mundo
Postura que remese en cuanto la mayor termina con la poca distancia que las separa, en un beso dominante y brusco, algo completamente inesperado mientras en su desconcierto la mayor hacerla gemir ante el dolor cuando su mano aprieta directamente en su herida, causando que los síntomas vuelvan aumentados.
Escena que fue vista en todo su esplendor por una rusa que quedó petrificada mientras no quería creer en lo que sus ojos veían, apretando el ramo de flores que había comprado como sintió su alma renacer para tirarla al suelo con rabia y conmoción e irse lejos de ella, queriendo escapar de ese amargo sentir.
Verónica muerde el labio que la aprisiona con fuerza, hasta sacar la suficiente sangre para que se aleje.
Recibiendo el impacto de la mano contraria en su rostro pero no bajar su mirada desafiante, ante nada.
——Perra——murmura Leonor histérica, tapando con su mano libre su labio, deteniendo como puede el flujo de líquido carmesí
En lo que hace una seña a los guardias que la lleven a la camioneta de traslado, de vuelta a prisión.
Los que se fijan en su clara marca para ver a la morena, abriendo los ojos de par en par, hasta que una amenazadora mirada azul los encara y no tocan el tema para correr a acatar su pedido sin levantar la mirada.
Dejan que se ponga su uniforme ahora rojo por convertirse en una de las reclusas problemáticas y la toman de cada brazo sin delicadeza alguna, para así arrastrarla a la salida.
Donde pudo ver una cabellera rojiza muy conocida, sin poder dar crédito de quien se trataba.
Su corazón salto desbocado contra su pecho, esperanzado y emocionado de verla.
——Nat——murmura abatida
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