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IX "The origin of the lack"

"El origen de la carencia "
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——¿Qué haces?——dice Leonor aun en confusión en cuanto el rostro de la castaña se pega al suyo hasta sentir su respiración chocar con la suya, sin dar crédito al momento

¿En verdad estaba pasando?

——Nada que no quieras hacer——responde la menor y a la pelinegra la recorre una corriente eléctrica  por todo su cuerpo——prometo no morder——susurra pudiendo rozar su nariz con la suya

Verónica sabía que jugaba con fuego y las posibilidades de quemarse sobrepasaban sus expectativas pero necesitaba de algún modo quitárse a Natasha de la cabeza ya que de su corazón aún parecía ser un imposible, donde estaría mal hacerlo con la sexy maníaca que está a punto de besar como ahogar sus problemas con ello pero el nivel de lujuria puede callar su mente de una vez por todas.

De todos modos ya puso las cartas sobre la mesa y ahora tendría que dejarse llevar por sus instintos carnales.

Se dispuso a terminar de acercar sus labios a Leonor quien tenía un serio semblante, claramente extrañado y no la culpaba, ni ella misma se creía que estaba a punto de hacer.

¿Sería muy tarde para correr?

Igual puede gritar hasta crear la interrupción necesaria y que la lleven de vuelta a su celda, escapando de la fiera que ha estado al acecho desde un principio.

¿Por qué la oscuridad bajó sus zafiros ahora le resultaba atractiva?

Un dilema rondaba su cabeza....

La razón, en no caer en la persona quien le ha impartido el daño...

Venganza, besarla y hacer pagar todo lo que ha sufrido por el rechazo ruso...

Deseo, dejarse llevar por la sensualidad cautivante de la directora...

y Remordimiento, aún pensaba en Natasha, no había besado a nadie más que a ella ... fue su primera en todo y sentía que le estaba fallando...

Irónico, ¿No?, cuando la pelirroja fue quien la abandonó y deseó la muerte sin pensar en el amor que se tenían o debía hacerlo.

  Cuatro de las emociones que luchan con todo dentro suyo.

Pero no tuvo el tiempo de enfrentar su debate emocional al tener los labios de la presidenta contra los suyos, demandante, tanto así que siente unas manos enredarse en su cabello con fuerza, tirando de él y así en medio de un jadeo sorpresivo, ingrese su lengua al acto, recorriendo cada centímetro de su cavidad bucal.

Verónica estaba cohibida y su revolución de sentimientos encontrados por quien ya la creé muerta, aumentan en vez de disipar

¿Continuar o dejar?

Dudas que Leonor no permitirá resolver, no ahora que la tiene contra suyo por voluntad propia. Habían sido años en sólo poder ver a la castaña a la distancia,  esperando el día de poder tenerla de una vez por todas.

Y sin cabida a objetar, la pelinegra la toma de los muslos, apretandolos con fuerza y así poder levantarla por encima del escritorio.

Sólo en sus deseos más impuros sabían cuánto soñó este exquisito momento de saborear su boca y piel, mientras la chica Stark ya convertida en una mujer, era completamente suya.

Y Verónica dejándose caer en sus instintos, no repudió las caricias que recorrían su cuerpo.

Ya había caído en este frenesí de dejar de lado sus pensamientos, dejándose llevar por sus impulsos carnales...

Para la pelinegra al verse con total libertad de acceso, descendió sus humedos besos hacia su cuello que succiona fuerte para después morderlo de igual forma donde la castaña se iba a mover al sentir el dolor aumentando, tratando de salir por su consciencia pedirle a gritos que se alejara pero las manos que apretaban sus muslos sólo se engancharon a sus glúteos , con las uñas incrustadas en su carne.

"La línea del placer y el dolor es muy delgada", pensó la menor al deseo golpear su puerta.

Sus ojos se encuentran cuando los botones de su uniforme son abiertos uno por uno.

La mirada tras los azulejos es oscura debido al hambre lujuriosa de la pasión que la situación desborda pero hay algo más ahí, un brillo siniestro y desconocido del cual le dan ganas de escapar tan sólo al verlo.

Aunque no lo hizo, no podía negar el hipnotizante encanto que desprendía la mujer que odiaba o quizás terminó de volverse loca al estar al borde de la muerte.

No sabía ni quería hacerlo, no quería pensar y si era así, debía dejarse llevar por completo.

Leonor se acomodó entre sus piernas, golpeando sus centros por encima de la tela y Verónica no pudo evitar soltar un jadeo calado en la sorpresa que no demora en ser ahogado por los posesivos labios.

Para el beso que ya no ser para ella ella mientras acaba con el rastro de cordura que le quedaba a su capacidad de raciocinio, sintiendo la boca de la pelirroja como la única dueña de sus pensamientos, en ello.

Pudiendo sentir el dulzor caramelizado y el aroma a jazmín que tanto había extrañado.

¿Era posible? O simplemente... ¿Perdió la cabeza?

No estaba besando a Leonor, besaba a la ilusión roja.

Correspondiendo esta vez con la misma intensidad y atreverse a tocar al cuerpo dueño de las caricias brindadas al suyo, era la maldita gloria.

Verónica se vio fascinada por los jadeos que sus oídos cambiaron de voz en cuanto una mano rozó su entrada por encima de la tela y gimió, deleitada en la calida y abrumadora sensación, con el nombre "Natasha" a punto de salir de sus labios, con el anhelo incrustado en lo más profundo de su ser.

Lo que la hubiera condenado sino fuera por la salvación móvil, la cual sonó con la fuerza necesaria de sacarla de este espejismo que ella misma buscó.

——Mierda——Se queja la mayor al alejarse y Verónica la escucha lejana, mientras regulariza su respiración errática que empeoro al darse cuenta de su actitud

Ahora sintiendo la culpa de una traición aún cuando Natasha la había abandonado y nunca pudieron formalizar su relación siquiera.

Estaba ahogada como devastada, se sentía una verdadera mierda en estos momentos.

La menor afirmaba el pecho de su ropa hasta hacer un nudo apretado bajo sus manos, más confusa que antes y con una amargura sumándose a su cóctel de emociones.

Donde al parecer eran noticias importantes para la presidenta por que no demora en llamar a los guardias a que se la lleven.

Sin voltear un segundo a verla, algo que agradeció con creces ya que se terminaría desmoronando.

Los que se quedan tanto con la boca como los ojos abiertos, ante la escena tras la puerta.

La presidenta como nunca la habían visto, con la ropa desarreglada como las cosas del escritorio regadas en el piso, su cabello echo un nido y sus labios hinchados que la hacían resaltar aún más el rojo de estos, los que en el caso de la menor era peor,

——¿Qué?——gruñó la mujer——¿Esperan una invitación? O ¿Buscan colmar mi paciencia?——sube la voz y ellos obedecen rápidamente

Para camino a su celda terminar de abrochar su uniforme, aún perdida en su lío mental y emocional.

¿A caso nunca sería capaz de olvidar a Natasha?

¿Nunca dejaría de amarla?

Su mente la odiaba por su corazón seguir tan aferrado en quien la abandonó por completamente.

Quería retroceder el tiempo para prevenir la maldita muerte de Fury, en la realidad en la que estaban juntas .

Pero ya nada era posible y lo sabía...

——¿Ya ves? No estaba muerta, gané——dice la morena a su compañera, quien le pasó un manojo de billetes

——Siento no confiar en tus cualidades, princesa——Se le acerca Elena——Aunque le duele más a mi bolsillo——ríe sin ser notada por la menor

Por lo que la española le da un codazo al verla ida, pero no obtiene resultados.

——¿Te mordieron la lengua o qué co....sa——diceentrecortado, la sorprendida chica al verle una gran marca en su cuello——¡¿Eso es un chupón!?

——¡¿Qué?!——La pelirosada saltó de su cama hacia el par——¡Verónica!2—exclama entre regaño y sorpresa al divisarlo

——Parece de vampiro, ¿Te gusta la rudeza?, Quien lo diría de una princesa——dice Elena  al notar las gotas de sangre aún saliendo de del hematoma en el cuello de la castaña

——La princesa candente——secunda la morena para reír en su conjunto pero al notar el petrificado semblante de la menor, sus risas cesan

——¿Qué pasó?——Exclama la pelirrosa al posar su mano en la mejilla que se humedecio ante el tacto, con una devastada Verónica ya sin poder retener sus lágrimas

——Que se pegó el lote del año y no invitó, ¿Qué no ves?——bufa la de melena a su lado

——Elena——regañó Lilith y ésta calló no sin antes resoplar

——cuéntame, cariño——dijo la morena mientras secaba las gotas que iban cayendo del conmocionado rostro, con dulzura y comprensión, siendo dos de las cosas que la menor más necesitaba en estos momentos

——Quería olvidarla por un momento que fuera pero...——Verónica solloza——resulto ser peor

——No entendemos balbuceos

——Elena——gruñe la morena

——¿Qué?——la nombrada alza los hombros y baja los labios

Y la menor agradeció con una sonrisa a su amiga, dispuesta a acostarse para ahogar su tormento contra la almohada pero la efusiva mayor, se lo impide.

——¿Aún quieres olvidar?

——Es obvio ¿No?——suelta con fastidiosa ironía la castaña

——Entonces tengo un regalito que te ayudara——Elena rebusca en sus bolsillos para sacar una pildora——No hay mejor remedio para el olvido momentáneo que el Éxtasis——sonríe y la menor se queda en su propio trance para volver a discutir con su conciencia

——Venga por nuestra hermandad—-—Dice la española al meterse una en la boca y tragar

——Elena no creo que sea conveniente ——murmura la pelirosada, preocupada

——No seas agua fiestas, sólo la ayudó

——No es ayuda——dice la morena entredientes

——Contigo a funcionado, más de una vez——recalca la española

——Pero ella no lo ha usado jamás, es una niña

Comenzando a discutir mientras Verónica miraba la píldora entre sus manos, con las imágenes de Natasha que iban y venían, intercaladas con las de su hermano, queriendo sólo olvidarlos y cesar este dolor desgarrador.

Donde Verónica sabía todas las repercusiones de la droga pero en este momento sólo necesitaba borrarlos de su memoria por un instante que fuera.

Tomándolo sin pensar....

Lo que no demoró en convertirse en una alegría envolvente.

Donde Lilith ya iba a golpear a la de melena en cuanto la castaña se pone a reír de la nada, a carcajadas.

——Ya se la tomó——bufa la morena, golpeando su frente

——¡Se la tomó!——anima la otra, riendo de igual forma y tomar las manos de la menor para comenzar a dar vueltas entre saltos

——¿Te acuerdas de Anthony Stark?——le preguntó la española una vez que las vueltas cesaron

——¿Stark? Rima con patán——ríe la castaña

——¿Y cierta pelirroja?

——¿Qué? ¿Marea roja?——Verónica frunce las cejas sin entenderlo por completo——No ando con la regla, lo juro——levanta una mano mientras la otra se posa en la altura de su corazón

——¿La regla?——exclama incrédula la española para aplaudir y reír, contagiandola con ello

——Otra pregunta

——¿Otra? Ya me aburrí——bufa la menor al abultar los labios——vamos a jugar

——Jugaremos luego——reclama exageradamente la de melena ——¿Con quién te estabas liando?——vuelve a indagar

——¿Liando?

——Cogiendo

——¿Cogiendo?

——Teniendo sexo——exclama ya fastidiada la de melena, pateando el suelo y cruzándose de brazos mientras hace un mohín

——¿Sexo?, ¿Contigo?, no gracias——La menor la empuja para seguir riendo

——¡Lilith!, La princesa hiere mis sentimientos——se queja y acusa Elena mientras patalea en el suelo

——Disculpa, disculpa, no me acuses——Verónica le hace un puchero

——Disculpa, disculpa——la mayor la abraza, dándole palmaditas en la espalda

——¡Oye!

——¿¡Qué?!

——Bajen la voz——las regaña la morena ya fastidiada

——Tú cállate——dicen al unísono, riendo por hacerlo juntas mientras Lilith soltaba un sonoro suspiro, buscando paciencia

——¿Bailamos?——dicen otra vez en conjunto

——pero no hay música——se queja Verónica mientras se cruza de brazos y respinga la nariz

——¿Quién la necesita?——dice la mayor comenzando a tararear un flamenco

Bailando de un lado a otro cualquier cosa menos el ritmo entonado.

——Medio despertar que las espera mañana——murmura la pelirosada al ver como el par tira los colchones al suelo para comenzar una guerra de saltos

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Una chica de castaños rizos, seguía el camino de las flores regadas en el piso, rosas blancas eran el principal acto.

Fascinantes a la vista, trayendo consigo un aire reconfortante y sereno.

Lo que cambió drásticamente al tornarse de rojo, teñidas de sangre.

Volando sus pétalos en un ataúd.

Con su pecho apretado no dudó en correr en su dirección, encontrando otro caos a su lado.

En cuestión de segundos son abiertos, dejando ver a Pepper en uno y Fury en el conjunto.

Su respiración falló como sus piernas, cayendo de rodillas al suelo con un mar de lágrimas escurriendo por sus mejillas.

——Es tu culpa

——Eres basura

——Nadie te volverá a querer

——¡Asesina!

Resuenan en par los ecos de voz

Subiendo la mirada hacia ellas, Natasha y Tony, la admiran con desprecio desde las alturas de su respectivo ser amado muerto.

—–Mierda y más mierda——una abatida castaña abre los ojos con dificultad con un horrible dolor de cabeza mientras su boca está reseca y su pulso aún es errático

Donde la alarma del desayuno parece diez veces más fuerte en estos momentos.

Intentando reincorporarse pero un pie chocó directamente en su cara.

Era la pierna de Elena, la que empuja lejos de ella para levantarse al tercer intento por los mareos que arremeten su cuerpo sin tregua alguna.

"¿Cuándo llegaron los colchones aquí?", Piensa mientras rasca su cabeza, recibiendo de paso un golpe en ella por la chancla de la morena.

——¿Para qué le haces caso a esa loca?——la regaña Lilith de brazos cruzados y su mirada ser intensa, simulando a una madre al corregir a su hijo tras alguna travesura

——Tranquila, nunca más tomaré esa cosa maldita——murmura Verónica con repulsión de los malestares que conlleva

——Ayer no decías lo mismo——Elena interfiere, risueña ante la conversación

——Ahora a mover el culo para las duchas y ordenen las camas——les manda la morena

——Te saldrán canas muy joven——se queja la española al acomodarse mejor entre las tapas

Quedando un gran tiempo en hacerlo entre ambas por lo que tardaron en llegar al desayuno y aún más la castaña que se retrasó al quedarse vomitando antes de probar bocado, volviendo a lavar sus dientes por tercera vez en la mañana.

Mientras en la soledad pudo romperse en llanto mientras la culpa le recorría "¿Por qué debía sentir que le estaba fallando a esa mujer?

Era una estúpida en seguirla amando...

Lavó su rostro en un suspiro para ir al comedor, llegando segundos antes del término.

——¿Estás son horas de llegar?——se le acerca un molesto centinela

——Oh——exlama Verónica, dramatizando un suspiro——Es una lástima perderme este gran buffet——dice doliente mientras una mano en su pecho—Tendré que volver

Dispuesta a voltear, es retenida por el brazo, comenzando a primera hora su tormento ahora además incómodo.

——Stark, a detención——dice el hombre, confirmando sus conclusiones

¿Esa mujer no se podía esperar a que procesará parte de sus actos antes de llamarla?

No, tenía que verle la cara a las horas de casi coger con ella en plena oficina, mientras pensaba en la pelirroja que no abandonaba su mente y corazón, ni por un maldito segundo.

Aunque al entrar a la oficina se sorprendió de no verla, tendría tiempo de mentalizarse o eso creyó en cuanto la hicieron avanzar hacia una puerta dentro de la misma sala.

Recordándole con ello a Coraline y la puerta secreta, bueno, tratándose de la directora no era muy lejos de serlo.

Peligro camuflado...

Sala que dobla en tamaño a la original, decorada en contraste de blanco y negro, todo con un aire elegante como pulcro.

Con todo, cocina americana de un lado junto a la mesa y por otro una extensa biblioteca con su espacio de estar respectivo, finalizando al fondo una gran cama se podía admirar.

¿Leonor Tenía su propia suite en penitenciaría?

Eso explicaba el porqué la descubrió en tantas cosas, dormía aquí con tal de vigilar.

Estaba más demente de lo que creía y al parecer le había contagiado parte de su locura.

——Toma asiento——la escuchó a sus espaldas, sintiendo un escalofrío recorrer su espina dorsal

——Pueden irse——exclama la pelinegra hacia los guardias y la menor traga en seco en cuanto ellos acatan

Quedando completamente a solas...

——¿Quieres comer algo?——Leonor se acerca con una inquietante tranquilidad y la castaña retrocede por inercia——¿No hablas? No recuerdo haberte comido la lengua anoche——sonríe de lado

Para la menor retener un bufido molesto mientras aprieta sus puños, al notar el trasfondo de sus atenciones...

——Yo no recuerdo haber pedido esto, dime, ¿Qué buscas?——Verónica encarna una ceja——¿Comprarme con comida y una linda habitación?——dice entredientes

——Tú fuiste quien se acercó anoche, ¿Lo olvidas?——rie la mayor, al cruzarse de brazos

——Cierto, fue un error mal calculado al enfrentar el shock de terminar un ciclo y querer olvidar a quien amo——suelta sin filtro alguno la ya colérica castaña, pudiendo apreciar como la directora aprieta tanto la mandíbula como los puños——Así son los impulsos humanos, lástima —suspira——tendrás que comer sola——exclama al encogerse de hombros en lo que se da media vuelta

——Siéntate——demanda ya en un gruñido la presidenta

——Obligando a la gente a hacer lo que se te plazca no convencerás a nadie de quererte——dice la menor al acatar su orden

——¿Podrías mantener silencio?——suspira la ojiazul

——¿No querías que hablara?——brama la castaña

——Entonces deja de decir sandeces

——Escuchar la realidad nunca es agradable——continua Verónica hasta que ve como los azulejos destilan sin demorar en ser fulminantes esferas de ira, ya le había tocado mucho las narices saliendo ilesa, mejor no retar a la suerte

Para la mayor mantener su mirada fija en ella hasta que esta se incomoda, moviendo los pies tal como de niña.

Leonor sintió su corazón revolotear ante el recuerdo en lo que se levantó para traer consigo una caja.

"¿Implementos de tortura?", indagó la menor ya temiendo por su vida y bienestar físico.

Por su mente pasaron una y mil formas de ideas respecto a su contenido, cada una peor que la otra.

Pero ninguna de ellas era... ¿Un ajedrez?

La pelinegra se lo entregó en silencio, el que Verónica decidió mantener debido a la confusión que ella misma sentía.

La menor analizó las piezas, pudiendo notar que no eran como cualquiera, eran esculturas de guerreros históricos, perfectamente detallados y no demoró en perderse en ellos.


——¿Aún no me recuerdas?——murmura Leonor casi en un susurro pero que de todas formas alcanzó a escuchar

La pequeña Verónica tenía los ojos hinchados de tanto llorar. Su padre le había dicho que ya no vería más a Leo. Estaba enojada con él y no entendía sus absurdas excusas para alejarla de su única amiga.

Decía que era una mala influencia luego que la haya traido para aprender de ella.

Decía que ella le incomodaba ser amiga de una niña pequeña pero Leo siempre le recalcaba que la quería así.

Decía que la retrasaba en sus estudios pero habían logrado mucho más juntas.

Suspiro abatida, frunciendo los labios como las cejas, en cuanto el ser centro de su enojo la llama.

Encontrándose con la pelinegra en la puerta.

——¡Leo!——corrió a abrazarla, sollozando contra su panza

La azabache miraba con odio al hombre mayor quien reflejaba lástima en la suya, generando más ira en la adolescente.

——¿Por qué te vas?, ¿Por qué me dejas?, ¿Ya no me quieres?, ¿Me porté mal y te hice enojar?——la niña se separó para poder verla mientras preguntaba

La mayor acaricia su cabello buscando calmarla——Tengo que irme por razones que sabrás cuando seas mayor——Explica

——Pero no es justo——abulta sus mejillas-soy lo suficientemente lista ahora

——Claro que lo eres pero eso es de madurez no de inteligencia——recalca ante su puchero

——¿Entonces no me odias?

——Claro que no, yo te quiero mucho-asegura para la menor sonreír

Suena el móvil de Stark mayor, quien suspira tras colgar.

——Verónica, debes despedirte ya——manda, interrumpiendolas

La niña corrió de vuelta a la casa, dando la impresión que sería todo en su adiós.

Dejando a la mayor con la mano alzada, siendo llevada por Howard hacia el estacionamiento para llevarla al centro.

Encendió el auto en cuanto la pequeña llegó, agotada, con una caja en sus manos.

——Para que no olvides tu promesa–—sonríe al entregárselo

——Adiós, Verónica——dijo tras depositar un suave beso en la frente de la menor

Donde al separarse puede notar como una lágrima cae de uno de sus azulados orbes.

Tal como ahora en que la hermosa pelinegra la mira melancólica...

Era la primera chica con la que pudo convivir, su primera amiga, su primer amor....

No recordaba su rostro al pasar los años y ella siendo tan joven, no la reconoció, más, sumandole lo hija de puta que se ha vuelto a medida que pasaron los años.

Una mujer sádica sin control donde quizás fue el resultado del maltrato que debió sufrir en su crianza como le mencionó una vez en su infancia.

En ese momento en el que prometió cuidarla, algo que nunca cumplió por sus cortos años.

——¿Qué te hicieron?——dijo Verónica conmocionada al verla de una nueva forma, sintiendo olas de empatía que lograban preocuparla de lo que le pudiera haber sucedido a la hermosa joven que la encantó con su llegada en medio de su soledad en tan corta edad

Donde Leonor la mira, buscando sus ojos en los suyos, antes de emitir cualquier palabra que pudiera expresar el grato revuelo dentro suyo mientras su corazón alfín podía volver a latir de encontrar a su otra mitad.

Momento que se interrumpe por el móvil de la mayor, quien cambia su semblante nostálgico a uno histérico en milisegundos.

Parándose de golpe para ir de vuelta a la oficina, dando un portazo con sonoros pasos que terminaron por desvanecerse.

Acción que tomó a Verónica completamente desprevenida pero en parte agradecía por sus propios pensamientos ahora más revueltos, si es que era posible.

Mientras sus recuerdos de infancia se mezclaban con los de Natasha, sin orden ni entendimiento alguno frente a su absurda ironía, ya no queriendo pensar más.

Y en cuanto la puerta se vuelve a abrir y sacarla de su propio embrollo mental, Leonor no estaba sola, sino que estaba junto a una mujer de unos sesenta años con un rostro aparentemente dulce y sereno pero tras su mirada azulada puede percibir un aire completamente tétrico, una oscuridad mucho mayor a la que le pudo notar a la presidenta antes.

Donde los guardias tras ellas no demoran en retenerla con fuerza y arrastrarla a un nuevo rumbo.

——¡¿Todo era un maldito truco?!——gritó histérica la menor hacia la Leonor, con rabia e impotencia, mientras patalea buscando librarse a pesar que sabía que no tenía escapatoria alguna frente al sadismo que estaba por venir

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