Cap.#5 "Conociendo"
Había decidido escapar de la estadía con Bryanna, a pesar de estar segura de mi decisión aún no tenía idea de cómo empezar a sobrevivir.
Me encontraba en el tejado del edificio aún, sólo observando la cuidad. Se veía tan tranquila, tan sola. El sólo mirar inspiraba una ligera paz. Quizá por que era la primera vez que me detenía a observar las calles tan detenidamente. Se veían vacías, frías y desprotegidas... Al igual que yo.
Pensé en qué lugar quedarme para descansar sólo por esa noche, la hora pasaba más allá de la cuál acostumbraba dormir, por lo que me dediqué a buscar con la mirada algún hotel o edificio de huéspedes disponible a esas horas, pero por desgracia, nada parecía estar disponible y debido a la escasez de movimiento, tenía que tomar medidas extremas. Gracias a mis padres y el ingreso de cada mes, tenía bastante dinero para mí.
Al contar con el celular, el conocimiento de artes marciales y las armas, creía estar preparada para todo lo que viniera. Sin embargo, la incertidumbre y la duda eran inevitables. Jamás había salido de casa.
Me alejé del edificio de Bryanna buscando un lugar de hospedaje. Y después de casi una hora pude encontrar a 5 calles de distancia un edificio departamental. Era el único lugar abierto a esa hora y la larga distancia entre el edificio y la casa de ella era considerable. Decidiendo por aquel punto, caminé por los techos para llegar hasta ahí, pasé solamente por dos calles hasta que escuché algunos sonidos.
Me detuve por un segundo para escuchar. Eran susurros. Era bastante inusual que la gente se reuniera a esas horas de la noche en un tejado, pero al ver que algunos edificios tenían terraza, dudé de mi sospecha. Cautelosamente caminé siguiendo aquellos susurros, pero no podía interpretar más allá, pasos, bebidas, risas. No podía comprender el origen de aquellos susurros, lo que provocó un alerta. Si fuese alguien, tenía que saberlo antes de que fuera demasiado tarde, es decir, que fueran capaces de aprovecharse de una persona en soledad. Ya había llegado lejos, no podía estar más en peligro.
De repente, el sonido de un golpe fuerte invadió la zona, como si algo hubiera caído, quizá alguien había tropezado. Debido al fuerte sonido saqué el arma de Carl como fuente principal de defensa. El miedo me invadió ligeramente, pero de inmediato desapareció, al notar que sólo se trataba de un gato negro que pasaba por ahí.
Suspirando por mi aparente y absurda paranoia, tranquila seguí caminando para acercarme al edificio.
Durante el camino podía escuchar susurros de nuevo, por esa ocasión decidí ignorar, quizá sólo eran personas conviviendo, y si fuera lo contrario y tarde o temprano decidieran atacar, ya tenía idea de cómo defenderme así que sólo me enfoqué en llegar al edificio.
En un instante, el sonido cesó. Me detuve en seco y sin aviso por la espalda alguien me tomó del cuello atrapándome por completo entre sus brazos. Un exhalto surgió de mi parte, le golpeé en el abdomen a como pude y me agaché en totalidad hacía enfrente para lanzarlo de espalda al suelo con toda la fuerza posible. Pero, al identificar aquella entidad que me acechaba, quedé perpleja. No era posible.
Una tortuga gigante con armamento en cinturón y venda roja en el rostro, era quien me atacó. Mientras digería la sorpresa y dudaba si era real o no, éste se levantó molesto, y sin más, corrí huyendo de la extraña criatura, pensaba que estaba alucinando, incluso les escuché hablar.
Rafael: ¿A dónde crees que vas?
Leo: ¡Donnie! ¡Encárgate! -Corría más rápido, sacudía la cabeza enmedio de la incertidumbre y el miedo, no podía permitir que me atraparan. Era como una pesadilla infantil, una que imploraba por que terminara.
Salté del tejado de ese edificio ocultándome en otro.
Donnie: Esperen, ¿A dónde se fué? -Decía uno de ellos, lo escuchaba cerca de mí durante la huída, y al intentar mirar atrás para identificar su ubicación, caí a otro tejado de un nivel un poco más bajo, cayendo prácticamente frente a otra bestia parecida. -Ah, ya veo. -Dijo después de exhaltar un poco de la sorpresa.
A juzgar por lo que había escuchado, eran tres. Me levanté lo mas rápido que pude, pero aquel que se encontraba frente a mí me tomó de los dos brazos. A comparación de la anterior, ésta tortuga era mucho mayor que yo. Con fuerza intentaba moverme para liberarme, pero no resultaba.
Al ver que estaba vulnerable, el resto de las criaturas se unieron, rodeandome sin permitir que me soltará aquella más alta. Así me percaté de mi error, no eran tres, sino cuatro tortugas.
Era momento de entender que no era una pesadilla, así que agaché la cabeza, evitando el contacto con aquellos, era espantoso.
Leo: Ya suéltala Donnie. -Dijo uno de ellos, aparentemente su líder. Entre todos se encargaron de rodear el perímetro impidiendo cualquier probabilidad de huir. La tortuga de mayor estatura, me soltó. Dejándome libre dentro de su círculo. Igualmente, no podía escapar.
Leo: ¿Vieron algo del clan? -Preguntaba aquel líder, aparentemente estaban buscando o quizá identificando algo en especial.
Rafa: No tien el símbolo en ninguna parte, pero no hay que dejarla ir así como así. -El nombre de aquel clan, me parecía familiar. Recordaba que en una ocasión de lectura con respecto a Nueva York, advertía de casos no terminados en su totalidad, sobre un clan. Era posible que se tratara de ellos, o quizá me estaba equivocando. Pero lo que más me confundía era el hecho de que pensaran que yo tendría su símbolo.
Mikey: Oigan pero, ¿Que tal si es inocente? -Comentó uno de ellos algo dudoso. Éste era diferente, era más pequeño, su lenguaje era bastante coloquial e incluso su vendaje era menos largo que el de los demás, al menos a lo que reflejaba la sombra en el piso. Era probable que fuera el más joven.
Leo: Silencio Mikey. -Ordenó aquél. Éste tenía un lenguaje más maduro que el del resto, era centrado y recto, podría pensar que quiza era el más viejo. En un segundo, pude sentir su mirada, lo que me indicaba que tal vez podría hacer alguna pregunta en cualquier momento, o peor, dar una orden en mi contra. -Hola señorita, ¿Qué le trae por aquí? -Preguntó aparentando empatía, pero no respondí, simplemente no podía. Además de que no tenía ni idea de que buscaban con mantenerme ahí. -¿Podría responder? -Callé de nuevo.
Mikey: Leo, tengo miedo... Oigan, ¿Qué tal si es muda? -Agregó el más pequeño. -Dejémosla ir, ¿Quieren? -Insistió, tomé valor, el suficiente para levantar mi rostro y verles, entonces su líder fulminó al antes mencionado con la mirada.
Leo: Bien, le haré una pregunta señorita... -Comenzó a decir algo serio. Parecía que estaba por tratarme como a un enemigo. -¿Has escuchado del clan del pie? -Preguntó finalmente, pero callé de nuevo manteniendo lo mejor posible la mirada en él, era atemorizante, era literalmente el rostro de una tortuga gigante. -¿No vas a contestar? -Preguntó de nuevo, quería que cooperara, pero en realidad, no sabía cómo hacerlo, pues no era yo quien estaban buscando o rastreando. A ese punto, sabía que tenía que hacer algo, o al menos saber que harían conmigo.
Donnie: ¿Y qué esperabas, Leo? -Escuché la voz del más alto. -Después de todo, es sólo una chica que decidió estar aquí viendo la cuidad, ¿O no? -Siguió con sus palabras de forma sarcástica, parecía insinuar que era obvia la forma en que actuaba en caso de que enserio tramara algo. Ambos se miraron, pero aquel líder decidió seguir con lo suyo ignorando a su subordinado.
Leo: Aún no hay razones para sospechar de ella. -Era más claro el por qué estaba ahí cautiva, pero de igual manera, los miré confundida y en unos instantes volví a agachar la cabeza en el mismo plan de seriedad. Apenas podía respirar de los nervios.
Rose: ¿Qué quieren de mi exactamente?
Rafa: Mira Mikey, si habla. -Escuchaba bromear a uno de ellos.
Leo: Tranquila, no tenemos nada contra ti. -Fruncí muy levemente el ceño ante eso, era totalmente contradictorio tomando en cuenta los presentes sucesos.
Rose: Los escuché claramente durante minutos, estaban siguiéndome.
Leo: No te estábamos... Bueno, si. Pero... Por ahora sólo queremos preguntarte algunas cosas. -No entendía por qué el cambio tan repentino de autoridad a uno empático.
Rose: ¿Sobre aquel clan? -Pregunté recordando su primera pregunta. Entonces su semblante fuerte comenzaba a disminuir, ahora intentaba ser amable.
Leo: S... -De pronto, fue interrumpido por aquel de bandana roja.
Rafael: ¿Y bien? ¿Sabes sobre el pie? -Llegaba de golpe, queriendo ir al punto.
Rose: Se refieren a las personas que se encargan de hacer crímenes aquí? Los que son de origen japonés debido a sus insignias, armas y trajes? Si, he leído de ellos.
Mikey: Es adivina, tal vez pueda leer mi mano! -Dijo algo asombrado el supuesto "Mikey", a eso el mas alto de vendajes Morados no dejaba de mirarme con sospecha.
Donnie: No lo creo Mikey, nunca la habíamos visto por aquí.
Leo: Chicos, basta. -Volvió a dirigirse a la única chica de ahí. -Sólo sabes eso sobre el Clan?
Rose: No me he tomado el tiempo de estudiarlos a fondo. Así que, si.
Leo: Lo ven, chicos? Gracias, es todo lo que queríamos saber. -Mencionó satisfecho.
Donnie: No creo que sea verdad. Deberíamos hacer más preguntas, no crees Rafa? -Su comentario fue algo ofensivo, por que quería estar encima de mi? Decidí interrogarlos ahora que estaba libre de las dudas del líder.
Rose: Debo decir que me encuentro algo desconcertada debido a la situación. -Dije mirándoles confundida.- Ustedes son... reptiles armados...? -Pregunté intentando no ofenderles a pesar de su "amable" interrogatorio.
Donnie: Genéticamente tortugas, y tu de donde vienes? -Preguntó algo molesto. No estaba de humor para soportar mas ofensas, así que respondí con algo obvio y "Hostil".
Rose: Genéticamente de lo humano y natural. -Respondí con intención de devolver su forma de hablar. No me agradaba.
Mikey: Oooh! Donnie, una chica te golpeó bajo, hermano! -La Tortuga de vendajes morados parecía molesto y ofendido, los demás también se habían impactado un poco, tal vez había exagerado.
Rafael: A donde se supone que irías? -Preguntó el primero al que había visto, este no parecía muy amistoso a pesar de haberlo tirado. Era fuerte también. Su pregunta era algo entrometida, por lo que solo respondí a medias.
Rose: Me dirigía al condominio a unas calles de aquí. -Respondí seria. Su líder parecía algo confundido, aun pensaba mal de la presente.
Rafa: Y por que una chica estaría sola por los techos en camino a un condominio a estas horas? Es muy extraño, no crees? -Su Pregunta era algo cierta, lo que hacia no era correcto, pero no podía decir el por que, después de todo, no los conocía y no me agradaban mucho. Tenía que responder así que pensé por un momento, negándome a decirlo.
Rose: Asuntos Personales. -Dije viendo hacia el suelo. No debía decir nada por mi bien.
Leo: Eso es todo? -Dijo inconforme con la respuesta, si era algo sospechoso fuera para bien o para mal.
Rafa: Y las armas? De donde las sacaste?-Algo dentro de mi pulsó, era cierto, tampoco era muy normal tener armas.
Rose: Como dije, asuntos personales. -Respondí de la misma manera. Su líder por alguna razón cedió a su exigencia.
Leo: Podrías explicarnos? -Preguntó amable, pero aun dudaba de ellos.
Rose: No gracias, no puedo confiar en ustedes por obvias razones. -Le dije seria aún. El menor de todos ellos se veía algo confundido, a lo que decidió hablar también.
Mikey: Y por que no? -Dudó como niño.
Rose: Por que no les conozco, además... -Mire al mas alto, el único que no le agradaba mucho. -ustedes tampoco lo harían. -El receptor de mi mirada pareció molestarse, así que se fue alejando.
Donnie: Los espero por allá, Leo. -Dijo antes de alejarse más.
Leo: Creo que...
Rose: Disculpenme, pero no quiero problemas. -Le interrumpí de pronto, no fueron muy agresivos, así que supuse que eran pacíficos.
Leo: Deberias estar con tu familia, No es normal ver a una chica como tu fuera de casa por la noche. -Comenzó a explicar, quería saber mis razones, pero no lo permitiría.
Rose: No es nada normal, eh? Si, ya lo sabia. -Dije afirmando sin importancia.
Leo: Bien, Te dejaremos, vámonos chicos. -Dijo antes de darse la vuelta.
Rafael: No parece muy inofensiva, Leo. Estas seguro de dejarla?
Leo: Ya es tarde, debemos regresar.
Rose: Hasta después. -Respondí sin importancia otra vez a pesar de saber que no los vería de nuevo.
Mikey: La escucharon? Tiene modales. -Dijo el mas pequeño yéndose con ellos. Me di la media vuelta regresando a mi destino.
Me alejé del edificio y me dirigí lo antes posible al hotel, durante el camino no hacia mas que preguntarme quienes eran ellos, de donde venían y por que tanto interés en el Clan del pie. No dejé de pensar en ellos por todo el camino, en especial en su tan entrometido Líder, ¿Por que preguntar sobre la vida personal de un desconocido? Sin agregar a la Tortuga de estatura alta, no dejaba de lado esos ojos llenos de enojo, desconfianza y temor a la vez, parecía que solo esperaba el momento para descubrir algo, pero no tenia idea de que. Pensaba igualmente en la probabilidad de volverlos a ver, pero lo dudaba en gran manera, comenzaría una nueva vida en Nueva York, además no tenía ni la menor idea de sus verdaderas intenciones.
Caminé casi llegando a mi destino, pero desgraciadamente, el condominio había cerrado, era algo contradicente debido a la hora. Pude observar de lejos un horario de apertura, solo abrirían hasta las 6:00 a.m. la cual llegaría a dos horas y media de espera. Me senté en uno de los edificios mas cercanos para reflexionar, aún pensaba en mis padres y en el error que había cometido al huir así, tampoco podía olvidar la famosa promesa del director Frank, igualmente reflexionaba aun en las tortugas y de donde fue provenían.
Después de una hora, se escuchaban ruidos y voces de nuevo, esta vez estaban a una distancia mas larga. Volteé a ver un edificio donde tal vez surgían esas voces, uno de los apartamentos mas cercanos estaba siendo robado, los sujetos que salieron eran de aspecto callejero, tenían la piel impregnada de tatuajes de color púrpura, si mirabas con atención se podía notar que eran dragones. Pensé en retirarme de ahí, no quería problemas, pero nunca estuve a favor de la delincuencia, entonces decidí solo verlos. Las cosas que robaban, las transportaban a diferentes lugares, entonces también los seguí a distancias grandes. Entregaban las cosas en muchas partes.
En un un momento entraron a otro apartamento, pero esta vez, saliendo de ahí apareció un hombre de vestiduras negras y bastantes collares. Por un momento me pregunté si era el clan del pie, pero ese clan era demasiado pequeño y no aparentaban ser japoneses, ni siquiera contaban con armas en mano.
Observé como robaban, era horrible, quitarle las pertenencias a la gente es de muy mal gusto. De alguna forma quería evitarlo, pero no tenia ni idea de como hacerlo, ni siquiera sabia si era capaz de defenderme. Mis conocimientos en las artes marciales eran bastantes, pero no tenia la confianza suficiente para ganar un enfrentamiento. Quería hacerlo, pero ala vez tenia algo de temor.
Se acercaron a otro edificio a los minutos, esta vez por la calle y no por los tejados, se metieron a un "Pent-House" y dejaron todo lo que habían robado. Sin pensar lo que hacía, me adentré para saber si era una especie de guarida. Entré sin que me vieran, me escondía entre las paredes solo escuchando sus conversaciones, uno de ellos estaba ausente, pero no me había dado cuenta hasta que él mismo me descubrió. Me tomó de los brazos y me entregó a su líder bruscamente, me tomaron, me amarraron y escoltándome salimos de ahí, estaba algo asustada, la pandilla me rodeaba durante el camino, conforme el rumbo se marcaba al parecer llegaríamos a una fabrica de galletas de la fortuna, en otras palabras, su guarida. De pronto me comencé a lamentar, me hubiera defendido, así podía poner a prueba mi fuerza, pero el miedo no me dejaba siquiera hablar.
Para llegar a su guarida, caminamos por varias cuadras por una hora, después de tanto caminar, por un momento nos dirigimos a un callejón, estaba oscuro así que podía usarlo a mi favor, ya estaba pensando en como huir de ellos. De repente, la pandilla comenzó a desaparecer uno por uno. Su líder no se daba cuenta, ni siquiera yo. Se llevaron a los tres que estaban a mi alrededor, solo quedábamos ese hombre de collares y yo, cuando este volteó confundió en gran manera y empezó a asustarse. Con la mirada buscaba por los techos intentando identificar a algo o alguien, yo también lo hacia.
Mientras estaba distraído, intenté lo posible para escapar, pero él pudo verme, este sacó un arma y solo podía ver como lentamente se acercaba a mi, estaba atada así que solo podía retroceder. Cerré los ojos fuertemente, y de pronto, algo pude sentir en medio fugazmente.
Abrí los ojos rápidamente para ver que ocurría, entonces no lo creí posible. Frente a mi se encontraba el líder de las tortugas en posición defensora, impidiendo el movimiento del ladrón. Ambos parecían conocerse, no dejaban de mirarse, entonces comenzaron a pelear.
Mientras la tortuga peleaba con él, junto a mi aparecieron dos de las tortugas de vendajes morados y anaranjados, estos me liberaron. Una vez venciendo a aquel hombre, me guiaron hasta el techo del edificio más cercano.
Estaba algo atónita, era la primera vez que los veía y sin embargo, me habían salvado. Entonces pensé, que tal vez no eran tan malos como creía. Sólo me senté ente mis tobillos mientras miraba al callejón donde permanecía ese hombre en estado de inconsciencia, entonces una de las tortugas tomo mi hombro izquierdo.
Leo: De nada. -Mencionó gustoso. Volteé a verle algo apenada.
Rose: Les pedí que me dejaran sola, sin embargo, gracias por salvarme. -Le agradecí algo indecisa, aun no los conocía por completo.
Leo: Necesitabas ayuda, eso hacemos. -Respondió el mismo líder de sangre fría.
Rose: Saben, ya tenia un plan para escapar... -Les dije con la verdad, solo estaba esperando un buen momento para actuar.
Donnie: Si claro, se notaba en la manera de como apenas te movías con las cuerdas en las manos. -Dijo arrogante, a lo que solo le miré.
Leo: No nos presentamos bien, Mi nombre es Leonardo, ellos son Rafael, Miguel Ángel y Donatello. -decia mientras apuntaba a cada uno de ellos. -Y venimos de las alcantarillas. -Concluyó amable, entonces me levanté de mi puesto para presentarme como se debía.
Rose: Rose Harrison Blake. -Le ofrecí mi mano. -Y vengo de Londres. -Este la aceptó y estrechamos.
Leo: Londres, eh? -Mencionó algo interesado. A mis palabras dos de ellos se sorprendieron un poco.
Rafel: Una chica británica?
Mikey: oh, ahora entiendo su formalencia.
Donnie: "Formalidad", Mikey.
Rose: De donde vengo, si una persona le hace un favor a otra, esa persona le tendrá que devolver el favor, entonces, desde ahora estoy en deuda con ustedes. -Les dije mientras el menor devolvía mi mochila. Me la habían quitado los maleantes. -Gracias.
Donnie: Entonces, si eres de Londres, como terminaste aquí?
Rose: Por ahora es información confidencial.
Leo: Esta bien, solo nos hemos visto hoy. Además, son tus problemas. -Ascendí con la cabeza estando de acuerdo con sus palabras, ahora entendía mi situación, al parecer estaba libre de sospechas.
Rose: Gracias por comprender.
Mikey: Para eso están los amigos. -Dijo dulcemente el llamado "Miguel Ángel". El cielo comenzaba a aclararse, así que tenia que correr a registrarme en los condominios. Suspire y les miré otra vez.
Rose: Ya debo irme, está amaneciendo. -Me coloqué la mochila en su lugar y me acerqué a la orilla del edificio para irme.
Leo: Nos volveremos a ver, Rose. -Dijo a mis espaldas, entonces volví a verle.
Rose: Una vez mas, gracias. Gusto en conocerles, Tortugas. -Entonces me fui lo mas rápido que pude, tenia que alcanzar la apertura.
...
Donnie: algo aún no capta...
Leo: Jaja, Donnie, déjate de tonterías.
Mikey: Si, nadie puede odiar a una chica tan educada, hermano. Son respetables.
Rafael: Si Donnie! Que pasaría si te llegara a gustar? Algún día sabremos quien es y que trama, tranquilo.
...
Me dirigí al edifico departamental, me registre limpiamente con una identificación de estudiante, finalmente me dieron las llaves y por primera vez tuve un apartamento propio. Al entrar solo busqué la habitación para descansar.
Las tortugas seguían siendo algo extraño, abarcaba mucho en mi mente las palabras de Miguel Ángel. "Para eso están los amigos". Entonces recordé la promesa del director Frank, hacer amigos con cuatro tortugas mutantes sería imposible, pues solo uno de ellos era amable y comprendía un poco.
Estando por fin en la cama, me preguntaba muchas veces, sobre las posibilidades en ese nuevo estado y en esa nueva vida que decidí adoptar. Tal vez podría cumplir la promesa, tal vez podría solo desperdiciar mi vida.
Pero, bueno.
Ya veremos que pasa...
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