Capitulo siete : una cita no cita
Jeongin se miraba al espejo, su reflejo le devolvía una imagen que no terminaba de convencerle. Las mejillas le ardían, un rubor que no podía explicar, y aunque intentaba concentrarse en su cabello, la verdad era que su mente estaba en otro lugar: Hyunjin. ¿Por qué le pasaba esto? Era solo otra salida entre amigos, como tantas otras. Sin embargo, el simple pensamiento de ver a Hyunjin lo llenaba de una mezcla de emoción y nerviosismo que no podía ignorar.
Mientras ajustaba su camiseta, su madre entró en la habitación, interrumpiendo sus pensamientos. Su sonrisa era amplia y cálida, como siempre.
—¿Vas a salir con alguna chica? —preguntó, con un brillo travieso en los ojos.
Jeongin se sonrojó aún más y negó rápidamente.
—No, solo saldré con Hyunjin.
La reacción de su madre fue inmediata; una risa suave escapó de sus labios.
—¿Al fin se hicieron novios?
Jeongin sintió que el mundo se detenía por un instante.
—¡No! —exclamó, casi a gritos—. Solo somos mejores amigos y ya.
La madre se rió a carcajadas, disfrutando de la confusión de su hijo.
—Jeongin, no te arreglas tanto para ir a ver a Hyunjin. Significa que ya te lo dijo. ¿Tú lo sabías?
El menor frunció el ceño, sintiéndose un poco atrapado en la conversación.
—¿Qué? No… ¿Tu lo sabías?
Su madre le lanzó una mirada cómplice.
—¿Qué le gustas a Hyunjin?. Yo, la vecina, la madre de Hyunjin, el padre, las vecinas de Hyunjin, su hermano… ¡todos lo saben!
Jeongin se quedó en silencio, procesando la información. La idea de que todo el mundo estuviera al tanto de algo que él mismo no entendía del todo le resultaba abrumadora. Con un suspiro, forzó una sonrisa.
—No somos nada —dijo, tratando de convencerse a sí mismo—. Solo vamos a salir.
Su madre lo miró con ternura y un atisbo de complicidad.
—¿Y si yo y Hyunjin intentamos algo? —preguntó con un tono soñador.
—Entonces sería la madre más feliz —respondió ella sin dudarlo—, ya que estarías con alguien que jamás te haría daño.
Jeongin sintió un calor reconfortante en su pecho. A pesar de sus dudas, la idea de estar con Hyunjin le parecía cada vez más atractiva. Se acercó a su madre y la abrazó con fuerza.
—Bueno, ya me voy —anunció al separarse—. Te veo después. Probablemente me quede en casa de Hyunjin, así que no me esperes.
Mientras recogía su mochila del suelo, su madre le lanzó una última advertencia.
—Usen protección.
—¡MAMÁ! —se quejó Jeongin, sintiéndose como si se estuviera hundiendo en un mar de vergüenza.
Con una risa burlona, su madre lo despidió mientras él se apresuraba a salir de casa. Caminó hacia el parque corazón latiendo desbocado. La idea de que todos supieran lo que él mismo apenas comenzaba a entender lo llenaba de una mezcla de emoción y miedo. ¿Qué pasaría esa noche? ¿Y si realmente había algo más entre ellos?
Las preguntas giraban en su cabeza mientras se acercaba a donde se encontraba el rubio.
Jeongin llegó al parque y, al instante, sus ojos se posaron en Hyunjin, que lo esperaba con una sonrisa. Se acercó con un ligero nerviosismo, sintiendo cómo su corazón latía más rápido.
—¡Hola! —saludó Jeongin, tratando de sonar despreocupado.
—¿Listo para irnos? —preguntó Hyunjin, su tono ligero y amistoso.
Jeongin asintió, y juntos comenzaron a caminar por el sendero del parque. Mientras avanzaban, Jeongin no podía evitar echar miradas furtivas a la mano de Hyunjin. La tentación de tomarla era abrumadora, pero justo cuando se decidió a hacerlo, Hyunjin levantó el dedo para señalar algo.
—¡Mira! Un carrito de helados.
Jeongin sintió un leve sonrojo al darse cuenta de que había perdido la oportunidad. Sin embargo, sonrió y asintió, dejando que la emoción del momento lo llevara. Al llegar al carrito, ambos pidieron sus helados favoritos y se dirigieron a un rincón tranquilo del parque donde había pocas personas.
Se sentaron en una banca y, en un impulso juguetón, Jeongin tomó el helado de Hyunjin y le dio un bocado. El mayor se quejó dramáticamente.
—¡A veces eres INSOPORTABLE! —exclamó, aunque su tono era más de broma que de verdad.
Jeongin soltó una risa, disfrutando del momento.
—y eso que nunca me has visto borracho —dijo, con una sonrisa traviesa.
Hyunjin se encogió de hombros.
—Tienes razón. Deberíamos emborracharnos un día. Uyyy, y luego escucharte como te pones melancólico...
—Ni me lo imagino...
El ambiente se volvió silencioso por un instante, y Jeongin sintió que la tensión aumentaba. Entonces, sin previo aviso, Hyunjin se acercó y lamió el labio superior de Jeongin, donde había un poco de helado. El menor se sonrojó intensamente y lo empujó suavemente.
—¿Qué te sucede? —preguntó, su voz temblando por los nervios —No hagas eso de la nada?
—¿Por qué ? ¿te pones nervioso? —indagó Hyunjin con una sonrisa burlona.
Jeongin bufó, tratando de mantener la compostura.
—No, porque no me gustan los... —comenzó a decir, pero se detuvo en seco cuando Hyunjin se acercó aún más.
—Tonto. —Hyunjin sonrió de forma provocativa
—. Ay, cállate, maldito Hwang. Por eso tus novios seguramente te dejan.
Hyunjin soltó una risa alegre, disfrutando del intercambio.
—Eso debería decirlo yo. Eres demasiado gay para ser hetero —respondió con picardía.
Jeongin alzó una ceja, sorprendido.
—¿Qué dices? —se quejó—. ¿A qué te refieres?
Hyunjin solo se encogió de hombros mientras se levantaba.
—Vayamos a caminar —ofreció, extendiendo una mano hacia él.
Jeongin lo siguió, sintiendo cómo la confusión y la emoción se entrelazaban en su pecho. La noche apenas comenzaba y con cada paso que daban juntos, las posibilidades parecían infinitas. ¿Qué pasaría si se permitían explorar esa conexión que ambos parecían sentir? Con el corazón latiendo desbocado, decidió disfrutar del momento y ver a dónde los llevaría la noche.
Al llegar a la casa de Hyunjin, ambos se cambiaron rápidamente y se acomodaron en el sofá, listos para ver una película. La luz tenue de la sala creaba un ambiente acogedor, pero Jeongin no podía concentrarse en la pantalla. En su lugar, su mirada se deslizaba hacia Hyunjin, que parecía completamente relajado, con una sonrisa en el rostro.
Después de unos minutos de silencio, Hyunjin lo miró de reojo.
—Si tienes algo que decir, dilo —sugirió, con un tono juguetón.
Jeongin sintió un ligero rubor en sus mejillas. La curiosidad lo estaba consumiendo.
—Es solo que... —comenzó, dudando un momento—. ¿Qué se siente que te la metan?
Hyunjin se quedó congelado por un instante, sorprendido por la pregunta directa. Sus ojos se abrieron como platos mientras procesaba lo que Jeongin acababa de decir.
—¿Qué? —exclamó, casi riendo por la incredulidad—. ¿De dónde sacaste eso?
Jeongin encogió los hombros, sintiéndose un poco avergonzado pero también intrigado por la reacción de Hyunjin.
—Solo tengo curiosidad —dijo, tratando de sonar despreocupado, aunque su voz temblaba ligeramente.
Hyunjin soltó una risa nerviosa, aún sorprendido por la sinceridad de Jeongin.
—Eso es... bastante directo, ¿no crees? —comentó, intentando recuperar la compostura.
Jeongin se encogió de hombros nuevamente, sintiendo cómo la incomodidad se mezclaba con la emoción. La tensión entre ellos era palpable, y no podía evitar preguntarse si había cruzado una línea.
—Solo... nunca he tenido esa experiencia. Quiero saber cómo se siente...—explicó, mirando a Hyunjin a los ojos.
Hyunjin lo observó por un momento, sopesando sus palabras. Finalmente, una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro.
—Bueno, no es algo que puedas describir fácilmente. Es... diferente para cada persona —dijo, tratando de mantener la conversación ligera—. Pero si tienes curiosidad, yo podría darte la experiencia...
Jeongin frunció el ceño, sintiendo que el ambiente se volvía más denso. No sabía si quería que la conversación tomara ese giro o si prefería dejarlo así.
—¡¿Qué dices?! No lo decía en ese sentido —dijo, sintiendo sus mejillas arder —Ademas he visto tu polla y no entraría ni que quisiéramos...
Hyunjin lo miró fijamente, y por un momento, el tiempo pareció detenerse. La conexión entre ellos era innegable y electrizante.
—Nada es imposible... —Soltó —para que preguntas... —su voz más suave ahora.
—¿Curiosidad?
—La curiosidad mató al gato...
—Pero el gato murió sabiendo —Dijo y Hyunjin solo pudo sonreír.
Jeongin se sentía más audaz que nunca. La atmósfera en la habitación era densa, cargada de una tensión que había estado acumulándose desde que llegaron a casa. Sin pensarlo mucho, se acercó a Hyunjin, quien lo miraba con una mezcla de sorpresa y expectación.
Con un movimiento decidido, Jeongin subió al regazo de Hyunjin, sintiendo el calor del cuerpo de su amigo contra el suyo. La cercanía hizo que su corazón latiera más rápido. Hyunjin lo observó, sus ojos brillando con un destello de sorpresa y deseo.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Hyunjin, aunque su voz no tenía ni un ápice de reproche. Más bien, sonaba intrigado.
—Solo... quería sentirte más cerca —respondió Jeongin, su voz suave pero firme.
Sin pensarlo dos veces, Jeongin se inclinó hacia adelante, acercando sus labios a los de Hyunjin. El aire entre ellos se volvió espeso, y antes de que pudiera arrepentirse, sus labios se encontraron en un beso suave pero intenso. Fue como si todo el mundo se desvaneciera, dejando solo el calor de sus cuerpos y la electricidad que corría entre ellos.
Hyunjin respondió al beso con una pasión contenida, sus manos encontrando la cintura de Jeongin y apretándolo más cerca. A medida que el beso se profundizaba, la suavidad inicial se transformó en algo más voraz. Jeongin sintió cómo la lengua de Hyunjin rozaba la suya, y un escalofrío recorrió su columna vertebral.
Con cada movimiento, la conexión entre ellos se intensificaba. Jeongin se aferró a los hombros de Hyunjin, sintiendo cómo el pulso de su amigo resonaba en su pecho. El mundo exterior se desvanecía; solo existían ellos dos en ese momento.
El beso se tornó más apasionado, más urgente. Jeongin comenzó a moverse sutilmente sobre las piernas de Hyunjin, sintiendo cómo la fricción aumentaba la temperatura entre ellos. Cada roce era un recordatorio de lo que ambos deseaban.
Finalmente, se separaron un poco, sus frentes aún tocándose mientras respiraban entrecortadamente. Los ojos de Hyunjin brillaban con deseo, y Jeongin no pudo evitar sonreír, sintiendo una mezcla de nervios y emoción.
—Esto es... —comenzó Hyunjin, pero Jeongin lo interrumpió con otro beso, decidido a no dejar que las palabras arruinaran el momento.
—¿Aun la propuesta está disponible? —Investigó y hyunjin solo pudo asentir —Follame Hyunjin...
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