Capitulo once: no rendirse
Hyunjin se detuvo frente a la puerta de la casa de Jeongin, su corazón latiendo con fuerza. Había pasado toda la tarde pensando en cómo arreglar las cosas entre ellos. Después de un profundo suspiro, decidió tocar el timbre. El sonido resonó en el aire, y tras unos momentos, la puerta se abrió.
—Hola, Hyunjin —dijo Yoona, la madre de Jeongin, con una sonrisa amable—. ¿Vienes a arreglar las cosas con Jeongin?
Hyunjin frunció el ceño, sorprendido.
—¿Cómo sabes que vine a eso? —preguntó, incrédulo.
Yoona se encogió de hombros, su expresión se tornó más seria.
—Jeongin llegó molesto del instituto. La única persona que puede hacerle sentir de maneras irracionales eres tú.
Hyunjin sintió un ligero rubor en sus mejillas. Hizo una reverencia, disculpándose por cualquier inconveniente que pudiera haber causado.
—Lo siento mucho —murmuró.
—No te preocupes, pasa —dijo ella, abriendo la puerta un poco más.
Hyunjin asintió y entró en la casa, sintiendo una mezcla de nerviosismo y determinación. Se adentró en la habitación de Jeongin y lo encontró sentado en su escritorio, rodeado de libros y papeles. Al acercarse más, notó que llevaba unos audífonos y estaba profundamente dormido. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras se acercaba sigilosamente para cerrar la cortina de la ventana.
Jeongin frunció el ceño al sentir la luz desaparecer y abrió los ojos lentamente. Al encontrarse con Hyunjin, una chispa de sorpresa iluminó su rostro.
—¿Cuándo te volviste tan bonito? —susurró Jeongin, sin poder evitarlo.
Hyunjin sonrió, pero el momento se disipó rápidamente cuando Jeongin se dio cuenta de lo que había dicho. Carraspeó la garganta, intentando recuperar la compostura.
—¿Qué haces aquí? —preguntó, con un tono que intentaba ser molesto pero que sonaba más curioso.
—Quería hablar contigo —respondió Hyunjin con sinceridad.
—No quiero hablar —replicó Jeongin, desviando la mirada.
Sin pensarlo dos veces, Hyunjin se inclinó hacia adelante y lo besó suavemente. Jeongin se dejó llevar por un instante, pero luego se apartó rápidamente, sonrojado y confundido.
Hyunjin no tardó en seguirlo, lanzándose sobre él y comenzando a hacerle cosquillas. Las carcajadas de Jeongin llenaron la habitación mientras trataba de escapar del ataque juguetón.
—¡Suelte! —suplicó entre risas—. ¡Hyung, suéltame!
Pero Hyunjin solo sonrió más y continuó jugando con el cabello del menor, revolviéndolo con cariño. Finalmente, se dejó caer sobre él, ambos respirando con dificultad por las risas.
—Pesas mucho —dijo Jeongin, algo agitado mientras miraba a Hyunjin a los ojos.
Ambos se quedaron así por un momento, sumidos en una burbuja de complicidad. Hyunjin soltó una frase que cambió el ambiente.
—Se mí novio.
Las mejillas de Jeongin se tiñeron de rojo al escuchar esas palabras. Tartamudeando, preguntó:
—¿Qué te pasa?
Hyunjin sonrió ampliamente.
—Te lo diré hasta que aceptes ser mi novio —respondió con determinación.
Jeongin lo miró incrédulo.
—¿Te volviste loco?
—Loco por ti —dijo Hyunjin antes de inclinarse nuevamente para besarlo.
El primer roce fue suave, casi un susurro. Pero a medida que sus labios se encontraron, la chispa encendió una llama ardiente entre ellos. Hyunjin presionó sus labios contra los de Jeongin con una intensidad que lo hizo temblar. Era un beso que hablaba de anhelos reprimidos y emociones desbordadas.
Las manos de Hyunjin se deslizaron por los costados de Jeongin, explorando su piel con una mezcla de ternura y deseo. Jeongin respondió envolviendo sus brazos alrededor del cuello de Hyunjin, atrayéndolo más cerca, como si no pudiera obtener suficiente de él.
El beso se volvió más profundo, más urgente. Hyunjin abrió ligeramente los labios, invitando a Jeongin a seguirlo en esta danza apasionada. Sus lenguas se encontraron en un movimiento suave pero ferviente, como si estuvieran tratando de comunicarse todo lo que habían guardado en su interior.
Jeongin sintió cómo el calor se acumulaba entre ellos, cada roce y cada susurro intensificando la conexión que compartían. Se perdió en la sensación de tener a Hyunjin tan cerca, su cuerpo contra el suyo, la calidez de su aliento mezclándose con el suyo.
Con un impulso repentino, Hyunjin se acomodó aún más sobre Jeongin, presionando su cuerpo contra el de él. La cama crujió levemente bajo su peso, pero ninguno de los dos prestó atención; estaban atrapados en su propio mundo. El beso se tornó más apasionado, más voraz, como si quisieran devorarse el uno al otro.
Finalmente, se separaron para tomar aire, sus frentes aún tocándose mientras recuperaban el aliento. Ambos sonreían con complicidad, sabiendo que ese momento había cambiado todo entre ellos.
—Se mi novio... —pidió nuevamente Hyunjin y jeongin negó.
—Invitame a salir, conquistame, no te sales los pasos hyunjinnie...
—¡La comida está lista! —anunció alegremente, sin percatarse del momento que había interrumpido. Ambos chicos se separaron rápidamente, como si el tiempo se hubiera detenido y el mundo real hubiera vuelto a girar.
La madre de Jeongin sonrió al ver a los dos jóvenes. Un rato después el comedor se encontraba en silencio sepulcral. Fue Yoona quien rompió la tensión.
—¿Entonces ya son novios? —preguntó con una sonrisa traviesa.
Jeongin casi se ahoga con un sorbo de agua, sus mejillas encendiéndose. La madre miró a su hijo con curiosidad, mientras Hyunjin soltó una risa nerviosa.
—¿Puedo empezar a decirle suegra? —preguntó Hyunjin, mirándola con un brillo juguetón en los ojos.
La madre asintió con una sonrisa, pero Jeongin negó con la cabeza, sintiéndose un poco abrumado.
—No la vas a llamar así —respondió, tratando de mantener la seriedad.
Hyunjin bufó, divertido.
—Si mi suegra está de acuerdo, entonces yo lo haré —replicó, provocando una risa suave de la madre y una mirada de incredulidad de Jeongin.
Justo cuando Jeongin iba a responder, su teléfono vibró. Era un mensaje de Félix recordándole que en dos días era el final de mes y que debían arreglar todo para el festival.
—Va a ser un día muy importante —dijo Hyunjin, su voz llena de entusiasmo—. ¿Quieres ir conmigo?
Jeongin alzó una ceja, sorprendido por la invitación, pero luego una sonrisa se dibujó en su rostro mientras asentía.
—Sí, claro.
Al día siguiente, mientras organizaba algunas cosas con Félix, Jeongin no podía evitar distraerse. Su mirada se desvió hacia Hyunjin, quien estaba trotando bajo el sol con su clase. La imagen de Hyunjin, sudoroso y radiante, le hizo morderse el labio inferior.
—Concentra tu atención, Jeongin —suspiró Félix—. Estás haciendo todo mal, deja tu orgasmo visual para después...
Jeongin rodó los ojos y decidió caminar un poco para despejar su mente. Sin embargo, en su distracción, tropezó y casi se cayó. En ese instante, sintió una mano firme en su cintura que lo estabilizó.
—¿Estás bien? —preguntó una voz familiar.
Era Heeseung, un compañero de clase que rara vez hablaba pero que siempre había atraído la atención por su atractivo innegable. Ambos sonrieron tímidamente.
—Sí, gracias por la ayuda —respondió Jeongin, sintiéndose como la típica protagonista de un kdrama.
—Me alegra que no te hayas hecho daño —dijo Heeseung, ajustándose las gafas con una sonrisa.
Pero fue la voz de Hyunjin la que los sacó de su trance.
—Ya puedes quitarle la mano de la cintura —dijo con un tono algo enojado y quizás celoso.
Jeongin se giró rápidamente hacia Hyunjin, su corazón latiendo con fuerza. La expresión en el rostro de Hyunjin era fría.
¿Acaso Hyunjin estaba celoso?
🌱.
NOTITA IMPORTANTE PLS LEER!
Como sabrán está historia no tendrá muchos capitulo sin embargo también me gustaría contar las historias de los demás. Entonces no sé si hacer otros libros o hacerlo acá mismo ya que técnicamente es la misma historia. Solo que como esta es en primavera las otras tres historias serán en las demás estaciones.
Les parece bien? Díganme pls 😓
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