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Capitulo diez: el acosador.

Minho suspiró, la mente aún atrapada en las palabras de Hyunjin, una pequeña mentira que lo había agobiado. Desde el primer día que aquel chico de lentes con cabello castaño le entregó las flores, había sido un flechazo directo al corazón. Sin embargo, a pesar de ese amor a primera vista, no podía evitar pensar que, aunque deseara con todas sus fuerzas, Hyunjin nunca lo vería como algo más que un amigo.

Mientras caminaba por el pasillo, se dio cuenta de que no llevaba su teléfono. Rápidamente se devolvió, sus pasos resonando en el suelo. Al llegar al aula, su mirada se detuvo en su mesa: allí había una rosa roja. La tomó entre sus manos, y una nota cayó al suelo. "Nos vemos en el café Sunshine a las 3:30". Frunció el ceño, preguntándose quién podría haber dejado eso.

—¿Hyung, qué haces por acá? —preguntó un rubio de cabello algo largo que se acercaba.

—Hola, Lix —saludó Minho, sintiendo una punzada en el pecho al ver la sonrisa del rubio. Luego, decidió preguntar—: ¿Has visto a alguien colocar esta rosa aquí?

El rubio sintió que su corazón se comprimía. ¿Quién había sido el atrevido que había hecho lo que él no pudo? Una mezcla de molestia y celos lo invadió.

—Apenas acabo de llegar —respondió Félix, intentando ocultar su incomodidad—. Olvidé mi cuaderno de apuntes.

Minho asintió, luego le preguntó si quería acompañarlo al café. Las mejillas de Félix se ruborizaron al instante.

—¿De verdad vas a ir a donde dice la nota? —preguntó él, con la esperanza de que Minho dijera que sí.

—Quiero saber si es una broma pesada o algo más —respondió Minho con una sonrisa.

Félix asintió, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción mientras decidía acompañarlo. Al llegar al centro comercial, el rubio no podía dejar de pensar en lo atractivo que era Minho. Su perfil era perfecto y, sin querer, al observarlo tropezó y cayó. Pero no tocó el suelo; un chico pelinegro lo atajó tomándolo de la cintura.

—¡Lix! —gritó Minho al ver la escena.

Félix miró al pelinegro, quien aún lo sostenía. La vergüenza le subió por las mejillas y deseó poder enterrarse en la tierra.

Minho rodó los ojos y carraspeó la garganta, haciendo que Félix se separara del pelinegro.

—Gracias —dijo Félix, aún sonrojado.

—No hay problema —respondió el pelinegro con una sonrisa traviesa—. Para eso entreno, para salvar a lindos rubios en apuros.

Félix sintió cómo su rostro ardía y sonrió tímidamente. El pelinegro mordió su labio inferior antes de preguntar:

—¿No sería muy descortés pedirte tu número?

Félix estaba por responder cuando fue Minho quien intervino.

—No, ya que apenas tiene diecisiete y tú te ves bastante mayor. No seas un depravado.

El pelinegro quedó en shock, mirando a Minho con incredulidad antes de despedirse del rubio y alejarse rápidamente.

—Debes tener cuidado con ese tipo —dijo Minho, volviendo su atención a Félix.

—Pero se veía agradable... —murmuró Félix, tratando de justificarlo.

Minho negó con la cabeza.

—La gran mayoría son así. Así que ten cuidado.

Ambos caminaron durante un buen rato hasta llegar a una tienda de convivencia. Se separaron para hacer sus compras y cuando Minho se acercó a la caja, un chico apareció detrás del mostrador.

—Hola, soy Han —saludó con una sonrisa.

Minho le devolvió la sonrisa,

—¿Te gustó la rosa? —investigó el cajero y minho asintió, pero pronto se dio cuenta de algo inquietante.

—¡Fuiste tú! —gritó, llamando la atención de muchas personas en la tienda.

Han lo miró confundido mientras Minho señalaba la rosa. La revelación lo golpeó como un rayo; el chico detrás del mostrador había sido el autor de aquella nota que había encendido su curiosidad y su corazón.

—Ups 

—¿Cual ups? ni siquiera te conozco...

—Aun no, espera a salir de mi turno,  ¿Puedes?

—¡No! Escucha, me gusta alguien más y no puedes ir dando flores a...

—Alguien que no te corresponde.

—¿Como sabes eso?

—Tenemos amigos en común —Dijo guiñandole el ojo —Vi en tu instagram que estabas soltero así que...

—¡Ey! Eso es acoso, yo...

—Hyung estás... Oh Jisung...

—Hola lixie, ¿Como has estado?

—De la verga —Soltó con recelo.

—¿Por qué siempre sentí que no te agradé?

—¿Qué dices?, siempre me caíste muy bien —Dijo con sarcasmo el rubio y luego miro a Minho —Paga y yo te espero afuera.

—Vale...

Félix salió de la tienda, sintiendo la brisa fresca acariciar su piel. Buscó un lugar donde esperar a Minho y decidió sentarse al borde de una pequeña fuente en el parque. Movía sus piernas de un lado a otro, disfrutando del momento y del ambiente vibrante que lo rodeaba.

Fue entonces cuando notó que alguien se sentaba a su lado. Al girar la cabeza, se encontró con el chico que había conocido hacía un rato, el pelinegro que lo había sorprendido con su sonrisa. Félix no pudo evitar sonreír también, pero notó que el chico estaba distraído con su teléfono.

—Hola —dijo Félix, intentando captar su atención.

El pelinegro guardó su teléfono y se volvió hacia él, una expresión de disculpa en su rostro.

—Lo siento, estaba un poco distraído —dijo, sonriendo de nuevo—. ¿Tu novio se molestó?

Félix se rió suavemente, sacudiendo la cabeza.

—No, Minho no es mi novio.

El chico asintió, como si estuviera procesando la información.

—Entonces, ¿estás solo ahora? —preguntó.

—Sí, estaba peleando con el cajero —respondió Félix, riendo un poco ante la absurdidad de la situación.

El pelinegro sonrió, claramente divertido.

—Soy Changbin, por cierto. ¿Y tú?

—Félix —dijo el rubio, sintiéndose un poco más cómodo con la conversación.

—¿Y por qué tu amigo está peleando con el cajero? —preguntó Changbin, curioso.

Félix se encogió de hombros.

—En mi instituto celebramos el Rose Garden. Es un evento de dar y recibir rosas durante todo el mes y al final hacemos un pequeño baile. Todo el mundo está invitado.

Los ojos de Changbin brillaron con interés.

—¿Puedo ir? —preguntó sin dudarlo.

Félix asintió rápidamente.

—Claro, es entrada libre.

Changbin sonrió ampliamente, como si le hubiera dado una buena noticia. Pero luego, Félix notó algo en la expresión de Changbin; parecía estar considerando algo más serio.

—Ya que tú y el tal Minho no son novios... ¿puedo tener tu número? —preguntó Changbin, un poco tímido pero decidido.

Félix estaba a punto de responder cuando vio a Minho salir de la tienda. Su corazón dio un vuelco y se levantó rápidamente.

—Oh, lo siento, pero... —comenzó a decir mientras se movía hacia Changbin—. Te invito cordialmente a la última noche del evento.

Antes de que Changbin pudiera responder, Félix salió corriendo hacia Minho, dejando al pelinegro un poco sorprendido.

—¡Changbin! Te encontré te desapareciste por...

—Chris no me lo vas a creer, pero conocí al amor de mi vida...

—¿Esta aquí con nosotros?

—Ash, hablo enserio, el será mi novio... Ya lo verás.

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