Capitulo catorce: Un Día Inesperado
Jeongin estaba radiante. Había planeado una cita perfecta para él y Hyunjin. Un picnic en el parque, seguido de una visita al planetario y, para terminar la velada, una cena romántica en un restaurante italiano. Había dedicado días a perfeccionar cada detalle, desde la selección de la manta para el picnic hasta la reserva de mesa en el restaurante. Todo tenía que ser impecable, ya que era su primera cita como novios.
La mañana amaneció soleada y prometedora. Jeongin se había despertado temprano, con una alegría casi infantil, y se había esforzado al máximo para preparar todo para la cita. Llevaba una canasta llena de bocadillos, una manta suave y una selección de juegos para jugar en el parque. Incluso había preparado una pequeña sorpresa: una carta escrita a mano, expresando sus sentimientos más profundos por Hyunjin.
-¿Estas listo? -Investigó jeongin cuando se encontró con Hyunjin este asintió y le tomo la mano haciendo que este se sonroje, ambos estaban esperando el autobús.
Al subir, la canasta de picnic, que llevaba con tanto cuidado, se le resbaló de las manos derramando su contenido por el suelo.
-Mierda, lo siento lo limpiare -Explicó y el conductor negó.
-Dejalo, han tirado cosas peores.
-Ya lo oíste innie, ven, hay que sentarnos.
Ambos se sentaron y jeongin frunció el ceño, había sido un pésimo inició pero no se rendiría a lo que Hyunjin carcajeo sacando de trance al menor.
-¿De que te ríes idiota?
-¿Asi tratas a tu novio?
-Callate, no quiero escucharte, a menos que me digas de qué te ríes.
-De ti.
-¡Todos iguales!
-Pero si soy tu primer novio.
-¡Cállate! -La verdad era que Hyunjin no podía evitar sonreír al ver lo nervioso que estaba jeongin, sentía suano sudar y fruncía el ceño de vez en cuando.
Qué lindo...
Al llegar al parque, se encontró con que el lugar que había escogido estaba ocupado por un grupo de niños ruidosos jugando al fútbol. Su plan de una romántica comida al aire libre se había convertido en una búsqueda frenética de un lugar tranquilo y despejado, con el resultado de que la comida había quedado un poco aplastada y no lucía tan perfecta como él la había imaginado.
-Bueno, supongo que el picnic quedará para después... -Soltó Hyunjin.
-Malditos moscosos, ¿no podían ir a jugar a otro lado?
-Dejalo, me dijiste que habías organizado otra cosa, ¿Que más?
El planetario, su segunda parada, tampoco fue como lo había planeado. Un fallo técnico impidió la proyección del show espacial. Jeongin intentó cambiar de planes, llevando a Hyunjin a un café cercano, pero el café estaba lleno hasta la bandera y debieron conformarse con tomar un helado de pie, con una sensación incómoda por las miradas de los demás, jeongin fruncía el ceño y Hyunjin volvió a sonreír.
-¿Otra vez riendote solo? No escogí bien, ahora tengo un novio esquizofrénico
-Solo que, cuando estás enojado arrugas más la cara de lo normal -explicó.
-No estoy enojado solo... No importa, deberíamos seguir, vamos a comer en un restaurante italiano mi papá me lo recomendó, ven...
Para cuando llegaron al restaurante italiano, Jeongin estaba casi desesperado. No sólo había tenido problemas con el transporte público, sino que encima el restaurante estaba cerrado "por problemas técnicos". La fecha en la que había hecho la reserva estaba equivocada por un error en su calendario y, lo más frustrante de todo, la carta de amor que había escrito con tanto cariño se había arruinado debido al derrame en la canasta del picnic.
Cuando la lluvia comenzó a caer, Jeongin estaba devastado y se dio por vencido.
-No... no puedo creerlo, Hyunjin. Me rindo... -susurró Jeongin, su voz quebrada por el llanto y la frustración. -Todo salió mal. Mi canasta, el parque, el planetario... ¡hasta el restaurante estaba cerrado! Ni siquiera pude darte la carta... se arruinó con la comida, y mierda...
Hyunjin, aunque sorprendido por el torbellino de desgracias, sonrió. Se sentó a su lado, en un banco bajo el creciente aguacero..
-innie, yo si me divertí mucho... -dijo Hyunjin, tomándole las manos mojadas. -Mira, el plan A fue un desastre, sí, pero... ¿qué te parece si improvisamos un plan B?
Jeongin lo miró, entre lágrimas. -No sé, Hyunjin... Estoy... Había planeado todo con tanto cariño... nuestra primera cita como novios ha sido lo peor...
-Mentira, yo me he divertido, la verdad es que si note que todo estaba llendo mal, pero... Solo pasar tiempo contigo me gusta, y te lo agradezco mucho. Pero la verdad... -Hyunjin sonrió levemente, sus ojos brillando con afecto- ...el plan perfecto ya se arruinó, y ahora podemos hacer lo que queramos. ¿Qué tal si disfrutamos de la lluvia?
Jeongin lo miró, asombrado. Hyunjin se levantó, ofreciéndole la mano. -Vamos, vamos a disfrutar de este chaparrón inesperado...
Y así, bajo la lluvia, comenzaron a caminar. No era el romántico paseo que Jeongin había imaginado, pero las risas de ambos resonaban entre los sonidos del aguacero.
-Mira, idiota, estamos empapados dios... -exclamó Jeongin riendo, mientras sentía como el agua resbalaba por su cara.
-Sí, pero mira que divertido es. -dijo Hyunjin, sujetándole la mano con más fuerza. -Es como en las películas, ¿no? El encuentro bajo la lluvia...
-Ya, ya, deja de decir estupideces. -respondió Jeongin, pero una sonrisa se dibujó en sus labios. Estaba empezando a olvidar el desastre de su cita.
Sin pensarlo mucho Hyunjin lo tomó de la cintura acercándolo a el y plantando un tierno en los labios del menor, haciendo que este se sonroje un poco.
-No me importa si es acá, en la luna, bajo la lluvia, en el sol, si estoy contigo estará bien.
-solo quería que fuera diferente, era nuestra primera cita como novios y... ¿P-por qué te sonrojas?
-Lo siento, es que aún no puedo creer que seas mi novio.
-No seas idiota y ya vámonos.
-Yang jeongin no me despiertes nunca porfavor.
-Callate
Con el tiempo, la lluvia se volvió un juego, una aventura compartida. Corrieron bajo el aguacero, salpicándose mutuamente, riendo a carcajadas. Cuando por fin llegaron a la casa de Jeongin, estaban empapados hasta los huesos, pero sus corazones estaban llenos de alegría.
Subieron las escaleras, aún riendo, el agua goteaba de su pelo y sus ropas. Entraron en la habitación de Jeongin, un remolino de risas y agua. Después de una ducha caliente, donde la risa aún continuaba, se sentaron en la cama, envueltos en toallas suaves.
Se miraron, el silencio llenaba la habitación, un silencio cómodo y cálido. En ese silencio compartido, sus ojos se encontraron, una conexión silenciosa pero poderosa. Un momento de simple mirada, llena de comprensión, de afecto, de amor. Y luego... un beso.
Un beso lento, profundo, un beso que hablaba de un día impredecible, pero que terminó siendo perfecto a su manera, un beso que barría con el desastre y dejaba solo la satisfacción de estar juntos. El beso comenzó tierno, una caricia suave de labios, una exploración lenta y cuidadosa. Pero poco a poco, la ternura se fue intensificando, convirtiéndose en algo más fogoso, más apasionado. Las manos de Hyunjin acariciaban el rostro de Jeongin, mientras que los dedos de Jeongin se enredaban en el cabello de Hyunjin.
La intensidad del beso crecía, la respiración de ambos se volvía entrecortada, el calor de sus cuerpos se mezclaba, creando una atmósfera electrizante. Jeongin, impulsado por la emoción del momento, subió al regazo de Hyunjin, acurrucándose contra él. Hyunjin, sorprendido pero complacido, aferró sus manos a la cintura de Jeongin, atrayéndolo aún más cerca. El beso se volvió más profundo, más exigente, una fusión de labios, de cuerpos, de almas.
Cuando finalmente se separaron, ambos jadeaban ligeramente, sus corazones latiendo con fuerza. Jeongin, con la respiración entrecortada, susurró al oído de Hyunjin, su voz apenas un susurro:
-Quiero hacerlo.
Hyunjin, sorprendido pero embelesado, miró a Jeongin a los ojos. Vio la intensidad en su mirada, la sinceridad en su voz, y sintió un cosquilleo de nerviosismo y excitación recorriéndole la espalda.
-Jeongin... ¿estás seguro? -preguntó Hyunjin, su voz suave y preocupada, queriendo asegurarse de que Jeongin estaba tomando esta decisión de forma consciente y libre. Era importante para él respetar los deseos y los límites de Jeongin.
Jeongin asintió, sus ojos brillando con una mezcla de deseo y determinación. Su mirada era clara, sin dudas, sin vacilaciones...
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