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Chae-Young cuando se encontró a Mina en el baño no paraba de hacerle preguntas. Fue insistente, pero al menos le habría sacado un poco de información de con quién vino; en que sala estaba; más o menos cuantas copas tomó; y el por qué lo hizo.
Luego de media hora ausentes, para Sana tanto como para Da-Hyun y Tzu-Yu se les hacia raro. Sana le habría comentado el problema que habría a la taiwanesa y a la de tez blanca (Quién ésta última sabía todo perfectamente) cuando vio que ni Mina ni Chae-Young estaban en la sala al volver con las bebidas. Las amigas de Chae le dijeron que seguramente estén discutiendo en el baño, pero luego de pasar los minutos empezaron a preocuparse. Fue ahí cuando Minatozaki decidió interrumpirlas e ir donde estarían ellas para ver que es lo que estaba pasando; Lo que se encontró era una Mina tirada en el suelo a los pies de Chae-Young llorando, mientras que la de cabellos claros le pedía que se levante y que hablaran las cosas con calma.
Minatozaki tuvo una charla seria con la coreana mientras Mina estaría sentada en uno de los toilets del lugar. La menor le dijo que se la llevaría a su casa ya que Myoui no parecía mejorar ni un poco. Sana al principio se negó, pero luego de ver la situación de su amiga, decidió que sería lo mejor para ella, pero solo se la llevaría si en vez de ir a la casa de Chae-Young, la dejaría en la casa de Mina. Chaeng aceptó sin problemas, y fue ahí cuando Sana le dio un poco de dinero para el taxi; la dirección donde tendría que llevarla; la clave del departamento; y las pertenencias de ésta que estaban en el sofá de la sala.
Al subirse al taxi, Mina estaba desastrosa: Pelo alborotado; su cara toda mojada; maquillaje corrido; y balbuceaba cada cinco segundos cosas que no tenían contexto. Cuando llegaron a la casa de Myoui, Chaeng le pagó rápidamente al taxista, y luego abrió la puerta para sacar a Mina, quién estaba tirada en el asiento trasero. Primero la tomó por los hombros para poder sentarla correctamente en la punta, y luego pasó uno de sus brazos por debajo de la cintura de la contraria, mientras que el brazo de Mina rodeaba el cuello de Chae. Los pasos que daban eran tambaleantes, pues Mina no tenía demasiado equilibrio y a Chae-Young se le dificultaba caminar correctamente con alguien colgada como un koala.
Fue difícil, pero no imposible: Llegaron al departamento. El sonido de la clave al ser puesta correctamente resonó por el silencioso pasillo; cerró la puerta con seguro; y trató de tranquilizar al pobre Neo, quién ladraba al tener a una humana desconocida en la casa. Subió con un poco de dificultad hasta la habitación y, en la cama amplia, colocó con cuidado el cuerpo de la contraria; no quería hacerle daño.
— Chae... — Soltó con sus pocas fuerzas. — Gra-gracias.
La menor le sonrió mientras acariciaba los cabellos. —: ¿Estás mejor?
Poco a poco Mina iba mejorando. Aunque si bien ahora estaba en mejor estado, le dolía demasiado la cabeza. Aun así, se trató de sentar en la cama y miró fijamente a la coreana. Chae-Young veía como la japonesa iba acercándose poco a poco. Segundos después, podría sentir los labios suaves y deseables de Mina besar su cuello lentamente.
— M-Mina... — Trató de distanciarla, y le echó un vistazo; Grave error. Sus miradas se conectaron y Chae-Young sintió un GAME OVER en su interior, un G.O como el que habría sentido meses atrás cuando se había dicho que no iba a tener celos, y a los minutos los tuvo. Luego de esa mirada, ahora era Chae-Young la que decidió acercarse más a la contraria y juntar sus labios. Mina decidió comenzar mover los suyos lentamente sobre los contrarios, mientras que su mano derecha agarraban el cuello de Chaeng. La lengua de la coreana se coló, y los besos cada vez eran más intensos y menos tiernos. Se daban un pequeño respiro para luego seguir devorándose, hasta Myoui le habría mordido el labio inferior con suavidad. Pero fue ahí cuando Chae-Young entendió que tenía que frenar. —: Mina, Mina... Escucha... — La japonesa, sin quitarle la mano del cuello, chocó despacio su frente con la de ella, haciendo que ambas no pararan de mirarse los labios. La respiración estaba agitada al igual que sus corazones. ¡¿Que cojones acababa de pasar?! Chae-Young trató de recuperar un poco el aire, y prosiguió hablarle. —: M-Minari, no puedo darte lo que quieres en este momento porque no te encuentras bien. Tú estás en un estado de ebriedad y yo estoy sin una gota de alcohol, ¿Me entiendes? No haré nada más que esto. No ahora, no es el mejor momento.
— Entiendo... — Si bien la japonesa ya se encontraba mejor, no iba a forzar algo que no se podría. Así que decidió rendirse como si nada, aunque el deseo estaba en ambas partes. — P-pero quiero que duermas conmigo...
— S-sí. Lo haré. — La joven se recostó al lado de Mina y apoyó su rostro en el pecho de la nombrada. — ... ¿Recuerdas lo que hablamos en el baño?
— N-no mucho... Ni siquiera sé como nos cruzamos. Estaba muy mareada. — Confesó con vergüenza. — ¿Qué te he dicho en el baño?
— Además de que me extrañabas y que lo de muchacha que subías en Instagram era solo para ponerme celosa... — Los mofletes de Myoui se pusieron rojos al escuchar eso. —: Me dijiste el por qué bebiste demasiado.
— ¿Y por qué lo hice? — Mina sabía perfectamente el por qué, pero quería ver si siendo borracha era una completa mentirosa.
— Me extrañabas, y cada canción te hacia acordar a mí. — La extranjera asintió. Bien. No mentía a la hora de beber.
Myoui acarició lentamente la espalda de Chae-Young. — Y no mentí.
— ¿Por qué no me respondiste cuando te puse esa tonta "H"? — Preguntó angustiada.
— Quería evitarte. — Soltó sin más, con toda la sinceridad del mundo. —: Hasta desinstalé la aplicación y el lunes tengo otra entrevista de trabajo, porque la idea era no contactarte nunca más.
— Entiendo... — Largó una carcajada luego de un suspiro. —: ¿Y que acaba de suceder recién?
— No lo sé. Pero lo que si estoy cien por ciento segura, es que te sigo queriendo...
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