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El silencio invadía la sala.
Las seis personas presentes en la mesa estaban en sumo silencio dando pinchazos a la comida. El único ruido que se podía oír levemente era el de los cubiertos y los masquidos.
El ambiente era tenso, y más para Son Chae-Young, quién no dejaba de recibir miradas de su suegra y de la señora mayor Myoui.
Cuando había entrado a la casa, sintió un ambiente familiar al instante. Los Myoui parecían ser una típica familia alegre; o eso transmitía casi todos. Su pareja les presentó a cada uno de los miembros con demasiado respeto. Los abuelos Myoui y el hermano Kun parecían personas demasiado respetuosas a la hora de saludar, pero su "querida" suegra al verla, ni siquiera fue amable con la mirada.
Mina por su lado, sintió la pesadez que generaba la mala vibra de su madre. Era más que obvio que su amada Chae no estaría cómoda, y por dentro se sentía culpable de generarle un momento incomodo a ésta.
Pero ahora en la cena, Chae tenía unas ganas inmensas de irse de allí. Era todo tan silencioso; tan diferente a la hora de la cena en su hogar, donde todos charlaban y tenían anécdotas divertidas por contar.
— Chae-Young... — Soltó el hombre de la casa, haciendo que todos lo mirasen. — ... ¿A que te dedicas?
«Mierda» Pensó la nombrada, mientras recordaba en que no hacía absolutamente nada más que ayudar algunos días en el trabajo de su abuelo. ¿Acaso era bueno contar aquello? Quizás se llevaban una mala impresión, aunque tampoco podía mentir. — A-ayudo a mi familia en un negocio...
— O sea, no estudias. — Dijo de mala gana, haciéndose presente la madre de Mina.
— Q-quisiera hacerlo.
— ¿Y de qué? — Se sumó en las preguntas la señora mayor. — ¿Abogada?, ¿Médica?
Chae quería que la tierra la tragara. Miró disimuladamente a su novia, haciendo conexión de miradas. La japonesa asintió con la cabeza e hizo una mueca para que Chaeng responda. — Por ahora, estoy en duda con... ar-arte.
La madre de Mina carcajeó y se limpió su boca con una servilleta. —: No ganas ni un centavo con eso.
Kun suspiró. Hasta el mismo odiaba que sea tan cruel. —: Madre... — Decidió decir, para que la mujer entienda que no estaba dando un buen aporte a la charla.
— ¿Qué?, ¿Algo para decir? — Le contestó a su hijo con ese tono tan asqueroso. — Kun, ¿Por qué no dices lo que quieres estudiar? Así a Chae-Young le das un buen ejemplo.
El joven no respondió. Agarró un rollo de sushi y se lo metió en la boca, tratando de evitar malas conversaciones.
— Lo que quiso decir mi hija, es que es una buena elección. — Trató de arreglarlo el viejito, echándole una mirada de mala gana a su primogénita. — ¿Qué tipo de arte te gusta?
— Todavía no lo tengo bien decidido, es qué me gusta todo... Señor. T-tampoco sé si realmente me quiera dedicar a ello.
El hombre sonrió cómo una respuesta rápida, y nuevamente todo quedó en silencio.
Mina miró a su hermano, quién éste captó la mirada de inmediato. Seguramente su hermana menor querría que saque algún tipo de conversación para que de nuevo no invadiera el incomodo silencio.
— ¿Prete-pretendes tener hijos con mi hermana? — Soltó el joven, haciendo que su madre se atragantara con la comida. — L-lo siento por la pregunta, pero me encantaría ser tío... De algún modo.
— T-todo a su tiempo... — Respondió la coreana.
Si bien los señores trataban de ser lo más respetuosos con el asunto de Mina, esa pregunta hecha por su nieto no se les hizo algo agradable. La señora suspiró y miró a Chae-Young para sacar otro tipo de conversación. —: Tengo entendido que vivirás con nosotros, ¿Cuándo te mudarás?
— Cuándo ustedes estén de acuerdo. Yo de mientras vivo con mi familia y ayudo allí.
La madre de Mina se paró del asiento, levantado sus cubiertos con cautela. —: Entonces puedes vivir con tu familia, sin intervenir en la nuestra. — Esa respuesta hizo que Chae bajara la cabeza de inmediato.
— Mi novia no está interfiriendo en nada, madre. — Por fin habló Mina, a punto de estallar por la humillación que estaban recibiendo ella y su querida pareja.
— Chae-Young. Se llama Chae-Young, no "novia". No seas irrespetuosa que estamos en la mesa. — Le respondió; seca. Sin gracia. — Y si nos permites Chae-Young, si ya terminaste de comer, puedes irte. Aquí se duerme temprano.
— Hij...- — El hombre iba a retarla en frente de todos, no podía creer lo maleducada que estaba siendo, pero la voz de Chae-Young hizo que él frenara.
— Entiendo, señora Myoui. — Respondió la coreana, captando el mensaje de que estaba incomodando. — Mina, ¿Me abres la puerta?
— N-no tienes qué...
— Terminé de comer, en serio. — Chae sonrió falsamente. — Además, me da miedo irme muy de noche.
Y fue así la primera experiencia de Chae-Young con su nueva "familia".
La pequeña Chae-Young en el colectivo no paraba de llorar ¿Por qué tendría que batallar con esto? Ella era joven, y ya tendría un nuevo peso encima.
Y en esta cena, se dio cuenta de que no querría una vida humillante. No quería que nadie la hiriera con las palabras, y sabía perfectamente que si se mudaba con Mina, pasaría lo que vivió en aquella mesa, y seguramente todos los días mientras la madre de su novia viviese con ellas. ¿Que tendría que hacer la muchacha?, ¿Enfrentarse y llevarse mal para toda la vida con una señora? Amaba a Mina, pero no quería pasarla mal en su nuevo hogar. Ya tuvo malas experiencias en el amor, no quería otra. No lo iba a permitir.
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