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Marcó con un poco de nervios los números que tenía anotado en una hoja de papel. Su hermano mayor en la madrugada le habría pasado el teléfono de sus abuelos.
Mientras el teléfono sonaba, Mina miró con preocupación a Chae-Young; hace mucho no hablaba en japones y tenía miedo que su abuelo no la reconozca por llamada. Entre tanto, la coreana para tranquilizar a su chica le agarro la mano y empezaba a hacerle mimos en ella.
"¿Diga?"
Myoui al escuchar esa voz tan ronca y avejentada cerró los ojos; recordando en su memoria el rostro de su querido abuelo. ¿Hace cuanto no lo escuchaba hablar? ¿Dos años?
— A-abuelo... Soy yo, Mina... — Dudaba si pronunció bien su japones, pero al recibir la respuesta del otro lado de la línea suspiro con alivio.
"¡¿Mina?!, ¡¿Mi nieta Mina?!"
Los ojos de la japonesa empezaron a cristalizarse.
"¡Querida, ven!, ¡Es Mina!, ¡Nuestra Mina ha llamado!" Se escuchaba que gritaba con felicidad.
— Abuelo, ¿Como se encuentran? ¿Están bien?
"¡Claro!, ¿Y tú como estás?, ¡No te comunicas hace años! Pensé que te habías olvidado de nosotros."
Se le rompió el corazón al escuchar esas últimas palabras. —: Claro que no los olvidé. Pero no tenía como comunicarme con ustedes, aún así, siempre le preguntaba a mi hermano como andaban.
"Lo sé querida, él nos informaba... En un rato te paso con tu abuela, pero está ocupada haciendo las valijas. Cuando agarre el teléfono se emocionará al escucharte hablar"
— Quería charlar sobre ello, abuelo...
"¿Sobre qué, mi niña?"
— Sobre que tú no vas a viajar junto a los demás.
Un silencio de unos segundos se hizo presente en el medio de la llamada. Su abuelo no sabría que decir, y Mina estaba esperando alguna excusa por parte del señor mayor.
"Es qué... Tu abuelo está grande para viajar" Soltó melancólico.
— Tú tienes que viajar. Tu nieta te necesita.
"Minari, Minari... Es complicado."
— Sé que amas Japón, pero tienes que aceptar que no está bien las cosas allí. Ven con nosotros.
La charla en la llamada siguió por varios minutos, y Chae-Young no entendía ni "A" de lo que se hablaba. Quizás estaban discutiendo sobre poner una bomba en la mitad de Corea que no se enteraría. Sea de lo que sea que se estén diciendo, sabía que Mina no estaría cantando una victoria segura, pues su querida novia tenía un rostro sombrío presente y la voz se iba quebrando cada vez más.
Al pasar media hora, la japonesa finalizó la llamada.
— Amor... — Le llamó la atención, haciendo que Myoui le diera una sonrisa fingida. — ¿Que ha sucedido?
— N-no lo pude hacer... Fallé. — Suspiró agobiada y le depositó un beso en la frente a la contraria. Luego encamino hacia el baño. Quizás necesitaba tener un tiempo a solas y llorar con tranquilidad, sin que nadie la viese y moleste.
— ¿Tengo que meterme en esto? — Musitó para ella misma.
Se sentó en el sofá del living y empezó a pensar. Tenía algo seguro en mente: Iba a ayudar a su novia con el tema de su abuelo. Pero había un gran obstáculo: El idioma. Aun así, no se rindió y siguió pensando en como aportar su pequeño granito de arena.
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