Mina dejó caer su frente en la fría mesa del mostrador. Era su primer día de trabajo, y realmente no podría creerlo. Estaba acostumbrada ante la presión constante de su antiguo jefe mientras ella trabajaba, pero ahora, aunque su nuevo jefe y otros empleados estén en la misma sala, sentía una paz increíble. Si bien tenía algunas miradas sobre qué es lo que estaría haciendo, lo entendería perfectamente; pues, en la empleada nueva del local de perfumería. También habría que decir que se sentía un tanto incomoda, era la única del lugar sin tener lazos familiares alguno. Mientras todos charlaban sobre las quehaceres de la casa, Myoui tenía que hacer oídos sordos ya que no era algún tema que la involucre; no quería parecer una 'chusma' con orejas paradas.

— Así que tu eres la amiga de mi sobrina, ¿Cierto? — Escuchó, haciendo que su cabeza se levante al instante. — ¿Como te sientes aquí? Me han comentado que no tuviste una buena experiencia con tu anterior jefe.

La señora que estaba frente a Mina sostenía una expresión alegre. Tenía el uniforme femenino característico del local; una camisa blanca y una pollera negra. También transmitía una buena vibra que a Mina le hizo sacar una sonrisa al instante. — ¡Es un gran trabajo! Gracias por brindarme esta oportunidad. Puedo sentir un gran cambio. — La japonesa hizo una reverencia y, por debajo del mostrador, empezó a jugar con las manos demostrando demasiada ansiedad. Tenía miedo que su acción de apoyar su frente contra la mesa de vidrio le haya molestado a sus superiores. No quería darle una mala impresión a la familia Son, solo estaba descansando al no haber ningún comprador en el momento.

— Eres buena con los clientes, ¿Hace cuanto te dedicas como vendedora?

Esa respuesta la hizo aliviar demasiado. — Hace dos años y medio. — Respondió.

Asintió. — Ya es hora del almuerzo, si quieres, puedes descansar. En la esquina hay un carrito de comidas de buena calidad. 

El estómago de la japonesa rugía terriblemente. Habría que admitir que tenía demasiada hambre, pero no estaba acostumbrada a comer en horario de trabajo. — Muchas gracias, pero es mi primer día y no quiero dejar el puesto. — Se excusó. No le diría que no comía en estos horarios ya que en su antiguo trabajo su ex-jefe no la dejaba comer antes de las 17:00 p.m.

A la tía de Chae-Young le sorprendió aquellas palabras, le pareció demasiado formal y profesional de su parte a pesar de su edad. — Cualquier cosa, puedes consultarme a mí o a mi marido.

La mujer se fue del lugar y quedó Mina sola nuevamente  en el mostrador. La muchacha suspiró de alivio al tener una buena conversación; no la cagó en ningún momento. Enderezó su postura y siguió firme esperando a que el negocio se llenase de nuevo. Por las pocas horas que estuvo, vio que la perfumería se llenaba en ciertos momentos del día, y luego, se vaciaba por completo. Supondría que así sería hasta su hora de irse.

Miró el reloj que estaba colgado en la pared arriba de la entrada, eran las 12:00 p.m. pasadas y todavía no sabía nada sobre Chae-Young. En cierto modo le preocupaba. ¿Acaso la habrá visto por las vitrinas del local y no le habrá gustado y decidió irse?; ¿Habrá entrado en algún momento para verla y ella no se habría enterado?; ¿Tendría mensajes de Chae-Young? Pero obviamente, no revisaría el móvil en su primer día. Así que tendría que morirse por la intriga.

Mientras Mina se perdió en sus pensamientos, la campanilla de la entrada sonó; avisando que un cliente habría entrado, porque claro, los dueños y empleados de la perfumería entrarían por la puerta que estaba por el fondo del local. La japonesa no escuchó la campanilla ya que estaba en completo trance. Aun así, el cliente agarró un perfume de muestra que estaba cerca del mostrador, y se acercó hacía la joven.

— ¿Cuanto cuesta? —  Esa pregunta hizo zamarrear la cabeza de la nueva empleada. Sin mirar al cliente, Mina saludó con profesionalidad y agarró el perfume para fijarse el precio.

—  Señorita, el precio sería... — Miró a los ojos para comunicarle a la clienta el costo del perfume, pero se llevó una gran sorpresa de quién era.

La clienta tenía una estatura baja; cabellos rubios hasta los hombros; y una gran sonrisa reluciente. Su rostro estaba invadido por un gran lunar característico en la parte de su mentón. Y ese lunar, ya lo habría visto a través de fotos. Sí, a Mina le encantaban los lunares y ese en especial lo reconocía perfectamente; habría hecho zoom y contemplado a muchas imágenes gracias a ese pequeña marca en la piel que le pertenecía a una persona en especial. 

— ¿Cha-Chaeng?

— Buenos días, Minari. ~

A la japonesa que se demostraba fría por 'rose' se le ruborizaron las mejillas. La chica extranjera estaba completamente nerviosa. — P-pensé que no vendrías a verme.

— Te dije que iba a molestarte. ~ — Chae-Young agarró una silla que estaba cerca del mostrador y la colocó casi al lado de Mina. — Pasaremos la tarde juntas, ¿Vale?

¿Que les está pareciendo 'Rose.apk'?, ¿Les está gustando? Los leo.