Sur de Hungría
Una semana antes

El museo recién inaugurado sobre una de las familias más importantes de la región yacía lleno de gente de la alta sociedad, Len Kagamine, un rubio, alto de 1.92 a proximadamente, cuyos ojos cautivaban a cualquiera con ese peculiar tono celeste. Yacía ahí, mirando los retratos de los artistas de la moda actual.

Meiko, su acompañante llevaba un bonito vestido de seda rojo, con guantes negros de encaje, un anillo de oro con un rubí en el centro adornaba el dedo medio, junto con alajas de oro. Bien, era la hija de una familia importante, no esperaba menos. Pero lo que ella esperaba de él era otra cosa...

—Supongo que desde aquí, ya no puede negar que hay algo.—le comento Meiko

Len mantuvo su mirada fija al frente, si, habían salido un par de veces, pero a sugerencia del padre de ella, Len solo estaba de paso.

—¿"Nosotros"?—repitió de forma cortez Len

Subieron las escaleras en forma de caracol que daba hacia el mirador de Budapest.

—Si, nosotros.—repitió Meiko, insistente

Sabía que el rumor de el corría como fuego con pólvora, el soltero más codiciado,  era lo que más decían. Pero, la mayoría no llamaba su atención, no había algo que lo motivara realmente, e irónicamente tampoco era de jugar con los sentimientos, en ocasiones era lo más directo posible o se mantenía al margen

—Escuché sobre la apertura de la escuela de San Carlo.—añadió Meiko—No estoy en posición de decirlo, pero me parece ridículo.

—¿San Carlo?—Len camino hacia la barandilla y observó el cielo—Es la escuela de mujeres, ¿no es cierto? Recién están aceptando a otras fuera de la edad de 15 años, ¿por qué sería ridículo?

Meiko soltó una carcajada y se recargo de espaldas en la baranda.

—Nos han enseñado a ser sumisas y servir a nuestros esposos, ¿Que otra cosa planean enseñar en Sam Carlo?

—Arte, cultura y ciencias, lo que pasa en otras escuelas, ¿Que sería lo extraño señorita?

—Son cosas que los hombres se encargan. Además, ¿Usted como sabe de esa escuela? Ni si quiera está en Hungría.

Len se puso el sombrero de copa y pasó la vista hacia Meiko.

—Yo soy el autor intelectual de que se apertura esa escuela para toda aquella mujer que tenga la valentía de romper el reglamento establecido desde la revolución francesa.—señaló el rubio—Ahora, si me disculpa, tengo que retirarme

—¿Que? ¿Pero que no tenía que pedir mi mano?

Len se dio media vuelta y sobre su hombro la miró...

—. No soy fanático de los matrimonios tan fríos.

Escucho como Meiko ahogaba un grito de sorpresa, siguió su paso hasta la salida del museo, paro un coche y se monto en el hasta llegar a su hotel para recoger sus cosas, el negocio había fallado, de todas maneras. Cuando llegó a la recepción el hombre de ahí lo detuvo

—Tiene visitas, joven Kagamine —informó

Kagamine frunció el ceño ligeramente  asintió y dio las gracias para después seguir su camino. Llegó hasta su habitación y entonces lo recibieron

—¡Primo!—exclamó Dequian

Dequian, su primo por parte de la familia de su madre.

—¿a qué se debe la sorpresa?—saludo Len después de un apretón de manos

—Antes, ¿vienes solo? ¿Y la hija del Márquez?

Len apretó los labios y su expresión dio a entender todo.

—Oh... otra rechazada, ¿Cuándo aceptaras?

—cuando encuentre a alguien que tenga esencia. No solo un cuerpo.—señaló Len pasando al lado de su primero para guardar sus cosas

—Si sigues con eso terminaras solo

—No me molesta la soledad.

—A ti no, pero a tus padres si.—señaló Dequian

Len comenzó a guardar sus cosas, si, lo sabía, sus padres y sobre todo su madre le preguntaba sobre bodas y chicas, pero no había novedad alguna.

—. En fin, venía para entregarte esto—le comento Dequian

Len se giró sobre sus talones y lo recibió, una carta. Su primo era una cabeza más bajo que el, el cabello castaño y los ojos miel.

El rubio miró a su primo mientras abría el sobre y este quedó sin aliento.

—Vaya que los ojos te han brillado, eh—señaló Dequian

"Se solicita su presencia en el Occidente de Europa para reconocer su arduo trabajo en estos años que la vida le ha brindado, esto para recibir su nuevo estatus como Conde de la nación Inglesa y Conde de las parcelas orientales en Asía"

—Debes estar bromeando.—musito el rubio y miró a su primo—¿Cuál es la condición?

La emoción se le evaporo apenas recordó que no todo puede ser tan bueno. Su primo encendió un puro y se acercó a la ventana de la habitación.

—Tú padre, Hiro Kagamine, me comentó la situación.—su tono fue más serio de lo normal

—¿"situación"?—repitió Len extrañado

—¡Por el amor de Dios, Len!—exclamó de repente—¡Estas por cumplir los veintidós años y no has esposado a nadie!

—Sherlock es un anciano y nunca se casó.—justificó Len con indiferencia

—¡Sherlock es científico, tu... !—Len arqueo una ceja ante lo que fuera añadir su invitado—¿Recuerdas lo que mi tía siempre había dicho? Se muy bien que eres muy bueno con los numeros, la guerra, eres realmente de ayuda y creo que serías un ben lider a diestra y siniestra, pero...-Dequian paso la vista por toda la habitación y luego observó a su primo-Incluso tu amigo Kaito creo que se va a casar con...   "Ella".

-Miku.-le mencionó su nombre, casi escupiendolo mientras cerraba sus ojos 

-No lo quería decir pero...-continuo su primo

—El estatus es lo primero.—recordó el más joven con cierto aburrimiento

Dequian se acercó hasta el.

Su primo dio una calada al puro que había encendido hacia unos minutos atrás, le puso su mano en el hombro a Len.

—Ve a Europa, quizá ahí te lleves una buena sorpresa.

Pero nunca se imagino "que esa" era la sorpresa.
La vio ahí por primera vez, con los pies desnudos, lastimado y sucios, el cabello oscuro y revuelto, la piel hacia contraste con su vestido blanco que parecía más un camisón para dormir, los ojos grandes y expresivos, el agua escurriendo por su barbilla hasta llegar al suelo.