I

Federico tenía un gran talento, pero su corazón no estaba siempre puesto en su trabajo. A veces, su lápiz dibujaba apresuradamente, sin la gracia y la atención que solía poner en sus obras maestras. Sus líneas eran casi indolentes y torpes, y su paleta de colores estaba llena de tonos apagados y sin vida. A veces, sus manos se resistirían a dibujar con energía, como si estuviera peleando contra su propia creación. A veces, cuando estaba muy abatido, su trabajo se parecía más a una sátira de un dibujo que a algo digno de marcar.

Así entre chirridos de dientes blancos y pensamientos malignos concibió dibujar a Spiderman.

En realidad había dibujado a Superman, Pero ni madre pensó que corregirlo lo haría retroceder en la poca empatía que había recibido de él, y no le dijo nada.

Superman se yacía ante un horizonte sombrío, con los antebrazos flexionados, su camiseta roja y su capa azul moviéndose al ritmo de su seguridad. Su sonrisa era fiel a sus valores, y su presencia irradiaba confianza y justicia. Los ojos del hombre de acero expresaban un profundo sentimiento de ser un héroe, un alma.

Federico tenía una pasión por la justicia y la libertad así no lo demostrase nunca, y esa fue la inspiración para dibujar a Superman. Su lápiz volaba sobre el papel, retratando cada pequeño detalle de la historia del Hombre de Acero. A medida que los trazos oscuros y los colores vibrantes tomaron forma, Federico pudo sentir la presencia del héroe, como si estuviera allí. En los ojos del superhéroe dibujado por Estefan, se podía ver una profunda determinación, y en su postura, se sentía una convicción de justicia. Al final, Estefan quedó satisfecho con su dibujo, sabiendo que había capturado el espíritu del héroe.

Sin embargo, había algo que no terminaba de convencerle.

Enfrentando las batallas por el bien mayor. Su figura sólida y fuerte reflejaba una seguridad apasionada y una determinación que sabía que podía desafiar las más difíciles de las tareas. Su poder, reforzado por el amor y el orgullo que sentía por su hogar, el planeta Tierra, creaba una fuerza que haría temblar a cualquier villano.

La maestra se quedó observando a Estefan mientras dibujaba, con una expresión de profunda tristeza en su rostro. Podía ver la frustración en la manera en que el niño sostenía su lápiz, como si estuviera reprimiendo una rabia y un desaliento que él nunca expresaría abiertamente.

Mi madre podia ver cómo el dibujo de Federico se volvió más y más difuso y nublado a medida que su frustración se volvió más y más evidente. Estaba claro que, a pesar de su talento, Estefan estaba peleando contra sus propios demonios internos. La maestra quería ayudar, pero no sabía cómo hacerlo. ¿Cómo podía ella ayudar a Un estudiante tan talentoso, pero tan perdido? ¿Qué podía decir para hacerle entender que su trabajo tenía potencial, incluso a pesar de su frustración? La maestra observó, aún en silencio, y dejó que el joven artista se dirigiera a su propio ritmo, y a su propia tarea, tratando de encontrar su camino hacia su potencial artístico.

—Mi Dibujo ha quedado feo profesora, — dijo el pequeño — no merece ser visto por su persona.

—Solo déjame verlo, aunque sea unos segundos.

—¿No sé va a burlar de mi dibujo? ¿Cómo lo hacen todos?

—No hijo — contestó mi madre, con sus ojos brillando entre lágrimas de entusiasmo.

—¿Lo promete?

—Te lo Prometo.

Al terminar la sesión,el pequeño Federico tomó sus maletas, agradeció la muestra de cariño y el nuevo aprendizaje, y se retiró rápidamente Para no perder su vuelo de regreso a su casa.

Tenía una cita muy importante en el Tribunal.

II

Encontrar una máquina de coser que convenciera a mi madre de gastar una buena cantidad de dinero fue muy complicado, cuando se trata de máquinas de coser, existen varios tipos disponibles en el mercado. Desde las máquinas básicas domésticas para principiantes, hasta las complejas y costosas máquinas industriales, hay muchas opciones para elegir. Sin embargo era complicado no comprar una baratija que no sirviera, a comprar algo que si tuviera de por vida y no fuera una baratija.

Cuando se trata de comprar máquinas de coser, hay varias tiendas donde elegir. Desde tiendas locales hasta tiendas online, mi mamá quería caminar por todo el centro de la ciudad buscando un nuevo ejemplar Singer que llenara sus expectativas por completo; yo la acompañaba desde luego, y sabía que tenía que caminar un buen trecho junto a ella, para luego comprar en el mismo lugar donde habíamos empezado nuestra búsqueda.

El joven, su corazón rebosando de emoción, caminó junto a su mamá por las calles del pueblo. Los dos estaban decididos a encontrar la máquina de coser perfecta para la Madre. Ella había estado cosiendo durante muchos años con tan solo tijeras y aguja, y el joven sabía que era el momento de ayudar a su Madre a mejorar su calidad de vida.

Pasaron por tiendas locales, pero no encontraron lo que buscaban. Finalmente, llegaron a la tienda principal de suministros electrónicos, y ahí vieron la máquina de coser que buscaban. Era negra, brillante y tenía todos los botones y cosas que la Madre podría desear. El joven y su mamá sonrieron, felices de encontrar lo que querían.

Faltaba el "Había una vez" y el "somos muy pobres" para que parezca cuento de hadas, ¿No creen?

Ahora falta decir que la compraron y cosieron y vivieron felices para siempre.

Pero no, este no es el final.

—¿Por qué Señor Narrador?

Porque la máquina de Coser Negrita Singer recién empaquetada en su caja y brillante como oropeles costaba una fortuna, y el presupuesto excedía el dinero guardado en bancos, monederos y carteras de cuero.

—¿Podría continuar narrando la historia como si fuera un cuento de Los hermanos Grimm?

¡Por supuesto!

Al ver el precio, el corazón del joven se hundió. La máquina era mucho más cara de lo que ellos podían pagar. Pero la Madre, sabia y paciente, le dijo a su hijo:

—No importa, hijo mío. Lo que importa es que pensaste en mí y querías comprarme algo para ayudarme. Eso es lo que cuenta.

—Pensé que con unas cuantas monedas podría dártela de regalo de cumpleaños.

Poco después de eso, el joven y su mamá regresaron a casa. La Madre regresó a su costura, y el joven se sentó en su habitación, pensando en lo que podía hacer.

Luego, sucedió algo sorprendente: el joven se dio cuenta de que podía hacer una máquina de coser. Tenía una caja vieja, algunas maderas y algunos tornillos.

Lo único que se necesitaba era mucha creatividad y poner manos a la obra.

A decir verdad fue lo mismo que hizo Federico con sus hermosos dibujos, ¿Están de acuerdo?