El Ruiseñor y la Rosa
—Dijo ella que bailaría conmigo si le llevaba unas rosas rojas — exclamó el joven estudiante — ; pero no hay en todo mi jardín una sola rosa roja.
—¡Sé feliz! — Gritó el ruiseñor — , ¡Se feliz; tendrás tu rosa roja! La crearé con música a la luz de la luna y la teñiré con la sangre de mi propio corazón.
(...)
Pero la joven frunció las cejas.
—Temo que esta rosa no combine con mi vestido — respondió — y, además, el sobrino del chambelán me ha enviado varias joyas de verdad, y todos saben que las joyas cuestan más que las flores.
Fragmentos de El Ruiseñor y la Rosa (Oscar Wilde)
I
Mi profesora de Literatura me ha ordenado reescribir mi análisis de este ensayo que redacté, el cual está basado en una historia corta de Oscar Wilde, ¡Me encanta esta historia! Es muy hermosa y tiene un inicio verdaderamente atrapante.
A decir verdad es el único cuento que leo una y otra vez cuando me siento triste.
No puedo evitar preguntarme qué habrá al final de terminar de leerlo. ¿Cuando sea mayor, habré tenido toda la diversión y aventuras que sueño con tener? ¿O estará todo exactamente igual, siempre aburrida y sin sentir nada? No quiero estar así toda mi vida... ¡Quiero sentirme tan vibrante como una mariposa recién salida de su crisálida!
Me siento tan aburrida. Mi vida es una rutina monótona y no parece haber nada que me haga sentir emocionada. Es como si estuviera en una nevera, fría y sin sentimientos. ¿Cuándo fue la última vez que me emocioné por algo?
No lo recuerdo...
O tal vez si lo recuerdo, pero está enmascarado.
Mi habitación refleja exactamente cómo me siento. Es tan ordenada y sencilla que parece que nadie vive aquí. Todo está en su sitio, y no hay nada fuera de lugar. ¡Incluso mis libros se ordenan por orden alfabético! Eso dice mucho sobre mí, ¿verdad?
Mi mundo está lleno de gente que parece disfrutar de sus vidas, pero yo no siento esa alegría. Cada día parece exactamente igual al anterior, y no puedo evitar preguntarme qué pasará cuando sea mayor. ¿Habré vivido una vida llena de experiencias y emociones, o será que terminaré exactamente como ahora, sin sentir nada?
Me parezco con denuedo al Hombrecito vestido de Gris: Tomaba un Baño que siempre estaba bastante caliente, tomaba el desayuno que siempre estaba bastante frío, tomaba el autobús que siempre estaba bastante lleno y leía el periódico que siempre decía las mismas cosas.
¡Sería tan diferente a lo que soy ahora!
¿Y si fuera capaz de lograrlo?
Pero tengo miedo.
¿Miedo de qué?
¡No lo sé!
Aunque sea una persona reservada por naturaleza, no puedo evitar preguntarme qué pasaría si permitiera que mi habitación fuera un reflejo de mi verdadera personalidad. ¿Qué pasaría si mis paredes estuvieran llenas de colores vibrantes y texturas? ¿Y si cuelgo fotos de los lugares que quiero visitar? ¿Todo sería distinto? ¡No! Sería igualmente igualito al igual que hoy... Sé que me costaría mucho cambiar. ¿Qué pensaría la gente si pudiera ver mi habitación así? ¿Qué pensarían mis padres? ¿Eso sería algo demasiado arriesgado para mí? ¡Me gustaría tanto sentirme capaz de ser la misma chica que no es recta ni exhala simetría y perfección!
Debido a mis respetables y obedientes maneras, rara vez hago cosas fuera de lo común. Sin embargo, hoy voy a hacer algo completamente distinto: visitar a alguien incógnito. No es algo que haría habitualmente, pero sentí que tenía que hacerlo. ¿Qué diría Marcela, mi madrastra, si supiera que voy a hacerlo? ¡Eso sería tan fuera de lo común!
Me preparo para salir de mi casa con mucho cuidado, asegurándome de que nadie me vea. Tomo todas mis precauciones y me deslizo por la puerta principal como un fantasma. ¡Qué extraño sentirse tan emocionada y nerviosa al mismo tiempo! Me pregunto quién será esa persona tan importante que tengo que visitar de incógnito.
¿Será alguien que conozco?
Me dirijo a la parada de autobús más cercana, temblorosa, y subo al autobús. Es la primera vez que uso el transporte público desde que era una niña, y me siento como si estuviera haciendo algo muy malo. ¡Casi espero que Marcela aparezca de la nada y me diga que vuelva a casa! Pero ahora mismo me siento libre y emocionada.
¿Será a algún desahuciado de la familia?
¡Estoy en el autobús y no puedo parar de preguntarme a quién voy a visitar de incógnito! ¿Es alguien que conozco? ¿O será un desconocido? ¿Qué clase de secreto guardan? ¿Voy a estar en peligro? ¿Y si no soy bienvenida? ¿Qué pasará si mi madre (que en paz descanse) se entera de que he salido de casa?
Me siento aterrada, ¡Pero también me siento tan viva! ¿Por qué nunca he salido de mi zona de comodidad antes? ¿Por qué he sido tan sumisa durante toda mi vida? ¡Me estoy dando cuenta de que hay tanto que puedo hacer, y tantas experiencias que están esperando para ser vividas! ¡Y todo esto empezó por ir a ver a alguien incógnito!
Por algo me llamo Florencia Martínez.
—Federico — me digo a mí misma, — es tan increíble! Es tan tierno, cariñoso y divertido. ¡Y es tan guapo! ¡Su pelo castaño y sus ojos verdes brillantes me dan vueltas a la cabeza! ¡Y su sonrisa! Es tan contagiosa. Cuando me mira, siento que se quema todo lo que hay a su alrededor.
II
—Bueno, en cuanto a Federico, no sé quién sea. ¡Puedo imaginar que es el que tienes que visitar de incógnito! ¿Por qué quieres ir a ver a Federico? ¿Qué es lo que tienes que averiguar? ¿Cómo te sientes cuando piensas en él?
—Bueno, en realidad no lo sé, es tan lindo, así sea amargado — la chicuela estaba sumida en tremenda ensoñación — solo quiero conocerlo, Pero conocerlo en realidad, así como un ser humano con defectos (en realidad, muchísimos defectos).
—Bien, veamos qué podemos averiguar sobre Federico. Es tu amigo, así que supongo que debes saber mucho sobre él. ¿Qué es lo que te atrajo hacia él en un principio? ¿Hicieron amistad en la escuela, o acaso se conocen de otra manera? ¿Qué es lo que hace que valga la pena arriesgarlo todo para ir a verlo en secreto?
—En realidad, no voy en secreto, tengo que hacer una tarea en su casa; y mi madrastra me lleva en su coche... Solo dije que me estaba escapando, porque en mi subconsciente quiero que así ocurra.
Mientras la pequeña tenía una grandiosa entrevista a medias en su cabeza, el carro de su madrastra Marcela se estacionaba a unas cuadras de la casa de Federico. Era muy notorio que no quería llegar con Florencia a esa casa; quizá por respeto a ella o porque se lo había pedido en interno.
Era muy difícil ver una nueva figura en el asiento donde debería de estar su madre, así sea en espíritu.
—¿Por qué tengo que verlo de incógnito? — pensaba la chica — ¡Necesito hablar con él ahora! ¡No puedo soportar estar separado de él! Y entonces mi lado racional recuerda: él está en alguna clase de aprieto. ¿Qué lo ha puesto en este problema? ¿Lo has visto haciendo algo malo? ¿Está en peligro?
No, simplemente iban a realizar un proyecto de ciencias.
Florencia parece tener una actitud algo ambigua hacia su madrastra. Por un lado, parece sentirse un poco resentida hacia ella, porque parece tener problemas para ajustarse a las estrictas reglas que ella impone. Sin embargo, también parece querer encontrar una conexión algo especial y ambigua. Quizás está buscando una manera de construir una relación, a pesar de sus diferencias. ¿Podrían trabajar juntas para ayudar a Federico, o eso es simplemente un sueño?
Federico necesita ayuda urgentemente, eso sí no es un sueño, Pero lo que nunca pasará es que el pobre ignorante pida ayuda a nadie más que no sea Florencia.
¿Por qué?
Porque confía ciegamente en ella, son palabras mayores, Pero cuando un malcriado solo tiene ojos para una chica tan linda, eso quiere decir que está enamorado...
O que necesita compañía...
O algún consejo prematrimonial...
Un sueño no era, porque la pequeña caminaba poco a poco a la enorme puerta de adobe, la cual parecía decirle que corriera de allá, sino quería envolverse en un aura fría y polvorienta de problemas.
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