C2: Sociología (no) jurídica.
Si tuviera una hora para resolver un problema, me gustaría pasar 55 minutos pensando sobre el problema y 5 minutos pensando en las soluciones.
—Albert Einstein.
ALEXIS:
De mi departamento al teatro hay cuarenta y cinco minutos en auto, pero son cuarenta y cinco minutos sin contar el tiempo que puedo pasar esperando el ascensor o que estoy dentro de él, tampoco cuento los minutos que paso en el estacionamiento antes de salir. Tardaré 25 minutos en encontrar un estacionamiento decente como para no tener que salir corriendo a la mitad de la calle para llegar rápido excluyendo los minutos que pueda llegar a pasar en la fila y que el guardia me revise
Así que probablemente, es una hora y diez minutos de camino cuando mínimo.
Tengo una hora y diez minutos antes de que pase al teatro para terminar de bajar escaleras imaginarias hacia un sótano, buscarla en la oscuridad y superar todo, de forma que pueda pasar la página.
Para poder verla a los ojos tengo que ser capaz de pasar la página.
Solo tengo setenta minutos para algo que no he querido recordar en seis años.
Pero, en realidad, hacer todo a último momento es el sentimiento más familiar que he tenido desde la llegada de su correo; después de todo siempre terminaba estudiando en un fin de semana todo un semestre de sociología jurídica.
SEIS AÑOS ANTES...
Odio al viejo de sociología jurídica
Cierro los ojos empujando la silla con ruedas lejos del escritorio y la computadora. Aún no sé cómo diablos haré el trabajo de sociología, cuento con una semana menos y hasta el momento no he logrado nada.
Aquel hombre nos había dicho que olvidaremos de la palabra jurídica por un instante para retomar los orígenes de la sociología y su etimología, que como buenos abogados debemos a aprender a analizar e interpretar causas y efectos de fenómenos sociales que nos rodearían en el futuro. Debemos convertirnos en investigadores, no solo en abogados.
Así que como parte de nuestra digievolución a abogado inquisidor, nos asignó un tema a cada uno, del cual debíamos entregarle una informe al final del semestre.
El viejo decidió darme ballet.
—¿Qué se supone que harás con eso? —pregunta Daniel revisando mis apuntes.
—No tengo la menor idea, estoy seguro de que el viejo quiere vengarse de mí porque siempre interrumpo su clase cuando llego.
—El viejo siempre quiere vengarse —acota con sarcasmo dejando mis cuadernos a un lado—. Desde el año pasado quiere vengarse.
—¡Pero eso no es mi culpa! —espeto y el tono frustrado en mi voz no pasa desapercibido.
—Comienzo a creer que sí —murmura—. Te sugiero no amargarte la vida Alexis, vele el lado positivo: vas a estar con sexys señoritas en mallas.
—Las sexys señoritas en mallas no harán que apruebe sociología jurídica —Me muevo hacia el escritorio, para volver a mirar el monitor dispuesto a escribirle un correo electrónico al señor Franklin. «»
«Buenas tardes, profesor. Comprendo perfectamente y si le soy sincero no me parece que este sea un tema para mí, estoy perfectamente seguro que si me diera otras opciones estaría mucho mejor. No me siento de acuerdo ni cómodo con el tema que ha elegido, necesito uno en el que pueda valerme más.
Espero su respuesta lo más pronto posible. »
Era el correo electrónico más chupa medias que había enviado alguna vez a un profesor, pero esa era la última carta que me queda por jugar y ruego e imploro con todo lo que tengo porque apiade de mí y me cambie el tema del informe por uno que realidad me interesara o mínimo sepa algo del nicho que me estaba dando, porque de ballet sé exactamente lo mismo que sé sobre botánica: nada.
—Espero y eso funcione —murmuro para mí olvidándome que Daniel está husmeando.
—¿Qué funcione qué? —indaga dejando de tocar mis cosas.
—Pues suplicar, pedir clemencia —contesto mirando la pantalla. Como si estuviera programado una respuesta aparece de inmediato frente a mis ojos y no dudo en abrirlo, con la esperanza aún en pie.
«Buenas tardes Alexis, creí ya haber hablado de esto contigo es la última vez que te digo que los temas de la presentación NO se cambian. Sin embargo, aunque podría cambiar tu tema, todos fueron escogidos por las directivas académicas y no voy a interceder por ti ante el coordinador académico.
Lamentablemente y a raíz de que no confío en que vayas a hacer tu trabajo como es requerido, tendrás que incluir como mínimo una entrevista con nombre y apellido, no quiero anonimatos de su parte. Tiene todo un semestre para presentar un buen informe.
Por favor no vuelva a escribir por algo que no sea una duda relevante que no pueda resolver con sus libros. Usted es una persona inteligente, use su inteligencia y no la desperdicie.
Dr. Franklin»
—A este hombre no lo quiere su mujer —comento con rabia al terminar leer el correo —. Me dijo que no, y para colmo ahora quiere una entrevista sin anónimos —digo en queja con desdén. — Supongo que pretende que entreviste a una celebridad. Eso seguro le basta.
—¿Y qué harás entonces? —pregunta sin mucho interés mirando hacia la ventana.
—Solo sé que tendré que investigar y hacer bastantes llamadas por lo visto —señalo.
—¿Y con lo de la entrevista? —Daniel se deja caer despreocupado en la cama, lo que solo me llevaba a pensar que debía haber aceptado la oferta que me había hecho hacia un año.
—Lo resolveré sobre la marcha —Me masajeo las sienes buscando despejar mi mente y aliviar la presión.
—Nadie va a querer darte una entrevista que no sea anónima —añade algo que ya sabía perfectamente y que seguramente me produciría un dolor de cabeza más tarde—...A menos que te conozcas o... la inventes.
—No puedo inventarla, puesto que mi estimadísimo profesor seguramente comprobará que la persona sea real —mi voz sonaba mordaz casi rozando a lo afilado.
—A lo mejor y no lo hace Alexis, el tipo ha de tener más ocupaciones que asegurarse de que uno de los miles de alumnos haga o no una entrevista —Daniel se levanta de la cama con pesadez. Me mira cansado porque no era la primera vez que teníamos esta conversación, su mirada está cargada con un te lo dije baste claro.
—Las arrugas de su frente dicen lo contrario —murmuro tajante.
—¡Ay Alexis! —se queja con dramatismo—. Pero no te mortifiques tanto, entregarle cualquier cosa y listo.
—Eso fue exactamente lo que hice el semestre pasado —le recuerdo con algo de resentimiento—. ¿Y sabes que sucedió? perdí la materia; no pretendo volverla a perder.
—Entonces solo puedo sugerirte comenzar hacer llamadas —dice fresco— o entrevista a Britney Spears, lo que se te haga más sencillo.
Frunzo los labios mientras hago bailar el lápiz de dedo en dedo, en un principio había pensado que debía inventarme algo en el menor tiempo posible, sin embargo con mis conocimientos limitados sobre el ballet me lo impiden en su totalidad, así que dadas las circunstancias todo lo tendré que hacer sobre la marcha.
Comienzo a buscar escuelas de bailes mixtos, de ballet clásico, de artes para poder hacer la investigación, así como también números de profesores particulares de danza y los managers de bailarines profesionales que podía encontrar para obtener alguna entrevista. No tardó mucho, y cuando noto que tengo una lista lo suficientemente aceptable desisto de seguir buscando, agarro mi teléfono marcando un número al azar de la lista.
—Hola buenas tardes, Academia San Bartolomé, ¿en qué le puedo servir?—contesta una voz femenina al otro lado de la línea
—Buenas tardes, me llamo Alexis, soy estudiante de derecho y en este momento estoy haciendo un trabajo de investigación sobre el ballet clásico, y me gustaría saber si cabe la posibilidad de ejercer la investigación en sus instalaciones —Sigo girando el lápiz en mi mano entre que Daniel me mira con burla y espero la respuesta de la mujer.
—Lo lamento, pero no aceptamos ese tipo de actividades por políticas de la academia y que tenga buenas tardes —con aquello corta la llamada y con rabia tacho el número de la lista.
—Te dejo que te sigas dando mala vida, muchachón— Daniel toma su chaqueta llena de logos de marcas patrocinantes y luego de darme una marcada en la espalda se va.
Después de todo vivo en la meca del baile y posea una cantidad considerable de números, alguna escuela debería acceder o en todo caso y con algo de altruismo en sus corazones, apiadarse de mí.
No obstante, a cada llamada que hago y que parecen tener clemencia de mí me preguntan con cosas con las que ni siquiera cuento comenzando por el título del trabajo y terminado con a las preguntas para una entrevista. Mentir parecer una opción factible, pero no cuento ni con una idea para inventarme algo rápido mientras estaba al teléfono.
Aún puedo seguir marcando números, aunque, con las respuestas anteriores sé perfectamente que buscarán cualquier excusa ya sea que están ocupados, que están de gira, que no aceptaban pasantes, y algunos son lo suficientemente honestos como descarados para decir que no sin yo siquiera pronunciar una palabra.
No dejo descansar el juego con el lápiz cuando recuerdo que poseo un contacto de emergencia para casos extremos.
Pero me niego usarlo.
...
Claro que, jamás dije que en el fin de semana me pudiera aprender todo y que consiguiera pasar el examen, sin embargo si llegué a intentar rendir.
Aquí también intento rendir, no obstante la vida real no se comparará nunca a un parcial hecho por el profesor que detestas. La vida real se asemeja muchísimo más al profesor que detestas.
Y aunque para los exámenes y parciales tenía soluciones de emergencia, la única salida de emergencia que tengo para esta situación es dimitir, dar vuelta atrás antes de que sea tarde. Pero eso tampoco quiero usarlo.
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