Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8

Hoy es el gran día, mamá está cocinando la comida favorita de mi hermano y aunque intente ayudarle me prohibió hacerlo.

Que delicada solo porque la última vez que le ayude a hacer el arroz se me quemo. Todo se me quema, espero un día no incendiar la casa.

Así que mientras ella cocina; yo estoy en mi habitación en compañía de Valeria quien me está ayudando a peinarme. Mi cabello es extremadamente lacio, por lo que con la pinza me está haciendo unos rulos, para que Damián cuando llegue me vea diferente.

—Vale se llegó el día, por fin volveré a verlo —digo con gran emoción.

—Lo sé amiga, te he visto llorar por él durante meses cuando lo recordabas. Me da gusto verte feliz de nuevo, como cuando patinabas con él, aunque hayas dejado de patinar.

No he cambiado tanto físicamente, si crecí unos cuantos centímetros y mi cuerpo creció en las zonas indicadas.

—Chicas apúrenle, Lalo y Damián no tardan en llegar —gritan desde el pasillo.

Me veo al espejo y me gusta como luzco. Tengo puesto un bonito vestido rojo con escote en forma de corazón y unas sandalias negras; me maquille un poco, sólo rímel y labial rojo.

Valeria también se puso bonita, luce un vestido azul cielo sin mangas y ya no se peina con sus ridículas dos coletas, ahora tiene el pelo suelto con una diadema.

—Lista, vamos a la sala —le digo a Vale quien se está pintando los labios del mismo tono rosa que apenas se nota.

Mi madre está sentada en el sofá, aunque se le nota lo nerviosa que está, ya que no deja de mover la pierna.

—¡Qué guapas niñas! Hasta parece que van a ver a sus novios, no a Lalo y a Damián.

—Gracias Isa —responde sonriendo Valeria acomodando su pelo.

Ay mami si supieras... no es mi novio, pero como me gusta.

—Queremos vernos lindas y ya no parecer niñas de secundaria, como cuando ellos se fueron.

Estamos a punto de sentarnos en el sillón cuando tocan el timbre, siento que estoy a punto de desmayarme a causa de las miles de sensaciones que siento dentro de mí; las manos me empiezan a sudar mucho, tanto que temo inundar mi casa.

Mi madre da un salto y se apresura a abrir la puerta.

—Ya están aquí —murmuro.

—¡No lo puedo creer! Después de tanto tiempo. Hola hijo mío —escucho la voz de mi madre.

Me da miedo que mi corazón explote cuando veo entrar a mi hermano, pero no veo que Damián entre después de él. Tal vez no pudo venir.

—Pero mira nada más que chicas tan hermosas, que cambiadas están, ya no parecen esas niñas mocosas; han de tener muchos galanes —dice Lalo cuando suelta a mi mamá y camina hacia nosotras.

—Que tonto eres —lo abrazo.

—No más que tú, enana.

Mamá se limpia las lagrimas que derrama.

—Es la verdad están muy guapas hermanita, y tú también Valeria te ves muy bien —nos guiña el ojo.

—Muchas gracias —contestamos las dos al unisono.

Yo sigo con la curiosidad de dónde está Damián, tal vez mi madre se confundió y él no vino.

—¿Dónde está Damián? Pensé que vendría contigo hijo —pregunta mamá mis,parece que leyó mi mente.

La respuesta queda sin responder, en ese instante tocan la puerta y se abre, mi corazón comienza a latir muy rápido cuando veo al chico de mis sueños entrar a la sala. Se ve tan guapo, tiene una ligera barba que lo hace lucir un poco mayor.

Pero, mi ilusión no dura mucho, ya que entra con una chica a la cual agarra de la mano, ambos se sonríen y yo siento como se rompe mi corazón.

Volteo a ver a Valeria y ella gira a verme a mí, ambas tenemos caras de sorpresa, en mis pensamientos nunca estuvo presente el echo de creer que Damián regresaría con pareja.

—Buenas tardes —saludan ambos.

Él no ha dirigido su mirada hacia mi lugar y creo que es mejor así. No quiero que note mi decepción.

—Qué gusto me da verte, ella debe de ser tu novia Lorena, déjame decirte que eres más bonita que en fotos; siéntete como en tu casa —mamá les da un abrazo a cada uno.

¿A qué fotos se refiere? Sí, es una chica bonita. Tiene el pelo negro, corto a la altura de la barbilla, flequillo por encima de las cejas; unos ojos verdes, y sobre todo es de su edad no una niñita como yo.

Levanto la mirada del suelo y me encuentro con la mirada de Damián, nos sostenemos la mirada durante unos segundos, siento que voy a llorar, así que alejo la mirada.

—Vamos a la mesa a comer, antes de que se enfrié la comida que preparé especialmente para ustedes —caminamos rumbo al comedor.

—Gracias Isa, ya extrañábamos tu deliciosa comida —responde Damián.

Ojalá les dé diarrea.

Lalo regresa de su habitación donde fue a dejar sus maletas.

Nos sentamos y por el destino que parece estar en mi contra, Damián queda frente a mí, pero no me atrevo mirarlo a la cara y así evito que su novia se dé cuenta, por si se me nota lo dolida que me siento al verlos juntos.

—Oye Nel ¿Cómo te ha ido en el patinaje? Recuerdo la última vez que nos vimos, me dijiste que ibas a superar al maestro, ¿lo hiciste? —pregunta Damián dejando el tenedor sobre el plato.

¿Por qué me habla? No quiero escuchar su voz.

—No creo que te haya superado —hago una pausa hasta que siento una patada por debajo de la mesa y Valeria me hace una seña para que siga hablando—. Como maestro, en una ocasión estuve a punto de ganar, pero quede en segundo lugar.

Mamá les pregunta cómo se conocieron él y su novia.

—Lo conocí hace 1 año cuando entró a la cafetería que está cerca de la universidad y desde ese momento nos hicimos amigos y 6 meses después nos hicimos novios —cuenta con una sonrisa de oreja a oreja.

Damián le acaricia la mejilla y la pequeña nariz salpicada de pecas.

Le bastaron 6 meses para olvidarse de mí, mientras yo sigo pensando en él. Verlos sonreír me lastima, se nota que están muy enamorados y siento ganas de llorar.

Me levanto ante la insólita mirada de todos, me disculpo diciendo que no me siento bien y que iré a dormir.

—Me iré a dormir, no me siento bien. Adiós que disfruten el postre.

—Nel, quedate, es tu postre favorito —pide mamá, pero niego con la cabeza cuando subo las escaleras.

Entro a mi habitación y cierro con llave, no quiero que nadie me moleste. ¡Qué tonta eres Nel! me digo a mí misma, mientras lagrimas caen por mis mejillas.

Abro el cajón de la mesa de noche y saco un libro donde guardo las rosas que me regalo, creo que ya es hora de deshacerme de ellas; las cuales ya están secas y a punto de romperse. Veo el bote de basura y las arrojo ahí.

La semana transcurre rápido, no he vuelto a ver a la pareja formada por Damián y Lorena.

Escucho el sonido molesto del despertador que está en el buro, no sé ni que día es hoy, hasta que de repente recuerdo que hoy es domingo y los planes son ir a la central de autobuses a despedir a Lalo, Damián y a su novia quienes se regresan a la universidad.

Había tratado de convencer a mi mamá de no ir, fingiendo estar enferma todavía, pero no me creyó. Me meto a bañar y me visto con una playera negra, unos jeans y mis tenis converse negros no pueden faltar.

Me pongo rímel y gloss olor fresa, quiero lucir bonita, no por Damián si no por mí. Su novia es guapa, pero yo también lo soy y es momento de sentirme bien conmigo misma.

—Nel ya vámonos, mamá nos espera en la camioneta —Lalo habla fuera de mi habitación y golpea mi puerta.

Por lo que me doy cuenta no tendré tiempo para desayunar.

—No me grites no estoy sorda —salgo de mi habitación y azoto la puerta.

—Tranquila —pide mi hermano agarrando sus maletas.

Durante el trayecto no hablé mucho, se me hicieron eternos los 20 minutos de camino y me comencé a sentir nerviosa de verlo nuevamente, tal vez ésta sea la última vez que lo mire durante no sé cuánto tiempo.

Al llegar a la central, nos bajamos de la camioneta color verde aguacate y nos dirigimos hacia dentro de la central, a los lejos veo a Damián abrazando a su novia mientras le da un beso en la boca nada atrevido, apenas es un roce. Precisamente por esto es que no quería venir.

Nos acercamos a ellos quienes están a un lado del mostrador y al escuchar la voz de mi hermano decir que no coman pan delante de los pobres, Damián se separa de su novia sonrojándose al verme.

—Hola —saluda con entusiasmo Lorena.

Sigo pensando que es alguien muy bonita a pesar de estar vestida con su pijama y sin una gota de maquillaje.

—Buenos días Nel ¿Cómo sigues? —me pregunta Damián quien deja de abrazar a su novia.

—Sigo mejor, gracias —respondo mirando a otro lado.

Creo que se da cuenta de que soy cortante porque no quiero seguir hablando con él.

—Nos da mucho gusto —contesta Lorena.

Nadie te hablo a ti.

Se crea un silencio incomodo, Lalo y mi mamá fueron a no sé dónde, dejándome a mí en compañía de la pareja ideal. Después de lo que parecen ser minutos eternos se escucha por la bocina que está en la pared; anunciando que el autobús está por partir a su destino.

Se llegó el momento de la despedida.

—Hermanita, prométeme que intentarás patinar de nuevo y ganarás un campeonato. Hazme sentir más orgulloso—me pide Lalo despeinando mi cabello.

Mi madre saca un pañuelo para limpiar la lagrima que corre por su mejilla.

—Claro hermano, haré que te sientas orgulloso de mí —lo abrazo y se une mi mamá, yo quedo en medio de los dos y me apachurran.

Al separarnos veo a Damián caminando al lugar donde estamos, pero esta vez está solo. Le digo a mi mamá que iré a la camioneta, trato de huir lo más rápido que puedo.

—Nel, espera quiero hablar contigo —escucho a mi espalda, causando que me detenga en la puerta.

Rayos estuve a punto de lograrlo.

—¿Qué quieres? —la pregunta sale con un tono no tan amable.

Giro a verlo y noto que en su mano derecha tiene una pequeña rosa. ¿De dónde saco eso? ¿Es un mago, qué en lugar de conejos aparece flores?

—Quiero decirte que estás muy bonita, me acuerdo de lo bien que la pasamos patinando juntos, sé que resultó incomodo volver a vernos, yo soy feliz con Lore, es una linda chica. Tú y yo estamos en etapas diferentes —se aclara la garganta.

Auch eso dolió. No encuentro palabras que decir así que solamente lo veo aguantándome las ganas de llorar, él continúa hablando.

—Eres alguien muy especial para mí Nel, por eso quiero darte esta rosa como símbolo de mi amistad y cariño —estira su mano dándome la flor.

¿Su amistad? No. Yo no quiero ser amiga de alguien a quien yo amo, si él tiene a su novia que le dé las flores a ella no a mí.

—No quiero nada de ti, todo este año estuve pensando en ti y seguí ilusionándome con tu recuerdo, contando los días para volverte a ver y ¿Qué sucede cuándo se hace realidad mi sueño? Regresas, sí, pero con novia. Tú me olvidaste, sólo seré la hermanita de tu mejor amigo, y para eso no necesito una rosa, mejor dásela a tu novia que te debe de estar esperando —suspiro tomando la rosa para luego tirarla al suelo.

Corriendo y sin voltear atrás salgo de ahí.

Llego al estacionamiento, me subo a la camioneta, evitando derramar las lágrimas acumuladas, me limpio la nariz con la palma de la mano. Mamá enciende el radio y todo estaba bien hasta que al locutor se le ocurrió poner la canción rosas. En ese momento comienzo a llorar sin poder evitarlo.

Del refrigerador saco un bote con helado de chocolate y de la alacena saco un paquete de chocolates m&m, los mezclo y voy a mi habitación.

Enciendo el DVD y pongo la película de Mujer bonita, de vez en cuando no está mal sufrir por amor.

Conforme transcurre la película no puedo evitar llorar, así pasa toda la tarde hasta quedarme dormida.

**

TRES AÑOS DESPUÉS

—Perdóname Oscar, pero ya no quiero ser tu novia —digo al chico que era mi novio desde hace 2 años.

Después de un año insistiendo decidí darle una oportunidad, para ver si así podía olvidarme de Damián.

De él no volví a saber, siempre que mi hermano contaba algo relacionado con él salía huyendo; Damián no regresó a mi casa.

Todo iba bien entre Oscar y yo, hasta hace 3 días donde después de una fiesta a la cual no fui invitada, él llego a mi casa con marcas violetas en el cuello.

—No, amor sé que piensas que te engañe con otra por esas marcas, pero tienes que creerme que fueron hechas por mis amigos, no me dejes yo te amo —me ruega Oscar tratando de arrodillarse.

Creo que no fue una buena idea pedir que nos viéramos en la cafetería, Óscar está a punto de empezar a hacer un show que está llamando la atención de las personas que nos observan con curiosidad.

—Por favor no lo hagas difícil —le pido.

Siendo sincera tenía pensado terminar con él desde hace meses, pero que sucediera ésto fue la gota que derramo el vaso.

—Dame una última oportunidad, por favor mi amor —agarra mi mano y le da un beso.

Quito la mano, no quiero darle falsas esperanzas.

—¡No me mientas! Lo sé todo, sé que te acostaste con tu "mejor amiga" Miriam, en la fiesta de Gerardo.

Su rostro de perro arrepentido se transforma en la de un perro rabioso, no le gusto ser descubierto.

—Yo... he... ya no quiero estar contigo he... no me tienes confianza —se levanta y se va sin pagar la comida que ha comido.

No podría decir que no quiero volver a verlo, porque vamos a la misma preparatoria, lo bueno es que faltan tan sólo unas semanas para graduarme e ir a distintas universidades. Y no volver a verlo nunca más en mi vida.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro