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prelude

El bosque cerca del cielo era un buen lugar para descansar sin duda, la luz sobre las nubes cambiaba su color todo el tiempo, desde carmín hasta el gris, siempre un fausto manjar para la vista. Las mañanas eran pacíficas, tan llenas de luz acompañadas del aroma a frescura y el sonido de los animales despertando, zumbidos y cantos por todas partes, esa era la normalidad... sin embargo, aquella mañana de febrero no fue tan dulce como de costumbre. 

Quejidos comenzaron a sonar, al principio unos pocos, después fueron gruñidos, incómodos, hasta llegar al punto de salir de sus hogares y observar el panorama que comenzaba a tener forma, muchos se amontonaron a mirar sin poder creer realmente lo que tenían al frente.

Los elfos, seres distinguidos entre muchos por su belleza y aura, dependientes de su apariencia, tan bellos y encantadores como eran, no podían consentir imperfecciones en el tono de su piel, por lo que las lágrimas de algunos de los afectados no tardaron demasiado en deslizarse por las agraciadas mejillas, otros tantos, se dedicaron a observar las manchas con la furia danzando desesperada en sus orbes. 

—Oh, por dios... — Una chica se tapó la boca tan pronto como observo a su compañero, siendo víctima de esta deplorable maldición. Su cuerpo moreno estaba cubierto de manchas rosa carne, como si la dermis se estuviese exhibiendo en todo su esplendor, estás partían desde las mejillas hasta los pies, arropando gran parte de ella de una estética desagradable. 

—¿Qué es esto?, maldición, da mucha comezón — Un hermoso chico de cabello negro, tan lacio y largo como una cascada, en ese momento estaba conviviendo con dos sentimientos, tan abochornado y molesto por lo que sea que haya ocasionado todo aquello, por lo que solo pudo refugiarse en los murmullos lamentables. 

—¡Debió haber sido ese maldito brujo! — Vociferó con molestia una de las chicas, cuyas manchas cubrían la mayor parte de su rostro. 

—Ellene, no saques conclusiones... — Se abrió paso con un suave movimiento, el llamado "gran elfo", su ropaje holgados, facciones maduras y una aura mucho más intensa que todos. El suspiro mientras observaba la pequeña histeria colectiva en la que pronto se verían presa. — Todos, este no es ningún espectáculo, así que váyanse. — se dirigió con serenidad a los elfos más altos y fuertes. — Lleven a los afectados donde el sanador... utilicen mana para transportarlos.  — Ellos asintieron y comenzaron a emplear sus manos para que la energía comenzara a ser visible. 

La comunidad se alejó un poco; sin embargo, no se retiró, esperando pacientes a que el gran elfo explicase lo que estaba ocurriendo, era una pena que ni siquiera el gran señor supiese la razón de lo que estaba aconteciendo la primera mañana de febrero.


Las manos de JiMin estaban manchadas con tierra, sus piernas agotadas y sus ojos venosos e irritados, se veía agotado, sin embargo, ahí estaba de nuevo, transitando una considerable, así como dificultosa distancia hasta llegar al incómodo sitio donde solo podía permanecer echado con el pecho en la húmeda tierra, ¿la razón?, bueno, realmente no podía explicarla del todo, solo bastaba con ver a través de sus orbes para poder comprender... 

Frente a él, un hombre solamente un poco más bajo que él, tenía pequeñas dificultades para cumplir con una de sus tantas tareas. Las espinas eran grandes y mucho más filosas que las convencionales, no traía guantes y sus manos parecían lo suficientemente heridas para sangrar y sangrar, pero él no intervino aun cuando deseo ir corriendo tantas veces. 

YoonGi era un esclavo, su padre había sido un despiadado hechicero que acabo con la vida de muchos seres, entre ellos elfos de la manera más repúgnate que pueda existir, profanó y robó tanto en su vida, que ni ahora muerto podría saldar la deuda, así que un niño con sus mismos ojos y aura tuvo que ser el pequeño sosiego para el alma de los afectados, denigrado a un simple animal que no tenía tanta suerte...

—Sé que está ahí... — JiMin cerro los ojos con un suspiro de por medio, la voz grave del otro era como un dulce sonido de flauta acariciando sus oídos. Pero aunque le gustase mucho, justo ahora, hubiese deseado no escucharla porque había sido descubierto... de nuevo. 

Se arrastró lentamente fuera del hueco de entre la maleza, su ropa cubriéndose de más y más lodo, así como los mechones castaños llenándose de tierra, saliendo por fin con el rostro sonrosado por la complejidad. Suspiró sacudiendo las hojas pegadas a su cuerpo, mientras observaba por breves lapsos la desastrosa apariencia del chico a su frente. 

—dios del amor... — El de castaños cabellos se erizó levemente, a su vez que, fruncía el ceño con un poco de molestia... — Por favor, deje de venir a vigilarme... — comenzó apretujando la canasta con espinas gigantes que tanto trabajo le costó conseguir. — me meterá en problemas... ya, jure ante el árbol sagrado no intentar escapar de nuevo... — Se mordió el labio con la incomodidad bañando su pálido rostro, había verdadera molestia en su voz. El dios se quedó quieto observando la canasta, como si tuviese asuntos con ella. YoonGi era ignorante de que realmente lo que JiMin veía no era la canasta... 

—Te he dicho muchas veces ya... — Por fin dijo. — mi nombre es JiMin. — Él le miró con ojos del color de las flores de cerezo, tan hermosos como su apariencia, todos los seres de este lugar eran bellos, pero, a pesar de eso, YoonGi no se veía tan impresionado... él, realmente, no sentía mucho más que cosas simples a este punto. 

— Tengo que irme, por favor... no lo vuelva a hacer... — Ignoro deliberadamente lo antes dicho. Normalmente, el pálido nunca diría algo como eso a otro, pero JiMin no se sentía feliz con ello, aun sabiendo que aunque es un poco, el hombre no le tiene tanto miedo u odio. Siempre que lo encontraba era como un cachorro de león, temeroso pero feroz. YoonGi emprendió camino entre el lodo mientras cargaba la canasta en sus débiles brazos, paso a su lado y el dios no pudo evitar echar un vistazo de cerca al púrpura parecido a la flor de lino... y mientras observó desaparecer su figura, las lágrimas de JiMin aparecieron de nuevo luciendo del color de la sangre... 


Esta historia era de san Valentín, pero que cosas xdxd, pronto les traeré actualización-

¿Dudas, preguntas u opiniones? 

Nos leemos.

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