Capítulo 6 (Parte 2)
Capítulo 6:
Los primeros y los últimos besos
(parte 2)
26 de mayo
12:30 pm
Cuando veías a Derek Osbone preparando una taza de chocolate caliente para una de sus mejores amigas, entonces debías de estar claro de que algo no estaba nada bien. Eve recurría a los chocolates de su joyita solo si se sentía muy mal, esa tradición la empezaron años atrás y no pensaban ponerle final. Era la bebida sanadora que la chica siempre necesitaba.
Aunque dicen por ahí que lo que sana no es la bebida, sino la distracción.
—A ver, repítelo una vez más —sugirió Derek, entregándole la taza humeante a la rubia —. Esta vez con calma.
Eve suspiró y bordeó la taza de chocolate caliente, sintiendo que sus ánimos estaban por el subsuelo. Estaban solos en la casa de Derek, sentados en la cocina con nada más que ese chocolate caliente y una historia que le desgarraba la garganta a Eve cada vez que la contaba. Era tan terrible admitir lo que sentía, o mejor dicho: lo que no sentía; pero sabía que su diamante no la juzgaría a pesar de lo que diría.
Así que tomó un sorbo, tragó, y comenzó a hablar:
—Olvidé cuál fue el último beso que le di a mi esposo estándo enamorada de él —confesó, con voz temblorosa.
—Quieres decir que...¿ya no estás enamorada de Cal?
Ella bajó la mirada y asintió con la cabeza, dándole a entender que así era. Cuando se casó con Calvin, más de quince años atrás, estaba convencida de que ese pelirrojo era el amor de su vida. Sus primeros años de matrimonio fueron un sueño, casi perfectos, y cuando nació Cristal creyó que no podía ser más feliz. Los años pasaron, no cambiaron muchas cosas. Seguían siendo los mismos Eve y Calvin que se enamoraron por chocar con unas macetas dentro de un peculiar consultorio...Pero ella ya no sentía lo mismo que antes.
Y estaba casi segura de que él tampoco estaba tan enamorado como al principio.
—Es tan extraño, Derek —ella volvió a suspirar —. Calvin sigue siendo el mismo hombre dulce, amoroso, y tierno del que me enamoré. Todavía es demasiado bueno para ser real. Y sé que yo sigo siendo la misma mujer que fui en ese momento, capaz un poco más madura. Pero...Ya no siento lo que sentía.
—Okey, okey...—él pasó una mano por su barba, entendiendo la gravedad del asunto —. Debo preguntarte esto Eve, y espero que la respuesta sea negativa: ¿Hay otro...?
—¿Me estás preguntando si tengo un amante? —cuestionó ella, él no necesitó asentir para decirle que así era —. Jamás le haría eso a Calvin, lo sabes.
—Lo sé, lo siento, pero debía preguntar porque...
—La mayoría de los matrimonios terminan por eso —completó ella, él si asintió esa vez —. Pues, el mío se está destruyendo por una razón diferente. No es que ame a alguien más, o que no me sienta satisfecha con Calvin, es que ya no lo amo, y siento que él ya no me ama a mí.
Ella tomó otro poco de su chocolate caliente, por más que le costaba tragar ante toda la culpa que sentía. No amaba a su esposo, esa era la verdad. Quizá lo amaba de la forma en la que amaba a Derek, o a Dann. Después de todo, él seguía siendo su esmeralda, e Eve adoraba su colección de joyitas. Pero no era la clase de amor que alborotaba a los bichos en su estómago. Hacía años que no sentía esa clase de chispa que Cal le enseñó a sentir cuando eran jóvenes.
Ya había olvidado el último beso que le dio pensando en lo mucho que lo quería.
Tenía una horrible sensación en el pecho. Había hecho una vida con Calvin, una vida hermosa, ¿por qué no podía sentir eso que debía ser tan fácil en un matrimonio? Cada vez que lo veía, era como ver a un amigo. Ya no estaban las ganas de besarse, de descubrir cada pequeño sentimiento junto a él. Si lo hacían, era por compromiso, pero no se sentía como antes. Nada era igual y no entendía qué era lo que había cambiado.
Quizá lo único diferente eran sus sentimientos.
—Sé que llega un punto en todo matrimonio en el que tu esposo pasa a ser más un compañero de vida que otra cosa. Sé que se vuelve una rutina, que una relación se puede volver tediosa —dijo ella —. Lo sé porque me lo advirtieron...
—¿Pero? —preguntó su amigo, sabiendo que eso no era todo lo que ella planeaba decir.
—Pero creí que, a pesar de los años, de la rutina y todo eso, quedaría una pequeña llama; aunque sea una chispa de lo que fuimos en algún momento...
—¿Y no queda algo?
—A penas si quedan cenizas, joyita.
Tomó otro sorbo de chocolate, quemó su garganta con el líquido casi por masoquismo; sentía que merecía ese dolor por decir lo que estaba diciendo. Era la primera vez que no disfrutaba del sabor dulce del cacao en sus papilas gustativas. No le importaba, solo le importaba el hecho de que su matrimonio se estaba muriendo.
—¿Y no han hecho nada para intentar reavivar esa chispa? —preguntó su diamante, mirándola con preocupación. No le gustaba verla tan angustiada, Eve era casi una hermana para él. Odiaba no poder resolver sus problemas con un simple chocolate caliente.
—Créeme que he intentado de todo —soltó ella —. Esto ya lleva tiempo, Derek.
—¿Cuánto?
—Como...Un año, o más —respondió Eve, aunque dudó un poco —. Y he invertido todo ese tiempo en idear formas para salir de la rutina, encender la llama de nuevo. Es decir, incluso llegué a...
—Te creo, mejor no me cuentes —la detuvo él. Luego, suspiró —. Eve, ¿le has hablado a Calvin sobre esto?
La rubia bajó su mirada y mordió su labio, sintiendose culpable otra vez. Si no había dicho algo era por miedo: miedo a que ese fuera el final. Llevaba años casada con Calvin, era la vida que los dos crearon y, por ende, la vida que conocía ¿Qué pasaría cuando todo acabara? ¿Tendría que reconstruir su vida de cero?
Además, estaba otro factor: Cristal. No quería destrozar la familia que tenían solo porque a ella ya no se le aceleraba el corazón cada vez que besaba a su esposo...Pero se sentía tan culpable decirle que lo amaba sin sentirlo realmente.
Sentía que lo estaba engañando, aunque jamás le había sido infiel.
Derek entendió que su silencio era sinónimo de un "no", Calvin no sabía lo que pasaba por la mente de su esposa cada vez que despertaba a su lado. El físico la vió perdida, atormentada y llena de culpa, lo que lo hizo sentir terrible. Eve era una mujer con un corazón de oro que siempre había estado a su lado desde que se conocieron. Odiaba ver sus labios fruncidos de esa forma, en la que casi parecía estar haciendo un puchero.
Su corazón era blando, y se lo estaba estrujando ella misma.
—Escucha —él tomó su mano y le dio una sonrisa, intentando contagiarle un poco de apoyo —, necesitas decirle todo esto que me estás diciendo a Calvin. Sé que puede dar miedo, que de seguro estás pensando en Cris y en lo complicado que debe ser volver a estar soltera luego de tantos años casada, pero hay tantas personas que lo han solucionado ¡Estoy más que seguro de que tú también podrás!
>> Calvin y tú son dos de los mejores amigos que he podido pedir... ¿Amigos? ¡Ustedes son mi familia! Y quiero verlos tan felices como ese día en el que obligué a ese pelirrojo a invitarte a salir; no sé si esta vez encontrarán su felicidad juntos, o separados, pero encuentrenla. Nadie se lo merece más que ustedes.
—¿Sabes si él siente lo mismo? —preguntó ella —. ¿Él ha hablado de nuestro matrimonio contigo?
—No me pongas en esa situación, Eve. No puedo decir lo que Cal me ha dicho o no, sería meterme en sus problemas matrimoniales y ninguno quiere eso. Habla con tu esposo, discutan esto, y sean felices. Fui su padrino de bodas, pero no me importaría ser testigo de su divorcio si eso significa que los veré mejor de lo que están ahora.
Ella apretó la mano de su amigo y le sonrío, Derek siempre sabía qué decir. Aún tenía miedo, todavía no estaba lista para admitir que no estaba enamorada frente a Cal ¿Y si le rompía el corazón? ¿Y si cometía un error?
No estaba lista, no sabía si algún día lo estaría.
Ambos voltearon al mismo tiempo cuando escucharon la puerta de la casa abrirse y luego cerrarse. Derek observó su reloj de mano, extrañado ante la hora en la que Lilian y sus hijos habían llegado. No obstante, no puso pero alguno cuando la más pequeña de sus hijas corrió hasta sus brazos.
—¡Papi! —gritó Lavanda, y él la atajó en un fuerte abrazo.
—¡Mi pequeña! —él besó su mejilla y la sentó sobre la mesa —. ¿Ya te sientes mejor?
—Sí, mucho mejor. Mi cabecita ya no duele —ella sonrió y le lanzó un beso en el aire a su tía Eve como saludo. Luego, volvió a mirar a su papá —. Lid y D están en problemas, papi.
—¿Y qué hicieron ahora? —preguntó él, tras un suspiro.
—Que te lo respondan tus otros dos hijos —soltó Lilian, apareciendo molesta en la cocina. Sus dos hijos mayores la siguieron, prudentes ante cualquier movimiento que pudiera aumentar el enojo de su madre —. Hola, Eve.
—Hola...
—Que bueno que estás aquí, así estos dos también te contarán de su increíble aventura de hoy ¿No, niños?
—Me asusta tanto cuando es sarcástica —susurró Lid a su hermano, pero su madre la escuchó.
—¡Linda!
Eve conocía bastante bien a sus sobrinos, lo suficiente como para saber que amaban meterse en problemas que sacaban de quicio a Lilian y a Derek. Parecía que, con los años, se volvían más y más traviesos. Claro que también sabía que el tiempo aumentaba el amor que sus padres sentían por ellos.
Cuando conocío a Lili, jamás la habría imaginado como una madre cariñosa. Ahora nadie podía negar que ese frío corazón de ella se derretía por cuatro personas: sus tres hijos, y su esposo.
Lilian deseaba ser la clase de madre que no pudo tener, así que educaba a sus hijos con todo el amor que a ella le faltó. Era severa cuando debía serlo, y regañona cuando sus hijos mayores hacían mucho esándalo, pero también era de la clase de mamás que sabían escuchar. Quizá Lid, Drew y Lavanda todavía eran muy jovenes para apreciar eso último, pero algún día lo harían.
En cuanto a Derek, él siempre fue un hombre de familia. Se desvivía por sus tres hijos, y se enamoraba cada día más de su esposa. Eran una bonita familia; la clase de retrato que no se veía perfecto, pero era muy bonito.
—Y bien —Lilian puso sus manos en sus caderas y observó a sus dos hijos con severidad —, ¿hablarán, o me obligarán a contarlo?
—Bien...—soltó Lid, intentando no usar un tono de voz capaz de enfurecer a su madre. Luego, observó a su papá y a su tía —. ¿Conocen a la directora del departamento de literatura en el C.A?
—¿La señora Harrison? —preguntó Derek, a lo que Drew asintió —. Esa mujer tiene como noventa años ¡¿Qué le hicieron?!
—¡Nada malo! —aseguró Drew —. Solo que, la mujer está un poquitín chiflada...
—E Easton no nos creyó cuando le dijimos que a la señora le faltaba un saco entero de tuercas en la cabeza —contó Lid —. Así que, para demostrarle que teníamos razón, le dijimos a la señora Harrison que era el fin del mundo.
—¡Tú se lo dijiste!
—¡Tú sujeriste lo de la invación alienígena!
—¿Qué? —cuestionó su tía, espantada ante su plan.
—Para resumirles la historia, les diré que la señora Harrison salió del departamento de literatura y comenzó a correr en circulos por el jardín —les dijo Lilian —. Todo eso mientras gritaba:¡Somos sus súbditos! ¡No nos usen de alimento para sus bebés! ¡Tengan piedad!
Aunque intentaron, Lid y Drew no pudieron contener sus carcajadas. Recordaron a la señora, de cabello blanco cual nieve, corriendo tan rápido como podía y gritándole al cielo como si pudiera comunicarse con seres superiores, y rieron aún más. Con eso, se ganaron otra mirada severa por parte de su madre.
—Fue muy divertido, mami —dijo Lid, intentando sonar inocente.
—Pues, vayan y terminen de reírse en sus habitaciones —soltó ella —. Quédense ahí hasta que piense por cuanto tiempo estarán castigados por su nuevo chistesito. Luego hablaré con ustedes.
—También me da miedo cuando habla así...
—¡Niños!
Ellos no protestaron más, solo se fueron hasta sus cuartos mientras le rogaban al cielo por un castigo no tan largo. Después de todo, la señora Harrison no sufrío heridas graves, solo se cansó por correr y debieron darle agua. Del resto, fue una broma inocente de la que se seguirían riendo...pero lejos de su mamá.
Cuando se fueron, Lavanda comenzó a reír. Su papá la observó con curiosidad, y terminó por soltar una sonrisa ladeada.
—¿De qué te ríes, pequeña? —preguntó Derek.
—Es que sí fue muy gracioso, papi —dijo ella, soltándo pequeñas carcajadas —. Ella parecía un pulpo. Hacía así:
Entonces, ella elevó sus brasitos y empezó a sacudirlos. Lo que no esperó, fue escuchar a su madre reír.
—¿Y tú de qué te ríes, bonita? —le preguntó su esposo.
—Es que ver a la señora Harrison correr así ha sido una de las cosas más divertidas que he visto en mi vida —confesó ella, soltándo las carcajadas que venía aguantando —. La pobre mujer le gritaba al cielo, y le rogaba a los alienígenas para que no le lavaran el cerebro ¡Fue tan cómico!
—Si te ríes, ¿por qué castigas a Lid y a Drew, mami? —preguntó su hija menor.
—Porque ser adulto significa hacer las cosas que debes, no las que te gustan o te causan gracia —le respondió ella, limpiando sus lágrimas de risa.
—Ser adulto suena aburrido.
—Lo es, por eso te sugiero que nunca crezcas —le dijo su padre, besando su mejilla tantas veces hasta que le provocó muchas otras carcajadas.
Eve sonrío ante esa imagen, como le gustaba ver a su joyita con su familia, le recordaba a esos tiempos en los que Cris fue tan solo una niña y se divertían de esa manera. Se encontró con la mirada de Lilian, quien le sonrío con amabilidad. Siempre se llevó muy bien con ella, sobre todo gracias al programa que los unió a todos. La observó bajar sus ojos azules pálidos hasta la taza de chocolate caliente, y luego los subió de vuelta. Le dedicó un guiño, y su sonrisa se convirtió en una más comprensiva.
Tanto tiempo conociéndola le había enseñado que un chocolate caliente era mucho más que solo una bebida para Eve.
—Bien, mi niña —Lilian tomó a Lavanda entre sus brazos y la alzó de la mesa —, será mejor que dejemos a tu papá y a tu tía solos.
—¿Por qué? —preguntó la niña, aunque consideró divertido distraerse con uno de los mechones del largo cabello de su madre.
—Porque tienen chocolate caliente ¿Y sabes lo que pasa cuando es así?
—Hablan cosas de adultos.
—Exacto, cosas aburridas.
Ambas salieron de la cocina bajo las atentas miradas de Eve y Derek, quienes pudieron escuchar su conversación incluso cuando ellas salieron del lugar. Eve se tomó unos minutos para observar la sonrisa de su joyita, esa era la clase de sonrisa que Calvin esbozó por ella alguna vez ¿Por qué ya no se veían como la pareja que fueron? ¿Por qué lo perdieron todo sin darse cuenta?
—Llevas conociéndo a Lilian casi toda tu vida —sus palabras hicieron que él regresara su atención hasta ella —, tienen más de una década casados, lo suficiente para cansarse. Aún así, tú tienes la misma mirada de enamorado que tenías el día que te conocí. Es más, diría que ahora solo la amas más.
—No te hagas eso, Eve —él volvió a tomar su mano —. No compares mi matrimonio con el tuyo, son casos muy diferentes.
—Solo me gustaría saber, ¿qué fue lo que hice mal? ¿Por qué dejé de amarlo?
—Dicen que el matrimonio debe durar una eternidad, pero nadie te advierte que una eternidad dura lo que debe durar. A veces dura toda una vida, a veces son tres minutos, y a veces son dieciséis años. Parece no tener sentido, pero el amor no tiene fórmula específica. No puedes sumar o restar factores para obtener el amor que deseas. No puedes multiplicar, dividir, o predecir el tamaño de tu eternidad como pareja. Creeme que, si se pudiera hacer, lo haría por Cal y por ti, pero...
—Es imposible. Entendí.
Ella volvió a suspirar. Así que lo único que le quedaba por hacer era vivir con culpa y esperar a que el miedo de admitir lo que sentía se esfumara. Quizá, en algún momento, encontraría una leve esperanza en que esa llama pudiera volver a nacer, pero en ese instante lo veía muy poco probable. Sintió a su amigo levantarse de la mesa y luego un beso en la mejilla que le indicó que, sin importar lo que decidiera, él la iba a apoyar.
—Lo que sí puedo hacer es prepararte otra taza de chocolate, ¿quieres?
—Sabes que siempre querré chocolate caliente, joyita.
—Y habla con Cal, Eve.
—Sé que no puedo vivir callada, Derek.
Pero quería hacerlo. Por su bien, por el bien de Calvin, y por el bien de Cristal...
Siento que va a haber muchas quejas por esto de Eve ya no sintiendo amor por Cal...Pero tengo que admitir que es una de mis cosas favoritas en este libro jajajajaja.
Solo espero que no me odien❤❤
Llegamos al punto de la historia en el que les pregunto...¿Y qué les parece? 😁😁 Rosas es diferente a lo que han visto hasta ahora de la serie P.E, ¿les gustan estos cambios? Háganmelo saber🌹🌹
Chaíto, los amo❤
Pd: no olviden que pueden escribirme por instagram para ser parte del grupo que comparto con algunas lectoras. Ahí puedo responder mejor algunas dudas❤
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