Capítulo 6 (Parte 1)
Capítulo 6:
Los primeros y los últimos besos
(parte 1)
26 de mayo
10:10 am
Posar era muy divertido para Cristal. Le gustaba cambiar de posición frente a la cámara, expresar de todo tan solo con su mirada. Lo veía como un arte más, aunque sabía que muchos no lo hacían. El departamento de diseño, que incluía en su interior la sede de diseño de modas, modelaje y fotografía, era el más criticado dentro del C.A. Pero ella sabía que eso era solo porque esos críticos no entendían lo que era sentirse parte de una toma de fotos.
Modelar era encontrar distintas versiones de sí misma con cada expresión distinta ¿Acaso eso no era arte?
Brandon bajó su cámara tras la última fotografía y sonrío ante el resultado. Luego, subió su mirada verde azulada hasta la de su amiga, mostrando que estaba satisfecho con lo que construyeron los dos. Cris pensó que a su amigo no le vendría mal un corte de cabello, pues unos mechones rubios caían de vez en cuando en su rostro y bloqueaban su mirada. Claro que a ella no le importó demasiado ese detalle, solo esperó a que él dijera en voz alta algo con respecto a las fotos.
—Explícame, ¿por qué tengo una mejor amiga tan fotogénica? —preguntó él, ladeando su sonrisa.
—No lo sé —fue su respuesta, pero sonrió mucho al decirla —. Explícame tú, ¿cómo es que mi mejor amigo toma tan buenas fotografías?
—Un 50% del trabajo es del fotógrafo, el otro 50% es de la modelo.
—¿Te parece si me muestras el 100% ya? Quiero ver que tan bien quedó.
Él le hizo una seña con la mano y esa fue la señal que necesitó Cris para abandonar su lugar cerca de la gran pared blanca y acercarse hasta su amigo. Griff le mostró la fotografía y, de inmediato, ella quedó sorprendida. Su abundante cabello naranja resaltaba en toda la toma, como si este fuera el fondo perfecto que contrastaba con sus ojos esmeralda y sus infinitas pecas. Sus labios que, como siempre, estaban un poco quebrados, se encontraban entreabiertos y en un gesto que intentaba ser sonrisa, pero no terminaba de serlo. Se veía impresionante, la clase de fotografía que evocaba belleza, misterio y juventud al mismo tiempo.
Una vez más, los dos habían hecho un increíble trabajo juntos.
Ella extendió su mano y él la chocó de forma automática. Griff llevaba años siendo el fotógrafo personal de Cris, así como Cris llevaba años siendo la modelo de las fotografías de Griff. Eran el 50% del otro, y juntos formaban un 100% con el que siempre estaban satisfechos. Su amistad los completaba, tanto así que sus pasiones se complementaban.
—Te ves hermosa —le dijo él, mirando la fotografía —. Si me gustaran las chicas...
—Mi papá te mataría —señaló ella, y él río ante esa verdad.
—Cierto, cierto —concordó él —. Pero lo que él no puede evitar es que cada vez le gustes más a Landon Allen...
—¡Sh! ¡Griff, callate! ¡No vaya a ser que alguiente escuche!
Ella cubrió la boca de su mejor amigo y estuvo a punto de hacerlo caer, todo para asegurarse de que ese chico no llegara a escuchar lo que Brandon no se cansaba de repetir. Landon Allen era un chico que iba a su misma escuela y cursaba un año más que los dos. Era el delirio de todas las chicas que Cristal conocía, excepto Malory, pero ella tenía gustos muy diferentes al resto. Aunque ni siquiera Lory podía negar que Landon era atractivo, razón por la cual no era sorpresa para nadie que, cada año, él se inscribiera en los cursos de modelaje.
Y es que, con esa cara, tenía demasiado sentido que fuera modelo.
Alto, en forma, de ojos acaramelados y un cabello incluso más rubio que el de Brandon. Su voz era ronca, atractiva, y seductora. Su personalidad misteriosa, intrigante...Y creo que no necesito describirlo más para darte a entender que Cristal estaba muy enamorada de él. Con solo escuchar su nombre, su corazón se aceleraba y sus nervios se alborotaban. Por eso odiaba que Griff lo mencionara, ¡sobre todo en la sede de modelaje donde él podía estar! Miró a los lados y, al no encontrarlo, soltó a su mejor amigo. Él ni siquiera pudo disimular su sonrisa burlona.
—¿Cuándo vas a tener las agallas de decirle que te gusta? —le preguntó.
—No es tan fácil...—dijo la pelirroja, cabizbaja.
—Sí lo es. Estás loca por él, él está loco por ti...No soy experto en el amor pero, cuando dos personas están locas la una por la otra, suele haber un beso al final.
—¿Cómo estás tan seguro de que él está loco por mí?
—Siempre te está mirando —aseguró él, encogiéndose de hombros. Ella se sonrojó de inmediato —. Igual que Easton...
—Y vas a seguir con esa estúpida teoría —él sonrojo se esfumó de sus majillas y rodó sus ojos ante aquella idea —. East es mi primo, además de que es un año menor que yo. Es obvio que no le gusto.
—Primero que nada, él es adoptado, así que no es tan raro como lo haces sonar —señaló él, mientras ambos caminaban por el departamento de diseño —. Y segundo, tú eres un año menor que Landon. La edad no cuenta en el amor, ángel.
—¿Y tú que sabes del amor?
—¡Absolutamente nada! Solo digo lo que todos dicen.
Ella soltó una carcajada, como amaba los comentarios con poco sentido de su mejor amigo. Rodeó su brazo mientras caminaban por los pasillos de la sede de modelaje, donde habían maquilladoras, fotógrafos y modelos por doquier. Ambos conocían ese lugar de memoria, cada rincón les era familiar. Y pensar que Brandon estuvo a punto de no inscribirse ese año en el C.A por miedo a que lo miraran diferente...
Suerte que su ángel lo arrastró al camino correcto y le hizo entender que sus gustos no lo volvían un Brandon distinto al de otros años; él seguía siendo el mismo fotógrafo con un lado dramático, que disfrutaba ver partidos de basketbol, surfear en la playa y pasar tiempo con su mejor amiga. No importaba lo que otros dijeran, el que le gustaran los chicos no era razón para tratarlo diferente.
—¡Amigos!
Pero si era razón para entrar en pánico al escuchar a la única chica que le había confesado su amor y él tuvo que rechazarla de una cruel y fría manera. No sabía como se sentía, pero seguro que Malory debió odiar el instante en el que él le dijo: "Lo siento, me halaga lo que sientes por mí, pero no me gustan las chicas". Y ahora, ¿cómo se escondía?
Ambos la vieron entrar en su patineta, aquella que dominaba a la perfección. Esquivó a modelos, fotógrafos y maquilladores hasta llegar hasta sus dos amigos. Una vez cerca, se bajó de su patineta y los abrazó con entusiasmo a ambos. Malory era una rubia desastrosa, de ojos marrones muy oscuros y piel tan pálida como la de Cristal. Amaba patinar y no tenía filtro; hablo en serio, no lo tenía.
—¡Lory! —exclamó Cristal, quien sí estaba contenta de ver a su amiga —. ¡Me alegra tanto que pases el verano aquí!
—¡Y a mí! —exclamó ella, sonriente —. No puedo creer que papá convenciera a mamá de pasar el verano acá.
—Somos dos los que no pueden creerlo —soltó Brandon, incómodo.
Ella lo observó con detenimiento, y entrecerró sus ojos al darse cuenta de algo.
—¿Todavía te incomoda, Brandon? —preguntó ella, confundida —. Vaya, nene, aprende a pasar esa página. Yo ya lo hice, debería ser más fácil para ti. Es más, te ayudaré a hacerlo.
—Yo no creo que...
—¡Te buscaré novio! Si señor, ya verás que te encantará. Además, es necesario conseguirte pareja porque, en cualquier momento, Landon se le declarará a Cris y no podemos quedarnos solos ¡No en verano!
—¿Pueden parar con eso? —dijo Cris, cubriendo sus mejillas sonrojadas —. Nadie se le declarará a nadie.
—No con esa actitud...—señaló Malory, divertida. Luego, volvió a abrazar a su amiga —. Estoy bromeando, cabeza de zanahoria. Ya verás que algún día recibirás tu primer beso del hermosi Landon Allen. Será un momento precioso, lloverán fuegos artificiales, cantarán pajaritos y toda esa cursilería. Y si no es él quien te lo da, será Easton.
—¡¿Tú también con eso?!
—Es la primera cosa en la que estamos de acuerdo, Malory.
Cristal negó con la cabeza, divertida ante las locas ideas que tenían sus dos amigos. Desconocía si Landon sentía algo por ella, pero si lo hacía, no le molestaría que él fuese su primer beso. Con quince años, ella era la única de sus amigos cercanos que jamás había besado a alguien. No tenía prisa en hacerlo, pero le emocionaba la idea. Tenía esta imagen cursi que todos tienen de lo que debe ser un beso ¿Sabes? Esa imagen romántica que sé que detestas.
Pues, ella creía en eso de la forma en la que un deboto cree en una religión.
—Te sonrojaste —señaló Brandon, con diversión.
—¿Cómo quieren que no lo haga? —preguntó ella, todavía cubriendo sus mejillas —. Me hacen imaginar cosas.
—Ah, pues no tendrás que imaginarlas por mucho más tiempo —dijo Malory —. Ahí está tu flamante príncipe azul, princesa de las zanahorias.
Cristal volteó hasta el lugar que señaló Malory y su sonrojo empeoró al encontrarse con Landon Allen a solo unos metros, charlando con uno de los fotógrafos del departamento. Ella volteó con rapidez y fingió que no lo había visto ¡Pero era demasiado evidente que lo había hecho! Sus nervios la delataban, al igual que su rubor.
—Oh Dios, oh Dios —dijo ella, nerviosa —. ¿Está mirando para acá?
—Sí —respondieron sus amigos al unísono.
—Mier...
Y no dijo el resto.
—Da —completó Malory —. Aprende a hablar feo, decir groserias drena el estrés y calma el rubor.
—¿En serio?
—No, pero se siente bien decirlas —ella se encogió de hombros.
—Los ángeles no dicen malas palabras, Malory —señaló Brandon.
—No es un ángel real, Brandon.
—¿Pueden dejar de discutir si soy un ángel o no y decirme si sigue viéndome?
—Pues, sí —le informó Malory —. Te está viendo con esos ojitos caramelo que te enloquecen.
—Voltea y saluda —sugirió su amigo.
—¡¿Enloqueciste?! —gritó ella.
Silene entró en el departamento de diseño y no tardó en encontrar a su aprendiz pelirroja junto con dos chicos que ya conocía. Se acercó hasta ellos, pero le sorprendió encontrar a Cristal tan sonrojada que podía confundir el color de sus mejillas con el de su cabello. Pero, ¿qué estaba ocurriendo?
—Es fácil. Ve y dile: "Hola, Landon. Me gustas" —la animó Brandon —. ¿Qué es lo peor que podría pasar?
—Que te diga que es gay —soltó Malory, ganándose una mirada nada amistosa de Brandon. Ella soltó una carcajada —. Es broma, es broma. Sabemos que a Landon les gustan las chicas. Mejor dicho, le gustas tú, cabeza de zanahoria.
—¿Qué está pasando aquí?
Silene por fin se acercó lo suficiente al grupo de adolescentes para que la notaran y, en el instante en el que Cristal la vió, la abrazó con fuerza esperando desaparecer en sus brazos. Sile la observó con sorpresa, aún sin entender lo que estaba pasando. Miró a los dos adolescentes a su lado, quienes tenían unas sonrisas divertidas en sus rostros. Bien, ellos no le dirían qué ocurría con Cris, así que debía sacar la información de esa fuente pelirroja.
—¿Todo bien, chiquilla? —le preguntó ella, arreglando su melena roja.
—No, porque ellos dos me hacen imaginar cosas que capaz no sucedan —soltó ella, escondiendo su rubor en los brazos de su amiga —. ¿Me sigue mirando?
—¿Quién?
—Landon. Landon Allen.
—Oh, ese chico...
Silene levantó la vista y encontró al rubio de ojos caramelo junto a los fotógrafos, claro que no pudo verlo por mucho tiempo porque se marchó del lugar. Ya entendía que sucedía.
—Ya se fue, Cris —solo cuando se lo dijo, la chica se permitió salir de su escondite y respirar con tranquilidad —. Es bastante lindo. Si fuera de tu edad, también andaría loca por él.
—¿Pueden dejar de decir eso, por favor? —preguntó ella, cubriendo sus mejillas de nuevo.
—¿Por qué? Si es obvio. Aunque debes trabajar en eso, Cris. Funciona mejor si te haces la difícil, así lo tendrías babeando a tus pies y no solo observandote a tus espaldas.
—¿En serio? ¿Crees que hacerme la difícil funcione?
—Me funcionó con Caleb —ella se encogió de hombros.
—Quizá te funcionó a ti, Sile. Pero yo creo que ella puede confesar lo que siente sin necesidad de tener que fingir desinterés —sugirió Malory —. Es obvio que a Landon le atrae, así que dudo que rechace sus sentimientos.
—Malory, los hombres aman lo difícil —señaló Silene.
—Soy hombre, y no me gusta lo difícil —habló Brandon.
—Ya has demostrado ser la excepción en varias cosas, Brandon. Esta es una de ellas.
Malory frunció el entrecejo al escucharla decir aquello. Conocía poco a Silene, mucho menos que sus dos amigos, así que no conocía su forma de responder. Observó a Griff, quien rodó los ojos y solo se encargó de mirar su cámara. Aunque le doliera admitirlo, Lory lo conocía muy bien, así que no le costó adivinar que Silene no era la persona favorita de Brandon.
Y presentía que tampoco sería la suya.
—¿Recuerdas que te he dicho lo importante que es no perder el control? —le preguntó Silene a Cristal.
—Sí —respondió la chica.
—Pues, si quieres una relación perfecta, debes mantener el control en todo momento. Solo así encontrarás a alguien que encaje contigo.
—¿Y si no encaja conmigo?
—Haz que encaje, Cris ¿O crees que tu madre y tu padre encajaban cuando se conocieron? Yo lo dudo mucho, y ahora son una de las parejas más perfectas que conozco.
—No creo que el amor se base en encajar...—señaló Malory —. Creo que se trata, más bien, de ser tú con la otra persona. Amar es querer hasta lo que otros odian de la persona que te importa.
Silene observó a la chica menuda y alta para su edad. Notó sus jeans rotos, su camisa sin mangas completamente negra y la chaqueta a cuadros que traía amarrada en su cintura. No le sorprendió su respuesta, menos considerando de la familia en que venía. Justo por esa creencia tan absurda que tenía, su padre terminó casandose con Silvana Stewart, la hermana de Lilian ¡Y todos en la familia de su cuñada eran así de imperfectos!
Seguían una filosofía muy alejada a la que ella creía correcta. Es decir, eran una familia rota que intentaba rearmarse desde cero: una mujer que fue bulímica, una hermana caótica y rebelde, otra hermana que hablaba sin pensar, un padre que abandonó a su hija, una madre que fue alcohólica e incluso llegó a lastimar a su única pariente...Todo en la vida de su cuñada era desastroso, pero ella vivía con la absurda idea de que, lo que nace marchito de raíz, se puede remediar.
¡Mentira! Lo que nace marchito de raíz, solo daña a las otras flores que están cerca.
Por eso a duras penas aguantaba a Lilian y a sus hermanas. Creía que estaban dañando a Derek, su querido hermano. Esa fue la razón por la que se mudó de Detroit a Los Ángeles en primer lugar, para protegerlo. Además, fue su forma de huir de su madre y padrastro, quien nunca le agradó. Él no era su papá.
Aunque a él a duras penas lo recordaba.
Ahora, veía a Malory intoxicarse de todas esas ideas que predicaba esa familia dañada de raíz. No permitiría que contagiara a Cristal, pues quería una vida perfecta para su protegida pelirroja. Así que fingió una sonrisa y se la dedicó a la adolescente rubia.
—Que lindo, puedes creer eso —le dijo ella. Luego, miró a Cris —. Pero, si quieres una relación ideal, debes asegurarte de que lo sea ¿Y cómo lo haces?
—Asegurandome de que ambos encajemos, ¿no? —preguntó ella.
—Exacto.
—Creo que deberíamos ir a clase ¿No, ángel? —cuestionó Brandon, queriendo salir de esa situación.
—Espera —lo detuvo Cris —. Primero, muéstrale las fotos que tomaste a Sile.
Antes de que se lo permitiera, ella tomó la cámara de su amigo y le mostró a su más grande ejemplo esa fotografía de la que estaba tan orgullosa. Silene la detalló con cuidado, y terminó por arrugar su nariz ante el resultado. Cris entendió ese gesto y se entristeció...
—No te gusto —le dijo.
—Podría estar mejor —ella le devolvió la cámara y le sonrió con cariño —. Pero está bien para un primer intento.
—¿Primer intento? —cuestionó Brandon, nada feliz con su opinión.
—A la próxima, haz algo con tus pecas. Se notan demasiado. Además, peina tu cabello; eres modelo, no leona, Cris. Oh, ¡y has algo con esos labios quebrados! ¿Qué chico querrá besarte así?
Cris se apresuró en cubrir sus labios, apenada ante esa confesión. Rebuscó en su bolso el brillo labial sabor a fresa, por lo que no notó los entrecejos fruncidos de Malory y Brandon. Al encontrar lo que buscaba, ella colocó pintalabios en su boca para evitar que se vieran quebrados y le sonrío a Silene.
—¿Mejor? —preguntó ella.
—Ahora sí que estás hermosa —le respondió la rubia.
—Gracias por el consejo, Sile.
—¿Consejo? —Malory estuvo a punto de intervenir, pero Brandon la detuvo.
Entonces, él ignoró lo incómodo que se sentía estando a su lado y le susurró algo muy importante al oído.
—No lo intentes, no funciona hacerla entrar en razón —le dijo —. Yo ya lo he intentado, pero Silene es...es como el demonio de mi ángel.
—Alguien que la mande de vuelta al infierno, en ese caso.
—Malory...
Ella refunfuñó algo a lo bajo y, aunque no lo escuchó, Brandon sabía que seguro estaba de acuerdo con lo que había dicho. Él suspiró, pues odiaba que Silene tuviera tanto control en la vida de su mejor amiga. No obstante, sabía que no había mucho que hacer. Incluso los ángeles más buenos sucumben a la tentación de parecerse a los demonios de vez en cuando.
Lo bueno era que Cris todavía era Cris, no una copia de Silene.
—No agradezcas, sabes que amo aconsejarte —dijo Silene —. Ahora, ve a clase, que todavía te queda mucho que aprender.
Cristal le hizo caso, y sus dos amigos la siguieron en su trayecto de vuelta a la sede de modelaje. Silene los observó marcharse, sentía cierto orgullo por Cris. Sabía que, si seguía sus consejos, conseguiría ser la protagonista de una historia de amor tan perfecta como la de Eve y Calvin.
Habría dicho tan perfecta como ella y Caleb, pero todavía le faltaba mucho a la pelirroja para alcanzarla.
En cuanto a Cris, ella no sentía mucha prisa por enamorarse, o por tener su primer beso...Hasta ese momento. Comenzó a considerar que debía ser mejor para encajar con Landon Allen, y así conseguir su pareja idea. Por esa razón, le pidió a Caroline Bennett, la maquilladora, que cubriera sus pecas y la peinara mejor. Luego, colocó brillo labial sobre su boca quebrada y volvió hasta donde Brandon, lista para volver a posar.
Amaba modelar porque se sentía que podía ser diferentes personas frente a la cámara; podía ser una persona más perfecta.
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