Capítulo 38 (parte 2)
Capítulo 38:
Cambios (parte 2)
6 de Julio
12:31 pm
Todos la veían. Sabía que una rosa siempre debe buscar atención, pero esa en particular la estaba poniéndo incómoda. Hizo su mayor esfuerzo por mantenerse derecha, por no perder el orgullo. Por dentro, estaba sufriendo.
Por fuera, se veía impenetrable.
La mirada color café de su tío Derek estaba sobre la de ella, mirándola como si no pudiese reconocerla. Cristal no sabe odiar, era lo que todos pensaban, pero lo que nadie sabia era que el odio es la manera más fácil de cubrir dolor. Ella se estaba escondiendo, usando su máscara, pintando sus pétalos. Pedía auxilio en gritos silenciosos que ni siquiera ella misma se dignaba a escuchar. Quería ignorar que necesitaba ayuda, así que el resto jamás lo sabría.
—Tú no nos odias, gema preciosa —soltó Derek, con una sonrisa —. Somos tu familia, siempre nos has amado y nosotros te amamos de vuelta.
—Me mintieron, todos —habló Cristal, con la frente en alto —. Decidieron callar, esperar a que me enterara por mi cuenta.
—¿Qué ocurre? —preguntó Calvin, llegando junto a Eve hasta el lugar. Él miró a su hija, notó su expresión y soltó un suspiro molesto —. Bueno, basta Cristal. Me tienes harto con esta actitud. Es el cumpleaños de tu primo, no se lo arruines de esta forma.
—Oh, ¿estás harto? —preguntó ella, cruzándose de brazos —. ¡Pues yo estoy harta de enterarme que en mi familia solo hay traidores! Todos ustedes se ven perfectos, ¡pero la verdad es que mienten! ¡Todos lo hacen!
—¿Qué carajos? —susurró Aviv, cerca de Sanne —. ¿Esa es Cris?
—Lo es, por sorprendente que suene —respondió ella.
—¿Y dónde quedó la niña tierna?
—No lo sé, Avi...
Ahí solo estaba alguien hecha trizas, que escondía el miedo en furia y en una actitud terrible. Estaba perdida, pero no quería encontrarse por temor a salir lastimada. Prefería lastimar al resto, ellos podrían levantarse de nuevo, pero ella no. Es por ello que enfrentó a su padre, mirándolo de la misma manera en la que llevaba haciéndolo por días. Era una mirada impenetrable, retadora, que sacaba de quicio a Calvin.
Él no podía entender a su hija, no podía comprender lo que sentía porque ella no lo dejaba acercarse. Lo frustraba y enfurecía tanto que ni siquiera podía ocultarlo.
De repente, todos los invitados estaban demasiado cerca de esa pelea de miradas. Cristal sabía que necesitaba atención, pero temía que si la miraban a esa distancia ellos se darían cuenta de todo lo que estaba mal en ella. Verían que sus brazos eran fofos, que su abdomen era feo, que su piel era muy pálida...¡Debia hacer algo para lucir perfecta!
Debía verse tan letal como una rosa...
—¿Por qué no mejor solucionamos esto los tres, afuera? —cuestionó Eve, interponiendose entre su hija y aún esposo —. No arruinemos la fiesta.
—Tu madre tiene razón —aseguró Calvin, tras suspirar —. Vamos afuera y esta vez vamos a hablar, Cristal. Ya no más ley del hielo con nosotros.
—¿Por qué ir afuera? Si estoy segura de que todos ellos quieren ver lo que sigue —soltó Cristal, extendiendo sus brazos hacia sus familiares —. Después de todo, ellos se enteraron de su divorcio antes que su propia hija ¿Acaso no merecen saber lo mucho que todos ustedes me han decepcionado?
—Cristal...—habló Calvin, entredientes —. Esto es entre nosotros tres, no tienes que hacer un escándalo.
—¡Ustedes lo hicieron un escándalo! ¡Toda esta familia me lo ocultó!
—Ellos no sabían —aseguró Eve.
—¿En serio, mamá? ¿Crees que me voy a tragar esa mentira?
Cris rodó sus ojos y miró a su alrededor, a sus familiares que la veían con sorpresa. Se detuvo en los ojos claros de su madrina, la mejor amiga de su madre. Padme no pudo reconocer a la niña que tanto quería, se veía tan fuera de sí que no parecía Cristal.
—Empecemos por la tía Padme —señaló Cristal, tomándola por sorpresa —. Por supuesto que mamá te contó y, si no lo hizo ella, seguro lo hizo papá ¿No es así?
—Cris...yo...
—La culpa te delata —bufó ella —. Y si tu lo sabes, entonces lo sabe Aviv. No le ocultas nada a tu hermano, ¿o sí?
—Em...
—Sí, yo lo sabía, Cristal —soltó Aviv, defendiendo a su hermana —. Pero saberlo no me daba el derecho de decirte. Tus padres, quienes te adoran, eran quienes debían darte esa noticia y estoy seguro de que lo iban a hacer.
—Pero no lo hicieron, ellos callaron de la misma forma que ustedes —continuó la pelirroja —. Y si tu lo sabías, Aviv, entonces la tía Sanne también.
Ahora, sus ojos pasaron a los grises de la morena. Ella le devolvió la mirada, no se dejó intimidar. Sanne había visto miradas más lastimadas y frías que esa, pero no pudo evitar sentir un escalofrío al ver tantos sentimientos en los ojos verdes de su sobrina. Esa mirada no le pertenecía a Cris.
—¡¿Lo sabías?! —exigió saber.
—¡Ya basta, Cristal! —le reclamó Calvin.
—No, espera Cal. No la detengas, deja que ella obtenga sus respuestas —lo detuvo Sanne. Luego, volvió a mirar a Cristal —. Aviv no me lo dijo, él respetó el hecho de que era un secreto.
—Pero seguro sabías que mis padres tenían problemas, ¿o me equivoco?
—Eso no te lo voy a negar pero, francamente, no era mi problema. Al igual que todos, decidí no entrometerme.
—Linda familia la que me tocó, ¿no? —ella rio sin gracia. Buscó en la multitud a su tía Cloe. Al encontrar sus ojos, le dio la misma mirada retadora —. Y por supuesto que tu lo sabías, tía Cloe.
—Te diré lo mismo que Sanne, Cris: no quise entrometerme en los problemas de tus padres. Ellos confiaron en mí para darles consejos, era su decisión escucharme o no, pero no era mi deber decirte.
—Pero le dijiste al tío Gabe, ¿no es así? —demandó. No tuvo la oportunidad de retarlo a él porque estaba dentro de la casa, al igual que su tío Don —. ¡Él también lo sabia!
—Bueno, cariño, a mi esposo no le oculto nada. Él lo sabía, pero eso no significa que él debía decirtelo.
—¡Pero dejaron que me enterara por mi cuenta! ¡¿Qué debo hacer?! ¡¿Felicitarlos por eso?! ¡No! ¡Ustedes me traicionaron!
—¡Cristal! —ahora fue el turno de Eve para gritar —. Para, por favor.
—¿Por qué parar? ¡Si todavía falta! Lo mismo que pasó con Cloe, pasó con el tío Derek. Ustedes no le ocultan nada a su mejor amigo ¡Él lo sabía!
Derek suspiró desde su lugar y observó a su sobrina caminar hasta él de una forma que intentaba lucir amenazante, pero a él no lo intimidó. Cuando Eve y Calvin le advirtieron que Cristal había adquirido una actitud en exceso rebelde y desafiante, creyó que exageraban. Ahora veía que no, pues Cristal estaba hecha fuego por dentro y no temía quemar con sus brazas a alguien más.
Estaba yendo uno por uno tras los miembros de su familia, exponiendo sus errores para que los de ella no salieran a la luz.
—Lo sabia, Cristal —él decidió darle la respuesta que buscaba —. Y antes de que lo preguntes, Lilian también lo sabía.
—Lo que significa que sus hijos, expertos en escuchar conversaciones ajenas, lo sabían —adivinó ella, ahora dirigiéndose a los terremotos —. Así que Drew, Lid e Easton lo sabían. Es claro que Tyler también. Los cuatro terremotos sabían que mi familia se estaba separando y no hicieron nada ¡Mis amigos no me dijeron nada!
—¿Y qué esperabas que dijera, Cristal? —la enfrentó Lid —: ¿Oye, escuché que tus padres se están separando, haz algo al respecto? ¡No puedes hacer nada! Es su decisión e inclusive yo, que soy una "niña" a tus ojos, lo entiendo. Nadie podía meterse con lo que ellos decidieron, así que deja de buscar culpables ¡Nadie aquí cometió un crimen!
—¡¿Te habría gustado que esto te hubiese pasado a ti cuando tus padres se iban a divorciar?!
Lid la observó con sorpresa, sin poder creer que hubiese dicho eso. Casi por inercia, volteó a ver a Drew. Su hermano estaba muy pálido, su labio comenzó a temblar y cerró los ojos con fuerza. Estaba recordando.
Drew debía atravesar lo que él mismo llamaba "olas", en las que varios recuerdos lo atormentaban al mismo tiempo. A veces, estos llegaban de la nada, aturdiéndolo de una forma abrumadora. Otras veces, bastaba con unas palabras para activarlos. Su cerebro recordaba cada sensación, cada instante y lo torturaba de una forma espantosa. Su cubo Rubik cayó al suelo cuando él llevó sus manos hasta sus oídos. Podía recordar gritos, miedo, y eso lo estaba dejando sin aire.
La pelea que Cristal estaba dirigiendo se puso en pausa en ese momento, pues las lágrimas que comenzaron a brotar de los ojos de Drew eran desesperadas. Lilian y Derek no tardaron en correr hacia su hijo. No era la primera vez que lidiaban con esas olas de recuerdos, pero siempre les dolería ver a su niño de esa forma. De pronto, la atención de todos se concentró en él. Cris sintió que finalmente podía respirar, pero cuando escuchó a Drew gritar el hueco en su estómago dolió.
Se sentía culpable, tanto así que parecía que el vacío dentro de ella quería tragársela entera.
—¡Basta! ¡Basta! —gritó Drew, negando con la cabeza una y otra vez. No abría los ojos, se negaba a ver algo más —. ¡Deténganse! ¡No quiero!
—Drew, hijo, escúchame —Derek le habló, agachándose a su altura. Lilian hizo lo mismo y acarició con lentitud las mejillas de su hijo. Ni siquiera eso lo calmó —. Necesito que te concentres en buenos recuerdos.
—Piensa en los chistes de papá —se apresuró a decir Lid, quien también se había acercado. Ella se veía igual de angustiada que sus padres, pero sabía manejar tan bien la situación como ellos —. Piensa en los abrazos de mamá, en las risitas de Lavanda. Piensa en que es el cumpleaños de East, piensa en felicidad.
—No puedo...No puedo...
Él seguía respirando con dificultad, gritando ante los recuerdos y cerrando sus ojos con fuerza. Cristal lo veía, se sentía espectadora de una película de terror. Drew era muy pequeño para sentir todo eso y ella despertó cada sensación dolorosa en su mente...
Así se sentía lastimar.
—No funciona, mamá —habló Lid.
—Ve por un vaso de agua y por Lavanda —ordenó ella —. Ve Lid.
La niña obedeció sin poner peros y corrió hacia lo que su madre había pedido. A pesar de que todos los miraban con angustia ante la situación de Drew, les estaban dando espacio a los Osbone para solucionar el problema. Lilian se concentró en su hijo, limpiando las lágrimas que caían por sus mejillas con delicadeza. Él seguía gritando y eso la estaba matando, pero seguía ahí para él.
—¡Basta! ¡Basta! ¡No quiero escuchar!
—No escuches, D. Nadie está gritando —aseguró ella, acunando su rostro entre sus manos —. Concentrate en mi voz, la voz de mami. Abre los ojos, cariño. Yo estoy contigo.
—¿Mamá?
—Sí, D. Yo estoy aquí y papá también —Lid llegó corriendo con el vaso de agua y con Lavanda tomando su mano —. Y Lid y Livi. Estamos aquí, tú solo tienes que abrir los ojos.
—Mamá, la tía Silene te está gritando —aseguró él, concentrado en su recuerdo —. ¡No dejes que te grite!
Lilian suspiró y se le escapó una lágrima. Odiaba ver a su hijo perderse en recuerdos, pero odiaba aún más verlo perderse en malos recuerdos. Ese, en particular, era terrible y ella lo había puesto en su mente. Le dolía, pero le dolía más a él. Lili atrajo a su hijo hasta su pecho y lo abrazó con fuerza, protegiéndolo de la única forma que sabía.
—¡No quiero que te grite! —lloró él —. No le hagas caso, tu eres una buena mamá. Eres la mejor...No le hagas caso, por favor...Papá si te quiere...¡Mamá, ella te está mintiendo!
—¿Le arrojo el agua encima o no? —preguntó Lid, viendo con cierto temor la forma en la que su hermano se estaba ahogando en un recuerdo que no debía decir en voz alta.
—No, no, nada de eso —la detuvo Lilian, quien acarició con su mano la espalda de Drew y lo acurrucó aún más contra su pecho —. Drew, la tía Silene no está aquí y tú no estás ahí, no estás en ese recuerdo. Estás conmigo, estás con tu familia y con tus amigos. Necesito que vuelvas, cariño. Abre los ojitos.
—¿Ella no está?
—No, la tía Silene no está y yo sé que soy una buena mamá ¿Sabes por qué?
—¿Por qué?
—Porque tengo a los tres mejores niños del mundo. Son traviesos, pero los amo y sé que ellos me aman devuelta ¿Verdad, D?
—Sí...
—Entonces, concentrate en ese amor y no en los gritos.
—¿No te vas a divorciar de papá?
—No, cariño. Yo lo amo, a pesar de que es otro niño más.
—¿Y él te ama?
Derek observó a Lilian, confundido. Todo lo que estaba diciendo Drew lo estaba tomando por sorpresa ¿Cuándo le había gritado Silene? ¿Por qué siquiera le cuestionó si él la amaba cuando era obvio que sí? Lili lo miró con sus ojos azules pálidos y, en una súplica silenciosa, le pidió que no hiciera preguntas en ese momento. Necesitaban concentrarse en su hijo, no en ellos. Es por ello que Derek se acercó hasta ella, dejó un beso en su frente y luego uno en la de Drew. Luego, respondió una de las pocas verdades absolutas que conocía:
—Claro que la amo, D. Yo la amo muchísimo. Ella, tus hermanas y tú hacen mi vida más bonita.
—¿Ves? Estamos bien —Lilian le hablaba con dulzura, una que solo usaba para él, sus hijas y su esposo. Poco a poco, Drew se veía más calmado —. Vuelve, D. No necesitas quedarte en esos recuerdos. Abre los ojos, estamos aquí.
—Todavía puedo arrojarle el agua en la cara —sugirió Lid.
—Ño, Lid —la regaño Lavanda, frunciendo su pequeña frente—. D se despierta solo.
—¿Vieron eso? ¡Me regañó! Ya está surgiendo el carácter Osbone en ella, ¡y solo tiene cuatro años! Estoy tan orgullosa...
Drew soltó una carcajada y, poco a poco, fue abriendo sus ojos. Se sintió más tranquilo al ver los ojos azules de su mamá, ella estaba bien y no le estaban gritando. Quedó algo avergonzado tras notar que todos lo miraban, pero prefirio ver los ojos de sus hermanas y los de su papá. Respiró profundo cuando él le entregó de nuevo el cubo rubik, con eso se sentía mejor. Le ordenó a su mente calmarse, esa vez si le hizo caso.
Y entonces, lo notó:
—Lo dije —soltó él, impresionado. Su mamá le dedicó una sonrisa triste —. Lo siento, mami. Lo siento, lo dije.
—Sh, no te disculpes por eso —aseguró ella, besando su frente. Después, miró a su esposo —. Nosotros hablaremos luego.
—Por supuesto —aseguró Derek. Alborotó el cabello de Drew al tiempo en el que Lavanda lo abrazaba, era la única bebé que D toleraba —. Ahora estamos en el cumpleaños de alguien muy especial. Hay que seguir celebrando, ¿bien?
—Mhm —asintió Drew, para luego mirar a su amigo —. Lamento haber arruinado tu cumpleaños, East.
—No seas tonto, Drew —él se acercó hasta D y palmeó su hombro —. Nadie de mi familia podría arruinar mi cumpleaños.
Los ojos verdosos de Easton pasaron de Drew a Cristal y se quedó observándola el tiempo suficiente para hacerle saber que eso también iba con ella. Lo que sea que le estaba pasando, él no sentía que había arruinado su cumpleaños. Era su familia, su amiga. Con el solo hecho de tenerla en su vida, él se sentía agradecido. Ni siquiera una pelea cambiaría eso.
Pero Cris estaba muy marchita para verlo.
—Juguemos un partido de soccer —sugirió Tyler, intentando distraer a todos —. Volvamos a la fiesta, hay que divertirnos.
—Sí, sí, buena idea Ty—habló Lilian —. El pastel llegará en unos segundos y...
—Me quiero ir.
Todos miraron a Cristal en ese momento, todavía estaba erguida y con la cabeza en alto. No se veía afectada, aún cuando lo estaba ¿Que si se sentía mal por haberle hecho eso a Drew? Sí, pero también sentía alivio ahora que no pensaba en las calorías. Debía encontrar una forma de no comer el dichoso pastel y la única idea que se le ocurrió fue esa: irse.
—No te vayas, Cris —Tyler se acercó a ella —. Fue solo un...malentendido.
—No, no lo fue —aseguró ella —. Yo dije lo que pienso, el que Drew sea un fenómeno que no pueda olvidar ya no es mi culpa.
Hubo silencio por unos buenos minutos. La palabra fenómeno retumbó en más de un par de oídos. Ella no se movió, no dijo palabra. Ya ni siquiera sabía que estaba intentando.
—¿Cómo llamaste a mi hermano? —preguntó Lid, deseando haber escuchado mal.
—No lo repitas —le advirtió Ty a Cris, abriendo mucho sus ojos con angustia —. Cristal, que no se te ocurra decir eso de nuevo.
Pero ella vio en los ojos molestos de Lid una oportunidad para causar alboroto, para escapar. Rubí la tomó por la muñeca, rogándole que se detuviera. No le hizo caso, quería salir de ese lugar.
—Lo llamé fenómeno, Lid.
Y no lo creía, pero lo dijo como si así fuera. El rostro de Lid cambió a un punto en el que no creerías capaz de ver en una niña de su tamaño y edad. Estaba tan molesta que sus mejillas se habían tornado rojas, su frente se había fruncido y sus manos se habían vuelto un par de puños. Cuando se acercó a Cristal, lo hizo con tanta furia que adivinar sus intensiones no fue difícil. Sus padres intentaron detenerla, pero al final fue Tyler quien la sostuvo por la cintura.
Él fue quien impidió que golpeara a Cristal.
—¡Suéltame, Tyler! ¡Suéltame! —gritó ella, sacudiéndose —. ¡Déjame! ¡Ella no puede llamarlo de esa forma!
—No quieres golpearla, es tu prima —le dijo él, intentando sostenerla —. ¡Cielos! ¡¿Desde cuándo eres tan fuerte?!
—¡Desde que insultaron a mi hermano! ¡Déjame ir!
—Calma, Lid. Ella se disculpará —aseguró Drew, que dejó a sus padres para acercarse a Cris —. No me importa que me hayas llamado así, solo disculpate para que mi hermana no te saque los ojos.
—¡Y créeme que puedo hacerlo!
—Ángel, discúlpate —le sugirió Brandon —. Nada de esto tiene sentido.
—Sí, Cris —habló Malory —. Te estás comportando como una grandísima idiota, cabeza de zanahoria. Solo pídele perdón.
Pero no quería dejar su orgullo a un lado, no quería mostrarse débil. No quería salir lastimada.
—Yo no tengo que pedir perdón —soltó.
—Bien, entonces vete —habló Easton, sorprendiendo a todos. Incluso Lid dejó de sacudirse —. Si vas a actuar así, entonces date la vuelta y sal de mi casa ¿No quieres estar aquí? Bien, porque en este momento yo no te quiero aquí tampoco.
—Me hablas como si yo fuera la mala ¡Ustedes me ocultaron todo!
—¿Qué quieres? ¿Una disculpa? Bien, aquí está: ¡Lo siento, Cristal! ¡Lamento que tu familia no este ni cerca de ser lo que esperabas! Lo siento, pero es la familia que tienes. Tus padres se van a divorciar, es una realidad, pero podrías estar apoyándolos en lugar de gritarnos a todos ¡Abre los ojos y date cuenta de que lo que tienes no es perfecto, pero es lo que tienes!
》Te lo dije: yo también me enojo y lo lograste, me hiciste enojar —pasó su mirada a los padres de Cristal —. Lo siento tíos, pero no la quiero aquí. Solucionen sus problemas y, cuando regrese la Cris que conozco y quiero, pueden volver.
—¿Qué pasó con eso de que hay gente que te ayuda a cargar con el peso de la vida? —preguntó Cristal, atrayendo de nuevo su atención.
—Tú no quieres ayuda —soltó él —, y no estás afrontando la vida, tú solo te estás molestando con ella sin razón. Llámame cuando quieras que alguien te ayude, pero ahora solo vete antes de que yo te saque.
Jamás había visto a Easton tan enojado y, aunque él sabía mantener la calma, la molestia en sus ojos era algo que no sabía disimular. Se cruzó de brazos y la observó como jamás esperó que él la observara. No sabía si era decepción lo que había en su mirada, o simple molestia, pero ya no le sorprendía haber generado eso en él. La observó estando demasiado cerca, East vio todos sus errores.
Por eso ahora la odiaba.
Así que, sin decir más, se dio la vuelta y salió del lugar a un paso brusco y apurado. Se sentía mal, no te lo voy a negar, pero había cierta satisfacción dentro de ella al saber que había huido de ese lugar antes de que llegara el pastel. Lastimó, sí, ¿pero eso no era lo que hacían las rosas?
¿Acaso esa no es la función de las espinas?
Silene había hecho llorar a mucha gente, quizá ella debía acostumbrarse a lo mismo. Por eso ella ignoró cada regaño de sus padres y se concentró en mantener su orgullo. Si era así, no la lastimarían. Se estaba protegiendo sin saber lo alto que era el precio que estaba pagando.
Easton respiró con fuerza una vez ellos tres salieron del lugar. Agradeció que sus padres estaban dentro de la casa en ese momento, así no lo vieron molestarse. Pasó una mano por su cabello y se encontró con la mirada castaña de su hermano. Ty le dedicó una mueca un tanto triste, él lo imitó.
—Es la primera vez que te veo molesto, hermano —notó el pelirrojo, aún sin soltar a Lid.
—Siempre hay una primera vez para todo, Ty —habló él. Luego, extendió un meñique hasta su hermano —. Ni una palabra a mamá y papá sobre que me enfadé hoy, ¿hecho?
—Hecho —él entrelazó su meñique con el de su hermano. Ambos sabían como guardar sus secretos. Después, soltó a Lid y la miró con reproche —. En cuanto a ti, no sé en que estabas pensando, o si estabas pensando siquiera, pero fue estúpido de tu parte. La violencia no es la solución, Lid.
—La violencia es mi solución, Tyler —bufó ella.
—Linda...—le reclamó su madre. Solo eso bastó para que ella bajara la guardia.
—Bien, lo siento. No volveré a intentar golpear a alguien...¡Ugh! Odio cuando Tyler tiene razón.
—Em...yo quiero saber —soltó Aviv, bastante confundido —: ¡¿Qué acaba de pasar?!
—Pasó que estos niños tienen mucho más carácter del que muestran, ex —soltó Cloe —. Eso y que Cris está peor de lo que cualquiera de nosotros llegó a pensar.
—Jamás te había gritado —le dijo Brandon a Easton —. Pudo haberle gritado a cualquiera, ¿pero a ti? No me lo esperaba.
—Quizá tenías razón y tu ángel perdió su camino al cielo, Brandon —suspiró East.
—¿Y qué hacemos? —preguntó Malory, buscando la respuesta en Easton.
Él la miró y en sus ojos marrones vio reflejada toda la preocupación que él sentía también ¿Qué podían hacer? No mucho, casi nada...Es que no se puede encontrar a un ángel que se pierde a propósito. No puedes recuperar las alas de un querubín que se las corta solo para verse como alguien más.
No puedes ayudar a quien cree no necesitar ayuda, así que Easton solo se encogió de hombros.
En realidad, ellos solo veían la punta del iceberg. Creían que toda esa actitud se debía a un divorcio, cuando la verdad era la consecuencia de un montón de cambios para los que Cristal no estuvo preparada. Adam no se equivocó cuando dijo que la vida se basa en eso, en constantes variaciones que te transforman como persona.
¿En quién se estaba transformando Cristal?
—¡Llegó el pastel! —exclamó Caleb, llegando al patio seguido por Don, Dalia y Gabe. Este último intentaba caminar con Holden enlazado en su pierna. Todos parecían ajenos a lo que acababa de pasar —. No sé si esté tan bueno como los que hago yo, pero...¿Qué pasa? ¿Por qué tanto silencio?
—Por nada —se apresuró a decir Easton, acercándose a Leb para tomar el pastel —. Gracias, Caleb. Iré a ponerlo en su lugar.
—Rojito, hagámosle compañía al cumpleañero —ordenó Lid, arrastrando a Tyler consigo —. D, nos buscas cuando te sientas mejor.
—Bien —habló el niño, luego miró hacia sus familiares —. Y ustedes vuelvan a la normalidad. Se ven raros estando tan callados.
Drew tomó del vaso de agua que su mamá le ofreció y luego se fue con sus amigos. Siguiendo las ordenes de un niño de once años, los adultos intentaron actuar de la forma más normal posible. No podrían quitarse de la cabeza la forma en la que Cristal actuó, o como Easton reaccionó, pero al menos sabían disimular lo suficiente para darle una fiesta alegre a un niño que lo merecía.
Un niño que en realidad no era un niño. Creo que esa conversación fue la prueba que todos necesitaron para notar que Easton Cooper había crecido; que de hecho todos los niños que alguna vez vieron en pañales estaban madurando.
Caleb se encogió de hombros al no entender y se dirigió hasta su hermana y tíos, seguido aún por Don, Dalia y Gabe. Les sonrió al llegar a su lado, pero de inmediato dirigió su mirada hasta la ventana que daba directo hacia la cocina. Ahí se había quedado Adam, quien pidió un poco de espacio por un rato. Lo entendía. Después de lo vivido en el restaurante, él ni siquiera habría venido.
Pero Adam era diferente.
—¿Está todo bien con la bestia, Leb? —le preguntó Gabe, dejando que su hijo siguiera intentando escalar por su pierna —. No me insultó al llegar, me pareció raro.
—Es raro. El casanova vive para insultarte —acotó Sanne —. Me sorprende su creatividad para los insultos. Te ha molestado desde que era un niño y aún así siempre sale con algo nuevo.
—Pero hoy estaba callado —concordó Donovan, apoyándose en el bastón que usaba solo cuando se sentía muy cansado —. ¿Pasó algo en Palms?
Caleb suspiró ¿Qué si había pasado algo? Era mejor decir que había pasado demasiado.
—Nos encontramos a Vanessa —dijo él, consiguiendo miradas de sorpresa al instante.
—¿Vanessa? —preguntó Rubí, ladeando su cabeza —. ¿Por qué me suena ese nombre?
—Porque es el nombre que tiene la arpía que lo dejó en el altar —soltó Gabe, de repente molesto —. Él ya la estaba olvidando. Esa mujer debió mudarse lejos de aquí y desaparecer por completo de su vida.
—Está embarazada —soltó Caleb, consiguiendo expresiones mucho peores.
—¡¿Ella está que cosa?! —exclamó Don, sorprendido.
—Caleb, dime que ese bebé no es de Adam —habló Gabe —. Dime que no embarazó a esa arpía porque justo hoy no tengo ganas de golpearlo.
—No es de él...
—¡Gracias al Cielo! —exclamó Sanne, aliviada.
—Es del amante con el que estaba engañando a Adam. Amante que, por cierto, ahora es su prometido. Por él lo dejó en el altar...por eso y porque, según ella, sabía que Adam merecía algo mejor.
No creo que pudieran haberse sorprendido más, o angustiarse más de lo que ya estaban. Don y Gabe observaron a Caleb, esperando que dijera que era una broma pesada. Sin embargo, el cantante estaba siendo completamente serio. Hablaba con la verdad, él mismo había visto a Adam caer ante toda esa información.
Lo vio afrontar una verdad para la que no estaba preparado.
—Hol, intenta escalar con la tía Sanne —soltó Gabe, colocando a su hijo junto a la morena —. Voy a hablar con Adam.
—¡Bestia! —exclamó el pequeño, alzando sus brazos para que lo llevaran a ver a Adam.
—Sí, bestia. No te puedo llevar porque es una conversación de adultos. Tú quédate aquí, yo ya vuelvo —luego, giró a ver a su mejor amigo —. Vamos a animar a la bestia molesta que malcriaste, Cooper.
—Yo no lo malcríe —él rodó sus ojos —. Vamos a animar a quien te niegas a llamar amigo, Bacher.
—No es mi amigo.
—Claro que lo es.
Ambos dejaron al grupo por su cuenta, mientras caminaban a pasos distintos hacia la cocina. Caleb los observó alejarse, consciente de que, sin importar lo mucho que intentaran, ellos no lograrían animar a Adam. Vanessa básicamente desmintió lo que a los ojos de los demás se vio como una relación perfecta. La fantasía que Adam vivió lo cegó a un punto en el que no pudo ver engaños ni las señales que indicaban que ella no era la indicada. No importaba que tanto dijera que estaba bien, Leb sabía que el golpe de realidad que había recibido era demasiado fuerte.
Así que acudió a una medida distinta.
—¿Qué haces? —le preguntó su hermana, notando que él sacaba su teléfono.
—Le escribo a Silene —respondió —. Todos aquí sabemos que ella es la única capaz de animar a Adam en esta situación. Ella hará algo.
—Buena idea, Leb —Dalia le sonrió —. Adam no merece que esa mujer le arruine más la vida y Silene se lo hará ver.
—Tienes razón —habló Rubí, aunque le dolía en el corazón —. Bien pensado, tarado.
Él asintió con la cabeza y les sonrió. El haber terminado con Silene no significaba que su relación había acabado por completo. Recordaba partes de ella que eran amables, divertidas, hasta dulces; partes con las que esperaba encontrarse más seguido. No quería volver con ella de una forma romántica, siete años había sido demasiado, pero no veía porque no podían ser amigos.
Y los amigos se dicen cosas como las que estaban pasando.
Una vez escribió, Rubí robó su atención y lo puso al día con lo que le había ocurrido a Cristal. Dalia decidió ir con sus hijos, con la excusa de que quería consentirlos, y Holden escapó de tía para ir a enloquecer a su mamá. Fue entonces cuando Aviv y Sanne quedaron solos, asimilando la gran cantidad de cambios que habían presenciado en un día.
—Creo que hay que esperar un poco más para decirles —susurró Aviv —. Hoy ha sido una locura, mejor no alocar más las cosas.
—Estoy de acuerdo —susurró ella se vuelta —. No te preocupes, tenemos tiempo para decirles.
—Ya, tan solo estoy tan emocionado que me gustaría poder gritarlo frente a todos ellos.
—Somos dos, pero hay que ser pacientes. Sabemos que las cosas en esta familia suelen ser así: cuando algo se sale de control, tarda un poco en volver a su cause natural. Hay que esperar.
Él asintió con la cabeza y le sonrío a Sanne, quien quedó encantada por la forma en la que esa sonrisa había cambiado por una más auténtica y feliz. En realidad, justo en ese momento, todos en esa familia estaban rodeado de cambios; de esos que te modifican como persona y alejan a la perfección ¿Se reconocerían después de todo eso? ¿Lograrían ver unas versiones de las que estarían satisfechos?
No lo sé. La verdad, hay gente que está preparada para los cambios, pero hay otros a los que los toman por sorpresa.
Tan sorpresa como lo es el otoño para la primavera.
Espero sus gritos y declaraciones de odio en 3, 2, 1...
Lo sé, fue un cap intenso y pasaron muchas cosas, pero eran necesarias. Comienzan a rebelarse unos secretitos que tenia guardados...¿Qué les parece?
Les dejaré los adelantos del siguiente capítulo de una vez, asi comienzan sus teorías conspirativas sin que yo los distraiga tanto:
—¿Intentas ponerme nervioso, Silene?
...
—Eres la única persona que bailaría una canción de rock como si fuera un vals.
...
—No me dejó por él, o al menos esa no fue la razón principal.
...
...Odio la imperfección, pero a ti te queda tan bonita.
...
—¿Son celos los que escucho, Caleb Carlton?
...
—Te dije que queria hacer las cosas bien, musa.
...
Chaito, los amo❤
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