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Capítulo 26

Capítulo 26:
Una respuesta a cambio de otra.
24 de junio

1:26 pm

Elise conocía a todos en el C.A, o al menos a todos los directores y a gran parte del personal. Le encantaba pasarse por los distintos departamentos y saludar a aquellas personas tan únicas y tan interesantes. Ellos le permitían desconectarse de sus recuerdos, de sus temores, de pensar en que quizá su hermanita no despertaria y de que sus padres ni siquiera respiraban. Solo al rodearse de tanto arte, se sentía a salvo de sus terribles pensamientos.

De su mente que no se callaba.

Lilian, en lo particular, era una de sus directoras favoritas. El departamento de arte estaba lleno de vida, personas que iban y venian con nuevos proyectos en las manos tan variados como el arte en sí. La gran mayoría de las paredes estaban vestidas en murales preciosos que cubrian a artistas dispuestos a seguir creando. Lili sabía como explotar la creatividad, darle alas a pasiones y transformarlas en obras increíbles. Podía verse seria, pero resultaba todo lo contrario. Su calmada actitud solo resguardaba a una de las mujeres más amables y comprensivas que Elise había conocido en su vida.

-Bien, ¿tienes alguna idea para la portada del álbum? -le preguntó Lilian a Caleb con una pequeña sonrisa en sus labios.

-Creí que tú darías las ideas, tía Lilian -habló él, pasando una mano por su cabello oscuro.

-Claro, yo haré la portada, pero este será tu álbum. Debes darme una idea de como quieres que luzca, que impresión quieres dar. Ya sabes, algo con lo que pueda hacer un boceto.

-Pues, quiero dar una buena impresión.

-Ya, pero me temo que tendrás que ser un poco más descriptivo que eso, Leb.

La oficina de Lilian, a diferencia del resto del departamento de arte, no tenía murales en las paredes. Las mismas eran blancas, decoradas con cuadros cuyos autores variaban. Era amplia, con un escritorio en el medio en el que él y Elise encaraban a Lilian, quien esperaba pacientemente por una respuesta. Caleb desvió su mirada al escritorio, parecía estar decorado con brochasos de distintos colores y pinturas. Por más que pensaba, no tenía idea de que responderle a su tía.

¿Cómo esperaba que se viera el álbum? Sabía que quería que se viera bien, pero no tenía idea de como. Todo se sentía tan irreal, tan fuera de sus manos, que se sentía imposible materializarlo. Levantó la mirada hasta Lilian, encontrándose con sus ojos azules pálidos. Le agradaba la calma que transmitía esa mirada, era familiar y tranquila. En ese momento, se dio cuenta de que estaba nervioso, porque se aferró a la mirada de su tía como un niño que se aferra a la de su madre.

Sentía nervios de que todo en ese álbum debía ser personal, propio, suyo y aún así no podía sentirlo de esa forma.

-Em...creo que no sé como ser más descriptivo -habló él, bajando un poco la mirada. Por suerte, Lilian no se rindió con eso.

-Háblame de tu música -pidió ella, mordisqueando un poco el lápiz en su mano. Parecía que intentaba pensar -. Cuéntame, ¿qué intentas transmitir?

-Pues, casi todas las canciones del álbum son estilo pop. También hay mucho pop-rock, canciones lentas y...

-Caleb, me refería a que me hablaras de que clase de mensaje buscas dar. Todo eso de estilos musicales es un idioma desconocido para mi. Solo quiero que me digas, ¿qué sienten tus fanáticas cuando escuchan tus canciones?

-¿Y con eso harás una portada?

-El arte evoca sensaciones, sentimientos. Puedo tocar las mismas emociones que tocas tú al cantar usando colores y dibujos -ella extendió un poco su sonrisa -. La pintura y la música son dos idiomas diferentes, pero provienen de una lengua universal. El arte se complementa con arte, eso es lo que haremos.

Soltó un pequeño suspiro e intentó no desvanecer su sonrisa. Luego, se hecho para atrás en su silla y observó al cantante con cierta impaciencia.

-Pero, me temo que lo que me estás dando, no sirve para transmitir -habló ella una vez más -. Necesito más si quieres una buena portada.

-Mhm, está bien -él se lo pensó un poco y luego comenzó a hablar -. Bueno, la canción que será el sencillo es sobre un amor trágico, sin final feliz. Aviv la escribió dos veces, la primera fue en un momento alegre de su vida y a la segunda borró cualquier estrofa feliz y solo puso dolor; pasó por algo muy duro en ese momento.

-Lo recuerdo -suspiró Lilian. Tragó saliva ante el pensamiento y se enfocó en anotar los detalles que Caleb iba soltando -. Continúa.

-Pues, eso. Él transmite amor y dolor en una sola canción. Luego están las canciones que ha escrito Rubí. Ella tiene piezas más variadas. Algunas hablan de amor, otras de sentirse perdido, y otras tan simples como querer vivir una vida que valga la pena.

》Eso sí, todas las canciones de Rubí desprenden un aire de...no lo sé, ¿necesidad? Te hacen sentir mucho, te envuelven en la canción, tanto que, con cada estrofa triste, quieres ayudar a quien sea quien la escribio. Transmite todo lo que no se puede decir hablando.

Una sonrisa involuntaria se le escapó al cantante al pensar en todo lo que esas canciones representaban para su hermana y para Aviv. En ellas se escondían sentimientos tan puros que con solo pensar en ellos se le erizaba la piel. Esas melodías eran el resultado de sentir en exceso, de vivir con el corazón descubierto. Sus compositores eran los responsables de conmover día a día a sus fanáticas, eso lo enorgullecía de una forma que no podía explicar.

Elise llevaba siendo fanática de la música de Caleb Carlton inclusive desde antes de saber que trabajaría para él. Llegó a ver sus primeros covers y quedó fascinada al encontrar a alguien capaz de transmitir tantas emociones solo con su voz y una guitarra. Sus canciones la acompañaron en momentos difíciles, en noches junto a su hermana inconciente en las que ponía el reproductor a todo volumen para no escuchar el silencio. Conocía todas las sensaciones atrapadas en esas melodías, e incluso había encontrado muchas más.

Quizá por eso sintió cierta decepción ante la respuesta de Caleb.

Giró un poco su cabeza para verlo y, aunque intentó controlar su mirada, no pudo evitar examinar su perfil un poco más de lo normal. Su mandíbula marcada, incluso con esa media sonrisa en sus labios. Su piel se veía un poco más bronceada que cuando llegó de Londres, pero le sentaba bien ese color. En realidad, dudaba que algo le sentara mal a Caleb. Sus fanáticas no suspiraban en vano cada vez que lo veían en fotografías.

Ella no suspiró en vano muchas veces cuando pensó en él.

El aparato que le permitía escuchar a duras penas si se veía en su oído, y ese mechón blanco resaltando entre miles de cabellos negros le daba cierto factor sorprendente a toda su imagen. Deseó por instantes que no tuviera sus lentillas puestas, al menos así tendría algo del Caleb original que de vez en cuando se mostraba. Después de escuchar que sus canciones eran sentimientos ajenos, que no se conectaba a la música como ella creyó que lo hacía, quería asegurarse de que ese chico tuviera algo propio; aunque fuera una mirada de distintos colores.

Al sentir una mirada sobre sí mismo, Caleb volteó para encontrarse con ese par de ojos impresionantes. Todavía recordaba muy bien su canción y el hecho de que esa chica que solo debía ser su publicista se convirtió en su inspiración. Notó un ligero sonrojo en las mejillas de Elise en el momento en el que sus miradas se cruzaron, eso causó una extraña sensación en su estómago. Una sensación que ni siquiera podía describir cantando.

-¿Por qué me miras así? -le preguntó él. No obtuvo una respuesta inmediata, tuvo que esperar a que ella escribiera en su pequeña pizarra.

-"Es muy lindo lo que Aviv y Rubí sienten al escribir" -leyó él -. "¿Pero qué hay de lo que sientes tú al cantar?"

-Elise tiene razón. Estamos hablando de ti, no de tus compositores -habló Lilian -. Es el álbum de Caleb Carlton, no el de Aviv Everton, o el de Rubí Carlton.

-Pero ellos son mi equipo -dijo él -. Los quiero incluir.

Elise borró lo escrito en la pizarra bajo la atenta mirada de Caleb. Sentía sus ojos sobre ella, eso le causaba un escalofrío que no podía explicar. Aún así, continuó escribiendo.

-"Incluir sus sentimientos no significa dejar los tuyos de lado" -fueron las palabras de Elise, leídas por él.

Y ella sabía que había sentimientos de su parte, se lo había confesado el día de la presentación frente al C.A. Ese día vio a un Caleb distinto que, a pesar de sus nervios, se mostró como era; fue él mismo sin ataduras de por medio. En esos pocos segundos en los que ella afinó su guitarra, logró ver a un Leb auténtico, uno que sentía sus propias emociones y no las de sus compositores, uno que era más que solo el novio perfecto de Silene. Ese chico le gustaba mucho más, ¿por qué lo escondía?

Caleb Carlton es más inseguro de lo que parece, o al menos eso le dijo su primo una vez. Y era decepcionante; tan decepcionante como ocultar una mirada tan bonita como la que vivía encarcelada en esas absurdas lentillas.

No me preguntes como, porque jamás entendí el lenguaje de miradas, pero Caleb notó en esa mezcla de colores en los ojos de Eli el familiar tono que trae consigo la decepción. Apagado, ligeramente amargo; si es que se le puede poner un sabor a un color. Su pecho le dolió, como una punzada inexplicable atravesando un corazón que latía al ritmo de una canción secreta. Se vio tentado a tomar su mano, pedirle que le explicara el porque de esa decepción, pero el sonido de la puerta al abrirse le devolvió la cordura.

-¡Mami! -escuchó un grito que ya conocía. Antes de voltear, vio a Lavanda correr hasta los brazos de Lilian. La pequeña tenía su cabello color miel atado en un moño y traía puesto un tutú blanco que la hacía ver como una pequeña princesa.

No cabía duda de que había heredado muchos genes de su tía Silene.

-Lo siento, no sabía que seguían reunidos -otra voz conocida. Caleb volteó y se encontró la amplia sonrisa de Dalia Milestone en la entrada -. Hola Caleb, Elise. Lamento haber interrumpido, pero Livi quería mostrarle su asombrosa paleta de dulce a su mami.

Aún en los brazos de Lilian, Livi sacó la paleta de dulce de distintos colores de su boca y la mostró con una sonrisa. Elise y Caleb sonrieron, enternecidos con la niña. Ella solo se sonrojó y se aferró aún más al abrazo de su madre.

-Vaya, otro dulce -soltó Lilian, con una sonrisa. Luego, observó a su mejor amiga con una ceja alzada -. Veo que sigues intentando comprar a mi hija con caramelos.

-Nunca me detuve, Lilian -aseguró Dalia, encogiéndo sus hombros con inocencia. Ella era otra de las directoras favoritas de Elise, siempre parecía estar sonriendo.

-¿Cómo que comprarla? -preguntó Caleb, aliviado de que la conversación hubiera cambiado su curso.

-Te explico: todos los bebés en nuestra loca familia tienen una tía o tío favorito -soltó Dalia, caminando hasta quedar al lado del escritorio -. Cris tiene a Derek, Lid a Gabe, Drew a Don, Tyler a Cloe, Easton a Cal, tu hermana y tú tienen a Sanne...

-Ah, claro. Olvidé que soy uno de los bebés -soltó él con diversión -. Un bebé con veinticinco años.

-Oye, cuando te conocimos estabas aprendiendo a sumar. Eso te hace uno de nuestros bebés -señaló la pelirroja -. En fin, ¡hasta Lilian es la favorita de los mellizos! Yo merezco ser la favorita de alguien.

-Así que compra a mi hija con dulces, como si no fuera suficiente darle clases de ballet también -rió Lilian -. Lleva haciéndolo por años.

-¡Algún día va a funcionar! -exclamó ella -. Es más, quizá ya funcionó. Las paletas son sus dulces preferidos y esa es extra grande.

-Veamos...¿Livi, quién es tu tía favorita?

Lavanda sacó la paleta de su boca, estaba toda cubierta por colorantes de varios colores. Soltó una pequeña sonrisa y miró a su mamá.

-Todas, mami -respondió -. Amo muto a todas mis tías.

-Si no fuera tan tierna, lo consideraría traición -soltó Dalia, cruzándose de brazos. Su mejor amiga solo pudo reír -. Para ser tan adorable, Lavanda es bastante difícil. Quizá deberías tener otro bebé, Lili. Una menos exigente.

-El mundo ya tiene suficientes Osbone, Dali. Mejor pidele a Cloe un Bacher más, o a Sanne que consiga novio y luego bebés.

-Olvídalo, mejor sigo comprándole dulces a tu hija. Es más fácil que cualquiera de esas dos opciones.

Lilian negó con la cabeza, divertida ante el intento fallido de su mejor amiga. Luego, regresó su atención a los dos jovenes frente a ella y volvió a sonreírles. Con los apuntes que había tomado, le sería imposible idear una portada tan buena como la que solicitaron el C.A y la disquera, pero estaba segura de que no conseguiría mucho más del cantante. Al igual que Elise, notó que Leb no estaba muy seguro de lo que debía o no sentir.

Sentó a Lavanda en el escritorio, la niña miraba a Caleb con cierta adoración. No olvidaba que él hacía música, y su pequeña cabecita era lo suficientemente inteligente como para recordar lo mucho que le gustó escuchar la guitarra días atrás. Mientras tanto, Lilian se enderezó en su lugar y juntó sus manos en el escritorio. Observó a Caleb y a Elise con repentina seriedad, regresando al trabajo que habían venido a hacer.

-Elise, envíame todo el repertorio de canciones de Caleb, por favor. Me comprometo a escucharlas, quizá algo pueda sacar de ahí -dijo ella y luego observó al cantante -. Pero piensa bien en algunas ideas, Leb. Necesito que estés claro de lo que quieres, no solo para la portada sino para el álbum en general. Quizá deberías ir pensando en nombres, eso podría ayudar a centrarte.

-Esta bien, lo haré -asintió él -. Gracias, tía Lilian.

-No hay de que -sonrió ella -. Y díganle a Aviv que también debo reunirme con él. Sé que él y Sanne estaban en una especie de diligencia, pero si puedo verlo cuando regrese sería perfecto.

Elise comenzó a hacer unas ceñas con sus manos, ceñas que Caleb no logró comprender. Sin embargo, Lilian entrecerró sus ojos, como si intentara descifrarla. Luego, asintió.

-Sí, eso sería de mucha ayuda, Eli -aseguró Lilian -. Envíame esos artículos, lo que sea que opine el público de la música de Caleb también puede darme ideas.

-Solo miren a la señorita, siendo toda una publicista -sonrió Dalia, en dirección a Elise -. Estamos orgullosas de ti, cariño.

Elise movió las manos de nuevo, Lilian tardó un poco en entender pero terminó por soltar una carcajada. Caleb ni siquiera pudo procesar toda esa repentina cercanía entre sus tías y publicista, él tan solo observaba sin entender.

-No le diré eso, o Lavanda podría preferirla a ella antes que a mi -soltó Lili, divertida -. En fin, nos vemos pronto, chicos. Espero tener algo adelantado para la próxima reunión.

Antes de que Caleb pudiera preguntar porque parecían estar tan cómodas las tres juntas, porque su tía Lilian sabía lenguaje de señas, o porque su tía Dalia llamó a Elise "cariño", la publicista se puso de pie y se retiró del lugar. Ahí estaba, otra sorpresa que volvía a Eli una fuente de inspiración. Sabía que estaba mal interesarse tanto, estaba tan mal como pensar a cada rato en la melodía de esa canción, ¿pero qué podía hacer? Descubrir todo lo que ocultaban esos ojos espectaculares, esa risa que se cortaba, esa sonrisa preciosa, era una necesidad que venía desde lo más profundo de su corazón.

Y estaba mal, pero la siguió de todas formas.

-Derek tenía razón -soltó Lilian, una vez los dos salieron de su oficina. Dalia le prestó atención mientras tomaba el asiento que antes ocupó Caleb.

-¿Sobre qué? -cuestionó la pelirroja.

-Me dijo una vez que Caleb era idéntico a Dann, inclusive más allá de lo físico. Hoy lo comprobé.

Lavanda extendió sus brazos para que ella la cargara y, con una sonrisa, lo hizo. La sentó en su regaso y la abrazó contra su pecho, sabiendo que pronto se quedaría dormida. Mientras tanto, continuó observándo a su amiga.

-Caleb está tan seguro de todos que olvida estar seguro de sí mismo -habló Lilian, bajándo un poco su tono de voz -. Tiene las mismas inseguridades que Dann, los mismos miedos que el delator que conocimos.

-Miedo al fracaso, a defraudar a seres queridos -dijo Dalia, recordando con nostalgia esos años en los que recién conoció al delator -. Miedo a afrontar problemas propios, así que afronta como un caballero de brillante armadura los de los demás.

-Exacto. Su noble corazón late por los demás, no por él mismo. Eso es bueno, en una forma...

-Y malo en el sentido en el que no se conoce a sí mismo, ni sabe lo que quiere -completó Dalia, a lo que Lilian asintió -. Bueno, si Caleb es como Dann, estará bien. Es decir, estamos hablando del delator noble cual caballero, su hijo seguro que supera sus problemas con la misma audacia que su papá.

-Eso espero...

-Ya verás que sí -aseguró la pelirroja -. Ahora, cambiando de tema...¿Segura que no quieres más hijos, amiga? Mira lo linda que te ves con ella...

-Ni lo sueñes, Dalia.

-¡Ugh! ¡Que difícil eres, Lilian!

-Difícil es cuidar de tres niños y un Derek, estoy segura de que puedes vivir sin ser la favorita de alguien así que supéralo.

-Además de difícil, cruel. Jamás te quedó tan bien tu apodo como hasta ahora, descorazonada.

-Y lo cargo con orgullo, Dali.

La pelirroja rodó sus ojos, haciéndo reír a su amiga. Ambas conocieron muy bien a Dann Carlton, lo vieron superar sus problemas y convertirse en el hombre que era. Sin embargo, recién estaban conociendo bien a Caleb y solo les quedaba confiar en que las manzanas nunca caen lejos del árbol...

A menos de que estas rueden hasta un rosal lleno de espinas.

...

No debia sentir decepción, era absurdo hacerlo. Caleb no le debía explicaciones, pero las queria ¡Joder, las queria más que nada en el mundo! Moría por voltear y preguntarle donde había quedado el hombre que cantó en un escenario y deslumbró a todos, donde había quedado el chico que habló con tanta pasión sobre sus sentimientos minutos antes de enfrentarse a una gran audiencia ¡¿Dónde estaba él?!

¿Siquiera existía ese Caleb, o se había desvanecido para convertirse en la marioneta de alguien más?

-¡Elise! ¡Aguarda! -y correr estaba mal, sobre todo porque era lenta y porque llamaba la atención de fisgones, pero lo hizo.

Ella corrió...

No sabía porque lo hacía, porque sentía que debía alejarse de él a toda costa. Era estúpido, pero últimamente todos sus pensamientos se basaban en lo que tu llamarías estupideses. Tanto tiempo pensando en el cantante, tanto tiempo invertido en levantar barreras en su corazón que eran débiles, tanto tiempo desperdiciado. Lo peligroso de estar pensando constantemente en él, de sentir más latidos en su pecho cuando lo tenía cerca, no solo incluía el hecho de que él tenía novia; y no cualquier novia, sino Silene. Ahora añadía otro peligro, uno peor.

Se estaba enamorando de un hombre que no se conocía a sí mismo. Estaba cayendo por ilusiones, por fracciones de un alguien que no existia, y era decepcionante.

La palabra "enamorada" retumbó en su ruidosa mente, se sintió culpable al instante. Sus mejillas ardían, no sabía si por la verguenza o por el ejercicio. Y, aunque intentó huir con todas sus fuerzas, no pudo evitar ser atrapada. Una mano firme en su hombro la detuvo. Para cuando se dio cuenta, su corazón latía con rapidez y estaba rodeada de rosas.

Pero, ¿qué importaban esas flores cuando lo tenía a él tan cerca?

-Oye, ¿qué sucede? -preguntó Caleb, dándole la vuelta para poder verla a los ojos -. ¿Por qué corres?

Sus ojos, ambos dolorosamente azules, la observaron con una mezcla de preocupación y confusión. Sentía el peso de su tacto contra sus hombros desnudos, sentirlo tan cálido y agradable solo la angustió mucho más. Negó con la cabeza, indicándole que no habia respuesta para su pregunta. No sabía porque había corrido, solo que perdió su oportunidad para escapar.

Caleb dejó escapar una larga respiración, aún sin apartar sus manos de los hombros de la chica. Ella era unos cuantos centímetros mas baja que él, así que debía bajar la mirada para encontrarse con sus ojos. Comenzaba a creer que no había forma en la que esa mirada no fuera su fuente de inspiración. Solo tenerla así de cerca activaba una chispa en su interior y quería escribir miles de canciones sobre ella.

-Así que...-habló él, finalmente soltándola -. Mi tía Lilian sabe lenguaje de señas...

Elise suspiró y tomó su pizarra. El olor a rosas y a tierra mojada inundaba las narices de ambos. Solo estaban ellos dos en el jardín de rosas ¿Puedes culpar a Elise por sentir que eso era absurdamente peligroso?

-"Y tu tío Derek también, incluso mejor que ella" -leyó Caleb -. "Los Osbone no pierden la oportunidad de aprender un nuevo idioma. Deberías saberlo."

-Tienes razón. Lo que me sorprende en realidad es que te conozcan tan bien -dijo él -. Incluso mi tía Dali te llamo "cariño".

Elise se encogió de hombros, restándole importancia a eso. Con ese simple gesto, provocó una sonrisa ladeada en los labios de Caleb. Colocó una mano en su barbilla, la miró de arriba a abajo como si se tratara de una partitura que intentaba descifrar ¿Si acaso se daba cuenta de lo nerviosa que la ponía con tan solo esos simples gestos?

-Eli, ¿cómo llegaste al C.A? -preguntó él.

Ella soltó un resoplido, casi odiando su pregunta. Rodó sus ojos, dándole a entender que la respuesta no le interesaba. Caleb soltó una carcajada, de esas profundas que hacían temblar un poco las piernas de Eli.

-Vamos, Eli -él se acercó, un paso cortó la distancia. Ella podía sentir su respiración cerca, su aliento en su oído -. Dije que descubriría todas las sorpresas que escondes ¿Acaso me harás rogar por esta?

Caleb la confundía tanto. Es decir, en un segundo era inseguro y desconfiado, al otro era curioso y divertido, y al siguiente se transformaba en ese hombre con picardía en su voz y seguridad desbordando de sí mismo. La forma en la que alzaba su ceja, en la que mordía su sonrisa coqueta y como la miraba con fijeza le provocaba una sensación en su vientre que no podía explicar. En ese momento, tenía frente a ella a la versión más peligrosa del cantante, ese que se volvía tan atrevido como en sus canciones de amor.

Te cuento que a él tampoco le era muy familiar esa versión de sí mismo. No sabía de donde provenía tanta seguridad, tanta picardía, pero sabía que algo tenía que ver Elise en todo eso. Solo con ella era capaz de ser así, solo con ella sentía esa chispa en su pecho que, como electricidad, alteraba todos su sentidos. Descubrió que le gustaba ponerla nerviosa y que solo lo conseguía al bajar su voz hasta convertirla en una más ronca, o cortando la distancia a unos peligrosos centímetros. Descubrió que él también se ponía nervioso, pero esos nervios se sentían tan propios...

Era algo que sentía, no que debía sentir. Estaba mal, lo sabía, pero se sentía tan bien que no encontró la fuerza de voluntad para alejarse de ella.

A esa distancia, escuchaba las respiraciones de Elise, profundas y ligeramente agitadas. Su mirada estaba fija en su pizarra, pero él podía ver que estaba luchando por no levantarla. Además, podía notar el ligero sonrojo en sus mejillas, ligeramente similar al tono de las rosas que los rodeaban. Él sonrió ante ese color, había provocado eso. Se sentía como un logro, de alguna forma.

Entonces, la observó escribir.

-"Te propongo una respuesta a cambio de otra respuesta" -leyó. Fue entonces cuando ella elevó sus ojos y, maldición, él tuvo que mantenerse fuerte para no temblar ante la intensidad de esa mirada.

-Vaya, que tentador -dijo él, finalmente estableciendo una distancia entre ambos. Se sentó en uno de los bancos del jardín. Se hechó hacia delante, apoyándose en sus rodillas, y observó a Elise con una amplia sonrisa -. Hecho. Dame tu respuesta, luego yo te daré la mía.

Elise soltó un suspiro y elevó su vista hasta el techo, solo encontrándose con el cristal que proporcionaba luz a todas las flores que los rodeaban. El C.A y sus directores fueron su salvación en algún momento, pero le daba vergüenza admitir que al inicio no fue así. Siempre agradeció ser alguien con carácter, una muda que ni siquiera con su condición se podía callar. Pero en aquel entonces, su don fue una maldición, solo insultó a todos los que intentaron ayudar.

Regresó a la mirada de Caleb, a veces le sorprendía la forma en que él la miraba. Jamás había sido vista de esa forma, con tanto detenimiento y cuidado. La veía como se ve a una pieza de arte: con admiración, sabiendo que solo se puede ver, pero está prohibido tocar.

Ella le arrojó la pizarra y sacó su teléfono. Si iba a escribir su respuesta, que sería mucho más larga de lo que cabía en su pizarra, sería por mensaje. Él esperó pacientemente, hasta que ella levantó la mirada una vez más. Entonces, sintió su teléfono vibrar en su bolsillo y no dudo en tomarlo.

-"Fue Adam" -leyó -. "Él me arrastró hasta aquí tres semanas después de que descubrieron que había perdido mi voz por traumatismo. Al principio, estaba enojada con él. Para ese entonces, yo no lo queria. Lo odiaba a él y a sus padres, pero eran la única familia que tenía. Mis tíos me arrojaron a terapias, a miles de doctores, esperando que recuperara mi voz. No funcionó, no iba a funcionar de todos modos...No tengo ánimos en recuperarla, no me la merezco."

》Como sea, Adam entró a mi habitación un día y me dijo: "primita, sé lo que necesitas". Antes de que pudiera poner objeciones, me cargó hasta su auto. Literalmente, me cargó; para él debo pesar lo mismo que una almohada de plumas. Condujo hasta acá, me presentó a Padme, a Lilian, a Dalia, a Theo, incluso a Jacob. Fueron las primeras personas, luego de quedarme muda, que me hablaron con normalidad, que no cuestionaron mi condición. No me entendían, pero me comprendían. Fue lindo.

Los recuerdos de sus primeros días en el C.A los tuvo junto a Dalia y Lilian, quienes casi parecían competir por su presencia. Dalia le enseñó a bailar, con Lilian aprendió a desahogarse a través de pintura. Luego empezó a ayudar a Theo a imprimir fotos, y a Padme le sugerió telas y estampados muchas veces. Pronto, se convirtió en una especie de ayudante para cada departamento. Por esos pequeños instantes, se sentía completa.

-"Luego conocí el departamento de música, y me enamoré" -continuo el mensaje -. "Los salones de concierto, los instrumentos, la gente cantanto. Todo se sentía...familiar. Supe que quería trabajar ahí, para un músico. Los directores me ayudaron, gracias a ellos sé lenguaje de señas, gracias a ellos tuve el valor de ir a la universidad. Tiempo después, entendí que Adam me trajo aquí porque yo no necesitaba terapia, necesitaba apoyo; una familia que me ayudara a no sentirme...rota. Eso es el C.A para mi, por eso sigo aquí."

Tantas cosas que procesar, tanto que entender...Quizá por eso Caleb estaba tan impresionado. No le sorprendía que Adam hubiese hecho eso por ella, conocía lo suficientemente bien a su amigo para saber lo bueno que era animando a las personas. Lo que lo dejó sin palabras fue conocer el hecho de que Elise había quedado muda por traumatismo. Pero, ¿traumatismo de qué? ¿Por qué? Y si fue a terapia para recuperar su habla, significaba que aún tenía voz. Levantó la mirada hasta ella, ¿estaría consciente de que su respuesta le dio mucho más de lo que él pidió?

Algo le decía que sí...

-Dices que no querías la terapia porque sientes que no mereces tu voz -habló Caleb -. ¿Por qué? ¿Por qué crees eso, Eli?

Ella suspiró antes de volver a teclear en su celular. El mensaje le llegó a Caleb tiempo después.

-"Personas importantes para mi perdieron más de lo que perdí yo. No merezco tener algo que amé luego de que ellos lo perdieron todo" -sintió un nudo en la garganta al leerlo -. "Es todo lo que te diré, Caleb".

Era más, muchísimo más, de lo que habría imaginado que le diría. Sin embargo, habían nuevas dudas con respecto a Elise rondando en su cabeza ¿De qué personas hablaba? ¿Qué perdieron, exactamente? ¿Qué ocurrió? ¿Qué evento fue el responsable de esas lágrimas contenidas en unos ojos que resguardaban el universo entero? Quería limpiarlas, sanar sus heridas. Pero, ¿cómo lo hacía?

-"Ahora, tu respuesta" -leyó el siguiente mensaje que le llegó.

-Cierto, cierto -habló él -. Adelante, pregunta y yo respondo.

Ella tecleó en su teléfono una vez más, pero dudó un poco antes de enviar el mensaje. A él le pareció adorable la manera en la que ella mordía la parte interior de su mejilla. Intentó contener su sonrisa, pero no pudo. Claro que ese gesto no duró mucho, se extinguió al leer el mensaje que le llegó.

-"¿Quién eres, Caleb Carlton?" -él alzó una ceja y ladeó su cabeza al observarla.

-¿Cómo que quién soy? -él soltó una pequeña carcajada -. Tú ya me conoces, Eli. Soy...yo.

-"Conozco al inofensivo novio de Silene, conozco al hermano servicial de Rubí, conozco al sobrino consentido de Sanne y Aviv, conozco al cantante que se siente encantado en un escenario, conozco al chico que no sabe sentir sus propias canciones. Conozco al Caleb de ojos azules y al Caleb con ojos de distintos tonos. Conozco a este tú que me está volviendo loca y a otro que seria incapaz de ser así. Tantas versiones me confunden, necesito saber cuál eres ¿Lo sabes?".

Debía parecerle una pregunta estúpida, inclusive hasta sentirse ofendido por ella ¿Qué quién era? ¿Acaso no era obvio? ¡Era él! Pero, ¿cuál de todas esas versiones era la correcta? Pensó en todas las preguntas que le hizo su tía, en como el álbum no se sentía suyo...porque no podía ser de alguien que no conocía.

Miró a Elise, dejó de lado esa actitud que ella provocaba en él y, de repente, se sintió abrumado. Rebuscó en su subconsciente, intentando definirse, pero solo encontraba las definiciones que le daban otras personas. Era noble, era amable, era justo...Pero también era tantas otras cosas cuando estaba junto a quien se había convertido en su musa. Era varias versiones de una misma canción, pero ninguna encajaba con la otra.

-Yo...-su voz se sentía extraña, como atorada en su garganta. No podía dejar de mirarla.

-¡Oh! ¡Hola, chicos! -escuchó la voz de Cristal y agradeció en silencio a la pelirroja y a sus amigos por aparecer.

Tanto él, como Elise, voltearon a la entrada del jardín. Cris no tardó en correr a abrazar a Eli y, con el mismo entusiasmo, abrazó a Leb. Ninguno de los dos devolvió el abrazo, seguían conmovidos por su conversación. Malory y Brandon los saludaron con amabilidad, casi ignorando la atmósfera tensa en la que se habían metido. Por otro lado, Rubí no la pasó por alto. Pasó una mirada de la publicista, a su hermano, sin olvidar que sabía un interesante secreto. Luego, alzó una ceja.

-¿Qué hacen aquí? -cuestionó -. ¿No deberían estar con Lilian?

-La reunión ya terminó -respondió su hermano, intentando dejar de mirar a Elise. Claro que falló.

-¿Y qué tal?

-Pudo haber ido mejor.

Pero, la verdad era que no podía pensar en la reunión, no con esa nueva duda en su cabeza. Observó a Elise escribir algo en su teléfono una vez más. Luego, ella se despidió con un gesto con su mano y, cuando se marchó, él no la siguió. Cuando desapareció de su vista, un mensaje llegó en su propio teléfono.

》"Piensa en tu respuesta y me la dices luego" -leyó para sí -. "Me la debes."

En realidad, ahora sentía que esa respuesta se la debía a sí mismo. Pero, ¿cómo la conseguía?


Y este capítulo va dedicado a Dubiiel_laara. Espero que te guste, porque yo amé narrar este encuentro entre Eli y Leb. Él es tan confuso...Pero ella también tiene sus mañas jajajajaja. En fin, gracias por todo el apoyo y por estar aquí incluso después de dos libros ya. Lo aprecio muchísimo❤

Les tengo una pregunta porque soy curiosa: ¿Se imaginan a los personajes como algún actor/actora? (Yo solo sé que me imagino la voz de Rubí como la de Taylor Swift y la voz de Caleb como un Shawn Mendes pero un poco más gruesa jajajaja) ¡Quiero saber! 🙈

Con eso listo, me retiro hasta el siguiente cap y les dejo un adelanto porque estoy como feliz:

-¿Segura de que Caleb escribe estas canciones para ti? -preguntó él, soltándo esa duda como lo más casual del mundo, aunque sabía que pronunciarla era como jugar con los cables de una bomba.

...Ya veremos que sucede...

Chaíto, los amo❤

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