Capítulo 20
Capítulo 20:
Los ángeles no sienten celos
19 de junio
12:38 pm
Samara jamás había visto tan irritada a Silvana, ni tan nerviosa a Caroline, ni tan callada a Padme. Era como si todas sus compañeras se hubieran puesto de acuerdo para ser todo lo contrario a lo que eran normalmente ese exacto día. Las observó con confusión, en los camerinos, y suspiró antes de admitir a sus adentros que ese seria un día pesado y extraño.
Pero incluso esos hay que vivirlos, ¿no?
—Más les vale volver a la normalidad cuando regrese de mi viaje en tres semanas —soltó ella —. Me asustan así.
—Estoy feliz de que Margo tenga esa convención importante en Suiza, y de que luego extendieran su viaje para pasar un tiempo juntas, pero me duele saber que te vas —dijo Silvana —. Con la insufrible de la ex de mi esposo en casa, siento que explotaré en cualquier momento. Es como si Rachelle vigilara cada uno de mis pasos ¡No puedo ni respirar sin sentir que me está juzgando!
—Sil, ya te he dicho que no es tu obligación caerle bien a esa mujer —Sam rodó sus ojos antes de sonreírle con comprensión a su hermana —. Además, fue tu idea que ella y su familia pasaran el verano con ustedes.
—Fue por Malory —aseguró, masajeando sus sienes ante el estrés que sentía —. Quiero que ella sienta que todos en su familia podemos llevarnos bien. Me agrada el esposo de Rachelle, su hijo también aunque es un poco revoltoso ¡El problema es ella! Y me duele saber que mi mejor aliada no estará aquí para apoyarme el tiempo que deba lidiar con esa mujer.
—Lo siento, Sil. Aunque puedes reclutar a Lilian de tu lado en mi ausencia. Dicen por ahi que ya la golpeó una vez con un tacón en la adolescencia, que lo haga de nuevo si la ocasión lo requiere —Sam se encogió de hombros y dirigió su atención hacia Caroline —. Ahora vamos contigo, ¿qué sucede?
Dejó de mover con rapidez sus articulos de maquillaje, solía cambiar y reordenar la brochas siempre que sentia nervios. Suspiró y observó a las chicas desde el cristal del espejo del camerino.
—Derek me pidió cuidar a mis nietos mañana por la noche —soltó —. Tiene algo planeado para mi hija por su aniversario de bodas y, finalmente, confió en mi para esto.
—Eso es genial, Caro —sonrió Pad, hablando por primera vez desde que llegó a ese lugar. Todavía pensaba en Calvin y eso la tenia casi muda —. Has querido que él confíe en ti para cuidar a tus nietos por años. Entonces, ¿por qué los nervios?
—Porque siento que es una prueba. Es decir, él tardó mucho en confiar en mi, incluso más que Lilian. Temía que me acercara a los niños al principio por...por lo que hice en el pasado. Ahora, parece que confia y tengo miedo de arruinarlo.
—No lo harás. Mis tres sobrinos te adoran y, aunque no fuiste buena mamá, te aseguro que eres una súper abuela —la animó Sam —. Tú estarás bien. Ahora, vamos con chispitas ¿Por qué no estás chispeante hoy, Pad?
—Yo estoy bien.
—Claro, eso explica porque tienes cara de cachorrito desamparado.
—No la tengo.
—Oh, entonces estás en negación. Bien, bien, no te molestaré solo si me prometes volver a ser chispitas para cuando regrese. Lo mismo va para ustedes dos. Quiero a mi Sil soñadora e ilusionada y a la Caroline parlanchina y segura para cuando vuelva de Suiza.
—A sus órdenes, capitana —Sil rodó sus ojos con diversión ante el comentario de su hermana.
—Este viaje te tiene muy emocionada ¿No es así, Sam? —cuestionó Caroline, dejando sus nervios para enfocarse en la enorme sonrisa de Samara.
—¡Demasiado! Es decir, primero tendré que aguantar una convención de física cuántica en la que seguro no entenderé nada, pero estoy feliz por Margo, Nicolas y Derek, han llegado muy lejos. Puedo soportar unas horas de aburrimiento si eso luego significa que podré tener mis primeras vacaciones en el extranjero a solas con ella. Será increíble.
Y sí, sin duda la emoción se notaba en su voz. Bastó esa energía para que las otras tres olvidaran por instantes sus problemas. Era lindo ver que, luego de tantos problemas que tuvieron para llegar a esa relación, Margo y Samara eran tan felices juntas. A pesar de que sus apariencias no convinaban, y sus pasiones chocaban, sus tres compañeras opinaban que las dos estaban hechas la una para la otra.
Luego de tanto drama en el pasado, les tocaba ser felices.
Esa sesión de confesiones, que solía ocurrir más a menudo de lo que esperarías, terminó gracias a la aparición de un par de adolescentes que irrumpieron en los camerinos. Malory estaba siendo practicamente arrastrada por Brandon, a quien en realidad no le importaba aguantar su peso; la chica era bastante liviana para ser tan alta. Sin soltar palabra, él la sentó en la silla de maquillaje. Queda más que claro que las cuatro mujeres presentes no entendían lo que ocurría.
—Lory, cariño —la llamó Silvana, con un todo de voz tan dulce que podria clasificar como maternal —. Aunque me encanta verte, no puedo negar que me sorprende ¿Qué hacen aquí?
—Brandon me obliga —fue su respuesta. Observó todos los productos de maquillaje frente a ella, se sintió intimidada al notar que solo sabia el nombre de un par de esas cosas.
Vaya chica que eres, Lory. Se dijo a sí misma y debió bajar la mirada con rapidez ante la verguenza interna que sentía. Brandon notó ese acto y le levantó la mirada, tomandola solo segundos por el mentón. Sí, era una situación incómoda considerando por todo lo que habían pasado. Sin embargo, él no estaba pensando en eso.
Estaba pensando en devolverle la seguridad perdida a su amiga.
—No te estoy obligando, te estoy demostrando que estás equivocada —soltó él, dejando su mentón libre ahora que tenia su atención —. ¿Quieres dejar de ser terca y permitirme darte una lección?
—No voy a dejar de ser terca —ella se cruzó de brazos —, pero puedo callarme unos minutos y escucharte.
—Bien, solo eso necesito —Brandon se volteó hacia las señoras y sonrio al darse cuenta de que justo las necesitaba a ellas cuatro —. Bueno, damas, les explico la situación: Malory Jones, aquí presente, cree que no es una chica por no ser tan femenina como una modelo.
—¿Qué? —Silvana observó a su hijastra, quien volvió a bajar la mirada por la verguenza. Se sintió mal por ella al instante.
—Lo sé, es una locura que crea eso porque ser una chica, o no, depende de la biología y no de saber andar en tacones —soltó él, dedicándole una pequeña mirada a Malory —. Te lo digo yo, que soy un chico y sé exactamente lo que hay que tener para no ser una chica.
—No me refiero a eso, Brandon —soltó ella, poniéndose de pie —. Ya deja de intentarlo, ¿quieres? No soy femenina, no soy delicada, ni ordenada. No soy risueña, ni perfecta como las modelos afuera. Todos esperan que una chica sea así ¡Sorpresa! No lo soy.
》Más bien, soy como el ejemplar fallido; la prueba de que, incluso teniendo lo que biologicamente me hace mujer, no soy una chica a los ojos de los demás.
—No, no ¿Pero quién te hizo creer eso? —soltó Silvana, acercándose a ella para tomarla con delicadeza por los hombros —. Nena, todo eso que dices son estereotipos inalcanzables. Ninguna modelo es 100% delicada, ordenada, o risueña. Es decir, miranos a mi y a Sam.
—De delicada tengo lo que tiene Sil de ordenada. Nos conoces, así que sabes que hablo se muy poca cantidad, bomba —señaló Sam —. Las modelos son solo mujeres normales en una pasarela. Y sí, las ves perfectas allá arriba pero, una vez se bajan, son tan comunes como cualquier otra chica; son iguales a ti.
—Quiero creerles, pero no puedo. Es decir, a pesar de que se ven normales una vez se bajan, la imagen que crean arriba de las pasarelas...daña. Y perdón, yo las amo, pero sé que el mundo me ignora solo porque no soy una imagen parecida a la que muestran mujeres como ustedes.
Malory tenia sus propias reglas y las seguía sin importarle que fueran diferentes a las de los demás. Sin embargo, en un mundo en el que vivimos, es imposible ignorar los gritos y susurros de una exigente sociedad. Sam y Sil lo sabían, habían visto por años a personas opinar eso de las modelos y de la belleza en sí.
Ambas hermanas intercambiaron miradas de preocupación ¿Cuándo los estereotipos dejarían de ser tan dañinos?
—¿Ven? ¡Está muy mal! —exclamó Brandon —. Por eso la traje con ustedes. Son el equipo ideal para devolverle la seguridad a alguien asustada. Maquíllenla, vístanla, y enseñémosle que puede estar en los zapatos de una modelo porque ellas son chicas normales; chicas iguales a ella.
Malory lo observó átonita ¿Ese era su plan? ¡¿Hacerla caminar por la pasarela?! Brandon tenía una amplia sonrisa, como si estuviera satisfecho con toda esa situación ¿Pero qué le estaba ocurriendo? Sentía que ese rubio habia enloquecido por completo y estaba intentando arrastrarla a la locura.
—Estoy muy de acuerdo con Brandon —soltó Caroline, tomando a Malory por la muñeca para sentarla con delicadeza en la silla una vez más. Le dedicó una sonrisa que ella vio gracias al espejo —. Te mostraremos a la Malory que te niegas a ver, preciosa.
—Yo no me maquillo —fue lo primero que le vino a la mente, así que fue lo primero que dijo.
—Tranquila, será algo sutil. El maquillaje no es para hacer de tu rostro uno distinto, o para sobrecargarte de polvo y labial. Más bien, sirve para realzar tu belleza natural. Empecemos delineando esos hermosos ojos castaños, así resaltarán mucho más y causarán mayor impacto.
Y Caroline se puso manos a la obra, moviendo sus materiales con menos nerviosismo que la última vez y sonriéndole de vez en cuando a Malory.
—Mientras, te buscaré un conjunto que te quede —soltó Padme, dispuesta a ayudar.
—No uso faldas, ni vestidos —volvió a advertir.
—Entendido. Ni faldas, ni vestidos. Me parece perfecto, porque tenía pensado un overol para ti que de seguro te queda de maravilla. Esperen un segundo.
Padme se fue, prometiendo regresar luego con el conjunto indicado. Mientras tanto, Malory se mantenía nerviosa en su silla, sin saber exactamente qué esperar de toda esa situación. Brandon encontró esa inseguridad en la mirada en el espejo y le sonrió a forma de apoyo.
—Tu tranquila —le dijo, hablando en dirección a su reflejo —. Esto no es una transformación, Lory. Somos solo nosotros demostrándote que eres más de lo que te atreves a ver.
—¿Y si te equivocas?
—No lo hago, Malory. Suelo equivocarme con cientos de cosas, pero esta vez no.
Caroline volteó la silla, permitiendo que las miradas se juntaran más allá de los reflejos. Por lo general, Malory era la segura, pero los papeles parecían estar invertidos ese día tan extraño. Él se veía tan confiado de sus palabras, pero ella tenía sus dudas ¿Debía creerle a Brandon? No estaba segura, pero se permitió no ser terca por unos segundos y le dio un voto de confianza al chico.
Solo esperaba reencontrarse con su seguridad, porque se sentía muy incómoda sin ella.
...
1:01 pm
Debía admitirlo: el overol que le había ofrecido Padme era muy cómodo. Era negro, holgado en las piernas y ajustado en la cintura. Se sentía bien contra su cuerpo, como si hubiera estado hecho para ella. Junto con el top corto, pero de mangas largas, blanco y las botas que le ofrecieron, se sentía mucho más a gusto de lo que imaginó.
El maquillaje que Caroline había dejado en su rostro era ligero, a penas si se sentía. Además, había arreglado su cabello de forma en la que este se veía abundante y ligeramente desordenado; era un desorden bonito, hecho a propósito. No se sintió rara al salir del camerino, más bien le agradó la sensación de verse bien aunque no usara vestidos ni mucho maquillaje.
Pero, ahora que estaba al inicio de la pasarela, se sentía intimidada. El camino se veía demasiado largo, y había personas caminando alrededor del lugar que fácilmente podrían verla. Tragó saliva, insegura ante dar un paso ¿Y si se caía? Ella no sabía caminar con elegancia.
Ella no se veía refinada, ni estilizada, como las otras personas que seguro debían caminar por ahi a diario.
—Te ves muy bonita —le dijo Sil, con una enorme sonrisa.
—Gracias —ella le sonrió de vuelta, pero no pudo conseguir ocultar su nerviosismo —. Sil, yo no sé caminar como una modelo.
—Para eso estamos nosotras aquí —le dijo Samara, guiñando un ojo en su dirección —. Es sencillo. Piensa que es como caminar normal, pero con actitud. No temas mover tus caderas, hacer poses de vez en cuando, o gestos con la cara. Haz de la pasarela tu propio camino, apodérate de ella y disfruta cada paso. Si sientes confianza al estar ahí arriba, entonces sabrás que lo estás haciendo bien.
Malory observó con nerviosismo el camino, no sabía como haría para que sentir seguridad en cada paso cuando las rodillas le temblaban. Sentía que ese no era su mundo, que era un alien en un planeta desconocido. Quería bajar y correr hacia un lugar seguro, pero su propio orgullo le impedía correr.
Estaba atrapada.
—Sam, quizá deberías hacer una demostración para Lory —sugirió Brandon al notar la inseguridad en el rostro de la rubia.
—Con gusto.
Ella les sonrió antes de encaminarse por la pasarela. Uno tras otro, sus pasos se veían seguros y coordinados; sus poses ideales y sus gestos divertidos pero bellos. Samara se veía segura y cómoda allá arriba. Pero, lo más importante, se veía auténtica. Se veía como la Sam que Malory conocía, aquella mujer atrevida que nunca se mordía la lengua antes de soltar su opinión.
Era como verla en su máxima expresión.
Al mismo tiempo, era intimidante. Sabía que tendría que estar igual de expuesta que Samara en unos minutos y no estaba segura de como resultaría eso. Para cuando Sam terminó su recorrido, a ella se le subió el corazón a la garganta. Era su turno...
Pero estaba tan asustada.
Tras años de convencerse de que no era igual a las chicas que pisaban las pasarelas, ahora debía pisar una. Todo se sentía demasiado grande, demasiado para ella. Un alguien sin rostro le dijo una vez que no pertenecia a ese mundo, ¿y si estaba tentando al destino de la manera equivocada?
Silvana notó que ella se veía más insegura de lo normal, así que se colocó frente a Malory y tomó su rostro con un cariño maternal. El amor que Sil sentía por Lory era igual de fuerte que el amor que cualquier madre sentiría hacia su hija. Sabía que no era Rachelle, jamás le quitaría el lugar a la verdadera madre de su hijastra. Sin embargo, eso no significaba que no la amara, ni que no la ayudaría.
Estaba ahí para ayudarla a crecer, para sostenerla cuando lo necesitara. Había visto a esa niña madurar, ahora le enseñaria una valiosa lección que solo le permitiría avanzar aún más.
—Tuviste razón al decir que las modelos dan cierta imagen al subir a una pasarela —le dijo, con delicadeza —. De alguna manera, ellas saben que al subir allá arriba, frente a varias miradas que a veces se sienten como demasiadas, pasan a dar cierto ejemplo.
》La cosa es que tu eres la que decide que clase de ejemplo dar y la clase de imagen que quieres mostrar. Si la Malory auténtica es una chica segura, que odia los vestidos, los tacones, y que sigue sus propias reglas porque el resto le parecen estúpidas, entonces esa es la Lory que debes dejar que vea el resto. Sé una bomba allá arriba, porque la mejor imagen que puedes darles a todos los que te observan es la de ti misma.
—¿Y si no soy lo que esperan?
—Mejor. Sorprende al mundo antes de que este te sorprenda —sonrió aún más —. Alguien, no sé quien, cometió el error de mostrar solo el lado perfecto de las chicas en la pasarela; fue entonces cuando empezaron a creer que así debíamos ser todas. Tú no cometas el mismo error, sé tu misma y demuéstrale a ese alguien que las chicas son mucho más que solo delicadeza y elegancia.
Dejó un beso en su frente, esa clase de gestos hacían sentir segura a Lory. La cantidad de cariño que Malory sentía por Sil, era proporsional a la cantidad de afecto que Sil sentía por Malory. Las unía un lazo familiar mucho más fuerte del que muchos esperaban. Por ende, la adolescente se sintió increíblemente agradecida de tener sus consejos en un momento en el que no se sentía como ella misma.
Sus palabras le dieron un poco más de confianza y, de pronto, la pasarela no se vio tan larga.
—¿Lista? —le preguntó.
—Eso creo...—fue lo único que se le ocurrió responder.
—Estaré abajo tomando fotografías —le aseguró Brandon —. Tu lúcete, chica.
Le sonrió a Brandon y se dio la vuelta, encarando los escalones que la llevaban a la pasarela. Los subió, sintiendo a su corazón latir con cada paso. Ese no era su mundo, no según lo que le habían dicho. No era como las modelos que había visto en revistas, no tenia esa gracia femenina que encantaba a la audiencia, ella tan solo era la Malory que disfrutaba reír sin pudor y andar en patineta.
No era su mundo porque era despistada y desarreglada, y porque no siempre caminaba con la frente en alto. Tantas reglas que le habían impuesto...Con la pasarela bajo sus pies, decidió que debía romper todas y cada una de esas leyes sin sentido. Esbozó una sonrisa que le hizo recuperar su seguridad.
Si ese mundo no era el suyo, entonces lo obligaría a serlo.
Dio pasos firmes, sin pensar en que tan delicados se veían o no, y caminó con su vista en alto; no se dejó desanimar por las dudas que aún rondaban en su cabeza. Siguió el consejo de Samara, y no tuvo miedo de mover sus caderas, de andar con las manos en los bolsillos, de sentirse confiada, de sonreír ante la cámara. La verdad, eso se sentía mucho mejor de lo que llegó a imaginar.
Observó a Silvana desde arriba, tan solo fue un instante que le recordó que debía ser ella misma, así que mostró a Malory en su máxima expresión. Hizo poses divertidas, se mostró tan auténtica como podía. Y, ¿te digo algo? Parecía que no era la primera vez que lo hacía.
Se movía con una facilidad en la pasarela que era simplemente impresionante. Y si no me crees, puedes preguntarle a su amiga pelirroja, quien llegó al departamento de moda justo a tiempo para ver el debut de Malory. Tardó en reconocerla, pues ella habría sido la última persona a la que hubiera imaginado ahí. Sin embargo, cuando lo hizo, no pudo sentir otra cosa más que impresión.
Malory se veía tan cómoda, tan segura, tan ella, que era hipnotizante verla. Era hermosa la forma en la que iba de un lado a otro, a veces posando una mano sobre su cadera, a veces sacando la lengua, a veces alborotando su cabello, a veces sonriendo...Sus ojos se veían impresionantes gracias al delineador que le aplicaron, y su cuerpo lucia bastante bien en ese overol no tan ajustado. No obstante, lo que atraía de ella era su actitud y autenticidad.
Quizá era la primera modelo en esa pasarela en mostrarse tan...ella.
Y los ojos verdes de Cris no fueron los únicos en detenerse a observar a la rubia. Varias miradas pronto se convirtieron en muchas, y ella ni cuenta se dio. Malory estaba tan concentrada ahí arriba, tan divertida en sus ir y venir, en posar para las fotos que Brandon tomaba y encantada de ser ella misma, que el resto del universo se le olvido. Hizo de ese mundo algo tan suyo, que lo demás se volvió invisible.
Fue cuando se sintió algo cansada y se detuvo que notó las varias miradas sobre ella. Se paralizó por un instante, pero luego escuchó unos aplausos a lo lejos e hizo algo demasiado Malory: dio una reverencia un tanto torpe. Los aplausos se multiplicaron, el tamaño de su sonrisa se extendió. Bien, eso no estuvo nada mal.
—¡Estuviste grandiosa! —soltó Samara, dándole un fuerte abrazo una vez se bajó de la pasarela —. Lory, he visto cientos de modelos a lo largo de mi vida, pero eso que tu hiciste lo he encontrado muy pocas veces. Hiciste de ese momento algo tan tuyo que fue...¡único!
—¿Tú crees? —cuestionó ella. Sentía sus mejillas un tanto sonrojadas por el halago. Sam la soltó y la observó directo a los ojos.
—No lo creo, lo vi —le dijo —. Explotaste esa pasarela, bomba. Y creo que acabas de encontrar un talento que no sabías que tenías.
Eso había sido muy divertido, pero de ahí a pensar que tenía talento para modelar había una gran barrera. Le había gustado...¿A quién busco engañar? ¡A ella le encantó! Lo quería repetir, demostrar que podía hacer de ese mundo tan exigente algo muy propio.
Callar a ese alguien sin rostro y decirle que cualquier chica puede hacer lo que ella hizo.
Encontró a Brandon cuando este comenzó a caminar hacia ella. Él tenía una sonrisa triunfadora, sabía que le restregaria en la cara que había tenido razón. Se cruzó de brazos ante él y le dedicó una sonrisa ladeada.
—¿Me dirás te lo dije? —preguntó ella.
—No —respondió él —. Te lo mostraré.
Encendió su cámara y comenzó a pasar las fotografías que había tomado, cada una era mejor que la anterior. Malory quedó encantada al verse a sí misma en esas fotos tan bien hechas, pues se veía más hermosa que nunca.
Se veía más Malory que nunca, y eso que estaba arreglada y maquillada.
—Bastante bien, ¿no lo crees? —cuestionó él —. Estas fotos hablan por sí solas: no hay delicadeza, no hay elegancia, solo hay seguridad y una persona lo suficientemente atrevida para ser ella misma. No sé que ves tu Malory, pero yo veo a una chica; a una chica hermosa por ser como es.
Mentiría si te dijera que eso a ella no le afectó, porque lo hizo en serio. Observó a Brandon por largos segundos, sin saber exactamente qué hacer con los fuertes latidos de su corazón. Él le sonrío, sin notar que había tocado fibras sensibles en ella.
Pero Malory sabia que no podía forzar algo imposible, ni hacerse ilusiones falsas. No le guardaba rencor a ese chico al que queria en secreto. Es más, en ese momento, solo le estaba increíblemente agradecida.
—Gracias, Brandon —ella le sonrío de vuelta.
—No hay de qué, Malory —aseguró él, mostrando un poco de timidez repentina —. Eh, sé que las cosas entre nosotros han sido incómodas...
—Olvídalo —la detuvo ella —. Ignoremos el pasado y empecemos de nuevo ¿Bien?
—Bien.
Se sonrieron, y bastó ese gesto para un nuevo comienzo entre una chica y un chico que eran exactamente eso: una chica y un chico en sus máximas expresiones.
—¡Malory! —ella escuchó el grito de Cris mucho después de sentir su abrazo efusivo como un ataque por la espalda —. ¡Estuviste increíble! Dios, eso fue...¡wow! Creo que vi a Sil llorar un poquito, y no la culpo porque tu...o sea...es que tú...¡Wow!
Ella soltó una carcajada ante el entusiasmo de su amiga y volteo para encararla.
—Gracias, cabeza de zanahoria —respondió —. La verdad, eso estuvo mucho más divertido de lo que imaginé.
—Es que...
—Malory.
Los tres amigos reconocieron esa voz sin la necesidad de voltear, aunque lo hicieron poco después y casi al mismo tiempo. Encontraron la sonrisa de Landon Allen, esa sonrisa que tenia cautivada a Cris.
—Oh, hola, Landon —respondió Malory, siendo tan amable como podia.
—Te vi en la pasarela —le dijo —. Te luciste. En verdad te veías muy bien allá arriba.
Una pequeña punzada en su pecho hizo que Cristal bajara la mirada. De repente, sintió un nudo en el estómago al que no supo como llamar.
—Gracias —respondió Malory —. Supongo que luego de tanto ver a mi amiga hacerlo, algo de su talento se me tenia que pegar ¿Cierto, Cris?
Cristal solo asintió con la cabeza, no muy segura de que sentir con respecto al hecho de que los ojos de Landon estaban sobre Malory y no sobre ella ¿Entonces su amiga era mejor modelo que ella? ¿Hasta él lo reconocia?
—Escuchen, me encantaría quedarme aquí charlando, pero iré a buscar a mi madrastra. Quiero darle un abrazo —anunció Malory, comenzando a alejarse —. Nos vemos luego, ¿si?
—Claro —respondió Landon.
El nudo en el estómago de Cris se hizo todavía más fuerte.
—Yo...debo ir con mi mamá —anunció Cristal —. La deje sola cuando corrí hacia Malory, debo volver. Griff, acompañame.
Y sin más, haló a su mejor amigo con ella. No se despidió de Landon, ni siquiera le dedicó una torpe sonrisa para responder su corto "adiós". En todo lo que podía pensar era que Malory estaba recibiendo una atención que ella nunca llegó a recibir. Además estaba ese molesto nudo en su estómago que no sabia a que se debía...
¿Habría sido su almuerzo? Podría ser...¿Cuántas calorías tiene una lasaña? Quizá no debió comerla en primer lugar, ¿verdad?
—Ángel, ¿si sabes que Malory se fue para que pudieras hablar con Landon? —le explicó su amigo —. ¿Por qué te fuiste de esa forma?
—No mentí, dejé sola a mamá —soltó. Se confortó a sí misma una vez más con esa verdad parcial.
—Ajá...—él la obligó a detenerse, tomando su muñeca. La observó a los ojos, esperando comprenderla finalmente —. Cris, ¿qué es lo que ocurre en verdad?
Ella observó a su mejor amigo y, por primera vez en años, no supo que decirle ¿Le decía que se sentía extraña y derrotada porque a Landon le interesaba más Malory que ella? ¿O le contaba sobre ese nudo en el estómago al que decidió explicar como resultado de las calorías de la lasaña? Todo parecía absurdo en su cabeza, como problemas sin importancia ni sentido alguno. Temía que, al decirlas, él la viera como una...una demente.
Así que sonrío y le dijo otra cosa:
—Estoy feliz por Malory —aseguró —. Es muy buena, ¿no lo crees? Es bastante talentosa, casi parece que llevara años en esto.
Él frunció el entrecejo, hubo algo en el tono de Cris que le pareció extraño.
—Ahora, vamos a buscar a mi mamá.
Brandon no se movio por instantes, intentando procesar lo que había escuchado ¿Podria ser que...? No, ¡imposible! Los ángeles no sienten celos, así que eso no fue lo que escuchó.
Pero, ¿qué hay de las flores? ¿Ellas los sienten?
...
11:11 pm
Eve esperaba a Calvin en casa con una taza de chocolate caliente en sus manos que no sabia ni la mitad de bien que las que solía preparar Derek. Cristal estaba en su habitación, junto con Silene. La princesa Osbone había ido a pasar el tiempo con ella y comenzaba a creer que esa pequeña reunión se extendería hasta la madrugada. La verdad, esperaba que las dos se quedaran ahí por más tiempo para que ella pudiera hablar a solas con su esposo una vez llegara del trabajo.
Necesitaban tener esa conversación.
Se sentía extraño saber que esa espera, ese momento en su sala de estar en el que sus pies se movian inquietos y el chocolate quemaba su lengua, era el inicio del final. Quizá debió suponerlo antes, al casarse. Quizá debió adivinar que todo lo que empieza, termina.
Incluso las cosas mas bonitas tienen un final.
Escuchó la puerta y cerró sus ojos con fuerza. Su corazón latia con una fuerza aterradora, dolería tanto ponerle un punto a algo que había sido familiar por años. Sería como romper una rutina, ponerle fin a un patrón.
Pero se recordó a sí misma que esa rutina les dolía a ambos. Fingir que estaban bien los estaba matando.
—¿Eve? —la voz de Cal hizo que abriera sus ojos de golpe. Se encontró con la cabeza ladeada y el entrecejo fruncido de su marido, quizá le sorprendió encontrarla de esa forma —. ¿Estás bien?
—Lo estoy —dijo ella, intentando esbozar una sonrisa —. Llegaste más tarde de lo usual.
—Lo siento, estaba con Derek —fue su respuesta, mientras dejaba su abrigo en uno de los sofás —. En realidad está emocionado por la sorpresa que le tiene a Lilian, pero se negó toda la noche a decirme que es. Tu diamante es raro, Eve.
—Lo sé, por eso es un diamante.
Lo cierto es que Cris heredó su virtud para decir verdades parciales de su padre. Sí, habia estado con Derek porque el físico insistía en que alguien lo escuchara hablar de la fantástica sorpresa que habia planeado, pero esa no era toda la verdad. Habia alargado su estadia con él solo porque estar en casa le resultaba incómodo últimamente.
Y ese día en particular, todo se sentia más tenso de lo usual.
Ella notó la forma en la que él escabullía de su mirada. Lo conocía demasiado bien, y sabia que eso significaba que habia algo que lo tenia nervioso. Lo confirmó cuando lo vio pasar una mano por su cabello pelirrojo, ese que alguna vez le fascinó. Cal solo se ponía así de ansioso cuando no sabía que hacer.
—Em...—él carraspeó, desajustando su corbata sin mirar a Eve todavía —. Ustedes cenaron, ¿cierto? Comeré de las sobras de lo que sea que haya sido la cena y...
—Cal, espera —ella lo detuvo en su apresurado escape a la cocina —. Tenemos que hablar.
Entonces, él se permitió verla. Dejó de huir de su mirada y notó lo cansados y tristes que estaban ese par de ojos azules que alguna vez lo dejaron sin habla. Se le estrujó el corazón al pensar que los labios que vistieron las mejores sonrisas en el pasado, ahora estaban decaídos y hacia abajo. No habian mariposas cuando la veía, solo un cariño que demostraba que aún queria verla feliz.
Y cuando notó la taza de chocolate caliente en sus manos, se dio cuenta de que no podia alargar esa charla por más miedo que sintiera de los resultados. No podía seguir haciéndole daño a Eve.
—Tienes razón —respondió él, sentándose en el sillón individual frente a ella —. Si hay que hablar, hablemos, Eve.
Todo lo que inicia, tiene un final; y todos los finales tienen sus inicios. Este fue el principio de su fin, y empezó con una simple charla...
Una charla tan necesaria como el chocolate caliente en las manos de Eve.
Hola, hola...¡Volví!
Bien, este capítulo va dedicado a una personita cuyos comentarios, en las tres historias de P.E, me han conmovido a un punto que no puedo poner en palabras. Gracias, leer cosas como las que me has dicho en muchos de tus mensajes hacen que recuerde porque me gusta tanto escribir lo que escribo. Perdón por romper tu corazón y causarle dolores a tu alma ailedfabi, pero con este capítulo estamos a mano jejejej. Sé que tiene un final agridulce, pero debes admitir que la parte de Malory no fue triste. La adoro y me encanta la relación que tiene con Silvana. Espero que opines igual y que te haya gustado.
Y también espero que le haya gustado al resto ❤🌼
Si quieren que les dedique capítulos, díganmelo. Me gusta mucho hacerlo, así que dejen comentarios si desean ver sus nombres en futuros caps de Rosas.
Y cómo soy curiosa, quiero saber varias cosas: ¿Qué creen que ocurrirá ahora? ¿A qué personajes quieren ver más seguido?
Bueno, eso es todo por hoy. Chaíto, los quiero mucho ♥️
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