Capítulo 19 (Parte 1)
Capítulo 19:
Barreras y bombas (parte 1)
19 de junio
10:30 am
Cris descubrió algo; algo que la tenia sumamente ansiosa y no sabia exactamente porque. Jamás se había preocupado por una cosa como esa antes, no hasta voltear la lata de refresco y encontrar ese horrible número. No creyó que una cifra seria capaz de atorarse en su garganta, de preocuparla, de alterar su corazón al punto en el que sus latidos se sentian en su cabeza. Buscaba explicaciones lógicas para sentirse así, solo llegó a encontrar una:
Silene le había dicho que debía cuidar su físico, y su bebida de uva favorita contenía 160 calorías...
¿Cúanto era eso? ¿Poco? ¿Demasiado? ¿En exceso? ¿Exagerado? Se preocupó al pensar en ese número como en una barrera entre ella y encontrar el amor, ser la modelo que quería, parecerse a una rosa...Entonces, 160 pasó a ser el número más grande del mundo, y quiso deshacerse de él a toda costa.
El día estaba hermoso; soleado, pero no caluroso. Cris no estaba acostumbrada a hacer esa clase de ejercicio físico, trotar nunca fue lo suyo y probablemente jamás lo sería. Sí, hacia deporte de vez en cuando, al acordarse que debía visitar a sus titos Don y Gabe en el gimnasio y entonces hacia uno que otro abdominal. Sin embargo, una sesión seguida de media hora de trote era...demasiado. Intentaba seguirle el paso a su mamá y esconder su cansancio al mismo tiempo, pero ambas cosas le estaban costando demasiado.
Demasiado como el número 160 tatuado en su cabeza, así que debía seguir.
Por otro lado, Eve adquirió la rutina de trotar cada día a las 10:30 am años atrás. Siempre le costó levantarse en las mañanas, así que esa era la hora perfecta para salir a ejercitarse. Le encantaba, más por el hecho de que podía ver el paisaje y sentir el viento en su cabello y rostro que por ejercitarse en sí. Era su momento, su instante para poder meditar sobre los miles de problemas que últimamente la atormentaban. Además, L.A se veía tan bien en esos instantes de la mañana...
Lo nuevo era tener a su hija acompañándola. Cris, a diferencia de ella, era muy animada en las mañanas. Se levantaba sonriente y enérgica, pero nunca usaba esa energía para trotar. Ladeo un poco la cabeza para poder observarla, encontró sus mejillas muy sonrojadas, al punto en el que sus pecas casi ni se veían. Habia sudor en su frente y, por la forma en la que respiraba, se notaba que necesitaba tomar aunque fuera un poco de agua.
—¿Te parece si descansamos un poco, gemita? —dijo, y no hizo falta que lo repitiera dos veces pues Cris se detuvo al instante.
Sostuvo sus rodillas y dio fuertes respiraciones ¿Y su mamá hacía eso todos los días? ¡¿Cómo era eso posible?! Levantó la mirada para verla, ella a penas si se notaba cansada. Su cabello rubio estaba un tanto desordenado en su propia coleta, pero nada comparado con la trenza de Cris que terminó por convertirse en un torbellino de cabellos naranjas. La tez de su madre seguía igual que siempre: pálida e intacta. Aunque no podía ver la suya, sabía que debía de estar sonrojada y muy sudada.
Seguro se veía espantosa.
Eve le ofreció una botella con agua, Cris la tomó al instante. Tuvo que bajar la mirada, pues se sintió un tanto avergonzada por terminar tan cansada y sedienta. Quizá eran esas 160 calorías la que la hacían tan pesada, ese número era la barrera que le dificultaba su existencia. Pensó que su madre no tomaba refrescos de uva, ella comía saludable. Sí, sin duda la culpa la tenía esa bebida que, en ese momento, anhelaba con fuerzas.
—Gracias, mami —le dijo, regresándole la botella. Eve le sonrió.
—No hay de qué, cariño —ella guardó la botella y, luego, levantó su mirada tras tomar su pequeño mentón —. ¿Caminamos lo que queda del tiempo? Me siento algo cansada.
—Eso estaría bien.
Cris sabía que su mamá no estaba cansada, o al menos no demasiado. Si había dicho eso fue para que ella accediera a caminar los minutos restantes. Comenzaron el recorrido hombro a hombro; o bueno, brazo a hombro, porque Cristal todavía era más pequeña que su madre. Eve le llevaba
tan solo unos pocos centímetros, siempre se quejaba de que su bebé pronto la alcanzaría en altura. Sin embargo, con el pasar de los años, Cris permanecía igual.
En parte, la chica lo agradecía. No quería entristecer a su mamá porque su bebé finalmente la alcanzara.
—Amo que pases la mañana conmigo —dijo Eve, rompiendo el silencio —. Pero, ¿hay alguna razón en específico por la que decidiste venir a trotar en lugar de ir con Brandon, o Malory?
Mentiría si te dijera que Cristal no estaba esperando esa pregunta. Su mamá la conocía muy bien, con solo verla sabía que algo andaba mal, diferente a otros días. Supo, desde el instante en el que ella se vio sorprendida tras decirle que iría a trotar, que le preguntaría por su razón para hacerlo. Aún así, a la pelirroja no le dio tiempo de preparar una respuesta.
Le daba vergüenza admitir que estaba ahi por un número, así que tuvo que improvisar una razón mucho más lógica.
—Es que queria pasar tiempo contigo, mami —dijo, cosa que era parcialmente cierta. Ella amaba compartir tiempo de calidad con su mamá, eso era lo único bueno que estaba resultando de esa sesión de trote —. Griff y Lory pueden esperar en el C.A, pero quería un momento contigo a solas ¡Como cuando llamábamos al tito Derek para que se llevara a papá y así teníamos nuestros días de madre e hija! ¿Recuerdas?
—¿Cómo olvidarlo...? —ella sonrió con nostalgia, Cris había crecido mucho desde ese entonces —. Pero todavía podemos llamar al tito Derek para que se lleve por la fuerza a tu padre y así tener un día tranquilo entre las dos. No tenías que trotar para pasar tiempo conmigo, gemita. Tú tan solo tenías que pedirlo.
— Lo sé, pero queria trotar.
Sentía que su pulso poco a poco se estaba estabilizando, ya no estaba tan cansada. Continuó caminando, consciente de que los ojos azules de su madre la observaban intentando descifrar sus verdaderas intenciones. Cris rara vez le mentía a sus padres, la hacia sentir culpable el tener que inventarles algo que no era cierto. Así que, para alejar la culpa, se convenció a sí misma de que lo que había dicho no era mentira.
Después de todo, decir parcialmente una realidad implica parcialmente no mentir ¿Verdad? Además, su madre no entendería su absurda preocupación por un número. Era mejor no mencionarlo, quedarse callada. Eso no es mentir, ¿o sí?
Continuaron caminando y, aunque charlaban animadamente, Cris estaba lidiando con un montón de ideas en su mente con las que jamás había lidiado. Comenzó a pensar que, si no podía aguantar un simple trote, jamás conseguiría ser lo suficientemente hermosa como para atraer la mirada de Landon, o para llegar al desfile final en el C.A. No entendía porque había nacido esa desesperación tan repentina, pero la hacia sentir miserable.
Y Cris no era de la clase de chicas que se sentían así, ella solía ser alegre incluso en sus pensamientos.
—Cris —su madre la detuvo en la mitad del camino. La tomó por los hombros, con un tacto cálido y cariñoso. La observó como solo ella sabía observar a su hija, con todo el amor que sentía —. ¿Seguro que todo está bien? Recuerda que puedes decirme lo que sea.
Pero sentía vergüenza, muchísima vergüenza de admitir que su preocupación eran unas estúpidas calorías ¡Y le daba aún más vergüenza admitir que ella las había ingerido! Silene le había dicho que el refresco la hinchaba y la hacia ver fea, aún así tomó otro poco tras esa advertencia y ahora se sentía culpable ¡Tan culpable!
¡Con razón Landon no la queria!
—Mami, ¿puedo hacerte una pregunta? —cuestionó ella.
—Por supuesto, gemita —Eve peinó un poco los mechones desordenados del cabello pelirrojo de su hija y le sonrío —. Tú puedes preguntarme lo que quieras cuando quieras.
—Cuando papi y tu comenzaron a salir, ¿él te decía que eras hermosa?
Eve se paralizó al escuchar esa pregunta. Sabía la respuesta, pero pensar en aquella época en la que estuvo perdidamente enamorada de Calvin le dejaba un hueco en el estómago que solo podía identificar como culpa; culpa de ya no amar a un hombre que lo dio todo por ella, culpa de sentir que estaba dejando ir una de las cosas más maravillosas que le habían pasado en la vida, culpa de que su corazón ya no se alborotara al ver al padre de su hija.
Qué cosa tan rara es el amor, ¿no lo crees? Nace como un fuego arrollador, un incendio forestal que te enciende, llenándote de pasión y sentimientos, pero se extingue con la misma facilidad con la que se apaga una vela de cumpleaños.
Detalló a su hijita, el resultado de ese amor apasionado que llegó a sentir por Cal. Sus pecas le encantaban porque eran iguales a las de él, abundantes y bonitas. Lo mismo podía decir de sus ojos esmeralda, que tenían un pequeño toque de azul que solo se notaba bajo la luz del día. Su cabello desordenado, de un naranja rojizo, también le recordaba a él. Por otro lado, su sonrisa acompañada de un par de bonitos hoyuelos, le recordaban a ella. Cris era una mezcla de ambos, lo mejor que hicieron juntos.
Suspiró, si tan solo todo fuera como años atrás. Entonces, esa pregunta no le habría dolido tanto.
—Tu padre siempre me hizo sentir como la mujer más hermosa del mundo —le aseguró, con una sonrisa ladeada —. Es un gran adulador, no perdió el tiempo en decirme que le parecía bonita en nuestras primeras citas. Nuestra relación fue creciendo y siguió así. A veces, me lo decía sin hablar. Bastaba con una mirada para que yo me sintiera bella a su lado...
—Que tierno —suspiró su hija —. ¿Por eso te enamoraste de él? ¿Porque te decía lo hermosa que eres?
—Cris, muchos hombres me habían llamado de esa forma; algunos hasta se aprovecharon de eso —fue el turno de la madre para suspirar —. Si me enamoré de tu padre fue porque, cuando él me decía que era bonita, o cuando me miraba como si fuera la joya más preciosa del universo, no lo hacia por mi físico. Él lo hacía por algo que el resto de los chicos que había conocido optaron por ignorar.
—¿Qué cosa?
Eve sonrío ante el recuerdo. Fue Calvin quien le enseñó a apreciar su propia belleza, a exigir respeto por sí misma porque ella era mucho más hermosa de lo que mostraba su rostro, o su cuerpo. Él la ayudó a amarse a sí misma, a olvidar el pasado para poder enfrentar al presente y mirar al futuro con la frente en alto. Por eso, y por miles de cosas más, le estaba muy agradecida a su esposo.
—Tu papá se enamoró de la Eve con errores, con inseguridades, con miedos y traumas —le explicó —. Fue esa Eve, esa chica valiente que supo afrontar grandes obstáculos, la que le pareció hermosa a tu padre, no la mujer rubia y de buen cuerpo que muchos llamaban "belleza". Tardé en entender lo que él veía en mí pero, cuando lo hice, supe que había encontrado a alguien único; un tesoro hecho persona.
》Es muy fácil ver la belleza exterior, pero muy pocos ven la interior y todavía menos personas se enamoran de ella. Somos nuestros miedos, nuestros nervios y nuestra valentia, Cris; no solo somos lo que se muestra en las fotografías. Tu padre se enamoró de la mujer en mí que yo no podía ver porque muchos me hicieron creer que solo era la imagen que mostraba mi físico. Y sí, esa imágen era hermosa, pero no era la que yo quería. Encontré a la mujer que queria ser gracias a él y ahora la amo. Siempre le estaré eternamente agradecida a tu papá porque, cuando vio belleza en mi, me obligó a verla también, y así...así me enamoré de mi misma.
Y eso era más valioso que cualquier "te amo" en las mañanas, más que cualquier gesto al llegar del trabajo y mucho más que cualquier cena de aniversario. Entendió que había amado a Calvin con demasiada fuerza, que su historia con él fue tan hermosa que ponerla en palabras costaba. Gracias a ese amor, ella aprendió a amarse a sí misma, a encontrar una Eve que se sentía merecedora de esa felicidad...Y por respeto a ese amor, debía acabar con su matrimonio de una vez por todas.
Calvin le había enseñado a amar y a amarse, le dió años de alegrías y de lecciones. Continuar con algo que la estaba matando seria como desperdiciar todo lo que él le había mostrado, todo lo que construyeron en su matrimonio. Si seguían en ese engaño, en el que los dos fingían estar bien cuando no era así, entonces todos esos recuerdos bonitos se mancharían de sentimientos alejados al amor que alguna vez se tuvieron.
Y el cariño que aún conservaban terminaría por extinguirse.
Así que hablaría con él, le pondría fin a todo eso de una vez por todas y esta vez estaba segura de ello. Lo doloroso de descubrir que eso era justo lo que necesitaba, fue hacerlo con los ojos esmeralda de su hija frente a ella. Sin saber lo que su madre estaba pensando, Cris le sonrío y la abrazo ante sus palabras. Le parecía hermoso el que sus padres se amaran de tal manera, el que su madre se amara a sí misma con tanta fuerza, el que el amor se viera tan perfecto e ideal...
Le dio esperanza. Pensó que quería lo mismo y lo iba a conseguir.
—Eso fue muy hermoso, mami —le dijo, pegada a ella —. Y me alegra que te quieras mucho a ti misma, porque eres la mejor de todo el mundo. Eres hermosa por dentro y por fuera.
—Tu también, mi gema preciosa —respondió su madre, alejándola un poco para poder dejar un beso en su nariz respingona; herencia de su lado de la familia —. ¿Te parece si vamos a casa, nos aseamos, y vamos a almorzar juntas? Luego, puedo acompañarte al C.A y verte en tus clases.
—¡Esta bien! —exclamó Cris con su entusiasmo típico.
—Y Cris...
—¿Sí?
— Muchas personas te dirán que eres hermosa, otras te dirán que no lo eres. La gente habla, siempre lo hace. A la única persona que debes escuchar es a ti misma porque, mientras tu te ames con fuerza y sepas lo hermosa que eres, el resto del mundo lo sabrá.
Eve tomó la mano de su hija y comenzó a guiarla por el camino de regreso. Su "instinto", y el que la conocia muy bien, le advirtieron que algo le sucedia a Cris. Si no se lo quería decir, debía ser por una razón y no pensaba insistir porque los años de experiencia le enseñaron que esa no siempre era la mejor solución. Esperaba que su consejo le sirviera, la guiara en momentos de oscuridad.
—Hazle caso a mami, gemita —le dijo, sonriente —. Sé de lo que hablo, incluso cuando parece que no es así.
—Te amo —sonrío ella —. Te amo con chispitas de colores y crema batida, como solía amar cuando era chiquita...
Eve río ante el recuerdo y ambas continuaron con su caminata. Ya estaba decidida, tendría una charla muy seria con su esposo y seria pronto ¿El problema? Esa pelirroja que era una mezcla de ambos, lo más bonito que surgió de años de un amor perfecto ¿Cris lo entendería? Comenzó a rogar en silencio porque así fuera...
No quería poner en riesgo el corazón de su hija al intentar salvar el suyo propio.
En cuanto a Cris, pensaba en el consejo de su madre. Tenia que amarse y encontrar a alguien que amara la belleza en su interior...Pero, para eso, primero debía encontrar esa belleza, ¿no? ¿Y cómo lo haría con un obstáculo en forma de número? ¿Cómo lo haría con la cifra de 160 pegada a sus caderas? ¿Y si esos refrescos no solo le impedian trotar, sino que también la alejaban de tener una relación tan perfecta como la de sus padres?
Entonces, Cris descubrió algo; algo incluso peor que lo anterior: si un refresco tenia 160 calorías, ¿cuántas había en todo lo que ingería a diario?
¿Cuantas barreras hechas cifras le impedian ser hermosa y perfecta?
...
11:02 am
Lo usual era reunirse en la oficina de Calvin, en el lujoso edificio de las industrias Miles tone. Sin embargo, esa vez, se reunieron en la desordenada oficina de Pad en el C.A. Ella removía bocetos y papeles de un lado a otro, en una búsqueda entusiasta de algo que había extraviado. Mientras tanto, él suspiraba...
—¡Ajá! ¡Lo tengo! —exclamó la chica —. Yo sabia que estaban por aquí. Soy desordenada, pero no olvidadiza.
Ella rodeó el escritorio hasta llegar a su puesto, Calvin se encontraba al otro lado del mismo. Pad no mintió al decir que era un desorden: la mesa estaba llena de retazos de tela, hojas, bocetos terminados y sin terminar. Cal, alguien centrado y ordenado por naturaleza, habría enloquecido al ver algo así de no estar acostumbrado a la actitud de su socia. Sabia que Padme no era Padme sin un poco de caos a su alrededor.
Bueno, más que un poco, diría bastante.
—Bien, ya que tendremos que hacer trajes exclusivos para Caleb ahora que tendrá cientos de entrevistas, eventos, etcétera, etcétera, me encargué de hacer unos cuantos modelos que sé que te encantarán —dijo Pad, tan entusiasmada por su trabajo que no notó lo triste que se veía su jefe —. A ver, tu sobrino tiene un estilo de chico joven, aún disfrutando de la libertad de una vida sin problemas, pero que no se mete en líos demasiado grandes. Lo que significa que la ropa urbana no le va, yo diría más como un estilo casual y entretenido. Algo así como un hombre guapo que niega que lo es, pero todo el mundo sabe que lo sabe porque se viste para impresionar.
》Además, Elise me pasó una playlist con sus canciones y noté que la mayoría son de un estilo pop y suelen ser bastante íntimas. Es tierno en algunas y provocativo en otras. Da la imagen de "chico bueno que no teme ser malo de vez en cuando". Junté toda esa información y, ¡Ta da! Trajes inspirados en las canciones de un ídolo adolescente. Sé que me superé, pero no hagas un escándalo al respecto.
Lo usual seria escuchar su risa gruesa y contagiosa, o un "no tienes remedio, Pad", pero ella no escuchó nada de eso. Observó con detenimiento como Calvin tomaba los bocetos, aunque no se veía nada concentrado. Entonces, ella notó que algo no estaba bien.
Su corazón se entristeció al no ver la sonrisa a la que estaba acostumbrada.
—Hey, jefe —a pesar de que pasaron a ser socios años atrás, ella todavía lo llamaba de esa forma —. ¿Pasa algo?
Calvin suspiró y levantó la mirada. Se encontró con los ojos claros de Pad, que lo observaban con cierta preocupación; él nunca fue muy bueno para ocultar lo que sentía. En ese momento, solo había tristeza y angustia en su cabeza, y sabía que ella lo sabía. Después de todo, después de Eve, Derek y su hermana, Padme era quien mejor lo conocía.
—Yo...—su voz se quebró por instantes, y esos segundos que se quedó sin habla los invirtió en convencerse a sí mismo de que debía contarle a ella lo que ocurría. Necesitaba escucharla decir que no era una mala persona por pensar en lo que estaba pensando —. ¿Jamás te ha pasado que, aunque sabes que algo es perfecto para ti, no se siente...tan bien como debería?
》Es decir, tengo la vida que siempre quise. Contruí mi propia familia, una familia que es perfecta y llena de amor...¿por qué ahora siento que...voy arruinarlo todo?
—¿Esto es por Eve? —preguntó ella, aunque la respuesta era obvia. Él asintió con la cabeza —. Calvin, no es tu culpa si dejaste de amarla. Tú no le das órdenes a tu corazón.
Y eso ella lo sabia muy bien...
—Debí intentar con más fuerzas ¡Debí ser mejor esposo, Pad! —parecía que él comenzaría alterarse, ella se lo permitió. Pad era de las personas que sabían que cuando los demonios se liberan, hay que dejarlos hacer desastres antes de volverlos a atrapar —. ¡Debí esforzarme más! ¡Debí insistirle a mi corazón para que la amara como la amé al inicio! Ahora esta Cristal y yo...yo no me atrevo a romper algo que se ve tan perfecto porque solo puedo pensar en que me arrepentiré después.
Tuvo que apartar la mirada unos segundos, pues sintió que comenzaban a nublarse por lágrimas de frustración. Parpadeó un par de veces y volvió a ella, a los ojos celestes conmovidos de Pad. Esa mirada se sentía como un lugar seguro; el único refugio en el que podía decir lo que en realidad le preocupaba...
—Tengo miedo de acabar con todo esto por egoísmo y luego no saber que hacer.
—Ay, Cal, si supiera que decirte en este momento...
Si supiera que decirle, se lo diría sin pensarlo y lo gritaría a los cuatro vientos...Porque lo que tenía atorado en la garganta y lo que movía de forma irregular su pecho no lo diría jamás por el respeto y el cariño que le tenia a Eve.
Le dolía verlo tan débil, enojado y triste; le dolía más de lo que debía dolerle. Mordió su labio con fuerza, con la fuerza suficiente para castigarse por sentir tanta lástima por él. Lo observó pasar una mano por su cabello pelirrojo, despeinarlo con frustración. Se veía pálido, cansado ¿Cuántas veces se había quedado despierto pensando en lo mal que estaba no sentir por alguien a quien debía amar?
¿Habrían sido las mismas noches que ella se quedó despierta pensando lo mal que estaba querer a alguien a quien no debia amar?
Entonces, solo entonces, supo qué decirle.
—Si sé que se siente —dijo ella, ganándose la atención del pelirrojo —. Quiero decir...Sé lo que se siente saber que algo es perfecto, pero no sentir que está bien.
Ahora, fue él quien la observó con curiosidad. Ella se puso de pie, rodeó el escritorio y se sentó sobre la mesa, al costado de él. Luego, soltó un largo suspiro y tuvo que abrazarse a sí misma para sostenerse. Hacía tiempo que no traía a ese recuerdo de vuelta a su mente.
—¿Recuerdas a mi ex? —le preguntó —. No el de hace un año, ni el tatuado que odiabas de hace dos. Hablo del imbécil que intentó seducir a mi hermana tres días antes de nuestra boda.
—Pad...—Cal sabía de quien hablaba, por eso temió que ese hombre saliera en la conversación. Él era una de las heridas más profundas de Padme, una herida que todavía sangraba un poco.
Pero, aún así, ella no permitió que la detuviera.
—Él se veía como perfección —continuó —. Se comportaba como un novio atento y todos lo adoraban. No habia persona que no quedara encantada cuando lo conocían. Todos decían: "eres afortunada, Pad", "encontraste al indicado", "son la pareja ideal"...
—Yo jamás te dije eso —soltó Calvin —. Eso pasó hace mucho tiempo, pero recuerdo muy bien que nunca me agradó ese desgraciado.
—Lo sé, ni Eve, ni tu lo toleraban. Primrose tampoco y la pobre tuvo que esquivar sus insinuaciones. Todavía me arrepiento de lo mal que traté a mi hermana en ese momento —ella mordió su labio de nuevo, como se arrepentia de las cosas que habia hecho en ese momento —. Como te iba diciendo, él se veía como perfección, pero mentiría si dijera que nuestra relación se sentía...bien.
》Tardé años en darme cuenta lo posesivo que era, que esa fachada de novio perfecto se esfumaba una vez estábamos solos. Es más, me atrevo a decir que ni siquiera llegué amarlo; yo tan solo creí hacerlo. No me sentía bien junto a él, pero creía que sí porque...¿Quién no se siente bien con alguien tan ideal? Quedarme a su lado era lo lógico, lo correcto.
Una lágrima cayó por su rostro, una lágrima de vergüenza. Esa fue la última vez que Pad permitió que la engañaran, la última vez que se mostró vulnerable...o quizá la penúltima.
—Cuando Prim me contó lo que ese imbécil intentó con ella, no quise creerle porque fue como escuchar algo que yo ya temía: él no era el indicado. Por suerte, y gracias al Cielo reaccioné, cancelé la boda justo a tiempo. Decidí confiar en mi hermana y no me arrepiento de ello.
》La noche que debía ser mi noche de bodas, me emborraché y fingí que no me importaba, que estaba feliz de botar de mi vida a ese cerdo. La noche después de esa, entré en pánico. Bien, mi prometido no era perfección, pero nuestra relación sí lo fue, o al menos a los ojos de los demás, y yo ya no tenía eso. Entonces, me invadió la duda a la que ahora le temes: ¿Y ahora qué?
Jamás le había dicho eso a alguien, les hizo creer a todos en su familia que esa vez quedó en el olvido cuando aún le dolía. La duda del ¿y ahora qué? la invadió por años. Tras quedarse sin esa relación perfecta, no supo qué hacer durante mucho tiempo. Su vida se quedó sin sentido ni propósito por algo más de un año. Luego, avanzó...
Porque era lo único que podía hacer.
Quizá era peligroso contarle eso a Calvin. Desnudar su corazón de esa forma, con él, se sentía como tener una granada en las manos al borde de explotar. Quizá era un error...Pero no pudo pensar en eso cuando él abandonó la silla, se sentó en el escritorio junto a ella, y la abrazó. El dolor de los recuerdos se calmó un poco, pero todavía sentía a aquella bomba latiendo fuerte entre sus costillas.
—Yo...Yo te cuento esto por una razón —aseguró ella, sorbiendo su nariz. Se alejó un poco para observarlo, para ver sus ojos esmeralda que le parecían demasiado bonitos —. La relación entre Eve y tú no está ni cerca de ser lo que fue la mía. Los dos son buenas personas que comparten muchos buenos recuerdos juntos. Pero Cal, los sentimientos cambian sin permiso; el amor se desvanece y no da avisos de su partida.
》Te duele lo que ocurre porque estás pensando en lo mucho que la amaste, en que fue la mujer perfecta en algún momento y eso debería mantenerse igual. Tienes miedo de acabar con todo y quedarte con esa duda: ¿Y ahora qué? ¿Ahora qué hago si algo ideal se desvaneció?
¿Qué hizo ella? Pues, los primeros meses, fingió que estaba bien cuando no era así. Lloró en silencio, se cerró en sí misma y se castigó día tras día diciendo que jamás conseguiría una relación como la que tuvo en el pasado. Los siguientes años, reaccionó y se dió cuenta de que, lo que se vio ideal, en realidad fue tóxico y dañino. Luego, se dio cuenta de que lo perfecto no era lo suyo.
Entendió que, en realidad, la perfección es tan solo el disfraz preferido del dolor.
—¿Quieres mi consejo, Cal? No te enfoques en si perderás algo perfecto, o no —le dijo, bajando la mirada —. Enfócate en encontrar algo que te haga sentir bien. Deja la culpa y empieza a buscar tu felicidad, la tuya y la de Eve ¿Acaso no se dan cuenta de cuánto se la merecen? Todos lo notamos, ¿por qué ustedes no?
—Sé que ella merece ser feliz —aseguró él —. Eso también me asusta, ¿y si le rompo el corazón?
—Se lo estás rompiendo al fingir que todo esta bien y no lo está. Piénsalo bien.
Cal le tenía demasiado cariño a su desordenada compañera y, aquí entre nosotros dos, por estar tan distraído pensando en dejar ir algo perfecto, no notaba la inmensidad de ese afecto. La veía y sabía que la quería, pero no sabía de que forma lo hacia. En ese momento, al verla con sus ojos hinchadas y mejillas sonrojadas, sintió una punzada en su pecho; una punzada mucho más fuerte de la que esperó.
Volvió a envolverla en sus brazos, la rodeó con fuerza para intentar remendar los pedazos de su corazón destrozado. Ella le devolvió el gesto, consciente de que la distancia era lo sensato, pero no podía pensar con claridad. No se permitiría enamorarse más de él, necesitaba poner un límite o le haría daño a Eve; cosa que no quería.
Pero un abrazo, en ese momento de debilidad, era inofensivo ¿Verdad?
—Eres increíble. El que ese idiota, o el del año pasado, o el tatuado de hace dos, no lo vieran, no significa que no lo seas —susurró él, cerca de su oído. Pad olía a un perfume que le agradaba, uno fresco con olor a varias flores que no sabia exactamente cuales eran —. No necesitas perfección, Pad. Tú necesitas a alguien que entienda tu caos y lo encontrarás.
—Y tú encontrarás la felicidad —aseguró ella —. Igual que Eve. Soy fiel creyente de que las personas buenas son recompensadas con cosas mejores.
Se separaron un poco y fue entonces cuando las alarmas de Padme sonaron. No podía arriesgarse tanto, no cuando su corazón estaba tan vulnerable. Se alejó de él, de su mirada tan increíblemente llamativa, y buscó distracciones. Empezó a hablar y a hablar de los bocetos y de lo que tenía planeado para Caleb. Esa vez, Calvin si soltó una carcajada ante sus ocurrencias.
Ella fingió que ese sonido no le afectó.
Y mientras unos fingen, otros deciden no hacerlo; mientras esa diseñadora desordenada hablaba hasta que la lengua se le enredaba, Cal decidió que pronto tendría que hablar con su esposa. Ambos merecían ser felices, incluso si eso significaba terminar con algo que se veía tan bien.
Y de seguro quieres seguir escuchando de esto, pero hay más barreras y bombas de las que te quiero hablar...
Ahh, que bien se siente volver...
Si tardé en aparecer por este libro fue por lo largo de este cap, además de que suelto un par de bombas que seguro no se esperaban... ¡A que los tomé por sorpresa con la historia de Pad! Uf, y lo que falta.
En fin, pasaba por aquí para decirles que la segunda parte del capítulo estará disponible en unos minutos, y también para pedirles que se cuiden mucho en estos días. Quédense en casa por su salud y por la de los demás. Lean, vean películas, duerman, coman, hagan lo que sea pero manténganse sanas personitas❤
Chaíto, los amooo❤
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