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Rosa y Girasol

¡Segundo OS para el concurso! Por si no quedo claro, he usado el AU de flores que se encuentra en Twitter (#FNAFHSFLOWERS). ¡Sin más, comencemos!

-TeamGolxy-

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-Y... Eso es todo...

Dijo suspirando el rubio con algunos girasoles rodeando su fino cuerpo y múltiples abejas rodeándolo a él y su acompañante era un chico de cabello castaño, brillantes ojos azules y ricinos por su cuerpo, era venenoso por lo cual no se acercaba mucho al de ojos plata. Freddy estaba escuchando lo que sucedía en casa de su mejor amigo, suspiro pero antes de poder hablarle un pelirrojo se acercó a paso rápido.

-¡Golden! ¿Cómo se te ocurre venir sólo a éste lugar? ¡Podrías morir!-exclamó la rosa tomando la mano del nombrado para levantarlo de golpe del suelo dónde anteriormente estaba sentado.

-¡Foxy bájalo, le haces daño!-exclamó el venenoso mientras que el rubio sólo se dejaba hacer con una sonrisa y un gran rubor en sus mejillas.

El de ojos dorados sólo bufó desviando la mirada y soltando al girasol, se acomodo la camiseta y luego de suspirar para calmarse procedió a hablar. Pero cuando finalizó el castaño estaba con sus ojos aguados y el rubio con la cabeza gacha. Justo cuando el más alto iba a llevarse de regreso a su novio, este se alejó negándose a irse, quería pasar más tiempo con su amigo, además de que sabía lo que haría el pelirrojo cuando llegaran a casa. Pero su resistencia sólo hacia enojar aún más a la rosa.

-¡YA ESTUVO! ¡NOS VAMOS AHORA!-gritó y tomando al rubio del cabello.

Valiéndole que pudiera hacerle daño al menor, se lo llevó a rastras de regreso a la parte "segura" del pueblo, allí aminoro un poco el agarre en el cabello del rubio, bajo su mano y tomó la contraria. Golden sólo atinó a limpiarse las pequeñas lágrimas que amenazaban con bajar de sus ojos, era delicado. Suspiro afirmando el agarre de sus manos, sonriendo levemente notando que iban camino a casa de Chica.

-Tengo un asunto que resolver con Chica, vete a casa, quiero verte allí cuando vuelva ¿Vale?- dijo Foxy deteniéndose en la esquina, soltando la mano del rubio para abrazarlo por la cintura, juntando sus cuerpos.

Golden ignoró que unas cuantas espinas le estuvieran pinchando, se había acostumbrado y más cuando tenían relaciones, se apego más al pelirrojo para juntar sus labios. El beso fue correspondido inmediatamente, sintió caricias en su cadera, caricias que subían a su espalda o bajaban a sus muslos. Con la falta de aire se separo lentamente sólo del beso, Foxy pudo apreciar sus ojos platino brillando con solo ese beso.

Sonrió. Le gustaba ver así al rubio, pero más le gustaba verlo sonrojado, llorando de placer y/o dolor mientras que sujetaba su cadera y lo embestía con brutalidad. Si, así le gustaba más, y si antes tenía un amor enfermizo con la narciso, con el girasol lo era aún más, porque Golden accedía fácilmente a sus fetiches, órdenes y deseos. Golden era alguien fácil de manipular.

-Está bien...-Susurro acariciando las mejillas del mayor, le dio otro pequeño beso y se separo- Te... estaré esperando entonces.

Foxy le despeino un poco y beso por última vez su mejilla antes de ir a casa de la rubia, Golden sólo soltó un profundo suspiro relajando su cuerpo y luego se giró camino a la casa que compartía con el pelirrojo. En el camino iba pensando, llevaban casi dos meses saliendo, en esos dos meses ya había acabado casi cinco veces en el hospital por culpa de la brutalidad del mayor, tembló un poco al recordar la última vez. Se había negado a cenar con el otro, ya había cenado con Bonnie, no tenía hambre, y pese a que lo explicó Foxy no le escucho...

-A-Ah... No... No debe ser tan malo... ¿Verdad? -murmuró para sí mismo al estar ya en casa, subió a la habitación y se apoyo en la puerta cerrándola con su cuerpo que caía lento hacía el suelo.

Miro las abejas que en todo momento le seguían, en todo menos cuando estaba teniendo sexo casi forzado con la rosa. Cerró sus ojos lentamente y como pudo abrazo a una teniendo cuidado de no aplastarla.

-Mis abejitas~- susurró con una pequeña sonrisa y un pequeño rubor, les dio un pequeño beso.

Luego de darle mimos a las abejas se levantó con cuidado del suelo y se sentó en la cama abrazando la almohada del pelirrojo, cerró lentamente sus ojos plata escuchando los zumbidos de sus queridas abejas. Minutos después Foxy caminaba por las calles bufando, se acomodó la ropa y sacó las llaves para abrir la puerta, llamó al nombre de su pareja pero no escucho un "¡Aquí estoy amor!" Por ningún lado.

Frunció el ceño subiendo las escaleras, pero suspiro relajándose un poco al oír los zumbidos de las abejas que seguían al rubio. Abrió lentamente la puerta sonriendo levemente con malicia al verlo dormido sobre la cama, su rubio cabello estaba algo despeinado sobre la almohada, las abejas seguían zumbando a su alrededor.

-Goldie~-susurro de manera traviesa, abrió la ventana y como pudo saco a las pequeñas amigas de su pareja.

-Mm...-lentamente los ojos platino del menor fueron dejándose ver- ¿Foxy...?

-Hola pequeño...-volvió a susurrar acercándose para quitar la almohada y acariciar la mejilla del girasol.

-¿Esta... todo bien?-pregunto sentándose mientras se restregaba los ojos tratando de enfocar su mirada en el rostro del más alto- ¿Foxy...?

-Sí, si- respondió rápidamente y suspiro poniéndose sobre el más bajo sujetando sus manos a cada lado de su cabeza, posicionándose entre sus piernas dejándolo totalmente bajo su merced en la cama, sonriendo al ver de pronto la expresión asustada del rubio.

-¿F-Foxy? ¿Q-Que...?

-Vamos Golden~ lo hemos hecho tantas veces... ¿Y aun te asusta cuando vamos a hacerlo?-pregunto con ironía y sarcasmo en su voz apretando el agarre en las muñecas del asustado rubio.

-Y-Yo...-el girasol desvió la mirada, no quería hacerlo, tampoco quería ser golpeado otra vez, pero al parecer no tendría opción- ¡N-No quiero! ¡Déjame!

-Golden, Golden, Golden... ¿Cuántas veces dije que...?

-¡No quiero, tú también escúchame cuando hablo maldición! –grito el rubio mientras trataba de soltar sus manos, moviendo sus piernas y el resto de su cuero casi retorciéndose en busca de libertad.

-Ah~ estas haciéndome perder la paciencia Jr.~

El rubio dejo de moverse al oír aquel "Jr." salir de los labios del otro, nuevamente su mirada demostraba el miedo que comenzaba a llegarle, Foxy solo rio suavemente, se quito la camiseta y sostuvo con esta las manos del menor asegurándose de atarla bien. Con tanta fuerza que ya sabía le quedarían unas lindas marcas en sus muñecas.

Golden soltó un leve quejido, suspirando cerro lentamente sus ojos. Al abrirlos se topo con algo que ya sabía de memoria...

Un Foxy quitándose la ropa mientras sostenía una correa entre sus manos, Golden trago saliva tratando de mantenerse relajado ya que por experiencia sabia que eso aminoraría el dolor que sentiría con cada azote o embestida brutal que iba a dar en su punto haciéndolo gritar tanto de dolor como de placer. Solo debía aguantar. Él se lo busco después de todo.

Era un tanto masoquista porque le gustaba ser marcado, pero también sabía diferenciar lo de una relación sana de una enfermiza. Y el girasol sabía muy bien que las espinas de su amada rosa lo estaban marchitando de a poco, sabía muy bien que esas espinas le hacían terriblemente mal... Pero allí estaba, cerrando sus ojos y correspondiendo al agrio beso con sabor metálico luego de un golpe a puño cerrado en su mejilla.

Allí estaba Golden, gimiendo y llorando por el dolor en sus muñecas rostro y en sus caderas.

Y así se paso la noche, entre golpes, lagrimas, mordidas, embestidas y corridas. El pelirrojo nunca decía mucho a la hora de tener relaciones, por la simple razón de que prefería concentrarse en oír los chillidos que soltaba SU girasol.

A la mañana siguiente, el rubio abrió pesadamente sus ojos plata. Estos estaban un poco apagados, le dolía su cuerpo y podía sentir como era que la sabana se pegaba a su cuerpo gracias a las heridas con sangre ya seca de su cuerpo, mayoritariamente, su espalda.

Como pudo se giro con cuidado, abrazando con el mismo cuidado el cuerpo de su novio. Volvió a cerrar sus ojos mientras suspiraba besando su hombro y accidentalmente, una de sus espinas le hizo una herida en su labio. Pero solo suspiro lamiendo la sangre y besando con cuidado una de las rosas que sobresalía por su cuerpo blanquecino.

Golden era un girasol, sonriente y brillante. Era imposible odiarlo o desearle cosas malas cuando era tan buena persona con todos, simplemente con solo verlo le agarrabas un cariño tremendo.

Y Foxy, él era una rosa como todas. Hermoso, fuerte y de un color rojizo que fácilmente atraía miradas, pero como toda rosa tenia espinas. Y aunque no quisiera, o si quisiera, esas espinas estaban apagando el brillo y todas esas cosas felices que hacían a Golden, Golden.

Pero... ¿Importaba?

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