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Me encontraba recostada contra aquella pared de ladrillos mientras sujetaba aquel vaso de humeante té.
La calidez de la bebida me otorgaba una calma indescriptible, pero aquel sabor tan horrendo típico de las debidas de la cafetería del instituto arruinaban el momento por completo.
—¿Por qué sigues pidiéndote ese té si sabes que no te gusta?
Una voz masculina interrumpió mis pensamientos.
Al oírla supe que era Todoroki y le dediqué una sonrisa. Siempre me alegraba verle en los descansos.
—Me gusta sufrir—bromeé.
—¿Sufrimos juntos?
Él me devolvió la sonrisa a medida que cogía mi vaso y le daba un largo sorbo. Por su expresión supe que a él también le había sabido horrible.
—¡Te vas a quemar!—exclamé alarmada.
A veces era demasiado impulsivo con lo que hacía y decía.
—Me gustan las cosas calientes.
Solté una pequeña risa mientras Todoroki se recostaba a mi lado encendiendo uno de sus cigarrillos matutinos. Detestaba ese olor, pero su compañía lo compensaba.
—He oído que tu club de lectura tiene una nueva víctima ¿Qué tal ha ido?
Sus ojos de diferente color me observaron con curiosidad.
La imagen de Jirou vino a mi cabeza y no pude evitar avergonzarme. Ni siquiera sé cómo fui capaz de acorralarla de aquella manera. Le habría dado una primera impresión espantosa.
—No fue bien—susurré—Digamos que la amenacé ¡Seguro que debí darle una impresión horrible!
—¿Cómo qué la amenazaste?—preguntó sorprendido—¿Quién eres y qué has hecho con Momo Yaoyorozu?
Él agarró mi rostro con suavidad examinándome.
—Para, no te burles de mí—hice un puchero ante su acción y él me soltó con una leve sonrisa.
—Es que es algo sobrenatural. Nunca te he visto enfadada desde que nos conocemos—me miró con firmeza—¿De verdad la amenazaste?
—Algo así.
Nunca solía enfadarme ni mucho menos amenazar a nadie así que aún estaba algo sorprendida conmigo misma.
—¿Qué ocurrió?
—Estaba de mal humor y ella fue desagradable con Midoriya, pero creo que me pasé de intensa.
—Oh, entonces hiciste bien en ponerla en su lugar.
—Espero que no me odie demasiado—suspiré.
—¿Quién iba a odiarte?—preguntó dándole una calada a su cigarro.
—Ella, por ejemplo—contesté como si fuera algo obvio—Solo verme ya parecía odiarme. Supongo que es culpa de que la hayan obligado a ir.
—Si te odia es que es idiota.
Tampoco sabía por qué me molestaba tanto que una desconocida me odiara.
Siempre había querido llevarme bien con todo el mundo, pero había aprendido a alejarme de aquellas personas que me hacían daño.
—Gracias—sonreí—De todos modos intentaré hablar con ella. Espero que podamos llevarnos bien. No quiero que haya mal ambiente en el club.
—Si te trata mal llámame, se las verá conmigo.
Hizo una pose de superhéroe defensor de la paz haciendo que riera.
—Tranquilo, creo que estaré bien.
Agradecía mucho su apoyo, pero muchas veces prefería hacer las cosas por mi cuenta antes que depender de los demás.
—A sus órdenes.
Desvíe mi mirada hacía mis pies, a la vez que Todoroki colocaba una mano sobre mi hombro haciendo que le mirara.
—¿Por qué estabas de mal humor?
Su mirada recorrió todo mi rostro en busca de una señal.
—Lo de siempre. Mi madre—susurré. A veces aún me sorprendía la confianza que tenía con él y eso que tampoco nos conocíamos desde hacía tanto.
—¿Que ocurrió?
—Nos peleamos.
—¿Solo?
Antes de que la situación fuera a peor decidí dedicarle una sonrisa.
—Solo fue una pelea inofensiva—reí para aliviar la conversación—Siempre está molesta por algo y me presiona para que siga sacando las mejores calificaciones.
Él resopló con molestia mientras apagaba su cigarro con un golpe seco en la pared.
—Con lo mucho que te esfuerzas...—negó con la cabeza—No merece la pena que estés de mal humor por ella.
Sonreí ante sus palabras dedicándole un pequeño asentimiento.
—Bueno, tengo que irme—dije dándole un último sorbo a mi bebida para tirar el recipiente al contenedor más cercano—La directora me ha dicho que vaya.
—¿Otra vez? Deberías decirle que te deje en paz, hay otros alumnos aparte de ti.
—Es lo que tiene sacar las mejores calificaciones—sonreí restándole importancia—No te preocupes ¿Nos vemos luego?
—Si no he muerto en matemáticas, sí.
No pude evitar reír ante su respuesta. Todoroki siempre decía cosas graciosas con un rostro serio. A veces no sabía si bromeaba o no, pero la mayor parte del tiempo sabía que decía esas cosas para levantarme el ánimo.
Cuando le perdí de vista me dirigí al despacho de la directora. Antes de entrar respiré hondo.
—¿Puedo pasar?
—Adelante.
Al verme clavó su mirada en mí y me hizo una señal para que cerrara la puerta. Al hacerlo se levantó de su silla y se dirigió en mi dirección inspeccionando mi rostro con calma. Le gustaba hacerlo, como si yo fuera un trofeo que ella hubiese ganado en una competición.
—Mamá.
—Te he dicho que no me llames así mientras estemos aquí, Yaoyorozu.
Asentí ante su orden, se había tomado demasiadas molestias en mantener oculto que yo era su hija.
No podía cometer errores.
—Lo siento, no volverá a pasar.
Ella no dijo nada durante unos segundos, pero su mirada siguió fija en mí hasta que finalmente se alejó para sentarse en su sitio detrás de su escritorio.
—Bien, siéntate.
Yo me senté delante. Me costaba mantenerme firme ante su presencia.
—Dame el informe ¿Se ha unido Kyouka Jirou al club de lectura?—preguntó juntando sus manos—No quiero tener que actuar personalmente.
—Lo ha hecho. Ha sido amable con todos y ha decidido colaborar.
Tuve que mentir. Fue un impulso, pero me encargaría de que todo fuera bien.
—¿De verdad? Muy bien—colocó una pierna encima de la otra—Veo que no me has decepcionado. Espero que siga así.
—Seguirá así, me encargaré de ello.
—Pero...¿Y ese olor a tabaco? ¿No habrás estado fumando?
Se levantó de su asiento y agarró mi rostro con una de sus manos. Tragué saliva apurada.
—Vamos cariño, respóndeme.
—No, lo prometo.
—¿Has estado pasando tiempo con ese?
—Todoroki es mi amigo.
Ella soltó mi rostro y pude respirar con tranquilidad.
—Él solo está aquí por la gran contribución que su padre ofrece a esta institución, pero no es una buena influencia para ti. No deberías pasar tiempo con él ¿Cuántas veces te lo tengo que repetir?
Su voz fue cada vez más amenazante, pero no quería dejar de pasar tiempo con él.
Lo consideraba mi mejor amigo. No podía perderle.
—Lo siento, directora.
—Deja de disculparte tanto—ella elevó la voz—¿Es qué no tienes criterio?
Ella suspiró y yo agaché la mirada. Tenía que mantenerme firme, pero ni siquiera fui capaz de decir nada.
Era una cobarde.
—Vamos, vete. Llegarás tarde a clase.
Asentí y salí de su despacho. Al hacerlo suspiré aliviada. Aquellas horas donde podía estar lejos de todo eran las más felices para mí. Por eso amaba el club de lectura, era mi refugio y quería que todos se sintieran cómodos.
Quería que fuera un lugar donde pudieran sentirse libres tarde o temprano.
¡Hola! Gracias por leer y espero que os haya gustado. Me encanta demasiado la amistad de Todoroki y Momo. También id preparando las antorchas para la directora <3
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