Capítulo VI: "Mamma"

«Por algo las espinas son escalera a los pétalos»

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Regó cuidadosamente el jardín trasero, tenía un hermoso plantío de Lirios Araña.

Cada uno de ellos es bellísimo, tan brillante y lleno de vida. Los lirios están sembrados de tal manera que parecen formar una silueta de una mujer de cabellos largos esparcidos y en la zona de lo que sería el corazón, faltaba un Lirio.

—Entonces, ella es Nana.

Reborn aclaró su duda al ver como Tsunayoshi le cuidaba esas flores tan intrigantes, la delicadeza con la que acariciaba cada pigmento de la misma era tanta que temía lastimarla con el toque.

—Yo quiero estar junto a Mamma, descansar justo a un lado de ella pero también no quiero abandonar a Nashi-kun cuando no esté en Japón.

El Hitman enarcó una ceja ya no se sorprendía, el chico siempre fue una sorpresa por lo que –en el tiempo que llevaba viviendo bajo su techo– se había acostumbrado.

—¿Lo sabías?

—¿Cómo no iba a saber?—respondió con otra pregunta—No soy un iluso como otros creen—ríe

¿Porque no revelar un poco de verdad?, Ya se había aburrido de ser solo un espectador inocente ante el Hitman, no estaba mal tomar unas precauciones pero se cansaba rápido.

—¿Desde cuándo sabías?—la sonrisa ladeada fue su respuesta—Con los dedos de una sola mano puedo contar a las personas que son capaces de ocultarme algo sin que yo me haya enterado, te has ganado un puesto Dame-Tsuna.

"Si supieras", pensó.

—Esto no lo sabrá Nashi-kun. Hay veces que es mejor estar en la ignorancia, las verdades pueden doler más que una tortura eterna y sus consecuencias son... Inimaginables, es algo Problemático ¿No?.

De pronto Reborn volteó a la puerta corrediza, claramente había sentido a alguien allí observándolos. Las hojas del árbol se movieron con una suave brisa y Tsuna miró el cielo con angustia en sus ojos, los cerró por un momento antes de abrirlos.

—Se acerca una tormenta—murmura lo suficiente alto como para ser escuchado.

—Hn—Reborn confío en la intuición de Tsunayoshi, León [Cambio de Forma//Celular] sonó en una llamada, tuvo que retirarse.

Entonces dos personas salieron de las sombras, una detrás de sí y la otra del árbol.

—Ya avisé a Ochī-san sobre tener cuidado—Tomohisa abrazó sus caderas y gruñó en su oído.

—Contacté con Chisato, la Pulga ya está en casa—Toharu trató de robarle un beso.

Ran no la dejó, le obligó a voltear un poco para besarle desde atrás, devoró sus labios con hambre sin ser consciente de que Yamazaki comenzaba a besar su cuello y sus manos se metían dentro de su camisa, Ran apretó el agarre en sus caderas frotándose.

—Hey'nght—habló entre jadeos, Ran no daba a basto—Estamos...Ah~... frente a Mamma.

Toharu volvió en sí, se alejó un poco e hizo una reverencia a las flores.

—Lo sentimos, Suegra. No prometemos nada.

Ran lo cargó yendo al almacén que Iemitsu mandó a construir para guardar los artículos de jardinería, Toharu se aseguró de que no haya evidencia y también de cerrar con llave. Tsuna solo se ocuparía de no ser ruidoso, cosa casi imposible siendo que es de los ruidosos.

—No te agasajes con mi futura esposa, Ran—se quejó Toharu, ella empezó a atenderlo de frente mientras Ran lo embestía.

Tsuna apenas y es capaz de moverse, Tomohisa no media fuerza a la hora de entrar y no es como si le disgustase, se tensó viniéndose en la boca de Toharu.

(

...)

Nanashima abrió la puerta de su casa ya pasado la media noche, entró de puntillas y cerró. Justo cuando pisó el segundo escalón la luz se encendió, un escalofrío cubrió su espalda y palideció; Giró nervioso para ver a su hermano con el rostro frío y ese porte que le daba miedo, el único sonido que se alcanzaba a oír es el de los dedos tambalearse en la madera; allí en la esquina de la sala Tsunayoshi bebía su té sentado en un sillón individual a un lado de un buró donde estaba una lámpara y la taza, sus ojos fríos lo miraban con superioridad escaneado su cuerpo y el rostro neutro elimina cualquier emoción, la barbilla altiva mostrando su autoridad con esa postura recta y confiada, sus dedos se tambalean en la madera del buró haciendo *Tap *tap que le crispó sus nervios, evadió su mirada.

—¿Donde estabas Nanashima?—directo al grano, nota Reborn al espiarlos.

Remoja sus labios con la lengua mientras se le ocurre una excusa. Tsuna ya sabía a qué fue, solo que quería escuchar de la boca de su Ototo, además no sabía que pasó porque Yamazaki todavía no llegaba con el reporte.

—¡Vino por Mí!—una voz gruesa y rasposa se oyó entrando.

Tsuna saltó del sillón con una sonrisa, Nanashima había suspirando con alivio antes de sonreír levemente algo agotado.

—¡Papá!—chilló Tsuna.

—Tsuna-Fish.

Iemitsu lo recibió con los brazos abiertos, pero, antes de que si quiera le tocase para abrazarlo sintió un golpe en la cabeza. Miró dolido a su hijo mayor y entre lagrimales miró a su hijo menor.

A mí no me veas, le dijo con la mirada.

—¡Papá Baka!—habló Tsuna con una vena marcada en la frente—¡¿Como se te ocurre traer a Nashi-kun tan tarde?!—le ladró.

—y-yo...—no tenía palabras, se quedó mudó al ver la misma mirada enojada que su esposa una vez tuvo, aquella que le causó una semana dormir fuera de la casa. Tragó saliva.

—¡Ni siquiera una llamada para avisar que vendrías!—estaba listo para dar otro golpe.

Iemitsu se encogió listo para recibirlo.

—¡¿Que tal si les pasa algo?! ¡Me mataba la preocupación!—miró a ambos que se habían encogido juntos—¡No te golpeó más porque es maltratado animal!—giró a su padre.

Oh vamos ¡Golpealo más!, Quería gritar Reborn por tan divertida escena. No todos los días se ve al Lione Di Vongola ser regañado como un niño por...un niño.

Una vez que terminó, Tsuna se sienta en su sillón favorito y llama a Nashi-kun.

—Nashi-kun, vez a cambiarte y duerme. Descansa—besó su frente.

El castaño menor asintió cansado y empezó a subir las escaleras dejando a los mayores en la sala.

—No sé que pasó y no quiero detalles, Papá—dice antes de que hable—Mañana quiero que te despiertes temprano, rinde culto a Mamma por una hora máximo –no tres como siempre– es tu castigo por traer tan tarde a Nashi-kun. El desayuno es a las Seis y media de la mañana, el almuerzo a las diez, la comida a las tres y la cena a las siete, si se llega después de la hora no hay postre.

Tsunayoshi se relajó, tomó el último trago de té y se levantó listo para subir a su cuarto.

—Obviamente hay un pequeño banquete por tu regreso—dió un abrazo fuerte, había extrañado a su Pendejo Padre—Descansa y sueña con Mamá. La habitación está lista y hay ropa limpia, no olvides poner la sucia en el cesto que yo no la levantaré si la veo regada en el suelo—advierte.

Iemitsu solo se limitó a abrazar y revolver esos cabellos rebeldes, vió subir a su hijo antes de dejarse caer en el sillón de tres piezas.

—Muy Maduro mi hijo ¿Cierto?...

—Si, inteligente y fuerte—alaba como casi nunca hace.

—También astuto, eso lo sacó de mi Amada Nana, al igual que lo lindo.

—Si...—Iemitsu lo vió con el seño fruncido.

—No te daré a mi hijo—gruñé celoso.

—Hn, lo que sea. Él lo sabe todo.

Abrió los ojos sorprendido, su Tsuna-Fish lo sabe.

—No se interpondrá en nada, mantendrá apariencias y también dijo que más nos vale cuidar a Baka-Shima si no queremos ver el infierno—añade como si nada viendo como palidece, disfruta mucho ver el sufrimiento—No sabe de las llamas, piensa que usamos armas y municiones, por lo que ya no debes esconder tu trabajo, tu hijo –como has dicho– es maduro y sabrá afrontar las cosas, aceptará tu trabajo y tomará decisiones con cabeza fría.

—Seguro, Reborn.

—¿Me veo inseguro?—le ladrá enojado.

Iemitsu ríe soltando un "para nada" antes de ir a dormir.

Está familia sí que le gusta, Reborn subió a su hamaca, no la abandonaría por nada.

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By: Lizisi