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Capítulo XI “Venda Caída”

(...)

«Porque al menor indicio la perderás»
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—Hey...—trajo a su hermano a un fuerte abrazo—Mucha suerte, gana, pequeño bribón—dijo divertido.

—¡Nii-san!—se sonrojó la escuchar el apodo que su hermano le había dicho de pequeño.

—Ya oíste a tu hermano Baka-Shima—y la intrañable patada voladora se hizo presente.

Shima voló hasta dar en la pared y caer inconsciente, Hayato y Takeshi lo cargaron prometiendo cuidarlo.

Se recargó en la pared una vez que sus amigos dieron la espalda, su respiración fue entrecortada.

—¿Estás bien?—a su vista no se veía nada bien.

Tsunayoshi negó, no se sentía nada bien.

—No, pero promete que cuidarás de Shima-kun, Reborn.

—Es tu último deseo—dice con ironía.

—Si—rió irónico—se irán por mucho tiempo, saben que si me dejan solo con el Clan, estaré más seguro—hubo un largo silencio...—¿Cómo lo tomó Papá?

—No ha dormido, empezó a tomar Misiones seguidas sin descanso.

—Me imaginé, nunca me ha gustado que se desgaste por mi culpa—suspiró.

Abrazó con fuerza a Reborn, allí se prometieron promesas no dichas y se encontraron sentimientos escondidos.

Reborn lo miró a los ojos sintiendo como una lágrima bajaba de la esquina de su ojo izquierdo.

Le dedicó una lágrima, un cielo grande y poderoso se perdía. Tan inmersos en su momento, una tímida niebla sollozaba con la boca cubierta.

Una ráfaga de aire pasó por el puerto, movió su cabellera y observó el barco irse y perderse.

(...)


André es un hombre de treinta y cinco años, cabello castaño descolorido y unos cansados ojos negros, su piel trigueña destaca por una cicatriz que va del cuello a la mejilla.

En su cuello hay dos placas colgando de una cadena, un médico militar.

—Acuestese y déjeme lo demás, Rose-sama.

Dejó que lo conectarán a varias máquinas y a un tanque de oxígeno, vestía esa yukata blanca y delgada que Momotarō le había regalado.

—Te van a sedar, necesitas descansar para que tratemos tu cuerpo—dio caricias a la cabellera castaña.

—No me hagan tanto, necesito estar presentable para nuestra boda—bromeó empezando a sentirse drogado.

—Siempre estás perfecto para mí...

Las luces se apagaron de su vista dejándolo dormido, entonces André comenzó a tantear su cuerpo en busca de raíces y tallos que se podían sentir, fue muy amable y profesional.

—La radiografía muestra como el corazón está rodeado, es un milagro que siga vivo—...—Ha estado rodeado de usuarios de llama por mucho tiempo desde que su Doctor me envió sus estudios, y alguien trató de usar las llamas en su contra y salió perjudicado—Momotarō asintió algo perdido sin soltar la mano de Tsunayoshi.

Ryō contactó a Nono y a la CEDEF para notificar de la boda, solo a la cabeza de cada una para la invitación a venir dentro de una Semana, aunque Iemitsu estaba en Japón.

(...)

La pelea con Enma fue dura y difícil, ambos tenían mucho en común y podían sentir sus emociones cuando Deamon se apoderó de Mukuro/Chrome.

Y aún cuando la calma gobernó, Chrome soltó lo que escuchó de Reborn y Tsunayoshi hablaban. Hayato se vió obligado a decir lo que también sabía, Takeshi lo apoyó tomando su mano.

—Ahora que lo dicen, Nii-san... Se sentía raro—murmuraba para si mismo.

Muchas cosas conectaron, volvió su rostro a la presencia de Reborn con alarma.

—¿Él lo sabe, no?—tartamudeó.

—Hasta que te das cuenta Baka-Shima—pateó a su alumno con poca fuerza—Tsunayoshi siempre lo supo, no hay nada que puedas ocultar de un Cielo Mayor.

—¡Onii-sama es un Cielo Mayor!—exclamó Gokudera entusiasmado y algo extasiado.

—Si, un cielo tan poderoso que abarca a otros cielos, tan cálido y protector, capaz de hacer cualquier cosa por los suyos.

—¿Entonces porque él no heredó Vongola?—Reborn enarcó una ceja.

—Esta muriendo—soltó sin pudor, no es que odiara a su alumno, sino que, no quería pintar las verdades y prefirió decirlo crudo.

—¿Eh?—se vió lejano y perdido.

El rompecabezas se completó y la verdad explotó en su mente junto a las lágrimas traicioneras.

‹El sonido del inodoro lo despertó, camino hacía el baño y vió a Tsuna salir algo pálido.

—Nii-san, ¿Estás bien?

Tsunayoshi se sobresaltó limpiando un hilito de sangre de su barbilla.

—Si, es solo que... Algo me cayó mal, pero nada que unas pastillas no calmen.

Le sonrió tratando de parecer sano y feliz

—Es la misma enfermedad que llevó a Nana a la tumba—añade.

No quiere ocultarle nada a su alumno.

Kyoya en la parte de atrás apretó sus tonfas, no tenía conocimiento de esa enfermedad, ahora todo tenía sentido.

—Iemitsu siempre buscó la cura, no descansaba hasta hallarla.

—¿Papá sabía?—exigió Nanashima.

—Si, el fue quien descubrió que las llamas de la última voluntad son las que aceleran el proceso de muerte, y tú hermano a estado expuesto a ellas desde pequeño—miró a los destrozados guardianes—de hecho me sorprende que siga vivo después de que haya activado sus llamas hace tiempo.

Hubo un silencio ensordecedor al rededor, la culpa los carcomía desde dentro.

Hibari se despegó del muro en el que estaba recargado para tomar la palabra, ahora todo encajaba.

—Me pidió que cuidara al Omnívoro—Shima casi se rompe el cuello para mirar a su nube—Tsunayoshi era un carnívoro cuando yo aprendía a ser uno.

—Nanashima—llama Bianqui—No sé si sepas, pero Ochī-san es jefe del Clan Yakuza “Akai Bara No Megami”, Clan Yakuza en el cual Tsunayoshi es miembro.

—¿Onii-san es Yakuza?—Takeshi abrió la boca sorprendido.

—Créeme yo también me sorprendí, ¿Acaso no viste su Tatuaje cuando fueron a las albercas?, Trae el logotipo del Clan—lleva sus manos a la cadera—Ni siquiera lo escondió, cuando le pregunté, me lo dijo.

Hubo silencio, los Simon se sintieron fuera de lugar pero parecía que Adelheid se sentía culpable por la mirada que daba, con una mano acarició su reciente cabello corto, Enma se había sorprendido al verla después de regresar a casa un día cuando llegó con el corte irregular.

—Me contó que al principio lo escondía pero debido a que habías logrado tener personas en las que confiar—todos miraron a Shima—él dejó su farsa, aún escondía su enfermedad de ti, no quería verte mal por su culpa.

Típico de Tsuna, pensaron todos.

—¿Y cómo está él?—se animó a preguntar Hayato.

—¿Él?—bufó en una risa.

—En su boda—Reborn se deleitó con las miradas incrédulas—Oh sí, ya no es Sawada. Ochī Tsunayoshi—rió por la cara de Kyoya y el sonrojo de Chrome.

—¡NII-SAN SE ESTÁ CASANDO!—shock—¡HIIE! ¡¿CON OCHĪ-SAN?!—gritó Nanashima.

—Si—suspiró un poco, León asintió en su manita—Si te acuerdas, Tsunayoshi está muriendo, él está cumpliendo con su lista de deseos antes de fallecer. Ran y Toharu, sus dos mejores amigos—"¿Nii-san tenía mejores amigos?" Susurró Shima—Sí, los llevó varias veces a la casa según me contó; total, si quieren verlo antes de la luna de miel tienen que partir en... Hace una hora.

—¡EH!

—¿Que esperan?

León-pistola hizo acto de presencia terriblemente horrible con balas de hule.

(...)


Tsunayoshi abordó el Jet privado que Oc---Momotarō había adquirido, tenía la cabina separada e insonorizada por ...cosas.

Una semana en las Bahamas, An-Chan se quedaba con Ryō en la Mansión.

La boda había sido sencilla y un poco tradicional, Tsunayoshi se había visto obligado a vestir un Shiromuko por Takashiro (Un Okama encargado de la cocina, alias "Tako" por la manera en que puede hacer ocho cosas a la vez), pero se le dió a elegir como iba a ser ese kimono.

Fue un color Borgoña con pequeños bordados de rosas en hilos de oro en las mangas y pliegues, tenía su nombre bordado en la parte interna de la manga izquierda, el wataboshi era del mismo color y en el borde había dos dragones orientales bordados, según Ryō esos colores le quedaban como anillo al dedo.

En sus palabras “Bara-sama es lo que le describe, una hermosa Rosa Roja”, An-Chan también lo había felicitado y había estado extasiada por la noticia de la boda.

Habían reservado una Royal Suite desde hace un mes en el famoso hotel Royal Atlantis.

Se acomodó en los brazos de su esposo en busca de calor, eran diez horas de viaje de Japón hasta allá, hasta esa hora habían pasado seis horas, cinco de pasión y una de plática y sueño.

Miró su dedo anular con cariño, la tristeza empezó a subir por su garganta cuando notó lo poco que le quedaba de vida

—No pienses en eso Bakemono—Tsuna rodó los ojos al escuchar ese apodo que Momotarō le decía cuando cada informado pasaba por sus garras.

—Pero...—lo calló con un beso.

—Disfrutemos esto.

—Hai.

Si se le preguntará en un futuro próximo contestaría que sí, si disfrutó su luna de miel y como evidencia mostraría sus cuentas bancarias y los nuevos documentos de propiedad que ganó en el casino.

(...)

—Yo...—miró los ojos de su tutor con esa determinación tan flameante—Yo los salvaré de su maldición... Yo quiero hacerlo.

Un nudo se posó en su garganta y como piedra cayó al estómago. Si ya no podía hacer nada por Tsunayoshi, entonces lo haría por los Arcobalenos, sus maestros, su Famiglia.

Por su parte, Tsunayoshi bajó del avión en una camilla, su cuerpo pálido perdía calor a grados agigantados mientras tenía leves convulsiones confundidos con temblores.

—Aguanta un poco—susurra Momotarō al oído dejando delicadas caricias en su cabello.

Corrían en dirección a una ambulancia donde colocaron al Cielo de aspecto débil.

—Prepara la su habitación, informa a Iemitsu de la situación, Ran.

—Hai, Ochī-san.

La sombra se separó de su mitad mientras iba con los Vongola, Toharu se quedó a su lado con fidelidad.

Ryō, se acercó colgando la llamada y con un semblante serio los llamó.

—La Mansión está lista, acaban de esterilizar la habitación.

Momotarō asintió distraído, la mano de Tsunayoshi entre la suyas fue apretada con poca fuerza.

(...)

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*Crack

El teléfono celular cayó en varios trozos al piso, Shima y Reborn observaron a Iemitsu quieto y sombrío.

—Reborn, cuida de Nanashima—envió una mirada significativa y de captación rápida.

—¿Que pasa, Reborn?—temeroso de que su intuición tenga la razón se enfocó en su tutor.

—... confía en tu hermano.

—¿En Nii-san?—murmura con los ojos abiertos en shock.

—Si.





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By: Lizisi

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