Paradise City
Los días restantes habían transcurrido con la normalidad habitual, y el ansiado día del evento universitario al que Kardia lo había invitado había llegado.
— Gracias por invitarme, Asmita.
— No me agradezcas a mí, Reg. Kardia se encargó de conseguir los pases para todos.
— Sí, no me agradezcan por venir como segundo adulto responsable para cuidar de los menores de edad.- Interrumpió Manigoldo, llegando junto a Shion y Dohko, con bebidas temáticas para todos.- Y por convencer a mis tíos de dejar venir a los duendes gemelos del mal y a Atla.
Asmita solo sonrió, tomando los vasos para repartirlos entre todos sus hermanos y Regulus.
— Adoras este tipo de eventos, Manigoldo.- Señaló con una sonrisa Asmita, entregando el último vaso a su hermano más pequeño.- Además, Yuzu y Tokusa se han comportado, y Atla no se despega de mí.
— Bien. Admito que esto está mucho más tranquilo de lo que esperaba.- Sonrió el Alpha, rodando los ojos.- Pero nos vamos a las 9:00, ni un minuto más tarde, y no quiero lloriqueos, ¿entendido?
Los adolescentes y los niños asistieron, y bebieron lo que Manigoldo les había llevado.
El evento apenas había comenzado, hace poco más de una hora. El sol recién se despedía del firmamento, tiñendo de tonos rojizos el cielo de otoño, dando paso a la noche.
Todavía era posible apreciar a asistentes de varias edades, desde estudiantes, hasta familiares invitados. La barra contaba con bebidas libres de alcohol para los más jóvenes que habían acudido como invitados al evento. Se anunciaba el horario de los diferentes concursos, desfiles y presentaciones. Y la jovialidad y alegría inundaban el aire.
— ¡Mita!
De inmediato reconoció esa enérgica voz, y una sonrisa se dibujó en sus labios, girando a su encuentro.
— Hola, Kardia.
— Me alegra que hayan venido.- Sonrió el Alpha, saludando a todos los presentes.- ¿Cómo la están pasando?
— Si ignoramos que Tokusa, Yuzuriha, Dohko y Atla están ansiosos por escucharte cantar y no han dejado de fastidiar en todo el día, todo genial.- Respondió Manigoldo, acercándose para saludar a su amigo.- Ya casi es hora de que abran el escenario para las presentaciones, ¿no?
— Sí, vamos después del concurso de disfraces.- Asintió el peli-violeta.- ¿Alguno tiene pensado entrar?
— Los cinco Oompa Loompas de aquí.- Bromeó Manigoldo, señalando a Regulus, Shion, Dohko, Yuzuriha y Tokusa.
— ¿Y tú, Atla?- Cuestionó Kardia, al percatarse del disfraz del niño.- ¿No vas a entrar?
El pequeño Alpha de cabellos lilas agachó la cabeza, jugando nervioso con sus manos.
Asmita alzó a su hermano en brazos, y el niño de inmediato se abrazó a él, buscando ocultarse en el arco del cuello de su hermano mayor.
— Quería participar, pero está muy nervioso.- Respondió Asmita por su hermano.
— Vamos, pequeño. Es solo un juego.- Le intentó animar Kardia, captando la atención del niño.- Tu disfraz es de Link, de Legend of Zelda, ¿no?
El pequeño peli-lila asintió, mirando a Kardia.
— ¡Tengo una idea!- Exclamó el peli-violeta con una sonrisa.- Las chicas trajeron maquillaje suficiente, podría hacerte un diseño similar a un antifaz para que nadie pueda reconocerte. ¿Te parece bien?
El niño asintió con una pequeña sonrisa, aceptando la oferta de Kardia, estirando sus brazos hacia él.
— ¿Ustedes también quieren venir?- Ofreció Kardia al resto.- Seguro que a Sera, Calvera y Mine no les molesta.
Las miradas suplicantes y pucheros por parte de los tres adolescentes y los dos niños restantes hacia Manigoldo y Asmita no se hicieron esperar.
Una simple mirada rápida, y ambos suspiraron, asintiendo.
Kardia se encargó de guiarlos a todos hasta el salón que por esa ocasión fungía como camerino para los participantes del evento. Ahí se encontraban Degel, Seraphina y Mine, que saludaron a los recién llegados con una sonrisa.
— Vaya, así que estos son tus hermanos, Mita.- Sonrió Seraphina, recibiendo a los jóvenes.- Shion, Tokusa, Yuzuriha, y Atla, ¿correcto?
Todos asintieron, correspondiendo el gesto de la Alpha.
— Y ellos son Dohko, el mejor amigo de Shion.- Agregó Kardia, señalando al Alpha castaño.- Y él es Regulus, el sobrino de Sísifo. A Manigoldo ya lo conocen.
Seraphina y los otros dos presentes rieron ligeramente, y escucharon la idea de Kardia. Tal y como el Alpha mencionó, no se negaron, y se pusieron manos a la obra.
— Por cierto, ¿dónde se metieron Calvera y Huesda?- Preguntó Kardia, mientras se encargaba de hacer el maquillaje a Atla.
— Están revisando que todo funcione correctamente para la presentación.- Respondió Seraphina, encargándose de Shion.- Tenemos tiempo, pero ya sabes cómo es Calvera.
Kardia negó con una sonrisa. No era un secreto que su baterista prefería tomar precauciones antes que lamentar algún desenlace fatal durante sus conciertos. Pero si los chicos querían entrar al concurso de disfraces, debían darse prisa y terminar cuánto antes.
Por suerte, la experiencia había rendido frutos, y consiguieron terminar todos los maquillajes justo a tiempo.
— Bueno, fue un placer conocerlos, chicos.- Mencionó Seraphina una vez terminaron el último detalle.- Pero ahora será mejor que corran para llegar a anotarse. Buena suerte.
— Gracias, Sera, Degel, Mine.- Habló Manigoldo.- Ahora, ¡el último en llegar paga la siguiente ronda de sodas!
Al instante, todos siguieron el juego del Alpha, corriendo detrás de él a toda velocidad, causando las risas del resto de adultos.
— Bueno, Asmita, fue un gusto saludarte y conocer a tus hermanos y amigos.- Expresó Degel, acercándose al Omega con una sonrisa.- Pero nosotros también debemos terminar de afinar algunos detalles. Que estés bien.
— Igualmente, Degel.
El peli-verde esbozó una sonrisa, y salió del aula, llevando consigo un pequeño bolso de tela negro.
— Gracias por venir, Asmita.- Le sonrió Mine, cargando su radiante guitarra azúl al hombro.- Nos vemos más tarde.
— Rompete una pierna, Mine.
La Beta sonrió en agradecimiento, y siguió el ejemplo de Degel.
— Debo ir a verificar que el maquillaje de todos siga bien.- Mencionó Seraphina, tomando algunas cosas del improvisado tocador.- Me alegra que hayas podido venir, Asmita. Espero que esta vez puedas disfrutar a plenitud una noche de música.
— Gracias, Sera.- Sonrió el Omega, aceptando el abrazo que la Alpha le ofreció.- Prometo esta vez no terminar en el hospital después del concierto.
— Eso espero.- Bromeó la albina.- Nos vemos.
Finalmente, la Alpha abandonó el aula, dejando solos a Kardia y Asmita.
— Creo que ya deberíamos irnos.- Murmuró con un ligero nerviosismo el blondo.- Seguro que Calvera y Degel te cuelgan de un árbol si llegas tarde.
— Descuida, aún tengo tiempo.- Sonrió el peli-violeta.- ¿Tú no quieres ningún maquillaje? Hasta el limón agrio de Manigoldo aceptó uno.
— No traje disfraz, y no se me ocurre nada que pueda ir acorde.- Replicó Asmita.- No estoy tan familiarizado con estas cosas como Manigoldo.
— Tú confía en mí. Yo me encargo.
Asmita sonrió, pero accedió a la propuesta de Kardia, permitiéndole aplicarle algo de maquillaje.
Solo una ligera capa de pintura blanca como base, un poco de polvo, máscara para pestañas, algo de labial rojo, y el toque final: una estrella de color negro alrededor del ojo izquierdo.
— ¡Listo!- Celebró Kardia, mostrándole el resultado en un espejo de mano.- ¿Te gusta?
— Vaya que se te da bien esto. Aunque, ¿la estrella en el ojo izquierdo es algún tipo de recordatorio?- Cuestionó en son de broma.
— Sí y no.- Siguió Kardia aquella mofa.- Manigoldo aceptó hacerse un maquillaje inspirado en el de Gene Simmons "The Demon", de Kiss. Y el de Regulus tiene inspiraciones en el de Peter Criss, "Catman". Este está inspirado en el de Paul Stanley, "Starboy".- Explicó.- Así pueden ir a juego después de que termine el concurso de disfraces... Además de ayudar a cubrir por completo los pequeños rastros del golpe en tu ojo. Así matamos a dos pájaros de un solo tiro, ¿no lo crees?
Asmita sonrió, asintiendo lo suficientemente convencido por Kardia y su idea.
Por un breve instante, sus ojos se encontraron, sorprendiendose por la cercanía que mantenían, al punto de sentir sus respiraciones chocar.
— ¿Quieres que te acompañe con los demás?
— Claro.- Asintió Asmita.- No quiero perderme en medio de tanta gente.
— No te preocupes.- Sonrió Kardia, tomando su mano.- Yo te guío y te cuido hasta llevarte a la seguridad de tu destino.
Asmita soltó una pequeña risa, aceptando aquel gesto de Kardia, levantándose detrás de él, y comenzar su recorrido, sin soltar su mano en ningún momento.
El campus era más grande de lo que parecía a simple vista, y con las luces de neón alumbrando el manto de Nix, haciendo su magia, junto a todas las decoraciones, daban un toque fascinante.
Era posible apreciar como varios asistentes usaban disfraces a juego, y había una gran variedad de atuendos. Desde los más clásicos y esperados, hasta los que jugaban con la sensualidad de los trajes.
— Vaya que celebran Halloween en grande.
— La facultad de historia del arte, la de música y la de artes escénicas están a cargo de organizar todos estos eventos. ¡Claro que vamos a dejarnos el alma en cada detalle!- Respondió con entusiasmo el Alpha.- Es una excelente forma de recaudar fondos para cubrir los gastos de los concursos, las presentaciones teatrales y las exhibiciones de arte.
— Por toda la gente que lograron reunir, es seguro que lo es.
Ambos compartieron una pequeña sonrisa, deteniéndose una vez llegaron al lugar donde se encontraba la pasarela frente al escenario, aguardando a los participantes del concurso.
— Las inscripciones para el concurso de disfraces ya terminaron.- Señaló Kardia, tras observar a los encargados del registro entregar unas hojas a los jueces y presentadores.- Manigoldo debería estar por aquí. No creo que sea tan malparido para irse a beber a escondidas... ¿O sí?
De nuevo, una pequeña risa compartida hizo acto de presencia, que al cesar les hizo notar la cercanía que mantenían, al igual que el agarre en sus manos.
En un acto reflejo, sus miradas colisionaron, acelerando los latidos de sus corazones, causando un sutil rubor en sus mejillas ante la idea traicionera que se coló en sus mentes.
Ambos inclinaron ligeramente el rostro, acercándose con timidez, como buscando la aprobación del otro para lo que deseaban consumar. Mismo que ninguno negó.
Una última mirada fugaz, y sus párpados se cerraron, sintiendo el aliento tibio del otro, dispuestos a permitir ese contacto...
— ¡Hey! Las manos dónde pueda verlas.
La estridente voz de Manigoldo a sus espaldas los hizo dar un salto por la impresión, separándose completamente antes de que sus labios pudieran llegar a tocarse.
— Hasta que te dignas a aparecer, ogro de alcantarilla.- Bromeó Kardia, cruzando sus brazos sobre su pecho.
— Tomo cinco minutos para ir al baño, ¿y aprovechas para besarte con mi primo?
— Solo un besito de buena suerte, Mani.- Canturreó con una sonrisa felina Kardia, recargándose en el hombro de su amigo.- ¿O quieres dármelo tú?
— Vaya golfo resultaste al tratar de reemplazarme con mi primo y encima pedirme el beso.- Secundó Manigoldo aquella broma.- ¿No quieres uno de cada uno?
— Si insistes, ¿quién soy yo para decir "no"?- Respondió el Alpha menor, sujetando juguetonamente las mejillas del mayor.
Solo pasaron un par de segundos, antes de que ambos Alphas rompieran a reír sonoramente, contagiando a Asmita en el proceso.
Tras pasar los últimos dos meses observando la amistad de esos dos y la peculiar forma en que solían bromear, el Omega se había acostumbrado. Debía admitir que era gracioso observarlos comportarse de esa forma tan sobreactuada y evidentemente satírica.
En medio del proceso de apaciguar su risa, el anuncio de la primera llamada para la banda de Kardia resonó por todo el campus. Era hora de despedirse, al menos por el momento.
— Bueno, esa es mi señal si no quiero terminar en una bolsa de basura debajo de un puente.- Sonrió el peli-violeta, antes de estampar en un rápido movimiento sus labios sobre los de Manigoldo.- Los veo después. Deseenme suerte.- Añadió, antes de emprender la carrera rumbo al escenario.
Asmita solo sonrió, moviendo suavemente su mano al verlo partir.
— Este idiota ya me arruinó el maquillaje.- Se quejó Manigoldo, tras observar su reflejo en el pequeño espejo de bolsillo que siempre llevaba consigo.
— ¿En serio te acaban de besar y a tí lo único que te preocupa es haber perdido un poco de labial negro?- Rió Asmita al observar la reacción de su pariente.
— A eso no se le puede llamar beso. Fue prácticamente un cabezazo.- Alegó el mayor, retomando su papel.- Si crees que esto fue un beso, seguro te habrías muerto de un infarto si veías como tuve que "pasarle labial negro" para retocarse durante un concierto hace un año, porque al señor cabeza de remolacha se le olvidó el labial en el camerino y no había tiempo de ir a buscarlo.
— No juzgo si tenías ganas de experimentar.
— El que parece tener ganas de experimentar es otro, desgraciado.- Sonrió de lado el mayor, codeando a su primo.- Es obvio que ya te gustó ese cabeza hueca.
Asmita no respondió nada, solo sonrió, girando la cabeza.
— ¡Ajá!, ¡lo sabía!- Exclamó Manigoldo, atrapando el cuello de Asmita en su brazo, despeinando su cabello como solía hacerlo de niño.- ¡Anda! Confiesa.
— ¡Manigoldo!- Exclamó Asmita, intentando zafarse del agarre, riendo involuntariamente como acto reflejo.- ¡Bien!, ¡lo admito, lo admito!
Una vez obtenida la confesión, Manigoldo lo soltó, compartiendo una suave risa, igual que cuando eran más jóvenes.
— En serio me pregunto en qué te basas para elegir.- Bromeó el mayor.- Aunque al menos vas progresando.
— ¿Entonces lo recomiendas como buen besador o no?
— Tiene lo suyo, pero he probado mejores.
De nuevo, compartieron una pequeña risa, antes de ver las luces hacer su magia al apagarse y enfocar únicamente la pasarela, y escuchar el comienzo del concurso ser anunciado por los altavoces.
Por suerte habían conseguido un buen lugar, dónde podían apreciar de cerca todos los disfraces y animar a los chicos desde el público.
Pudieron ver todo tipo de trajes. Desde unos verdaderamente elaborados y aterradores, hasta los que dejaban poco a la imaginación, deleitando a varios con su sensual aparición.
— Creo que Atla tiene una buena oportunidad de ganar.- Comentó Manigoldo, tras observar la participación del pequeño.- Los jueces están totalmente enternecidos con el pequeño duendecillo.
— Parece que el plan de Kardia funcionó después de todo.- Sonrió Asmita, sorprendido gratamente por el entusiasmo y confianza que su hermano demostró al desfilar por la pasarela, e incluso hacer algunos trucos con la espada y el escudo a juego.
El desfile de disfraces continuó por un rato más, con participantes de todas las edades, observando a todos los chicos, hasta llegar al final.
— Oye, ¿soy yo o algo le pasa a Regulus?- Murmuró Manigoldo al notar al joven Omega inusualmente apático.
Asmita fijó su atención en el adolescente, notando de inmediato como subía con inseguridad a la plataforma, avanzando muy lento y con el ánimo por los suelos... Definitivamente, algo había ocurrido. Regulus nunca actuaba así.
— Iré a hablar con él después del concurso.- Murmuró Asmita una vez lo vieron terminar y retirarse tras bastidores.- Tú encárgate de entretener a los demás.
Manigoldo asintió, y ambos esperaron los resultados con impaciencia, preocupados por el joven Omega.
Asmita sospechaba de qué podría tratarse su repentina decaída de ánimo, pero había hecho una promesa y debía guardar el secreto.
Tal y como Manigoldo había anticipado, Atla consiguió llevarse el tercer lugar del concurso, recibiendo el premio correspondiente y una ronda de aplausos por parte del público.
Una vez que la premiación concluyó, ambos fueron hasta donde acordaron encontrarse con los chicos después del concurso.
Todos estaban bastante emocionados y felices por Atla, celebrando la victoria de al menos uno de ellos, acercándose a Manigoldo y Asmita apenas los vieron llegar.
— Felicidades, enano.- Rió Manigoldo, despeinando la peluca del infante.- El concierto empieza en quince minutos, ¿alguien quiere ir por jugo para celebrar mientras?
Por suerte, ninguno se negó, siguiendo a Manigoldo en su propuesta, dejando atrás únicamente a Asmita con Regulus.
— Hey, Reg, ¿todo bien?
— Sí. No es nada, Asmita.
— No suenas a que no es nada.- Replicó el Omega mayor.- ¿Qué sucede?
El Omega castaño dirigió su mirada esmeralda a donde se habían ido los demás, asegurándose de que nadie más los escuchara, y entonces dejó escapar un pesado suspiro.
— ¿Es por "ya sabes quién"?
Regulus solo asintió cabizbajo. Asmita suspiró y lo rodeó con sus brazos, buscando brindarle apoyo.
— ¿Qué pasa con él?
— Nada. Ese es el problema.- Suspiró el más joven.- Simplemente, no me nota en absoluto. No importa cuánto me esfuerce, soy prácticamente invisible para él.
— ¿Acaso le pediste a Degel que te hiciera ese maquillaje solo para estar a juego con ese torpe?- Canturreó Asmita con una pequeña sonrisa al recordar las palabras de Kardia respecto a los maquillajes.
Regulus solo se encogió aún más en su lugar, sintiendo las mejillas enrojecer, agradeciendo internamente la capa de maquillaje blanco.
Asmita solo dejó escapar una pequeña risa enternecida, genuinamente conmovido por la acción del menor.
— Regulus, ya habíamos hablado de esto.
— Ya lo sé, Asmita.- Suspiró el joven.- Pero... Realmente me gusta mucho desde hace tiempo, y... Y no importa lo que intente, parece que él nunca me verá como yo a él.
— Aún eres joven, Reg. Dale tiempo al tiempo, ¿recuerdas?- Insistió el blondo.- Si para cuando cumplas dieciocho años te sigue gustando, le dirás e incluso yo mismo te ayudaré a conquistarlo.
— Tengo dieciséis años, Asmita. No soy un niño que no sabe lo que hace.
— Lo sé, y por eso confío en que eres lo suficientemente maduro para entender que es imposible controlar los sentimientos de los demás, y que para todo hay un tiempo.- Replicó el mayor.- Dos años pasan en un parpadeo. Así que mientras el momento llega, enfócate en ti y en tus metas. No centres tu vida en un Alpha. ¿De acuerdo?
— De acuerdo.- Suspiró resignado el menor.
— Vamos, el concierto está a punto de comenzar.- Sonrió Asmita, y ambos comenzaron su lenta caminata.- Y por cierto, perdón por haber frustrado tus planes accidentalmente. No tenía idea de que los maquillajes iban a juego, hasta que Kardia me contó cuando lo terminó.
— No importa. Habría dado lo mismo de todos modos.- Negó el castaño.- Parece que es demasiado apegado a Kardia, al menos lo suficiente como para besarse.
Asmita no logró contener la risa que escapó de sus labios ante la evidente muestra de celos de Regulus, comprendiendo aún mejor la caída en picada del ánimo y malestar general del chico.
Regulus solo lo miró extrañado.
— ¿Entonces estás celoso de Kardia?
— No son celos.
— Bien, fingiré que te creo.- Rodó los ojos con una sonrisa.- Pero, en un hipotético caso de celos, en palabras de ese torpe, "fue prácticamente un cabezazo en vez de beso", solo una broma. Así que no tendrías porqué tomártelo personal.- Añadió, mirando a su amigo.- Solo disfruta la música antes de que debamos irnos, ¿de acuerdo?
Regulus asintió, con el ánimo ligeramente más elevado. Al menos lo suficiente para integrarse al resto del grupo con una sonrisa, y aceptar la bebida que consiguieron para él.
El concierto dió inicio, recibiendo a los cinco integrantes del grupo con luces y máquinas de humo, acordes a la festividad.
Unas notas de teclado secundadas casi al instante por las cuerdas del bajo y las guitarras, fueron suficiente para que más de un espectador reconociera la pieza, generando emoción.
Finalmente, la batería abriendo paso a la voz de Kardia, con la lírica de Detroit Rock City hizo retumbar el escenario.
Era posible notar a simple vista la euforia que iba en crece conforme la canción avanzaba hasta su clímax.
La profunda, pero flexible voz de Kardia lograba una interpretación bastante fiel a la pieza original, encendiendo la emoción con las notas más graves, y detonando la bomba con los agudos. Ayudado también por Huesda y Mine con los coros.
Asmita no pudo contener una pequeña risa enternecida al ver a Manigoldo saltar como un niño emocionado, manteniendo a Atla sobre sus hombros. Contagiando al resto del grupo, y a él mismo en el proceso.
La enérgica canción finalizó con un riff de guitarra, y dos máquinas de llamas haciendo enloquecer al público, pidiendo a gritos otra interpretación.
Kardia, con la sonrisa confiada y seguridad que le caracterizaban, tomó el micrófono y agradeció a todos por su apoyo, para después presentar a la siguiente banda próxima a subir al escenario, solicitando una cálida bienvenida.
Una vez concluido su trabajo, los cinco bajaron del escenario, aún entre gritos y ovaciones, cubiertos por el juego de luces y sombras.
Asmita permaneció al lado de su grupo, observando cómo el ánimo y jovialidad habían vuelto completamente, coreando a la nueva banda que se había adueñado del escenario. Hasta que sintió un agarre en su mano, haciéndolo dirigir su vista a esa dirección.
— ¿Qué tal lo hicimos?
— Creo que ese beso sí resultó ser de buena suerte después de todo.- Bromeó, correspondiendo el agarre de Kardia, enlazando sus dedos.- Lo hicieron genial.
— Me alegra escuchar eso.- Sonrió el Alpha.- ¿Hasta qué hora se quedarán?
— Mamá Manigoldo dijo que hasta las 9:00, y "nada de lloriqueos".- Rió Asmita, imitando a su primo.- Así que tenemos unos minutos más antes de que el carruaje se convierta en calabaza.
— Nos tocaba volver a subir a las 9:30, para continuar con el resto del concierto hasta el final.- Respondió Kardia.- Bueno, supongo que para otra ocasión será.
— Es una cita para mañana.- Murmuró el rubio, como si fuera el mayor de los secretos.
Kardia solo rió, siguiéndole el juego a Asmita, mirando de reojo a Manigoldo.
— ¿Quieres subir?- Ofreció Kardia, señalando sus hombros.
— ¿No me vas a dejar caer?
— Por supuesto que no.
Asmita correspondió la sonrisa de Kardia, y tomó la mano del Alpha.
Kardia se agachó lo suficiente para que Asmita pudiera subir a sus hombros, y volvió a incorporarse, brindándole al rubio una imagen plena del escenario.
Asmita al comienzo se mostró nervioso ante la posibilidad de caer, apretando con sus piernas los hombros de Kardia, y clavando sus dedos en su cabello. Pero bastaron unos segundos, y sentir las manos de Kardia sujetando sus piernas, para perder cualquier miedo, y dejarse envolver por la música, a pesar de no conocer la canción.
— ¿Sabes cuál es el nombre de esa canción?
— Por supuesto que lo sé.- Respondió Kardia con una enorme sonrisa.- Es Paradise City, de Guns N' Roses. ¿Por qué crees que Manigoldo está saltando como perro en una distribuidora de carne?
Asmita dejó escapar una risa, compartida con Kardia. Reconocía el nombre de esa banda únicamente porque Manigoldo no dejaba de hablar de ellos cada vez que sacaban un disco, anunciaban una gira, o estrenaban una canción, desde que era un adolescente de no más de trece años. Incluso tenía una colección entera de todo tipo de mercancía de ellos a la que prácticamente había dedicado toda su adolescencia.
— Creo que eso explica todo.- Asintió una vez terminaron de reír.- ¿Sabes cuál es el itinerario completo?
— Cada banda eligió a alguien para hacerle tributo a un grupo consolidado.- Explicó Kardia.- Los chicos y yo nos quedamos con Kiss. Los que están arriba se quedaron con Guns N' Roses. En cuarenta y cinco minutos les toca bajar, y suben los que eligieron a Iron Maden, hasta las 9:30, cuando nos toca volver a subir a nosotros.
Asmita asintió, recargándose en Kardia, completamente relajado y calmado, aspirando el suave aroma a manzanas acaneladas que el Alpha desprendía de forma natural.
— Take me down to the Paradise City. Where the grass is green and the girls are pretty...- Escuchó cantar a Kardia el coro de la canción.
Ciertamente, no imaginó llegar a disfrutar tanto ese ambiente, pero ahí estaba, encima de los hombros de Kardia, escuchando canciones de bandas que solo conocía de nombre, y sintiendo la música como si nada más existiera o importara.
Kardia se encargó de mencionarle el nombre de cada una de las piezas interpretadas, así como de brindarle una pequeña explicación del tema que abordaba si así lo requería.
Fue hasta el final del turno de dicha banda, cuando Kardia lo bajó de sus hombros, y lo acompañó hasta fuera de la muchedumbre, sabiendo que pronto sería hora de despedirse. No quedaban más que de quince minutos para que dieran las 9:00.
— Bueno, me alegra que hayas venido.- Le sonrió Kardia.- ¿Nos vemos mañana en el Underworld?
— Ahí nos vemos, a las 9:00 en punto.
Tal y como Asmita anticipaba, Manigoldo ya estaba verificando que estuvieran todos, y sacando al grupo de niños y adolescentes de la multitud.
— A ver, Dohko, Shion, Reg, Yuzu, Tokusa, Atla...- Hizo un rápido pase de lista el Alpha.- Sí, están todos. Bien, si alguien necesita ir al baño o quiere una última golosina o bebida antes de irnos, es el momento. Así que dense prisa.
— Yo quiero ir al baño.
— Bien.- Suspiró el Alpha mayor, tomando de la mano a Atla.- ¿Alguien más necesita ir al baño?
Todos negaron en respuesta.
— Tú lleva a Atla al baño, Mani.- Intervino Asmita, aún al lado de Kardia.- Yo llevo a los demás por dulces y recuerdos.
Tras ese rápido acuerdo, el Alpha mayor y el más pequeño se encaminaron a los sanitarios. Mientras Kardia y Asmita se encargaban de ir con el resto a la zona con puestos de comida, ropa, collares, y demás mercancía disponibles.
No les llevó demasiado tiempo encontrar algo que llamara su atención, y decidieran llevarlo consigo. Desde playeras hasta llaveros, todos encontraron algo para saciar su sed de coleccionismo. Sin olvidar por supuesto llevar algunos dulces y bebidas aptos para sus edades.
Para cuando Manigoldo y Atla volvieron, ya todos estaban listos para marcharse, e incluso fueron hasta el estacionamiento acompañados por Kardia.
— ¿Por qué no te quedas un rato más, Asmita?
Ante la sugerencia de Manigoldo, el joven Omega enarcó una ceja.
— Descuida. Yo me encargo de repartir a los gnomos y cubrirte con mis tíos.- Insistió el mayor.- Diviértete.
— ¿Qué estás tramando, eh?
— Asegurarme de que te saques bien y para siempre al innombrable de la mente.
— ¿Y tu plan es dejarme a solas con tu amigo?
— ¿Podría funcionar?
Asmita solo rió, después de darle un golpe en el hombro a Manigoldo, antes de aceptar la oferta, y despedirse de los demás.
Kardia parecía sorprendido, pero feliz por su estadía alargada, comprometiéndose con Manigoldo a llevarlo de vuelta a casa en cuanto finalizara el evento.
— Más te vale devolverlo tal y como te lo dejo, desgraciado.- Bromeó Manigoldo con su amigo, antes de marcharse.
Una vez que el auto salió del estacionamiento y se quedaron solos, Asmita y Kardia se observaron un poco, y finalmente volvieron a reincidir en el gesto de tomarse de las manos para caminar de vuelta a dónde seguramente ya solicitaban desesperadamente la presencia de Kardia.
— De seguro Calvera y Degel ya deben estarse trepando por las paredes y van a querer ahorcarme en cuanto me vean.- Soltó Kardia con una sonrisa mientras caminaban.- Pero haré que valga la pena que hayas decidido quedarte el resto de la noche.
Asmita correspondió la sonrisa, y una idea surcó por su mente.
Quizás la sensación de sensualidad y discreción que la noche y el tipo de evento ofrecía. Quizás saberse sin nadie vigilandolo, ni tener que cuidar de nadie. Tal vez el trago de cerveza que le había robado a Manigoldo durante el concurso de disfraces, o el que Kardia le había ofrecido hace algunos minutos. O simplemente un deseo oculto...
Fue difícil saberlo, pero de pronto tuvo el valor suficiente para sujetar suave pero firme de la mejilla a Kardia y probar su boca.
La sorpresa de Kardia fue evidente, pero no tardó en aceptar y corresponder, acariciando la pálida mejilla ajena al separarse.
— ¿Y eso?
— Un beso de buena suerte.
Una risilla cómplice, acompañando el suave roce de sus narices, fue preludio suficiente para que sus labios se buscasen una vez más, sin importarles demasiado dañar el maquillaje en el proceso.
— ¡Kardia!- Al instante, aún en medio del segundo beso, Kardia reconoció aquella voz... Estaba frito.- ¡¿Dónde demonios te metiste?!
— Lamento la demora, mamá Degel.
— ¡Llevamos media hora buscándote!- Reclamó el peli-verde, acompañado de un Omega de cabellos plateados.- ¡Mira como traes el maquillaje!
— No es para tanto... ¡Auch!
Un fuerte tirón en el cartílago de su oreja derecha fue suficiente para hacerlo retractarse de sus palabras, y acceder a acompañar a Degel directamente detrás del escenario. Ya no había tiempo para retocar el maquillaje completo en el vestidor, pero con algo de suerte podrían arreglarlo lo suficiente justo a tiempo antes de la segunda presentación.
— Alphas tenían que ser...- Rió ligeramente el peli-plateado que permaneció al lado de Asmita.- Por cierto, mi nombre es Unity. Y tú debes ser Asmita, ¿no es así?
— Así es. Un gusto al fin conocerte, Unity.- Correspondió el blondo.- Degel y Seraphina me han hablado mucho de tí.
— Y a mí de tí. Hasta que al fin pudimos conocernos.- Admitió divertido el albino.- ¿Te quedarías hasta el final del concierto?
— Esa es la idea.
— En ese caso, ¿nos quedamos juntos? Degel va a estar ocupado por algunas horas, y Kardia ni hablar.
— Claro.
Ambos Omegas se encaminaron hasta la zona del público, encontrando un lugar cerca del escenario gracias a Unity, y solo quedaba esperar que el show diera inicio.
— Por cierto, ¿quieres algo de labial?
Asmita no entendió la pregunta de su nuevo compañero, mucho menos la ligera risa de Unity, hasta que el peli-blanco lo explicó.
— Tienes labial rojo en todos lados menos en los labios.- Sonrió el joven, entregándole un pequeño espejo, encendiendo sus mejillas por la vergüenza.- Descuida, un poco de esto, y nadie lo notará.
Unity se encargó de colocarle una nueva base de labial, así como de limpiar los restos del anterior de sus mejillas con ayuda de un par de toallitas húmedas, logrando encubrir todo.
— La próxima vez sellalo con talco. Evita muchos accidentes como este.
— Lo tendré en cuenta.
Una vez resuelto el percance, y después de que la última llamada al grupo hiciera eco por el lugar, un potente solo de guitarra abrió el escenario para la banda estrella. Iniciando la cúspide de la noche con Psycho Circus.
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