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Love of My Life

Las fiestas decembrinas ya habían llegado a su fin, y con ello, vuelto la normalidad en las actividades escolares y laborales.

Dos semanas habían pasado desde el inicio del año, dos semanas desde que la boda que todos esperaban con ansias, quedara cancelada oficialmente, y la pareja separada.

— ¿Cómo sigue Def?- Preguntó Kardia a Asmita, una vez el rubio se acercó a él.

— Igual que desde ese día.- Suspiró el rubio.- He tratado de hablar con él, pero siempre evade el tema.

Desde que Sísifo decidió finalizar el compromiso y la relación, sin dar una mínima mirada hacia atrás, Defteros había terminado por refugiarse en el trabajo y sus amigos.

Había retomado su costumbre de llevar y recoger a Asmita de la escuela a diario, así como pedir horas extras o trabajo para llevar a casa, o aceptar las invitaciones de los padres de Asmita o el padre de Manigoldo a cenar, incluso ofrecerse como chaperón para acompañar a Shion, Tokusa o Yuzuriha a donde quisieran ir...

Cualquier cosa que le permitiera evadir a Sísifo y lo mantuviera lo suficientemente ocupado como para evadir el dolor de su ruptura, así como a Aspros, parecía serle válida.

— Sísifo no le dió ni siquiera oportunidad de una última disculpa.- Rememoró con pesar aquel detalle.- No puedo creer que de verdad hayan terminado. Se amaban como locos.

— Nadie puede creerlo, amor.- Admitió el Omega, abrazándose a sí mismo.- Aunque esto no fue culpa solo de Defteros, o de Aspros... Yo también la tuve.

Kardia notó de inmediato el pesar en los azulados ojos de Asmita, y de inmediato reaccionó abrazándolo, para después besar su frente.

— Hey, Def solo hizo lo que cualquier hermano haría: proteger a los suyos.- Respondió el mayor.- Tú lograste cambiar y estoy seguro de que todo terminará bien.

— Sísifo no quiere escuchar a nadie, está demasiado herido y molesto... Y no lo culpo. Defteros lo dejó de lado muchas veces por ir a salvar mi pellejo.

— Vuelvan o no, Defteros ha demostrado ser un hombre fuerte, valiente y noble.- Replicó el Alpha.- Quizás le duela los primeros meses, pero eventualmente lo superará. No te aflijas, cariño.

— Aún así, nada pierdo con hacer un último intento, ¿no?- Sonrió sutilmente el blondo.

— Por esa sonrisa, es seguro que ya tienes un plan en mente, ¿no?

— Sí, pero voy a necesitar de tu ayuda.

— Cuenta conmigo para lo que sea.

Contemplar la sonrisa confiada de Kardia lograba transmitirle una inmensa confianza e infundirle valor a cualquiera, y Asmita no era una excepción.

Bastaba observar la curvatura en los labios y el brillo de determinación en los ojos de ese hijo de Ares para saberse apoyado y recuperar la fé en sí mismo. Definitivamente, Kardia se había convertido en su refugio y su impulso, y sin dudarlo, procedió a explicarle su plan.

No obstante, y sin ser consciente de ello, alguien más también comenzaba a orquestar su propio plan para volver a unir a los dos amantes separados.

El jóven sobrino de Sísifo llevaba todo ese tiempo observando el comportamiento de su tío. Era muy obvio cuánto extrañaba a Defteros, cuánto le dolía la ruptura, pero también lo orgulloso que estaba siendo...

Había intentado seguir el consejo de Hasgard, y no juzgar ni ser tan duro con las decisiones de los demás. Pero nadie parecía tener la más mínima intención de hacer algo por ayudar a esos dos.

Después de la primera semana, tras observar todos los desplantes de Sísifo y sus negativas a escuchar a Defteros, y lo afectado que estaba el Delta, decidió tomar cartas en el asunto.

Sin embargo, estaba consciente de que sus padres y Hasgard no lo apoyarían en lo más mínimo, y se mantendrían del lado de Sísifo así el cielo se cayera a pedazos. Así que, sin otra alternativa, tuvo que maquinar su plan por debajo de la mesa, aunque logrando conseguir la ayuda de dos amigos.

— ¿Estás seguro de esto, Reg?- Cuestionó Shion, mientras esperaban la llegada del tren.

— Si nosotros no hacemos nada, ellos jamás van a arreglarlo.- Respondió con determinación.

El Beta de cabello verdoso bajó la mirada, observando con nerviosismo sus propios pies. Hace una semana, Regulus había llegado al aula con un loco plan para juntar a Sísifo y Defteros en un lugar para que arreglaran las cosas.

Dohko no dudó en aceptar la arriesgada idea del Omega. Pero él, desde el inicio había tenido un mal presentimiento respecto a ese dichoso plan, y entre más lo analizaba, más descabellado le parecía.

— No estoy seguro de que vaya a funcionar.- Admitió el Beta.- Es demasiado arriesgado.

— No quiero ser pesimista, pero Shion tiene razón, Reg.- Añadió Dohko.- Quizás deberíamos hacer lo que dijeron Hasgard, Asmita y los demás, y no meternos donde nadie nos llamó. Esto puede salir muy mal para todos.

— Ya lo sé, pero es la última esperanza.- Respondió el Omega, justo cuando el tren que debía abordar llegó.- Ustedes solo hagan lo que acordamos, déjenme el resto a mí.

Los dos adolescentes solo lo vieron abordar el vagón, y desaparecer de su vista, antes de suspirar con cansancio.

Sus miradas lo decían todo: comenzaban a arrepentirse de haber seguido a Regulus en esa locura. Pero ya estaban dentro, ¿qué más podían hacer? Ya era tarde para arrepentirse.

El tren que debían abordar llegó un par de minutos después, y abordaron rápidamente, logrando conseguir unos asientos. Durante el trayecto, ambos trataron de despejar sus dudas, convencerse de que el plan funcionaría, pero cada argumento les hacia perder más y más la fé en vez de aumentarla.

El recorrido hasta la casa de Shion se hizo inusualmente corto. Al llegar, se encontraron con Avenir, el momento donde sacaron la excusa de hacer una tarea en equipo. El Omega los saludó a ambos y les permitió subir a la habitación del Beta.

Una vez en la seguridad de la habitación, se reunieron con los mellizos, quienes también jugaban un pequeño papel en el plan de Regulus, y procedieron a afinar unos últimos detalles... Aún si en ese punto ya ninguno estaba totalmente convencido de proseguir, no quedaba alternativa.

Usaron las horas de la tarde para terminar tareas pendientes, en un intento de silenciar las dudas en sus mentes, hasta que el sol se ocultó por el horizonte, y un rato después, escucharon una motocicleta aparcar enfrente de la casa, y la puerta principal siendo abierta... La hora había llegado.

Al escuchar la voz de Asmita y la de Defteros, supieron que tenían poco tiempo, así que era ahora o nunca. Un último respiro fue suficiente para tragarse los nervios y bajar tan rápido, pero natural como pudieron.

— ¿Terminaron la tarea?- Preguntó Avenir con una suave sonrisa, tras verlos aparecer por las escaleras.

— Sí, señor.- Respondió Dohko con una sonrisa, cargando su mochila en los hombros.- Será mejor que me vaya, antes de que se haga más tarde.

— ¿Tú sólo?

Tal y como Regulus había pronosticado, Defteros fue el primero en resaltar lo tarde que era, y negarse a dejar a Dohko irse sólo.

— Descuida, Def. Estaré bien.- Respondió el Alpha, siguiendo su papel.- Además, tengo que pasar a comprar algunas cosas al centro comercial, para otro proyecto. Ahí puedo tomar el tren y llegar a casa. No te preocupes.

— Me queda de paso para ir a casa.- Replicó el Delta.- Puedo pasar a dejarte en el centro comercial y asegurarme de que llegues seguro hasta la estación.

— ¿Seguro?

— Sí.

— Creo que por esta vez te tomaré la palabra entonces.

Defteros le entregó un casco a Dohko, después de que el joven Alpha se despidiera del resto de la familia, y se alistaron para salir.

La primera parte del plan había funcionado. Ahora solo quedaba esperar que Regulus tuviera éxito en la suya.

Al menos, Shion y los mellizos pudieron suspirar aliviados al escuchar la motocicleta alejarse.

— Ahora, ¿van a decirme qué rayos están tramando por las buenas, o por las malas?

Las palabras de Asmita, así como las miradas azules idénticas de madre y primogénito cirniendose sobre ellos como aves de rapiña cazando una presa, fueron suficientes para hacerles saber que habían sido descubiertos... Y por su bien, debían decirle la verdad a ese par de Omegas.

— Buen intento, pero olvidaron cubrir detalles, como que Dohko jamás se va tan tarde, y jamás acepta que alguien lo vaya a dejar a casa así de fácil. Antes prefiere quedarse a dormir aquí.- Señaló Asmita ante la negativa de sus hermanos.- Especialmente, si hay un "trabajo en equipo".

— ¿Y bien?- Insistió Avenir.

— ¡Todo fue idea de Shion!- Respondió rápidamente Tokusa.

— ¡Yo no te obligué a nada, pedazo de-!

— Cuiden su lenguaje, jovencitos.- Interrumpió Avenir la discusión de sus vástagos.- No quiero vulgaridades en mi casa.

Alpha y Beta solo intercambiaron una mirada fugaz, antes de asentir. Avenir podía ser un Omega sumamente dulce, pero más valía no jugar con su paciencia. Y Asmita... Ese desgraciado de ángel solo tenía la cara, especialmente cuando se enfadaba.

Finalmente, fue Yuzuriha quien tomó la palabra y confesó todo. A cada palabra que su hermana decía, Shion y Tokusa sentían como si las miradas de su madre y su hermano mayor se afilaran cuáles cuchillos, listos para clavarse en ellos en cualquier momento... Definitivamente estaban en serios problemas.

Mientras Yuzuriha todavía daba los últimos detalles, el timbre de la puerta sonó, y Avenir fue a abrir, dándoles un pequeño descanso antes de continuar... Solo con sentir ese aroma a romero, supieron de quién se trataba.

— Supongo que los planes de esta noche cambiaron.- Habló Manigoldo, mirando a un exasperado Asmita.

El blondo observó fijamente a sus hermanos menores, logrando estremecerlos de pies a cabeza, antes de dar su veredicto final:

— Bien...- Suspiró Asmita, tras escuchar toda la historia, apretando el puente de su nariz.- Lo hecho, hecho está. Pero si saben lo que les conviene, se van a quedar aquí, para tratar de comunicarse con Regulus o Hasgard para evitar un desastre.- Añadió, siendo apoyado por su madre con un silencioso asentimiento de cabeza.- Mientras, yo voy con Manigoldo para tratar de arreglar esto, si es que ustedes no lo logran.

— Con ustedes si no es una cosa es otra...- Renegó el Alpha mayor, que solo había logrado escuchar lo indispensable de la historia.- Mejor recen porque Regulus haya fracasado, o el gnomo de jardín haya entrado en razón de último momento. Estoy seguro de que mi tío Avenir está de todo menos feliz con ustedes ahora.

Los dos niños y el adolescente solo pudieron tragar saliva con dificultad, conscientes del enojo de Avenir.

— Volvemos después, mamá.- Se despidió rápidamente Asmita de su progenitor, siendo imitado por Manigoldo, antes de salir de la casa a toda velocidad, y montarse en el auto del Alpha.

En situaciones como esa, el conocimiento de Manigoldo sobre las rutas y atajos de la ciudad, así como su capacidad para esquivar autos y conducir a altas velocidades, eran una bendición.

Les tomaría un rato llegar, pero mientras tanto, Asmita le contó a detalle lo que había ocurrido. Como esperaba, el Alpha también mostró desaprobación ante el proceder de sus primos más jóvenes.

— Lo que hicieron fue bastante estúpido.

— Ya lo sé.- Confirmó el blondo.- Pero ahora solo queda esperar que no sea demasiado tarde.

— Menos mal que Kardia no es un celoso inseguro como cierta rata azúl que conozco, o nos esperaría un drama por llegar tarde a su presentación en el restaurante.

— ¿Nos?

— Te recuerdo que desde antes de ser tu novio, ya era mi mejor amigo.- Respondió en son de broma el mayor.- Así que tengo derecho de antigüedad con ese hombre, ricitos de oro.

— Pues ahora ese hombre es mío.- Replicó en igual tono el Omega.- Así que date prisa. Tenemos que salvar el trasero de Defteros, y llegar a esa presentación.

Con una pequeña sonrisa, intentando mantener los nervios a raya, continuaron el camino. Esquivando autos en el tráfico de un viernes por la noche, y saltándose un que otro semáforo. Con la esperanza de llegar a tiempo.

Mientras, en la enorme plaza del centro comercial, el resto del plan ya empezaba a materializarse.

Dohko comenzaba a tener un muy mal presentimiento, y a considerar seriamente no continuar con el plan. Pero al otro lado del lugar, Regulus mantenía toda su esperanza puesta en su plan, solo debía localizar a Dohko y todo estaría resuelto.

— ¿Para qué quieres ir a la librería, Reg?- Cuestionó Sísifo la inusual petición de su sobrino, tras salir del cine.- A ti ni siquiera te gusta leer.

— Es que Hasgard me había recomendado un libro para comenzar a estudiar pedagogía.- Respondió el jóven Omega, usando la carta que tenía planeada.- Mi papá me dió dinero para comprar un par de libros. Y ya que Hasgard vino con nosotros, pensé que era una buena oportunidad para que me ayudara personalmente a elegir otro más.

Sísifo arqueó levemente una ceja, observando a su sobrino. Algo en su comportamiento había, que encendía sus alarmas... Pero no sabía qué.

— Vamos, Sis.- Intervino Hasgard, ofreciendo una gentil sonrisa a ambos.- Si Regulus quiere ser un buen maestro en el futuro, debe comenzar a prepararse cuánto antes. ¿No crees?- Añadió.- Además, quizás encuentres algún libro interesante para distraer tu mente en tus ratos libres.

— Está bien.- Suspiró finalmente, aceptando los argumentos de su amigo. Después de todo, Hasgard había hecho todo lo posible por acompañarlo en ese momento tan amargo de su vida, pero no podía estarle quitando cada momento libre por siempre.

Regulus solo sonrió, intentando ocultar su emoción, para después llevar con él a ambos adultos. Sabía que Hasgard no se negaría a ayudarlo con la selección de un libro, y hallaría la forma de convencer a Sísifo...

Quizás había sido juego sucio no avisarle al Alpha de su plan, pero era por una buena causa. Dohko ya debería estar en la librería.

Y así era...

El joven Alpha trataba de apegarse al plan de Regulus, buscando ganar tiempo, preguntándole a Defteros sobre títulos que el Delta reconocería debido a su paso por la universidad... Pero con cada segundo que pasaba, su nerviosismo aumentaba, y su voz interior le gritaba cada vez más fuerte que era una pésima idea y frenara esa locura cuánto antes.

— ¿Necesitas algo más, Dohko?

— No, Def. Muchas gracias por todo.- Respondió, sonriendo tan natural como pudo.- Creo que ya deberíamos irnos, y-

— ¡Def!

Demasiado tarde... De última hora decidió hacerle caso a su instinto y sacar al Delta de ahí, pero la voz de Regulus le hizo saber que había tomado la decisión demasiado tarde.

— Qué coincidencia encontrarnos aquí.- Siguió hablando Regulus, tras acercarse al Delta.- Te extrañaba, Def.

Ninguno de los presentes dijo una sola palabra. Las expresiones en los rostros de los ex-amantes les había dejado completamente claro que ese encuentro no había sido precisamente grato... Pero Regulus parecía ignorarlo, y continuó con su palabrería, hasta que Sísifo lo interrumpió.

— ¿Qué demonios significa esto, Regulus?- Inquirió con un inusual enojo el Omega mayor.

— ¿Eh?

— ¡No te hagas el tonto conmigo, Regulus!- Sentenció el castaño mayor, sorprendiendo a todos los presentes por su tono tan alterado.- ¡Y tú, Defteros!, ¿qué demonios pretendes?, ¿no tienes vergüenza acaso? Maldita sea, ten algo de dignidad y déjame en paz.

— ¿Qué?- Exclamó nervioso el Delta.- Yo no-

— ¡Por dios!, ¿qué tan tonto me consideran?- Bufó el castaño.

Hasgard intentó tranquilizarlo, pero Sísifo simplemente lo apartó, mientras se mantenía apretando sus sienes, intentando sofocar su rabia contenida.

— Defteros no sabía nada de esto.- Habló Regulus nuevamente.- Yo planeé esto para que arreglaran las cosas, porque ninguno parece estar dispuesto a dejar su orgullo de lado y-

— ¡Ya cállate, Regulus!

Finalmente, Sísifo no fue capaz de contener más tiempo el enojo que llevaba tanto tiempo conteniendo, y estalló... Justo cuando Asmita y Manigoldo habían arribado al lugar, para contemplar que llegaron tarde.

— ¡Obtienes resultados de coeficiente intelectual más alto que el promedio y ya te crees invencible, pero no eres más que un niño tonto pretendiendo ser un adulto!- Siguió el Omega mayor.- ¡¿Acaso es tan difícil aceptar la decisión de alguien y no meterte dónde claramente no tienes ningún lugar, Regulus?!

— Yo...

— ¡¿Tú qué, Regulus?!- Pronto, las lágrimas, fruto tanto de la ira, como la tristeza, hicieron acto de presencia.- ¿Cuál es tu excusa?, ¿con qué te vas a escudar esta vez?

— Yo solo quería ayudar...

— ¡Yo no necesito tu ayuda, Regulus!- Respondió el mayor aún con las emociones a flor de piel.- ¡No necesito ayuda de alguien que no es capaz ni siquiera de ocuparse de su propia vida en vez de meterse en la de los demás!, ¡así que deja de meterte en mi vida y mis asuntos!

Escuchar esas palabras, ver a su tío tan enojado, y para rematar, ahora ser observado y juzgado por todas las personas aún presentes en el lugar... Fue demasiado para la adolescente e inmadura mente de Regulus.

— Lo siento.

Fue lo único que el joven Omega pudo murmurar, antes de salir corriendo sin mirar atrás, y sin un rumbo.

Hasgard de inmediato sujetó a Sísifo, intentando ayudarlo a calmarse. Asmita y Dohko lo intentaron con Defteros, pero el Delta siguió el ejemplo de Regulus, huyendo del lugar, con su corazón aún más herido. Manigoldo, al ver todo el caos, terminó yendo detrás de Regulus.

Claramente, las acciones de Regulus no habían sido correctas, y todos tenían cierto derecho a reaccionar como reaccionaron, pero a la vez, algo de culpa por el desenlace de la situación.

Hasgard, Asmita y Dohko ya estaban encargándose de Sísifo y Defteros. Pero Regulus también necesitaba un apoyo para calmarse, y si no había otro remedio, él estaba dispuesto a serlo.

Le tomó poco más de cinco minutos, antes de alcanzar al adolescente, que, al no lograr soportar más la huída, terminó sentándose agotado en una banca de madera, en la segunda planta del centro comercial.

Lo vió encogerse en su sitio, cubriéndose el rostro con las manos, y agachándose hasta tocar las rodillas con sus codos.

Al oírlo sollozar, sintió una ligera opresión en el pecho. No estaba acostumbrado a ver a alguien tan alegre y jovial como Regulus llorar de esa forma, y no tardó mucho en acercarse para tratar de calmarlo.

— Reg...

— ¡Ya sé que soy solo un niño!, ¡un niño estúpido!- Gritó con los ojos vidriosos, alzando apenas su mirada al sentir la mano de Manigoldo sobre su hombro.- Seguro que tú también lo crees...

— Por supuesto que no.- Afirmó el mayor, captando su atención.- De cierto modo, entiendo cómo te sientes.

Regulus bajó la mirada, sorbiendo la nariz, mientras trataba de limpiar las lágrimas que necias, corrían por sus mejillas.

— Lo digo en serio, Reg.- Reafirmó Manigoldo.- ¿Sabes?, cuando perdí a mi madre, me sentí un completo inútil, una basura insignificante... Él murió mientras yo dormía, y no pude hacer absolutamente nada por salvarlo.

— Eras un niño, y esa enfermedad es muy impredecible...- Alegó el menor, hipando sin querer.- Si ni siquiera los médicos pudieron hacer algo, ¿qué podrías hacer tú?

— Exacto.

La afirmación de Manigoldo logró sorprenderlo. Lo suficiente como para hacerlo girar su vista hacia él, observándolo con intriga y una leve desesperación por respuestas.

— Si lo pones en retrospectiva, no es tan diferente a lo que trataste de hacer con ese par.- Explicó el Alpha.- Tú puedes tener todas las buenas intenciones del mundo, y desear con todas tus fuerzas que vuelvan a estar juntos. Pero
si ellos no desean volver a intentarlo, no hay nada más qué hacer. Además de respetar su decisión y acompañarlos.

— ¿Crees que puedo hacerlo, después de lo que acabo de hacer?- Cuestionó con pesar el jóven.- Seguro que ahora definitivamente me odian ambos, y... Y, seguramente, mi tío va a estar muy enojado conmigo por mucho tiempo... Todos, seguramente.

— Como dicen en la tierra de mi madre: Non puoi essere un soldato se sei un coniglio*.- Replicó Manigoldo en respuesta.- Ten valor para enfrentar las consecuencias de tus acciones, y ve a apoyar a quien te necesita en este momento.

Regulus tomó un profundo respiro, sintiéndose ligeramente aliviado con las palabras de Manigoldo, pero a la vez, sintiendo un pequeño nudo en la garganta.

Manigoldo notó su pesar, y sin pensarlo mucho, le ofreció un lugar entre sus brazos, permitiéndole sollozar en su hombro por unos minutos.

— ¿Crees que vuelvan a estar juntos?

Finché c’è vita c’è speranza*.

Veramente?*- Inquirió con una pequeña sonrisa el castaño, poniendo en práctica algo del poco italiano que Manigoldo le había enseñado.

Per davvero*.- Afirmó el mayor, correspondiendo la sonrisa.- Ahora, mejor volvamos con los demás. Seguramente tu tío debe estar preocupado por tí.

— No lo creo.- Suspiró el castaño.- Lo más probable es que no quiera volver a saber nada de mí de hoy en adelante.

— Conozco a tu tío... Aunque admito que es la primera vez que lo veo tan enojado.- Reconoció el mayor.- Pero sé que tiene un corazón enorme. Seguro que ahora debe estar completamente arrepentido de haber reaccionado así, y buscándote hasta debajo de las macetas.

Y no se equivocaba...

En la plaza, Sísifo no conseguía dejar de llorar, completamente angustiado por su sobrino, sintiendo la culpa calandole hasta los huesos, mientras Hasgard intentaba calmarlo.

Dohko y Asmita volvieron poco después, tras fracasar en su objetivo de alcanzar a Defteros.

— Tranquilízate, Sis. No puede estar tan lejos.- Le alentó Hasgard.- Lo encontraremos. No te preocupes.

— Hasgard, ¿te parece bien si acompañas a Dohko a buscar a Regulus?- Pidió Asmita, acercándose a ambos.- Manigoldo salió corriendo detrás de él, así que lo más probable es que lo haya alcanzado. Pero este lugar es enorme y estoy casi seguro de que no queremos buscar a dos adolescentes en vez de uno.

El Alpha suspiró y asintió. Sabía bien que Asmita tenía algo qué hablar con Sísifo, solo esperaba que el rubio manejara correctamente sus palabras y no empeorara aún más la situación.

Una vez solos, Asmita se acercó a Sísifo, sentándose a su lado en la banca de madera donde Hasgard lo había dejado.

El Omega castaño solo desvió la mirada, tallándose los ojos con desespero. Sabía que no podía culpar a Asmita de su miseria, pero le era imposible no sentir un pequeño resentimiento contra él.

— Descuida. No tienes que fingir conmigo, Sísifo.- Sonrió sincero el blondo.- Sé que directa o indirectamente, tuve la culpa de muchas cosas que tuviste que soportar. Así que si quieres mandarme al diablo o darme un puñetazo, lo acepto.

Las palabras del menor lograron remover algo en su interior... Ciertamente, ese pequeño resentimiento contra Asmita estaba presente, pero a la vez, una pequeña culpa por tener ese rencor, cuando Asmita jamás fue grosero con él, ni hizo nada por perjudicarlo. Al menos, no intencionalmente.

— No tengo nada contra tí, Asmita.- Suspiró finalmente.

— Tu boca dice una cosa, pero tus ojos dicen otra.- Evidenció el menor.- No te culpo por nada, Sis. Ni por decidir no querer saber más de Def, ni por querer ponerme en una bolsa para basura y arrojarme a un río.- Añadió, con un sutil son de broma.- Defteros siempre ha sido alguien bastante amable y gentil, pero también extremadamente torpe para poner límites.

— Menos mal que es como tu hermano mayor...- Bromeó el mayor, intentando sonreír.

— Lo es, pero eso no quita que sea un completo idiota al momento de poner en orden sus prioridades y poner la "basura" en su lugar, si entiendes a lo que me refiero.

Sísifo solo esbozó una tenue y fugaz sonrisa en respuesta al planteamiento de Asmita.

— ¿Sabes? No quiero quedar como el abogado del diablo, pero, aunque haya sido un cabeza hueca, Defteros realmente te amaba... Lo sigue haciendo de hecho.- Añadió Asmita.- Aún recuerdo cómo me hablaba de tí desde que te conoció. Siempre era "Sísifo esto", "Sísifo el otro", "Sísifo es tan lindo", "Sísifo tiene una sonrisa tan hermosa", Sísifo, Sísifo, y más Sísifo... Por un momento casi me enamoro de tí por todas las maravillas que ese tonto decía.

La última frase del blondo tomó por sorpresa a Sísifo, consiguiendo sacarle una pequeña risa por la exageración de Asmita.

— ¿Aún recuerdas cómo Regulus y yo los hicimos saltar a la piscina de pelotas?

— ¿Cómo podría olvidar eso?- Sonrió en respuesta al recordar aquellos días.- Es una de mis peores vergüenzas.

— ¿Peor que cuando los hicimos pedir ayuda a los guardias y poner a todos a buscarnos, para terminar encontrándonos en una sala de cine?

— Con todas las cosas que hicieron, es difícil decidir cuál fue la peor.- Admitió con una pequeña risa.

— Pero funcionó para que finalmente dejaran de llevarnos a sus citas, ¿no?

Finalmente, ambos Omegas intercambiaron una sonrisa, olvidando cualquier tensión.

Siendo justo, no tenía una razón para estar enfadado con Asmita. Al fin y al cabo, el blondo desde el día que se conocieron, había sido sumamente amable con él, y siempre había dado apoyo a su relación.

— Sé que eres un Omega adulto, y muy inteligente, Sis. Y seguramente sabes el porqué de las decisiones que tomas.- Expresó Asmita.- Pero, ¿podrías darle al menos la oportunidad de una última disculpa al tonto de mi "hermano mayor"?

— No, Asmita.- Respondió con un suspiro.

— Porque si lo haces, vas a terminar cayendo de nuevo ante él, ¿no?

La afirmación del Omega de ojos celestes lo hizo dirigir toda su atención hacia él. Pero antes de que pudiera siquiera abrir la boca, Asmita continuó.

— Entiendo muy bien esa sensación, Sis. Y no soy quien para juzgarte, porque yo hice exactamente lo mismo con Aspros.

— Asmita... Es diferente.- Replicó el mayor.- Tú... Lo que pasó entre Aspros y tú fue algo mucho más grave que esto.

— Y entonces, si lo que pasó entre ustedes no es tan grave, ¿por qué te rehúsas tanto?

Nuevamente, el cuestionamiento de Asmita lo había dejado sin palabras por unos segundos. En el fondo sabía la respuesta, pero no quería admitirlo.

— Todavía lo amas, ¿no es así?

Sísifo solo pudo agachar la mirada ante sus sentimiento expuestos ante la vista de Asmita.

— Entiendo cómo se siente eso, Sis. No te culpo, sé que es difícil soltar a alguien.

— ¿Acaso sigues sintiendo algo por Aspros?

— Por supuesto que siento algo por él, y lo haré siempre.- Admitió el joven, sorprendiendo al castaño.- No me mal entiendas. No lo amo de la forma que solía hacerlo, y claramente jamás volvería a estar con él. Pero, para bien o para mal, pasé prácticamente toda mi vida a su lado, compartí muchos momentos importantes y felices con él, y esas son huellas imposibles de borrar.- Aclaró al notar la expresión de Sísifo.- Así que, si me lo preguntas, no lo odio. A pesar de todo, la felicidad que compartimos alguna vez, siempre tendrá un lugar especial en mí.

— El primer amor nunca se olvida, ¿eh?

— Eso es un hecho.- Sonrió Asmita.- Pero, ahora estoy con alguien que me hace más feliz y espero que ese torpe aprenda de sus errores y logre ser feliz algún día.- Añadió.- Ahora, ¿qué me dices de tí?, ¿acaso odias a Defteros?

— No, no lo hago.- Admitió finalmente.- Tienes razón en realidad, Asmita. Sé que si vuelvo a darle oportunidad de hablar, no voy a ser capaz de mantenerme firme y voy a terminar cayendo de nuevo en ese circulo vicioso.

— Aunque no lo creas, esta vez Defteros realmente está cambiando.- Afirmó Asmita.- En estas dos semanas ha conseguido mantenerse firme para no ceder a los caprichos de Aspros y Úrsula... Es evidente que está siendo extremadamente difícil para él, pero lo está logrando.

Sísifo permaneció en silencio por unos segundos, ciertamente, escéptico a las palabras de Asmita, pero algunos rumores había escuchado en la compañía, sobre como Aspros lucía extremadamente estresado al verse en la necesidad de correr de un lado a otro para atender sus asuntos y cuidar de Úrsula. Incluído, casi llegar tarde a una importante reunión por llevar a la mujer a una revisión médica de emergencia.

Sin embargo, la voz de Manigoldo, anunciando su retorno en compañía de Regulus, lo sacó de sus pensamientos.

Bastó observar los ojos enrojecidos de su sobrino para darse cuenta de su error, y caer presa de la culpa.

Ninguno de los dos mencionó una sola palabra, solo pudieron abrazarse, intentando frenar las silenciosas lágrimas. Ambos estaban arrepentidos por sus acciones.

— Piénsalo al menos, Sis.- Mencionó Asmita, levantándose de su asiento.- Todos merecen una segunda oportunidad, si demuestran intenciones de cambiar, ¿no?

— Sea como sea, nosotros nos retiramos.- Habló Manigoldo, sujetando a Dohko por la mochila que cargaba en la espalda.- Tenemos un gnomo de jardín que pasar a entregar en su casa, y un concierto en vivo al que llegar. Arrivederci!

Asmita solo sonrió, negando ligeramente al ver a su primo prácticamente arrastrar al joven Alpha, con dirección al estacionamiento.

De poco había servido arriesgarse a morir en un accidente de tráfico a manos de Manigoldo tras el volante, pero conociendo a Defteros, no tendrían tiempo para lamentar su suerte. Solo quedaba seguir.

— ¡Asmita!

A tan solo unos pasos de llegar a la puerta del vehículo, la agitada voz de Sísifo los hizo girar la vista.

— ¿Sabes dónde podría estar Defteros ahora?

— Creo que sí.

Bueno, no existían muchas opciones en realidad. Dar con el Delta no sería difícil.

Y la corazonada de Asmita no estaba lejos de la realidad.

En el restaurante, en una de las mesas del fondo, el Delta fugitivo intentaba callar sus penas con unas cuantas copas...

Carajo, ¿con qué cara podría reprocharle a Aspros tal acción, cuando ahora estaba haciendo exactamente lo mismo? La única diferencia era que Aspros lo hacía en la privacidad de su hogar, en su mini-bar, y su voluntad como único límite. Él en ese restaurante, con un límite de tres bebidas por persona.

Sabía que Kardia y su banda tenían presentación esa noche, el mismo Kardia le había hecho la invitación, igual que Asmita y Manigoldo, pero, igual que desde hace un par de semanas, se negó.

Sin embargo, ahora estaba ahí, sabiendo que Manigoldo y Asmita irían a buscarlo a su apartamento. Al menos así podría ganar algo de tiempo para calmarse lo suficiente, antes de que dieran con él.

— Hey, Def...

— Hola, Kardia.- Respondió con desgano.

El pequeño descanso de cinco minutos para que los músicos se rehidrataran había iniciado, prácticamente sin que lo notara, sino hasta que Kardia se acercó a su lado.

— ¿Qué haces aquí tú sólo?- Preguntó el Alpha.- ¿Dónde están Mita y el cabeza de ravioli de Manigoldo?

— Probablemente, buscándome en mi apartamento.- Suspiró el Delta.- Si vienen aquí, diles que no me viste.

— ¿No te quedarás hasta el final del concierto?

— No puedo.- Respondió.- No estoy de humor para soportar otro sermón de Manigoldo o Asmita.

— ¿Qué pasó?- Inquirió el joven de cabello violeta.- Tuvo que ser algo realmente malo para que tú actúes así.

Defteros soltó un pesado suspiro, y guardó silencio por unos segundos, antes de contarle a Kardia todo el desastre ocurrido hace casi una hora en el centro comercial.

Kardia, como pocas veces, simplemente guardó silencio y escuchó todo lo que Defteros decía... Vaya que había sido una pésima idea de Regulus y el resto de enanos, y de paso, el plan de Asmita se vería afectado. Pero ahora lo más importante era Defteros.

— Puta madre, vaya que fue estúpido lo que hicieron.- Soltó en cuanto el Delta terminó.

— Dímelo a mí...

— Entiendo cómo te sientes, Def.- Mencionó Kardia.- A nadie le gustaría estar en esa situación. La reacción de Sísifo fue bastante exagerada.

— No puedo culparlo después de todo lo que pasó...- Negó en un suspiro el mayor.- De lo que le hice pasar.

— ¿Y él a tí sí por caer en la trampa de Regulus y sus amigos?

— No es solo eso, Kardia.- Afirmó Defteros en un suspiro.- Él tiene razón. No tengo absolutamente ningún derecho a pedirle nada después de cómo lo traté, todas las veces en que lo dejé en segundo plano, todas las veces que le fallé...

— Def... Solo hiciste lo que cualquier buen hermano y amigo haría.- Le sonrió el Alpha.- ¿No eres perfecto y pudiste hacerlo mejor, sin necesidad de sacrificar a nadie? Carajo, vaya que sí. Pero todos hemos metido la pata en algún momento.

— Al final, parece que todo fue en vano, y nada valió la pena.- Replicó el moreno.- Aspros es un desastre, Úrsula y él se la viven haciéndose la vida imposible uno al otro, incluso tuvieron una amenaza de aborto hace una semana...

— Def, no se puede salvar a quien no quiere ser salvado.- Respondió el menor.- Entiendo que es tu hermano y te preocupas por él. Pero son sus hijos, y su... Novia o lo que sea, no tuyos. No estás obligado a cargar con responsabilidades que no te corresponden, ni te sientas mal por dejarlo hacerse cargo de sus acciones.

— Igual, les fallé a todos.- Renegó en respuesta.- No pude ayudar a Aspros, no pude cuidar de mi propia relación, no pude proteger a Asmita...

Kardia lo vió esconder su rostro entre sus brazos, hipando levemente, y solo le palmeó la espalda, dejándolo calmarse a su ritmo.

— Ya te dije que no es tu responsabilidad cargar con todos.- Repitió el jóven guitarrista.- Pero, aún así lo lograste.

Defteros solo lo miró, sin comprender sus palabras.

— Tu hermano debe aprender a valerse por su cuenta, no puede depender de ti toda la vida. Es difícil, lo sé por experiencia, pero si un mocoso tonto de dieciocho años como lo fui yo cuando tuve que emprender el vuelo, lo pudo lograr, seguro que él también podrá.- Explicó su punto.- Asmita es un Omega fuerte, que supo continuar. Y te juro que yo jamás voy a lastimarlo de ninguna forma, así que no te preocupes más por él.- Añadió, con una sonrisa.- Yo voy a cuidarlo hasta con mi propia vida.

— Vaya que lo amas...

— Por supuesto que lo hago.- Afirmó sin dudar.- Ese Omega va a ser mi esposo y madre de mis hijos, eso no lo dudes.

— Te creo.- Rió ligeramente el mayor.- Solo no se apresuren demasiado a tener hijos, por favor.

— Solo si prometes que serás el padrino del primero.

— Lo haré si lo tienen hasta después de casarse.

Ambos compartieron una pequeña risa por esa broma, alejando la tristeza por unos instantes, permitiendo el regreso de la serenidad.

Al menos, hasta que algunos aparecieron.

— ¿Interrumpimos algo?

— Nada, cielo.- Sonrió Kardia, levantándose rápidamente para abrazar a Asmita.- Por un segundo creí que no llegarías.

— Tuvimos que hacer un par de paradas.

— Creo que uno se les adelantó.- Sonrió Kardia, mirando a Defteros de reojo.

Sísifo permanecía en silencio, cabizbajo, al lado de Manigoldo. No se atrevía a mirar a Defteros a los ojos después de cómo reaccionó en el centro comercial.

Defteros solo mantenía sus ojos fijos en la mesa. Sus nervios habían resurgido con más fuerza que antes, impidiéndole mirar al Omega castaño.

— Def, alguien tiene algo que decirte.- Habló Manigoldo, tras notar la indecisión del castaño.- Sísifo, aquí termina tu boleto. A partir de ahora estás por tu cuenta.

— Yo ya tengo que volver al escenario.- Añadió Kardia, entendiendo el mensaje de Manigoldo.- Los veo después.

— Suerte.- Sonrió Asmita, para después dejar un beso en los labios de Kardia.

El Alphas sonrió y asintió, para robarle un corto beso al rubio... Ya se había vuelto su pequeño ritual de buena suerte.

— Sí, claro. De nada por traer a tu Omega hasta aquí.

— ¿Tú también quieres un beso, Mani?

— Oh, no. Ni siquiera lo pienses...- Negó el Alpha mayor, al ver la sonrisa felina de Kardia.- ¡Aléjate de mí!

— ¡Anda! Es solo un besito.

Tras verlos salir corriendo, Asmita solo sonrió, despidiéndose rápidamente de Sísifo y Defteros, para después seguir al par de Alphas.

Una vez a solas, Sísifo tomó un profundo respiro, forzandose a calmarse, para después sentarse frente a Defteros.

El Delta persistía en su objetivo de mantener su vista fija en la superficie de la mesa, temblando ligeramente al notar las acciones del Omega.

— Def... Yo...- Tartamudeó con dificultad el mayor.- Lo siento mucho por haber dicho todo eso. Regulus y Dohko me dijeron todo, y... Lo siento. No debí reaccionar así.

— Está bien.- Suspiró, aún sin levantar la vista.- No importa. Tienes razón.

— Def...

— Sé que te fallé y no tengo excusa, Sísifo. No tengo derecho a pedirte nada, ya lo entendí.- Interrumpió el menor.- Así que no te preocupes, no tendrás que volver a saber nada de mí.

— Def, ¿de qué hablas?

Finalmente, el Delta imitó las acciones del Omega, y tomó un profundo respiro para obligarse a calmarse y dar la cara. Ya había fallado demasiadas veces, esta vez al menos iba a ser sincero.

— Nadie más que Aspros lo sabe, y no planeaba decirte porque no quería que lo interpretaras como un intento de manipularte...- Inició, tratando de sonar lo más tranquilo posible.- La compañía compró una empresa hotelera pequeña en Santorini, la fusión es en dos semanas, y le pidieron a Aspros que viajara para supervisar todo... Pero él no puede hacerse cargo en este momento por Úrsula y los bebés. Así que me sugirió como reemplazo para el cargo, los jefes accedieron... Y yo ya acepté.

— ¿Por cuánto tiempo te vas?

— Al menos tres meses, pero podría ser más tiempo.- Confesó.- Todo depende del proceso... Pero estoy considerando pedir mi transferencia permanente a Santorini.

— Def, no puedes estar hablando en serio.- Exclamó con sorpresa el mayor.- Tu familia, tus amigos, toda la gente que te importa, tu vida está aquí...

— Nunca es tarde para empezar de nuevo, ¿no?- Sonrió de lado, desviando la mirada.- Quizás tienes razón y lo mejor para los dos es mantenernos lo más alejados posible para no hacernos más daño.

Las palabras de Defteros terminaron golpeando su psique más de lo que esperaba, y de lo que quería admitir.

Defteros no le estaba pidiendo una segunda oportunidad, al contrario, estaba cerrando ese episodio, y buscando la forma de poner distancia entre ambos... Pero, tal y como tanto temía, al verlo de nuevo frente a él, con su inminente partida, sus emociones estallaron el revuelta.

— Def...

— Cuídate, Sis. Lamento mucho todo lo que pasó, y cómo terminó todo.

Con esas últimas palabras, el Delta se levantó de la silla, con el propósito de llegar a la caja, pagar su cuenta y retirarse del lugar.

Sísifo de pronto sintió como si el mundo diera mil vueltas... Ahora definitivamente podría perder a ese Delta para siempre. Se suponía que era lo que quería... ¿O no?

Lo único que ahora tenía claro, era cómo su corazón latía desesperado, presa de la tristeza que desde hace semanas se había instalado a vivir en su cabeza cual nube gris.

Defteros finalmente parecía estar tomando las riendas de su propia vida y dejando al resto hacerlo con las suyas. ¿Podría acaso confiar en que se mantendría así de ahora en adelante?... No lo sabía, pero su voluntad quedó dispuesta ante sus impulsos.

— ¡Def, espera!

Para cuándo fue consciente de sus acciones, ya había sujetado la mano ajena, al lograr alcanzarlo a unos pasos de la salida.

— ¿Qué pasa?

Ante la pregunta del Delta, solo pudo abrazarse a su pecho, sorprendiendo al contrario.

— De verdad lamento haberte tratado así.- Murmuró, aún aferrado a él.- Quise alejarme de ti, quise olvidarte, quise odiarte... Pero no puedo. Simplemente no puedo, Def.

— Sis...

— Sé que soy un idiota por dejarte, y luego hacer de todo para no ceder...- Continuó el Omega.- Pero soy completamente débil ante tí... Por más que intento, no puedo odiarte... Me odio más a mí mismo por no ser capaz de mantenerme firme, por gritarte en un intento desesperado de no ceder... Por ahora estar aquí, mandando mis decisiones al diablo.

— ¿Qué quieres decir?- Cuestionó en un débil suspiro el moreno, sintiendo sus ojos lagrimear.

— Que tal vez me arrepienta... Pero quiero volver a intentarlo, solo si estás dispuesto.

Esa propuesta era lo último que Defteros esperaba escuchar de Sísifo, pero a la vez, lo que más anhelaba... Simplemente, fue incapaz de ocultar sus emociones, abrazando con fuerza al castaño, derramando silenciosas lágrimas, mientras el coro de Love Of My Life sonaba de fondo.

Definitivamente, no sería un camino fácil. Los dos deberían poner demasiado de su parte si querían que su relación tuviera futuro. Pero después de esa experiencia, ambos estaban dispuestos a todo.

Lo sabían, ellos, y todos los que los conocían.

— ¿Qué decías de mi plan?- Sonrió Asmita, observando a la pareja a la distancia.

— Golpe de suerte.- Remilgó Manigoldo, sentado a su lado.

— ¿Además de besarte con mi novio en mi cara, te niegas a pagar una apuesta?

— En primera, se suponía que lo del beso era solo una excusa para dejar a esos dos solos, ¡no para que el descarado de tu novio me besara de verdad!

— Fue un beso y un mordisco suave en la mejilla, rey del drama.- Rió el blondo, recordando el momento exacto.- Ni siquiera cuando te dió un pico en el festival de Halloween hiciste tanto escándalo.

— ¿Y la nalgada era parte del libreto?

Asmita solo se encogió de hombros, para después soltar una carcajada al rememorar como Manigoldo casi terminaba colgándose del techo, luego de que Kardia lo sorprendiera con una palmada en el trasero.

— En cuanto baje del escenario ese cabrón me las va a pagar...- Masculló el Alpha.- En fin... Y en segunda, tu plan no fue tal cual lo explicaste, te saltaste pasos, ellos mismos cedieron, y probablemente el descerebrado de Kardia ayudó más de lo que tenías contemplado. Así que prácticamente es un empate.

— Bien, lo acepto solo porque ya me divertí bastante escuchandote gritar como princesa en apuros y casi saltar como gato directo al techo.- Bromeó el Omega, dándole un sorbo a su bebida.

— Con razón eres novio de ese asino*.- Murmuró Manigoldo.- Los dos son igual de insoportables.

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Non puoi essere un soldato se sei un coniglio*: Literalmente significa "No puedes ser un soldado si eres un conejo". Es una expresión italiana para referirse a las personas temerosas. Un equivalente a "No seas gallina", podría decirse.

Finché c’è vita c’è speranza*: "Mientras haya vida, hay esperanza."

Veramente?*: "¿De verdad?

Per davvero*: "De veras".

Asino*: "Burro".

Y para finalizar, ya que el miércoles es cumpleaños de Asmita, habrá un capítulo especial.

No quiero dar demasiados spoilers, pero por si alguien quería ver a Aspros ser feliz al menos por cinco minutos, sus plegarias fueron escuchadas XD
(Eso, y que el desgraciado por alguna razón se ha estado portando demasiado bien en el juego desde que salió. Así que me toca soportar verlo felíz al menos un poco.)

Creo que eso es todo por ahora.
Lauren, fuera 🤍

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