Lo que nunca fue... [Fyodor]
•~ Historia y perspectiva de Fyodor desde que conoció a Aspros ~•
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Lo que nunca fue...
Parecía ser una frase que definía gran parte de su vida.
Una infancia feliz y libre de problemas, padres amorosos, una adolescencia saludable, un hogar cálido y seguro... Todo se resumía en "lo que nunca fue."
Desde que tenía uso de razón, había tenido que luchar por su vida, aprender a cuidarse solo, había tenido que soportar mil tormentos... Pero, a pesar de todo, jamás consideró siquiera rendirse. Por él y por su pequeño hermano, a quién había jurado proteger con su vida. Era una promesa que se había hecho a sí mismo y no pensaba defraudar, sin importar el costo.
Con muchos esfuerzos y sacrificios durante su adolescencia, sacrificando momentos y experiencias que jamás volverían, había logrado emigrar junto con su hermano en cuanto cumplió la mayoría de edad.
Estudiar, trabajar y cuidar de un niño de díez años en un país desconocido, todo al mismo tiempo. Fue extremadamente difícil, hubo días en los que no pudo probar un solo bocado con tal de garantizarle algo de comida a su hermano o reunir el dinero para la renta, noches en las que no podía dormir más que un par de horas, y un sinfín de calamidades más que prefería no recordar.
Por momentos colapsó y quiso renunciar, pero su voluntad era fuerte y logró resistir hasta graduarse y hacerse de un puesto en la empresa hotelera donde hizo sus pasantías.
Sabía que era un Omega dominante, atractivo, precioso y codiciado para muchos Alphas y Deltas que matarían por tenerlo en su cama una noche... Sí, quizás no fue lo más ético, pero decidió sacarle provecho a su belleza tanto como le fuera posible. Fue así que su hermosura, combinada con su inteligencia, le permitieron ascender rápidamente en la empresa, llegando al mando del departamento de recursos humanos al año de comenzar a trabajar.
Cómo era de esperarse, los murmullos en los pasillos no se hicieron esperar. Si alguien lo vio salir del brazo de uno de los directivos, si alguien más lo vio cenando en un restaurante con otro de los jefes, si otro más lo vió entrar a la oficina de uno de los directivos y no salir en un largo rato...
Estaba totalmente consciente de todo eso. De la envidia, celos e inseguridad que despertaba en algunos, y el deseo irreprimible en otros. Pero todo le daba absolutamente igual, tenía un objetivo claro y no lo soltaría así el mundo se cayera a pedazos. El orgullo y la "sororidad" no le llenarían el estómago, pagarían las facturas ni garantizarían el futuro de su hermano.
Gracias a su excelente desempeño y habilidad en las inversiones, consiguió ayudar a su hermano a terminar los estudios y comenzar su propio negocio tras concluir la preparatoria.
Queen sabía todos los sacrificios que había hecho por él desde su infancia, cuánto lo quería y lo importante que era para él, y su hermano menor correspondía su esfuerzo y afecto, ayudando en todo lo que podía para aminorar su estrés.
Sabían que solo se tenían el uno al otro, eran un equipo, y siempre estarían ahí para protegerse mutuamente.
Al fin, después de veinticuatro años, su vida había tenido algo de estabilidad y calma. Hasta que ese Delta apareció en el radar por mera casualidad del destino.
Aspros era un pasante, inteligente, pero jodidamente arrogante, con un ego enorme y un autoestima de papel. Lo supo desde el primer segundo en que lo vio por primera vez, cuando lo asignaron bajo su mando.
Claro que disfrutó ser una molestia para ese Delta, poner a prueba su paciencia y hacerlo tirarse del cabello de la rabia. Al fin y al cabo, la vida laboral real era mucho más desafiante de lo que cualquier escuela podría anticipar, y estuvo dispuesto a dejárselo claro desde el comienzo.
Sin embargo, Aspros demostró una fuerte determinación, cumpliendo con todas sus exigencias, sin importar cuan estúpidas parecieran. Así fue como ese idiota consiguió ganarse su respeto y ayuda para conseguir un buen puesto tras concluir sus estudios, luego de un año de pasantías.
Aún recordaba la expresión de felicidad grabada en el rostro de ese Delta en cuánto apareció frente a él, luego de recibir una llamada solicitando su presencia tras ser aceptado para el puesto de contador.
— Gracias, señor Schröder.
En esa ocasión esbozó una sonrisa de lado, ligeramente conmovido por el gesto del Delta.
— Agradeceme haciendo bien tu trabajo y consiguiendo un ascenso rápido.- Respondió.- No me hagas quedar mal por recomendarte para el puesto.
— Te juro que en menos de un año tendré el puesto de director de finanzas.
— Más te vale, Arschloch*.
Aspros solo asintió con una sonrisa arrogante pero llena de decisión... Y vaya que el desgraciado cumplió su palabra.
No pasaron más que un puñado de meses para que su desempeño sorprendiera a los jefes, y decidieran ascenderlo al puesto que había prometido sería suyo.
Fyodor solo sonrió, orgulloso por él y sus logros, teniéndolo ahora como un igual en el trabajo, compartiendo espacio en las juntas directivas, y teniendo mucho más contacto directo... Inevitablemente, la tensión aumentaba cada vez más. Con cada encuentro, cada rose, cada conversación... Hasta que la tentación fue demasiada para seguirse resistiendo.
Tras terminada una junta con los jefes, solos, en la mesa de la sala de reuniones, cedió al juego de seducción de ese Delta y le permitió tenerlo.
Un simple encuentro casual, nada serio y del que nadie saldría herido... Hasta que meses después, descubrió que ese malparido tenía pareja.
En cuanto Defteros, el hermano gemelo de Aspros, lo puso al tanto de la situación, y le pidió encarecidamente contarle la verdad al novio engañado, esos sentimientos de rabia, traición y rencor despertaron en él.
Claro que aceptó contarle toda la verdad a ese Omega, pero también se encargó de darle una lección a Aspros.
Aún recordaba cómo apenas lo vió salir al estacionamiento, le asertó un puñetazo, seguido de un puntapié y un golpe con la rodilla en el estómago, dejándolo adolorido en el suelo, mientras le gritaba la basura que era y exigiéndole alejarse de él.
Durante unos meses no entabló más que vocablos con Aspros, únicamente si se encontraban en una junta directiva o algo así. Seguía demasiado enfadado con ese Delta mentiroso.
Sin embargo, no todo fue malo. En ese tiempo se acercó un poco a Asmita, el novio de Aspros, y a Defteros. No podrían considerarse amigos, pero ambos le agradaban más de lo esperado. Incluso después de saber que Asmita había perdonado a ese imbécil y continuado a su lado.
También fue consciente de la cercanía extraña entre Aspros y Úrsula, una Beta que claramente estaba enamorada de él y Aspros lo sabía.
Aún así, se limitó a informar a Asmita de la situación y no involucrarse más de lo necesario. Al fin y al cabo, era el rubio quien tenía la última palabra en ese asunto.
— Fyodor...
— ¿Necesita algo, señor Dimitris?
Aún recordaba cómo Aspros, después de varios meses aplicándose la ley del hielo mutuamente, se acercó hasta él en el estacionamiento.
Su expresión mostraba un claro arrepentimiento, y sus ojos se veían rojizos. Era claro que estaba sufriendo.
— Lo siento...
Ese simple murmullo lo sorprendió, haciéndolo girar su vista al Delta... Vaya que debía estarlo pasando mal.
— Sube.- Suspiró aquella tarde.- Cuéntame qué demonios pasó.
Aspros no dudó en obedecer, subiendo al asiento del copiloto. Y apenas estuvieron solos en el auto, rompió en llanto.
Entre patéticos sollozos, lágrimas y mocos, el Delta le contó cómo después de tantos errores y traiciones, Asmita lo había mandado al demonio con ayuda de Defteros.
— Lo engañaste con cuánto se te puso enfrente, le dabas migajas de todo, lo tratabas casi como basura, ¿y eres tú la pobre e indefensa víctima?- Replicó con burla tras escuchar toda la historia.- ¡No me hagas reír!
— Ya sé que hice mal, pero...
— ¿Pero qué?- Inquirió, cruzándose de brazos.- Sin ir demasiado lejos, ¿yo te apunté con una pistola en la cabeza y te obligué a bajarte los pantalones y ponerme contra la mesa de la sala de juntas?
— Fue un desliz...
— Un "desliz" que no debió pasar si tenías novio.
— Fyodor...
— Director Schröder para tí.- Interrumpió, clavando su mirada en el menor.- Y sí. No soy un cobarde para negar que quería que pasara... Antes de descubrir que eres pésimo en el sexo, al menos.
— ¡Oye!
— Solo soy sincero.- Se encogió de hombros con una pequeña risa.- Lo que quiero decir, es que si me hubieras dicho que tenías novio, jamás te habría tocado ni siquiera con un palo.
Aspros suspiró con cansancio, abrazándose a sí mismo.
Era una imagen tan patética que le causaba lástima, aún sabiendo que ese idiota había cavado su propia tumba y arrojado en ella.
— ¿Estás seguro de que quieres estar con él?
— Por supuesto.- Sollozó.- Es el amor de mi vida. Lo amo...
— Y si tanto lo amas, ¿por qué hiciste todo lo que hiciste?- Cuestionó al menor.- ¿Por qué metiste en tu cama a cuanto se te puso enfrente?, ¿por qué empezaste a buscar tantas excusas para deshacerte de él?, ¿por qué le hablabas horrible por cualquier estupidez?... ¿Estás seguro de que lo amas?
— No quería hacerlo...- Se excusó Aspros.- Pero... ¿Y si él también me engaña?, ¿o si me deja?
— ¡Sorpresa! Ya te dejo por ser un completo imbécil.- Exclamó con sorna.- ¿Acaso descubriste algo que te hizo sospechar de un engaño?
Aspros solo se quedó callado y agachó la cabeza. Era un silencioso y vergonzoso "no".
— Entonces solo lo engañaste por si acaso a él se le ocurría engañarte algún día.
— Yo no-
— Es exactamente lo que hiciste.
— Bien. Quizás, pero...
— Por favor no intentes usar a tus mierdas de padres y su relación de porquería como excusa, que ya me tienes harto con ese cuento.- Interrumpió.- Esa es mierda de ellos, no tuya. Así que deja de escudarte en eso.
Aspros apretó los dientes, mirándolo con enojo contenido en sus ojos bicolor. Para Fyodor era claro cómo Aspros en realidad no lo miraba con ese enojo a él, sino a un reflejo de sí mismo.
Tras convivir algunos meses, antes de esa riña, descubrieron que tenían historias de vida parecidas. Fyodor podía entender el dolor, el miedo y el pesar que ese Delta cargaba, todas las heridas y cicatrices que luchaba por ocultar, y todos los pecados que se esforzaba por barrer bajo la alfombra. De cierta forma, se veía reflejado en él.
Quizás fue esa la razón por la que decidió dejar su orgullo de lado y perdonar su ofensa, cobijandolo en sus brazos, permitiéndole llorar hasta sacar todo el dolor de su pecho, y llevarlo a su hogar para ofrecerle algo de café y conversar.
Así descubrió que después de mucho, la bomba finalmente había estallado. Defteros le había contado todo a Asmita y reunido pruebas, el Omega se había hartado de esa situación, y juntos lo habían encarado.
Le rogó a Asmita perdón, se arrastró ante él para suplicarle que no lo dejara, pero el rubio estaba demasiado enfadado y dolido, y Defteros se encargó de sacarlo de ahí y llevárselo.
En medio de su desesperación, Aspros terminó cometiendo uno de los errores más estúpidos de su vida al llamar a sus padres y contarles la situación, esperando un consejo, un consuelo, o un regaño de su parte... Pero todo lo que consiguió fue empeorar la situación.
Ese par de sanguijuelas viejas involucraron a toda su familia para acribillar a Defteros y exigirle que "arreglara el desastre que causó". Al final, Defteros terminó mandando a todos al demonio, incluído él.
— Vaya, así que por eso actuaban tan extraño.- Comentó en un suspiro.
— Ya no sé qué más hacer...
— Quizás reconocer tu derrota y pedir perdón podrían ser un buen inicio.
— No quiero perderlo.
Los gimoteos del Delta finalmente colmaron su paciencia, haciéndolo dejar la taza humeante sobre la mesa y encararlo.
— Fuiste tú quién cometió el error, así que no estás en posición de pedir nada.- Comenzó.- Dices que lo amas, pero lo engañas, no eres sincero con él, no lo tratas igual que cuando le pediste ser tu novio... ¿De verdad lo amas?
Sabía que sus palabras eran duras como rocas y filosas como un cuchillo, la expresión de Aspros evidenciaba cuánto daban en el blanco, exponiendo sus flaquezas.
— Antes de siquiera buscarlo, pon en orden tus prioridades e intereses. Con algo de suerte te darás cuenta de lo que es mejor para ambos.- Continuó.- Después discúlpate, agradece por todo lo vivido, y de ser el caso, despídete. Así de sencillo.
— Pero...
— Viniste aquí en busca de una patada en el culo, un regaño o un consejo. Ya te dí los tres, tú decide qué hacer con eso.
Aspros no alegó más en aquella ocasión, y simplemente se acurrucó a su lado, necesitado de un abrazo y consuelo, y él, por esa ocasión, no se lo negó, permitiéndole quedarse un par de horas, antes de que se marchara.
Sentía algo de pena por ese Delta, pero ¿qué más podía hacer?... Bueno, era imposible salvar a todos, además, ya tenía una pequeña nueva responsabilidad en camino creciendo en su vientre.
Los siguientes meses fueron caóticos a más no poder. Desde el desarrollo de su embarazo, el nacimiento de su amado cachorro y las riñas legales con el padre, hasta la inesperada noticia de la paternidad de Aspros, revelada por Úrsula ante toda la oficina.
Él terminó enterándose a pesar de estar de baja por maternidad, pero en cuanto volvió al trabajo, no dudó en interrogar a Aspros al respecto.
Fue muy obvio lo afectado que seguía por su ruptura con Asmita después de mandarlo al hospital por un altercado, y también que no tenía el más mínimo afecto por esos cachorros. Fue el mismo Aspros quien le confesó todo.
— Yo te lo advertí. El karma es una perra que no deja cabeza sin cortar ni deuda sin saldar.- Se rió en su cara tras ponerse al tanto.- Ahí tienes los resultados de tus decisiones estúpidas.
Aspros, aunque enfurecido, no fue capaz de refutarle nada, solo gruñir con frustración.
— Vamos. Quita esa cara.- Canturreó, palmeandole la mejilla.- Te invito una copa para celebrar tu "felíz" paternidad.
— Ya estoy tratando de dejar de beber... Después de lo que pasó en Nochebuena y año nuevo.
— Bien, entonces vamos por un café.- Sugirió, dejando un pequeño beso en la pálida mejilla.- Estoy amamantando, así que incluso en un bar pediría solo una limonada sin alcohol de todos modos.
Aspros finalmente suspiró, abrazándose a su cintura y aspirando el aroma de su cuello por varios segundos, mientras él le frotaba la espalda y acariciaba el cabello, hasta que logró calmarse lo suficiente, y aceptó la invitación.
No fue más que una simple salida por un vaso de café mientras charlaban. Pero por esos minutos pudo ver a Aspros felíz. Al menos por ese tiempo consiguió aliviar su pesar. Bueno, era lo único que podía hacer por él de todos modos.
No podía evitarle pagar el precio por sus acciones.
Aspros se esforzó por mantener las apariencias, ocultando su pesar de todos, excepto de él. Con él compartió varias de sus frustraciones durante sus descansos en el trabajo, luego de que Defteros se hartara y lo mandara al demonio.
Antes de que lo notara, se había convertido en el apoyo principal de Aspros, y eso no cambió ni siquiera con el nacimiento de los cachorros, sino todo lo contrario.
Sabía mejor que nadie que Aspros no querría en lo más mínimo a esos niños. No había deseado su nacimiento, tampoco se esforzaba demasiado en formar vínculos con ellos... Sabía que su último recurso era un movimiento arriesgado, pero era lo único que podía hacer, y quizás era una señal del destino para el bien de todos.
Volver a Alemania representaba un desafío enorme para él. Era volver a su pasado, enfrentar esos terribles recuerdos, correr el riesgo de reencontrarse con las dos personas que más odiaba en la vida... Pero nunca había sido un cobarde. Era hora de tomar al león por la melena y ponerle fin a ese oscuro capitulo de una buena vez.
Por eso aceptó el puesto en Berlín, solo unos meses después de que los gemelos de Aspros nacieran.
Cómo esperaba, Aspros le cuestionó el porqué de su decisión, y él cedió a darle una confesión.
Le explicó sus motivaciones, desde ponerle fin a su pasado, hasta empujarlo a tomar las riendas de su vida.
— Ya sé que quizás sea el último empujón para que hagas las cosas bien, o para que te arrojes de un puente.- Pronunció con una sonrisa de lado, antes de dejar un pequeño beso en la comisura de sus labios.- Lo dejaré a tu criterio.
Aspros estaba claramente triste, podía verlo en sus ojos. De nuevo se sentía abandonado, olvidado, dejado de lado... Fyodor lo notó, y por eso decidió corresponder al beso, y todos los avances de Aspros.
Al fin y al cabo, su último encuentro. Al menos eso creyó, hasta que un año después, volvieron a encontrarse, en la boda de Defteros.
Para todos pasaba desaparecido, pero el cansancio, la melancolía, la culpa, el enojo, la tristeza, la soledad... Todo impregnado en los ojos de Aspros, era muy claro.
El Delta no la había estado pasando bien. Seguía prendado de Asmita, añorando otra oportunidad, culpando al mundo entero de su desdicha. Y la canción que sonaba no ayudaba, ya imaginaba quién había sido la mente maestra.
— Vaya, parece que alguien se puso creativo contra tí.
Aspros reconoció su voz al instante, dirigiendo su mirada hacia él. Fyodor, en ese instante, logró vislumbrar un pequeño brillo de alegría en los peculiares ojos de Aspros.
— ¿Qué demonios haces aquí, Fyodor?- Cuestionó.- ¿No deberías estar en Berlín?
— Tu hermano y tu cuñado me invitaron.- Replicó con una sonrisa altanera pintada en sus labios.- ¿Olvidas quién le dejó el puesto de jefe de recursos humanos a Defteros?
Una de las últimas cosas que había hecho antes de partir a su nueva vida: legar su puesto a Defteros. Era como matar a dos pájaros de un tiro, o al menos intentarlo. Defteros podría obtener un mejor puesto y fuente de ingresos para su familia, y de paso, ambos hermanos estarían forzados a pasar más tiempo juntos. Con algo de suerte, lograrían mantener una buena conexión y relación gracias a eso.
— Como sea...- Bufó con cansancio Aspros, devolviendo su vista al frente, antes de volver a hablar.- ¿Cómo ha ido todo?
— No me puedo quejar.- Se encogió de hombros, consciente de lo orgulloso que era ese hombre.- ¿Bailas?
— ¿Tu novio no se va a enfadar?- Bromeó Aspros.
— Ya te dije que no es mi novio, y además no vino. Así que no tienes excusas.
Realmente no tenía ninguna relación formal con Edward. A pesar de que el Alpha había hecho de todo por ganar su afecto, hasta el grado de seguirlo a Berlín, le era imposible ofrecerle exclusividad, y fue muy sincero desde el comienzo.
Edward, aunque ligeramente conmocionado al comienzo, terminó aceptando lo que podía ofrecerle. Así habían forjado una relación en la que disfrutaban el tiempo juntos, pero no estaban atados de ninguna forma. Quizás podría resultar extraño para algunos, pero para ellos funcionaba, nadie salía herido, y eso era lo importante.
— ¿Cómo te ha tratado la paternidad?
— Como la mierda...- Bufó mientras bailaban.- No entiendo porqué alguien decidiría tener hijos.
— Yo sí planeé a mi hijo, y cómo lograr que el donador de esperma no estorbara.
— Tú estás loco, así que quizás no seas el mejor ejemplo.
Fyodor solo soltó una pequeña risa igual que Aspros. Por ese pequeño instante pudo ver de nuevo ese brillo de entusiasmo en los ojos del Delta, como hace años no veía.
— ¿Estarás bien cuando llegue la hora de "lanzar el ramo"?
— No te preocupes por mí.- Suspiró.- Ya sabía lo que ese imbécil tiene planeado. ¿Tú cómo te enteraste?
— ¿Olvidas que mi hermano hizo todas las decoración de flores?- Rió ligeramente.- Cuando pregunté porqué trajo un ramo extra a la fiesta, me contó todo.- Añadió.- Así que, Asmita se casa, ¿eh?
— Sí.
Fyodor observó cómo el brillo en los ojos de Aspros se marchaba nuevamente, y el velo de tristeza volvía a ellos. Así que decidió cambiar el tema, acercando sus labios hasta los del Delta, robándole un beso.
— Bueno, por ahora solo concéntrate en mí. Si necesitas llorar, estaré aquí.- Susurró con una risa juguetona.- Como en los viejos tiempos.
Aspros solo asintió con una sonrisa, aferrándose a su cintura, clavando su nariz en el arco del cuello del Omega, embriagandose con ese dulce aroma floral.
Por minutos bailaron muy cerca uno del otro, hasta que una alarma en su reloj le informó a Aspros que debía ir por Saga para darle su medicamento .
Fyodor accedió a acompañarlo en busca de Asmita y Kardia, y observó cómo Aspros sostuvo al bebé en brazos y le dió el medicamento sin mayor problema.
Le fue imposible contener una pequeña risa al observar el pequeño cariño que Aspros había desarrollado por Saga, aún si intentaba demostrar lo contrario.
— Papá.
Que Saga decidiera decir su primera palabra ese día, y eligiera esa en específico, fue una sorpresa para todos.
Pudo observar a Aspros paralizarse por unos segundos, probablemente con su corazón latiendo enloquecido, y su respiración entrecortada. Seguramente, preguntándose porqué algo tan simple le generaba tal revuelo.
— Vaya, parece que al menos uno te quiere.- Rió Fyodor.
— Como sea...- Chasqueó la lengua, sosteniendo al niño contra su pecho.- Ya es hora de lanzar ese estúpido ramo. Así que adiós.
— ¿Irás a probar suerte?
Kardia y Asmita se esforzaron por contener la risa por la broma que Fyodor decidió lanzar al aire. Aspros solo chasqueó la lengua y corrigió su error.
— Primero muerto que casado.- Afirmó, aún sosteniendo a su hijo.- Pero probablemente a alguno de ustedes tres les interese tratar de atrapar ese ramo.
— Mi hermano hizo un hermoso trabajo creandolo, pero ni de chiste intentaría siquiera tocarlo.- Negó Fyodor con una pequeña risa.- ¿Qué hay de ustedes?
— Solo quiero ver el mundo arder, pero no arder con él.- Respondió Asmita con una sonrisa.- ¿Vamos, Kardia?
— Por supuesto.
La pareja se alejó, aún con el hermano más pequeño de Asmita y Kanon acompañándolos, dejando a Aspros con Saga y Fyodor atrás.
— Así que el instinto paternal te salió a flote después de que me fuí, ¿eh?
— Eso quisieras.- Bufó el Delta.- Solo los cuido porque no tengo opción.
— Pareces llevarte bien con Saga.
— Este al menos es tranquilo. Kanon es un horror.- Respondió.- Ese niño es una pesadilla, es una réplica de su horrenda madre.
— ¿En serio estás dando favoritismo a un bebé, y despreciando a otro?
— Intenta soportar a ese dolor de bolas un mes y luego me reprochas.
— Hablando de bolas...- Rió bajo el azabache, recordando una de las últimas veces que fungió como apoyo antes de marcharse.- ¿Qué tal te fue con la "clausura de la fábrica"?
— Afortunadamente todo salió bien.- Afirmó Aspros.- Oficialmente, no más niños.
— Bueno, al menos has madurado un poco...- Admitió con una sonrisa de lado.- Aunque sigues siendo bastante idiota para otras cosas. En fin... Probablemente a Queen le interese tratar de atrapar uno de los ramos que hizo. Así que debo ir por mi pollito. Nos vemos después.
Aspros asintió, abrazando a su hijo contra su pecho con cierta fuerza. Sabía lo que estaba por pasar, y la opresión en su pecho no lo dejaba en paz.
La propuesta de matrimonio se llevó a cabo tal y como la habían planeado, y después de ese emotivo momento, la fiesta continuó.
Todos se estaban divirtiendo y celebrando ambas uniones, excepto Aspros, que permaneció lejos, con su bebé dormido en brazos, antes de salir del salón.
Fyodor lo vió, y luego de dejar a su hijo bajo el cuidado de su hermano y su cuñado, fue detrás de ellos.
En la pequeña fuete de agua que había en el patio, encontró a Aspros sentado en el borde, observando su reflejo en el agua, perdido en sus pensamientos.
Parecía que la noticia no le había sentado bien al final.
— ¿Estás bien?
— ¿Por qué no lo estaría?
Fyodor rodó los ojos y se sentó a su lado, palmeandole la espalda. Si el orgullo fuera dinero, ese Delta sería el hombre más rico del mundo.
— Tienes que superar a Asmita de una vez por todas.- Suspiró.- Él no va a regresar nunca y tienes que entenderlo.
— Ya lo hago.
— Eso espero.- Replicó, clavando su mirada en Aspros, que no se dignaba a verlo.- Y espero que aprendas a valorar y cuidar a tus hijos y a las personas a tu alrededor que nunca te dejaron morir solo a pesar de la mierda que fuiste.
— Ya te dije que a estos niños solo los cuido porque no tengo opción.
— Lo sé.- Asintió.- Pero haz al menos el intento de dejarlos ganar tu corazón.
— Quizás Saga. Kanon está excelente con ese cabeza hueca.
— No tienes remedio...- Suspiró el Omega con una sonrisa de lado.- Solo espero que después no te arrepientas de tus decisiones.
— Lo único de lo que me arrepiento es de no haberme hecho la vasectomía apenas cumplí la mayoría de edad.
Fyodor solo soltó una pequeña risa antes de volver al salón donde seguía la celebración, llevando al bebé con él por petición de Aspros.
Sabía que Aspros necesitaba un momento a solas para poner en orden sus pensamientos y sacar su frustración. Así que solo por eso accedió a llevarse a Saga con él y cuidarlo mientras se reponía.
Tal parecía que algunas cosas no cambiaban, y difícilmente lo harían algún día. Aspros seguía dolido por el abandono de Asmita, mientras el rubio continuaba con su vida, escociendo inconscientemente la herida en el corazón del Delta...
Pero quizás algún día, Aspros lograría encontrar eso que tanto necesitaba. O quizás no. Solo el tiempo tendría la última palabra.
Por el momento, solo podía mantenerse a la distancia y desearle lo mejor. Por su propio bien y por el de Aspros.
Ni él, ni nadie sería capaz de llenar el espacio que Asmita había dejado. Incluso Aspros lo sabía y lo aceptaría a las buenas o a las malas. Lo más inteligente era mantener la distancia y prevalecer como un viejo conocido.
Así fue durante más de dos décadas, hasta que, durante unas vacaciones, al volver a Grecia para visitar a su hermano, que recibió una llamada de ese Delta, y decidió acudir a la cita.
Podía contar con los dedos de las manos las veces que había visto Aspros en todos esos años, y eran aún menos las que habían conversado brevemente de algo no relacionado al trabajo. Pero Aspros sabía las fechas para las que solía volar de Berlín a Atenas, y que seguían siendo amigos.
Hace tiempo que no hablaban, los gemelos de Aspros ya deberían estar en la universidad, lejos de casa y volviendo solo en fechas importantes, como su propio pollito que ya había emprendido el vuelo. Quizás sería bueno reunirse y ponerse al día.
Así llegó al edificio en una de las zonas lujosas de la ciudad, dónde Aspros seguía viviendo, y subió hasta ese apartamento... Vaya que la decoración había cambiado desde la última vez que estuvo ahí. Todo era mucho más moderno y sofisticado.
— Vaya que la vida te ha tratado bien.
— Lo mismo digo, Arschloch.- Respondió Aspros con una tenue sonrisa.
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A
rschloch*: Estúpido/Idiota en alemán.
Y, después de dejar abandonado esto por un par de semanas, aquí estoy de vuelta, con el primero de los epílogos que prometí!
Empezamos con Fyodor, tratando de explicar mejor su relación con Aspros y llenando algunos huecos que pudieron quedar tanto en este libro como en "Qué bonita familia".
En fin... Creo que eso es todo por ahora.
Lauren, fuera 💜
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