Destino
Bien dicen que no hay plazo que no se cumpla, y había sido testigo de ello.
La audiencia se llevó a cabo en la fecha pactada, y ninguna de las partes cedió ante la otra. Aspros se mantuvo firme en su exigencia por la custodia completa, y Úrsula le dió el gusto.
El Delta sintió el suelo hundirse bajo sus pies en cuanto la Beta y su abogado accedieron y el juez dió el veredicto final... Había arriesgado todo y era tarde para arrepentirse. Así concluyó aquella citación.
Dos semanas posteriores a eso, de nuevo se vieron cara a cara para la firma de los documentos correspondientes. Úrsula seguía temblando, pero nada la detuvo de firmar y aceptar todos los acuerdos, desde la entrega de la custodia total de ambos niños y la renuncia a sus derechos como madre, hasta la compensación por daños que dictaminó el juez.
Así había terminado en su situación actual...
— Entonces, ¿oficialmente están bajo tu cuidado?
— ¿Eres sordo o simplemente tonto?- Bufó ante la pregunta de Kardia, tallándose las sienes.
— Hey, cálmate.- Replicó el Alpha.- Entiendo si estás cansado, pero nadie tiene la culpa.
El Delta solo suspiró, peinando su flequillo como solía hacer en sus momentos de mayor estrés.
Después de la reunión que ponía fin a ese pleito legal, todos se habían reunido en casa de Asmita para dar la noticia del futuro de los gemelos.
— Ignóralo, Kardia. Solo está haciendo un berrinche porque no se salió con la suya.- Rió ligeramente Fyodor, sentado en una de las sillas del comedor.- Después se le pasa.
— Tú no te metas, Schröder.
— Tú no eres mi dueño, idiota.- Respondió el Omega.- Yo te advertí de las mañas de esa bruja y aún así fuiste y te metiste con ella, así que ahora no te quejes de que el karma te dió una patada en el culo.
— Arschloch*
— Al menos yo sí planeé mi embarazo.- Respondió con burla el Omega.
— Scheisskerl*
— Gracias por el halago, Aspros.
El Delta solo pudo gruñir con frustración, volviendo a ocultar su rostro entre sus manos.
La mayoría de los presentes no tenían idea de qué rayos le había dicho a Fyodor ni el porqué de las respuestas del Omega, con un par de excepciones que intentaban contener la risa.
— Manigoldo...
— ¿Qué?- Replicó el Alpha ante el llamado de atención de su primo.- Él se lo buscó.
Fyodor solo sonrió de lado, tomándose unos segundos para observar a Aspros rechinar los dientes y golpetear el suelo con la suela de su zapato.
— En vez de llorar como princesita berrinchuda, empieza a buscar una guardería para tus hijos, y a buscar otro modelo de auto en el que puedas trasladarlos.- Siguió hablando Fyodor, captando la atención del Delta de nuevo.- No eres tan tonto para siquiera considerar llevar a dos bebés en un Lamborghini Diablo, ¿verdad?
— No lo subestimes, Schröder.- Habló Manigoldo.- Cada vez se esmera más en superarse.
Aspros volvió a gruñir, intentando levantarse de su lugar, a punto de comenzar una pelea, pero Asmita intervino.
— ¡Ya basta!- Exigió el Omega rubio.- Los bebés están durmiendo en el piso de arriba, Kanon está de muy mal humor, y pobre del que lo despierte.
— Como sea.- Suspiró Aspros, incapaz de alegar algo ante la presencia de ese Omega.- Ya veré cómo me las arreglo. A partir de hoy son mi problema.
Aspros permaneció en su lugar por unos instantes, luchando por calmar su ansiedad ante la mirada de todos los presentes.
Estaba en serios problemas, lo sabía muy bien. Se había tomado su tiempo para buscar opciones de guarderías durante los juicios por si pasaba lo que había pasado, y la edad de admisión más temprana que encontró fue para bebés de seis meses.
Los gemelos no tenían ni dos semanas de haber cumplido tres, y él debía cumplir sus horarios de trabajo y salir de viaje si era necesario, ¿qué iba a hacer durante los siguientes dos meses y medio?
Defteros tenía sus propios problemas, cumpliendo su horario de trabajo, convirtiendose prácticamente en el único proveedor, y cuidando de Sísifo con ayuda de la familia del Omega.
Ya había sido suficientemente humillante pedir la ayuda de los padres de Asmita durante esos tres meses, no era capaz de pedirles más tiempo.
¿Arles y Ker? ¡Primero muerto que encomendarles siquiera un cactus a esos dos buitres, hasta un cactus se secaría solo con sus presencias! Por suerte, no se le habían vuelto a acercar desde el nacimiento de los gemelos.
Estaba atrapado. No hallaba una salida a ese problema en el que, aunque detestara admitirlo y darles la razón a Manigoldo y Fyodor, él mismo se había metido.
De pronto, el timbre de la casa sonó y un inexplicable escalofrío lo estremeció. Y como si de un mal presagio se tratase, uno de los bebés comenzó a llorar.
— Yo voy por ellos.- Mencionó Kardia, levantándose al instante para ir en busca de los cachorros.
Apenas Kardia se marchó, el sonido del timbre fue reemplazado por fuertes golpes en la puerta, y al escuchar la voz de su padre llamándolo, entendió que todo iba a terminar mal.
— ¡Sé que estás ahí, Aspros!, ¡ven y abre la puta puerta de una vez!
De nuevo, la rabia lo invadió, a la par del sentimiento de impotencia y debilidad. Estaba demasiado vulnerable para enfrentar de nuevo a ese Alpha, pero aún así intentó levantarse e ir al encuentro.
— Quédate aquí.
La voz de Hakurei, impidiéndole levantarse, lo tomó por sorpresa, pero igual que un cachorro indefenso, acató la indicación, volviendo a su sitio.
El Alpha de cabellos plateados se dirigió a la puerta en compañía de su hermano y su sobrino. Era evidente que los tres Alphas buscarían dialogar, pero si no quedaba opción, no dudarían en protegerse entre ellos.
— ¿Qué pasa, Arles?- Cuestionó con firmeza Hakurei.- ¿Qué son estos modos de aparecer sin avisar y anunciarse con gritos y golpes?
— ¡No te hagas el tonto, Hakurei!- Bramó el Alpha.- ¡¿Dónde está el idiota de Aspros?!
— Contrólate, Arles.- Respondió firme Hakurei, haciendo uso de su voz de mando, solo para calmar la agresividad del otro Alpha.- No voy a permitir que vengas a gritarme y alterar el orden en mi propia casa. Así que baja la voz y controla tu mal carácter.
El Alpha rechinó los dientes. Su esposa solo negó, dirigiendo su mirada a otro lado.
— ¿Por qué tanta insistencia en ver a Aspros?- Cuestionó el dueño de la casa.- ¿Hay alguna emergencia acaso?
— Sabes muy bien lo que pasa, Hakurei.- Replicó Arles, aún ligeramente alterado.- Sabes lo que ese imbécil hizo y el problema en el que ahora está metido.
— Entiendo perfectamente eso.- Asintió.- Lo que no entiendo es ¿por qué te afecta tanto?. ¿Acaso quieres ver a tus nietos?
— No vuelvas a repetir eso.- Gruñó en respuesta.- Esos bastardos no son absolutamente nada mío. Son un error, una vergüenza y una maldita deshonra al apellido... Pero ¿qué podía esperar? Después de todo, son fruto de un inútil y patético intento fallido de Alpha como Aspros.
Escuchar a su progenitor expresarse así de él, aunque ya habitual, no dejaba de ser doloroso, como unos granos de sal en un herida abierta... Aún así, Aspros se mantuvo firme en la sala, intentando controlarse, y dejar que Hakurei se hiciera cargo.
Parecía que Hakurei podría contener la situación y ese mal trago se iría como llegó, pero el inesperado sonido del llanto de uno de los bebés tiró todo abajo.
— ¡No bajes!
Antes de que siquiera fuera consciente, su cuerpo se movió por su cuenta, corriendo hasta los pies de la escalera para tratar de alertar a Kardia, mientras un escándalo comenzaba a formarse en la puerta principal.
— ¡Cierra la puerta y quédate con ellos!- Añadió.- ¡No salgas de la habitación!
— Aspros...
— Ve con él, Asmita.- Pidió al Omega que se acercó a él.- Por favor, quédense dentro de la habitación y no salgan. Sabes que es peligroso.
El rubio sintió un pequeño nudo en la garganta, pero asintió y subió las escaleras tan rápido como pudo.
Aspros tomó un profundo respiro, intentando darse valor, caminando hasta donde todos luchaban por contener a Arles.
— ¿Me buscabas, idiota?- Retó a su progenitor, manteniendo sus brazos cruzados.- ¿Qué mierda quieres ahora?
— ¡Tú, maldito idiota!
— Dime de una vez qué demonios quieres y lárgate.- Interrumpió, clavando su mirada en la contraria.- Ya tuve suficiente mierda por un día.
— ¡¿Cómo caiste tan bajo, maldito Delta?!- Reprochó el mayor, tras lograr soltarse del agarre y darle un puñetazo en la mejilla.- ¡¿Pedir la custodia total de esos bastardos?!, ¡¿enloqueciste acaso?!
El golpe logró aturdirlo por unos segundos. La falta de sueño y el agotamiento físico, mental y emocional comenzaban a pasarle factura, pero se esforzó por no caer.
— ¡Eres una maldita basura!, ¡tú y el idiota de tu hermano lo son!- Siguió Arles con su ataque, mientras el resto de Alphas trataban de contenerlo.- ¡Uno cuidando de un Omega inútil que ni siquiera gestar puede, y otro quedándose con bastardos!
— Lo que Defteros haga o no con su vida, es algo que no me importa, idiota. Ya suficiente hice criandolo por tí y la estúpida de tu esposa. Si tanto te molesta, ve y dícelo a él.- Replicó el Delta, con su paciencia a punto de rebasar el límite.- Pero ¿cómo te enteraste de lo que pasó conmigo y esos niños?
— La ramera que te cogiste nos dijo todo.- Respondió ahora su madre, igual de enfadada que su padre.- ¡¿Cómo pudiste, Aspros?!, ¡tenías todo y lo echaste a perder!
— ¡Tú no puedes reclamarme nada, maldita zorra vieja!- Gritó Aspros.- ¡¿Quieres que te recuerde quién salió embarazada en el último año de la universidad?!
Ker intentó abofetearlo, pero Aspros fue más rápido y consiguió sujetarle la muñeca para forzar a retroceder de un empujón.
— ¿Cómo demonios hablaron con Úrsula?
— ¡Intentamos quitarte ese problema de encima, maldito ingrato!- Respondió su progenitor.- Ese día en la clínica quedó sobre aviso, y habría cedido, si tú no hubieras sido tan idiota y tan blando, ¡pero no!. Tenías que arruinar todo como siempre, y ahora esa idiota se largó de la ciudad con ese abogaducho.
Esa confesión explicaba varias cosas. Cómo la pregunta de qué hacían esos dos en la clínica el día en que nacieron los gemelos, porqué habían estado tan callados los últimos meses, y porqué ahora aparecían conociendo todos los detalles.
Sabía cómo eran sus progenitores. Lo volátil y violento que era Arles y lo agresiva que podía llegar a ser Ker. No dudaba que hubieran amenazado a Úrsula para forzarla a renunciar a todo y marcharse lejos con los niños.
Repentinamente, el llanto de uno de los bebés volvió a resonar... Ahí fue cuando Arles perdió por completo el control, corriendo hasta las escaleras en busca del sonido.
— ¡Ni siquiera lo pienses!
Antes de que alguien más pudiera hacerlo, Aspros le dió alcance, acertando con un golpe directo.
Una fuerza y un instinto hasta ese momento desconocidos, le hicieron enfrentarse a ese Alpha hasta sacarlo de la casa. Pero ahora no era únicamente su desprecio hablando por él, sino el instinto de proteger a esos dos cachorros.
— ¡Escuchenme muy bien los dos, porque no voy a repetirlo!- Gruñó, una vez consiguió sacarlos a ambos.- ¡No vuelvan a acercarse, ni a mí ni a mis hijos. Especial tú, Arles! Si lo haces, te juro que no voy a dudar en llamar a la policía y hacer que te pudras en la cárcel.
— Eres un...
— Ya aguanté lo suficiente.- Siseó Aspros.- Por mí pueden irse al infierno tomados de la mano, par de imbéciles. Ojalá se vayan pronto al Averno.
Tras esa advertencia, Aspros volvió al interior de la casa, dejando a su progenitor con las palabras en la boca y una creciente rabia.
— Vete ahora, Arles.- Exigió Hakurei, al notar sus intenciones.- No quieres otro problema con la policía, ¿verdad?
El Alpha gruñó, observando a todos los presentes. La mirada desafiante y filosa de Hakurei, y la determinación grabada en sus ojos.
Sabía que ese Alpha podía ser tan peligroso como se lo propusiera, por algo había conseguido el rango de teniente en el departamento de policía. Y su hermano y sobrino no se quedaban atrás. Sabía que desafiarlo directamente era por demás estúpido.
— Vámonos.- Gruñó, sujetando con brusquedad el brillo de su esposa.
— Stronzzo da merda*.- Musitó Manigoldo al verlo marchar, asegurándose de que lo escuchara.
— Manigoldo, esa boca...- Murmuró Sage.
En cuanto el peligro pasó, todos volvieron al interior de la casa, asegurando la puerta. Por suerte, Shion, Tokusa, Yuzuriha y Atla seguían en la escuela y no habían presenciado todo ese escándalo.
En la sala, Fyodor y Avenir ya se encontraban revisando las heridas de Aspros, con algo de ayuda de Edward. La pelea fue más intensa de lo que Aspros había sentido, hasta el momento de ser curado, una vez que el efecto de la adrenalina pasó, experimentó el dolor de los golpes.
— Será mejor reportar este incidente.- Sugirió Sage.- Todos sabemos cómo es Arles.
— Dígamelo a mí...- Murmuró Aspros, apretando los dientes.
— Otro poco y te tumba un diente... De nuevo.- Señaló Manigoldo, observando las marcas en el rostro del Delta y el rastro de sangre cerca de sus labios.- Solo que este no es de leche y no te volvería a salir otro.
Aspros solo se quedó callado, recordando aquel capítulo de su niñez, y cómo por varios años los únicos que supieron lo que había sucedido fueron Defteros y Manigoldo.
Nadie quiso tocar más ese tema. No sabiendo el trasfondo que había detrás y cuánto aún le afectaba a Aspros. Así que se limitaron a sentarse y tratar de recuperar la calma, antes de llamar al departamento de policía y reportar el incidente, debían dejar el antecedente en caso de que las cosas empeoraran.
Kardia y Asmita bajaron unos minutos después, con ambos bebés en brazos, siendo puestos al tanto de lo ocurrido por el resto de los presentes.
— ¿Estás bien?- Preguntó Kardia, acercándose a Aspros.
— Tan bien como se pueda estar en mi situación.- Respondió el Delta.
— No te preocupes por los gemelos, los dos están bien.
— Como sea.
— Te enfrentaste a tus padres por ellos.
— Nunca nos hemos llevado bien, esto fue solo la gota que colmó el vaso.
Kardia rodó los ojos, meciendo al bebé en sus brazos. Vaya que Aspros era testarudo, pero al conocer a sus padres, entendía de dónde lo había aprendido.
— Ten.
Sin comprender cómo, los brazos del Delta recibieron al bebé en cuanto Kardia se lo entregó, observando al cachorro por unos segundos.
— Este es Kanon.
— Sí, Asmita tiene a Saga.- Confirmó Kardia con una sonrisa divertida.- Vaya que aprendiste rápido a diferenciarlos.
— Saga tiene el cabello y los ojos más oscuros.- Replicó el mayor, chasqueando la lengua.- Además, el aroma a menta de Saga es más dulce.
— Así que ya tienes un favorito.- Bromeó Kardia.
Aspros solo rodó los ojos con ligero fastidio, sin ser consciente de la forma en que abrazaba al bebé en sus brazos, ante la mirada incrédula de más de uno.
— ¿Qué pasa?- Cuestionó al sentir las miradas de todos.
— Nada, nada.- Rió bajo Kardia.
Aspros solo chasqueó de nuevo la lengua.
— ¿Ya tienes una guardería para ellos?
— No.- Admitió.- La edad más temprana para que puedan quedarse todo el día son seis meses, y estos apenas acaban de cumplir tres.
— Creo que puedo darte una mano entonces.- Mencionó Kardia, captando su atención.- Puedo tomarme el cuatrimestre para cuidar de ellos por las mañanas mientras cumplen la edad mínima.- Añadió.- Si es que no te molesta que los lleve conmigo al restaurante un par de días a la semana. Por las tardes podrías conseguir una niñera.
— Yo podría ayudarte a cuidar de ellos por las tardes.- Mencionó Avenir.- Estarán más seguros así, al menos por ahora.
Aspros dudó por unos minutos. Era humillante, pero no tenía muchas opciones para lidiar con ese problema. Así que terminó aceptando la ayuda que le fue ofrecida.
[...]
Apenas era la primera noche con los cachorros en casa, y estaba siendo una tortura.
Kanon se despertó y comenzó a llorar, despertando y provocando la misma reacción en su hermano.
Ya había probado todo. Desde cambiarles los pañales, hasta ofrecerles leche, pero nada funcionaba. Luego de una hora, la desesperación lo consumió y terminó llamando a Avenir, para contarle la situación y preguntarle qué hacer.
— Tranquilo, vamos para allá.
En pocos minutos, recepción le informó la llegada de quienes esperaba, y de inmediatamente autorizó el ingreso.
Avenir y Hakurei habían llegado tan rápido como fue posible, logrando tranquilizar a ambos gemelos. Aunque Kanon fue más difícil que Saga.
— No olvides hacerlos eructar después de comer.- Mencionó Avenir, sosteniendo a uno de los bebés.- Los gases les provocan cólicos y pasa esto.
— Gracias.- Suspiró el Delta con cansancio.
— Descuida, muchacho. Poco a poco aprenderás todo lo necesario.- Le alentó Hakurei.- Solo trata de mantener la calma y no enloquecer la próxima vez.
No le quedó más que asentir, soltando un pesado suspiro para acompañar a la pareja a la salida del apartamento, y volver a su habitación con sus dos hijos.
Definitivamente, debía comprar un par de cunas y acondicionarles la habitación extra del apartamento cuánto antes. Ese par ya se había adueñado por completo de su cama.
[...]
— Cielos, cada día te ves peor.
— Esos dos niños van a acabar conmigo.- Replicó a las palabras de Kardia.- ¿Cómo pudieron soportarlos por más de tres meses?
— Todo es cuestión de práctica.- Resolvió Kardia, recibiendo a ambos bebés, ya en sillas transportadoras.- Pero claramente necesitas un descanso para no volverte loco. Y tambien tiempo para arreglar todo lo necesario para los niños.
No llevaba ni una semana siendo padre soltero, pero el bendito fin de semana había llegado, y Kardia y Asmita se habían ofrecido para cuidar a los gemelos por un par de días.
Aún tenía demasiadas cosas por hacer, tanto del trabajo como arreglos en el apartamento para los niños. Debía cumplir sus pendientes en la empresa, comprar las cunas y demás cosas para ese par, conseguir a alguien que limpiara la habitación extra y acomodara las cosas, y arreglar los papeles correspondientes para la compra de un auto más apto para trasladar a dos bebés.
Aunque sintiera su orgullo siendo pisoteado cruelmente, no tenía otra opción más que aceptar la ayuda que le ofrecían.
— Como sea.- Suspiró.- En esas maletas tienen pañales, toallitas húmedas, talco, shampoo, jabón, esponjas, ropa, leche en polvo, biberones, chupones, baberos, pañuelos, cobijas y todo lo que puedan necesitar.- Añadió, entregándole a Asmita ambas maletas.- Si necesitan algo más solo llámenme y veré cómo lo consigo.
— Solo se van dos días con nosotros, no veinte años, Aspros.- Bromeó el Omega.- Suerte con la remodelación. Nos vemos el lunes.
En cuánto se fueron, Aspros se dejó caer en el primer sillón con el que se topó en la sala, quedándose profundamente dormido en segundos.
Asmita y Kardia solo continuaron el camino entre risas, observando a los bebés que miraban todo con curiosidad.
El camino al apartamento de Kardia era algo largo, pero los niños pudieron soportarlo bien, incluso quedándose dormidos en el tren, causando suspiros de ternura en más de un transeúnte al verlos.
Incluso la recepcionista del edificio expresó lo lindos que eran y preguntó si esos eran los bebés de los que Kardia tanto le había hablado.
— Sí, son ellos.- Confirmó el Alpha.- Él es Saga, el mayor por siete minutos, y él es Kanon.
— Los dos son muy lindos.
— Estarán aquí con nosotros el fin de semana, mientras su padre termina unas remodelaciones.- Sonrió Asmita.- Esperamos que no sea una molestia.
— Por supuesto que no.- Sonrió la mujer.- Estos dos pequeños son totalmente bienvenidos.
Tras esa corta conversación, ambos siguieron el resto del camino, hasta llegar al piso y apartamento correspondiente.
Hasta casi una hora después, los bebés despertaron, siendo Saga el primero, seguido por Kanon segundos después, observando con curiosidad el lugar donde se encontraban.
— Hola.- Sonrió Kardia, sosteniendolos a ambos.- ¿Durmieron bien durante el viaje?
Kanon dejó escapar una tierna risita, acurrucándose en el pecho de Kardia, jugando con un mechón de cabello en su pequeña mano.
— Sí, yo también los extrañé.- Bromeó Asmita, acercándose para dejar un pequeño beso en las frentes de ambos cachorros.- Pero ya es algo tarde y necesitan descansar. Así que, un baño, algo de leche y a dormir.
Kardia solo sonrió y siguió a Asmita para encargarse de preparar un baño para ambos infantes, abrigarlos para pasar la noche sin frío, preparar dos porciones de leche y comenzar a arrullarlos.
Kardia mantenía esa pequeña costumbre de cantarles para dormir, haciendo la labor mucho más sencilla. Para cuándo la canción llegaba a su fin, ambos bebés quedaban sumidos en un cálido y profundo sueño en brazos de ambos.
— Ve a tomar una ducha tú primero. Yo los vigilo.- Susurró Kardia, arropando a los dos bebés en la cama.
Asmita aceptó y se apresuró a bañarse lo más rápido que pudo, relevando a Kardia en la tarea de velar el sueño de los cachorros después de colocarse la ropa de pijama.
Kardia volvió unos minutos después, acercándose tratando de hacer el menor ruido posible.
— ¿Tienes hambre?- Preguntó a su Omega, después de besar su mejilla.- Puedo preparar algo y traertelo.
— Estoy bien, gracias.- Respondió Asmita con una sonrisa.- ¿Y tú?
— También estoy bien.- Sonrió el Alpha.
Kardia se encargó de apagar las luces, y una vez finalizada su tarea, tomó su lugar al otro extremo de la cama, dejando a los bebés en medio de ambos para evitar una caída durante la noche.
Observarlos dormir tan plácidamente, escuchar sus respiraciones tranquilas, percibir el peculiar aroma a bebé presente en ambos, y sentir el calor que emanaban, de slguna manera lograba transmites una paz indescriptible, le daba un ambiente distinto al lugar.
— ¿Seguro que estarás bien tú solo con ellos mañana por la noche?
— Por supuesto.- Afirmó Asmita.- Tú solo asegúrate de dar lo mejor de tí en esa presentación. Nosotros te esperaremos aquí.
Kardia asintió con una pequeña sonrisa, cobijando a los pequeños en sus brazos, igual que Asmita.
— Quizás el domingo podamos ir a ver a Sísifo y a Defteros.- Sugirió Asmita.
— Ya falta poco para que nazca su bebé, ¿no?
— Menos de diez semanas.- Confirmó Asmita.- Aunque el riesgo sigue presente, y los dos siguen muy preocupados.
— Te dije que ese bebé era fuerte.- Le sonrió Kardia, intentando levantarle el ánimo.- Ya ha logrado resistir siete meses, dos más no serán nada.
— Eso espero.
— Verás que en dos meses este par va a tener a alguien más con quién jugar.- Prácticamente afirmó Kardia.- ¿Cómo crees que serán cuando crezcan?
— Son idénticos a Aspros, aunque quizás tengan mejor suerte que él y hereden la estatura de Defteros.- Bromeó el Omega.- Saga probablemente sea bastante tranquilo, Kanon seguramente va a desquiciar a Aspros.
— Todavía no lo ha conocido lo suficiente.- Sonrió Kardia, luego de dejar escapar una pequeña risa.- Cuando conozca a este pequeño demonio tanto como yo, lo va a adorar.
— Parece que Aspros tiene de favorito a Saga y tú a Kanon.
— Los padres no tiene favoritos.- Negó Kardia, en son de broma.
— Sí los tienen.- Bromeó Asmita.- Pregúntale a mi papá quién es su hijo favorito y te dirá que no tiene favoritos... Con una fotografía enorme y enmarcada de Atla cuando era bebé de fondo, y con suerte una de los demás pegada con cinta en la pared.
Kardia solo pudo reír ante el señalamiento de Asmita. Lejos de la realidad no estaba, en sus tantas visitas había notado la fotografía de la que Asmita hablaba.
— Las madres son quienes no tienen favoritos.- Añadió Asmita con una pequeña sonrisa.
— ¿Entonces Aspros y yo somos los padres con favoritismo por alguno de los gemelos, y tú la madre que los quiere por igual?
— Exactamente.
Ambos terminaron por soltar una pequeña risa por aquella absurda broma. Era imposible negar cuánto cariño le habían tomado a esos bebés en el tiempo que pasaron con ellos, pero sabían que su padre era Aspros y nada podían hacer contra eso.
Sabían que existían límites que no se podían cruzar, y debían permitirle a Aspros conocer a sus hijos y formar su propio vínculo, y ellos lentamente tomar su posición como conocidos, pero algo tenían muy claro: Jamás los dejarían sólos, pasara lo que pasara.
Bueno, la vida da muchas vueltas, y es imposible predecir el siguiente giro. Solo sabían que el presente era un regalo que debían amar y disfrutar plenamente. Quizás podrían ayudar a Aspros en la crianza de los pequeños, fungiendo como padrinos de ambos niños.
Por ahora, solo tenían claro que estaban con ellos y podían disfrutar ese fin de semana.
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Arschloch*: Estúpido/Imbécil.
Scheisskerl*: Cabrón/hijo de puta/estúpido.
Stronzzo da merda*: Se traduciría del italiano liberal como "estúpido de mierda". Pero podría interpretarse en español algo como "maldito idiota" o similares... En resumen, una forma muy vulgar, ofensiva y agresiva de decirle a alguien que es un imbécil.
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