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Capítulo final: You and I

— Recuérdame porqué demonios estoy aquí.- Bufó cierto Delta.

— Porque tus hijos fueron los pajes de la boda, Aspros.- Respondió su gemelo.- Tenías que venir a cuidarlos.

Aspros solo bufó, cruzándose de brazos ante las palabras de Defteros. Su malhumor era claro, pero no podía hacer más que soportar y esperar que esa tortura terminara.

— Cálmate, ya es hora del baile.

— Como sea.

Patético, solo así podía definirse a sí mismo por estar en la boda de su ex.

Se suponía que debía estar felíz, pero no soportaba la idea de verlo en brazos de otro... Sin embargo, reconocía que Kardia había ganado la guerra.

La música comenzó a sonar, y esa canción, en la voz de Kardia, se hizo presente mientras los recién casados bailaban.

I lose control
Because of you, babe
I lose control
When you look at me like this

There's something in your eyes
That is saying tonight
I'm not a child anymore
Life has opened the door
To a new exciting life

En la pista de baile, Asmita solo pudo sonreír perdidamente enamorado ante el verso entonado por Kardia, mientras caminaba acompañado por Saga al encuentro de su Alpha y el otro gemelo.

Habían ensayado la coreografía varias veces, pero Kardia no le había dicho cuál canción sería, ni tampoco que él se encargaría de cantarla. Fue una sorpresa para él, y no podía sentirse más felíz.

Realmente definía bien todo lo que habían pasado en esos años.

Desde el día en que se conocieron, hasta la emocionante vida que ahora tenían y todo lo que aún les esperaba.

Kanon y Saga habían crecido en menos de un parpadeo, ya tenían cuatro años, y más felices no podían estar de formar parte de sus vidas. Y los niños parecían sentirse igual.

You and I
Just have a dream
To find our love a place
Where we can hide away
You and I
Were just made
To love each other now
Forever and a day

Definitivamente... Mejor canción para festejar su día especial no pudo haber elegido Kardia.

La fiesta continuó con normalidad, hasta la hora de retirarse. Les esperaba un gran viaje al día siguiente bastante temprano.

[...]

— ¿Ya casi llegamos?

— Ya casi, Kanon.- Respondió Kardia en el asiento de al lado.- ¿La playa es linda?

— Mucho.- Sonrió Asmita, junto a su Alpha.- Seguramente te va a encantar.

— ¡Ya quiero llegar!

En el asiento de atrás, Aspros permanecía alerta a su hijo menor, que no había dejado de quejarse de mareo y dolor de cabeza durante todo el vuelo.

— Te dije que no comieras nada antes de subir.

— Lo siento...

Apenas pronunció ese par de palabras, el niño terminó vaciando su estómago encima de su padre. Aspros tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no terminar vomitando también, y tratar de limpiar el desastre con ayuda de una sobrecargo que se percató del incidente.

El resto de los acompañantes solo intercambiaron miradas incómodas, y algunos contuvieron la risa por los gestos del Delta.

Vaya que iba a ser un fin de semana largo...

Apenas aterrizó el avión, Aspros tomó su equipaje y corrió directo al baño más cercano para cambiarse, dejando a los niños bajo el cuidado de los demás adultos.

Kanon no dejaba de reír por el incidente, Saga estaba al borde del llanto, siendo consolado por Asmita y Kardia.

— Les dije que no comieran pastel de desayuno.- Suspiró Kardia, mientras intentaban calmar al gemelo mayor.

— Deja que la justicia divina haga su trabajo, Kardia.- Canturreó Manigoldo, riendo al lado de Kanon.

— Nunca vas a perdonar a Aspros, ¿cierto?- Inquirió Asmita con una sonrisa de lado.

— Claro que lo haré... El día que el mar se seque.

Por suerte, Aspros no tardó demasiado en volver y reunirse con todos para dividirse en grupos y llegar al hotel. Una vez ahí, cada uno fue hasta su habitación, acordando reunirse en unas horas para ir a comer todos juntos.

— ¿Esta vez llevas bolsas suficientes para el vómito, Aspros?

— ¿Por qué?, ¿necesitas una, Manigoldo?

El Alpha solo rió, y continuó su andar con el resto para llegar al restaurante elegido.

Cada familia tomó una mesa, y se dispusieron a comer. Aún quedaba un largo día, habían prometido a los niños visitar el acuario y después ir a nadar.

— No deberías comerte eso.

— ¿Y ahora qué vas a inventar, Kanon?

— Es solo que me se cóctel no me da buena espina.- Se encogió de hombros el niño, bebiendo la limonada en su vaso.- Huele medio raro.

— Solo come y déjame en paz cinco minutos.

— Después no digas que no te dije.

Aspros solo chasqueó la lengua. Por un momento consideró escuchar la advertencia de su hijo. Kanon parecía tener un especie de sexto sentido o algo así... Pero si su predicción resultaba acertada, podría zafarse del resto de actividades, y con algo de suerte, ganar algo de tiempo lejos de ese par de dolores de cabeza.

Eso fue suficiente para decidirse a comer todo el platillo y no dejar ni una pizca de comida. No tenía nada qué perder de todos modos.

Fuera de ese incidente, la hora de la comida transcurrió sin mayor contratiempo, y pudieron marcharse, directo al acuario.

Kardia y Defteros se la pasaron acompañando a los niños y divirtiéndose a su lado, alzandolos para que pudieran observar a través de los cristales, mientras el resto los seguía.

— ¿Estás bien, Aspros?

— Sí...- Respondió apretando su estómago.- Pero creo que me voy al hotel.

— No me digas que ya te enfermaste tan rápido.

— Cállate, Manigoldo.

Pronto, el resto se dió cuenta de que algo andaba mal, y decidieron que lo mejor era continuar sin el Delta.

— Voy contigo.

— No necesito tu lástima, Kardia.- Renegó, intentando continuar su camino.

— No voy a darte un beso de buenas noches ni a leerte un cuento.- Rodó los ojos el Alpha.- Solo voy a asegurarme de que llegues vivo al hotel. Una vez en tu habitación mantenerte vivo es tu problema.

Aspros intentó protestar y negarse, pero Asmita y Defteros se sumaron a la idea de Kardia. Los niños se quedarían con Sísifo, Manigoldo y Regulus, ellos los alcanzarían en la playa, después asegurarse de que Aspros estuviera seguro.

Al Delta no le quedó más opción que aceptar a regañadientes y volver al hotel acompañado.

Quería creer que todo estaría bien una vez llegara y se recostara... Pero todo empeoró.

— Esto no se va a curar solo...- Musitó Defteros, sosteniendo el cabello de su hermano.- Necesitas un hospital.

— Iré a pedir un taxi.

Aunque quisiera alegar, las arcadas se lo impidieron. No pudo impedir que Kardia saliera rumbo a la recepción, mientras Defteros y Asmita trataban de auxiliarlo.

El único Omega en la habitación se encargó de preparar una mochila pequeña con todos los documentos y cosas que podrían ser necesarios, y Defteros de ayudarlo a incorporarse, sufriendo severas consecuencias en su ropa.

— La tintorería no te va a salir barata.- Se quejó Asmita después de sufrir el mismo destino que Defteros.

Kardia apareció justo a tiempo para decirles que un taxi ya los esperaba y debían darse prisa.

— ¡Oh, no! Ni siquiera lo pienses.- Exclamó el Alpha, antes de salir corriendo de la habitación con Aspros en brazos y bajar las escaleras a toda velocidad.

Asmita y Defteros, sin muchas opciones, tomaron las cosas y salieron de la habitación para seguirlos. En la planta baja solo pudieron ver a Kardia arrojar a Aspros dentro del taxi cual saco de piedras

El camino al hospital fue un verdadero infierno para el Delta, sintiéndose desfallecer por momentos.

El arribo tampoco fue lo mejor, terminando volcando su estómago encima de una enfermera y la doctora que se encargaron de su caso.

Afortunadamente, solo se trataba de una intoxicación leve, estaría bien en un par de días con reposo e hidratación. Pero la humillación nadie podría borrarla... Debió escuchar a Kanon.

— Ya váyanse.- Pidió con cansancio una vez regresaron al hotel.- Puedo cuidarme sólo. Solo traigan a mi par de tornados después.

— De acuerdo.- Accedió Defteros.- Llámame si necesitas algo.

— Claro. Ahora fuera de mi habitación, que aún tengo náuseas.

— No hace falta que lo repitas.- Mencionó Asmita, saliendo a toda prisa al lado de Defteros.- ¡Qué te recuperes pronto!

Aspros solo gruñó y se envolvió en la sábanas, creyéndose sólo, hasta que escuchó la voz de Kardia.

— ¿Seguro de que estarás bien?

— Ya te dije que puedo cuidarme sólo.- Bufó.- Ese par de torbellinos están mucho mejor contigo de todos modos.

— Oye, ¿hasta cuándo vas a mantener este teatro de enemigos?- Reprochó el menor.- ¿No crees que ya hemos pasado demasiadas cosas para que me sigas tratando de esta forma?

Aspros se giró solo para mirarlo, apretando los labios en un gesto de claro desprecio.

— Ya te lo he dicho muchas veces. Tú y yo no somos amigos.

— Lo sé, y en este punto ya no espero que lo seamos algún día.- Asintió el Alpha.- Pero los dos amamos al mismo Omega.

Aspros no negó la acusación de Kardia, sabía que no tenía caso hacerlo. Quizás podía engañar a todos, pero no a Kardia.

— Por él haz al menos el intento de mejorar.- Suspiró Kardia.- No te pido que seamos mejores amigos. Solo que tratemos de soportarnos y no armar escándalos ni peleas... Por él y por los gemelos.

Aspros lo miró fijamente, antes de finalmente suspirar con resignación. Odiaba darle la razón a Kardia, le era imposible no sentirse inferior ante ese Alpha, odiaba el hecho de que ese desgraciado parecía ser todo lo que él no pudo... Pero jamás lo admitiría.

— Bien.- Suspiró.- Te lo prometo. Ahora déjame en paz por favor.

— Gracias, Aspros..

— Como sea.- Bufó, cubriéndose los ojos, en un intento de retener las lágrimas.

Kardia no quiso decir más, y estuvo por marcharse, pero justo cuando estaba por cruzar el umbral, la voz de Aspros lo llamó.

— Kardia...- Musitó el Delta, intentando mantener firme su voz.- Por favor no le falles... Cuídalo y amalo por mí.

— Te prometo que lo haré.

Ninguno se atrevió a mirar al otro, pero ambos mantuvieron una sonrisa sutil en los labios, antes de separarse.

Aspros, en cuanto escuchó la puerta cerrarse, rompió en llanto, abrazándose a sí mismo.

Acompañar al único Omega que había amado en su viaje de luna de miel, y pedirle al Alpha que se lo quitó que lo cuidara por él... Era simplemente patético, y además doloroso. Fuera como fuera, era el único consuelo que le quedaba.

[...]

En la playa, todos se divertían en grupo, nadando a través de las olas, disfrutando el atardecer o jugando en la arena.

Sísifo permanecía con los gemelos y Aioros, construyendo castillos de arena y decorandolos con almejas y conchas pequeñas que los niños habían recolectado durante toda la tarde.

Al poco tiempo, Asmita y Defteros se les unieron, y algunos minutos después, Kardia también.

Mientras, Manigoldo y Regulus permanecían en el mar, con el Alpha intentando ayudar al Omega a mantenerse en pie encima de una tabla de surf.

— Ya casi lo logras, Reg.- Rió ligeramente Manigoldo, tras ayudarlo a subir de nuevo a la tabla.- Solo necesitas más práctica.

— Gracias, Mani.- Sonrió el joven.- Aunque creo que esto no es para mí.

— No seas tan duro contigo, estas cosas llevan tiempo.- Replicó el mayor.- Roma no se construyó en un día.

Regulus asintió con una tímida sonrisa. Sus sentimientos por ese Alpha no habían cambiado a pesar del tiempo, pero no sabía si tres años cambiarían algo y tendría una mínima oportunidad.

Quizás no lograría nada y se arrepentiría, pero lamentaría mucho más no haber tenido el valor de volver a intentarlo.

— Mani...

— ¿Qué pasa?

Regulus tomó una profunda respiración, antes de decidirse a hablar.

— Sé lo que dijiste hace tres años, pero...- Inició.- Pero mis sentimientos por tí no han cambiado.

— Reg...

— Descuida.- Interrumpió con una sonrisa el menor.- Entiendo si tu respuesta sigue siendo la misma. Solo quería que lo supieras.

— No en realidad.- Replicó Manigoldo.- Admito que hace años te veía solo como un amigo de mis primos. Pero después algo cambió.

— ¿En serio?

El Alpha asintió con una sonrisa.

— Creo que fue hace como un año que empezaste a gustarme.- Admitió con un tenue sonrojo.- Cuando me pediste ayuda con tu prueba de manejo y no mostraste miedo en ningún momento.

— ¿Es en serio?- Rió el castaño.

— Perdón, ya sabes que tengo criterios raros.- Bromeó Manigoldo.- Cómo sea... ¿Te parece bien hablarlo más a fondo en el bar del hotel?

— Consideralo una cita.

Manigoldo asintió sonriendo. Ambos compartieron una pequeña risa, y salieron a la orilla para reunirse con los demás.

Kardia, de algún modo, logró convencer a Defteros, Asmita y Manigoldo de hacer una competencia por conseguir la caracola más grande, y los cuatro se sumergieron en el agua, retornando con diferentes tesoros de mar.

Pequeños cangrejos, conchas de mar, almejas, pero nadie lograba encontrar una caracola.

— Apuesto diez euros a que Mita gana.- Exclamó Kanon, colocando un billete sobre la arena.

— ¿De dónde sacaste ese billete, Kanon?

— De la billetera de Aspros.- Respondió el niño a la pregunta de su tío.- ¿Ustedes quién creen que gane?

— Apuesto diez por Manigoldo.

— ¡Regulus!

— Yo diez por mi papá.

— Y yo por Kardia.

Sísifo se quedó mudo por unos segundos, solo contemplando cómo sus sobrinos y su hijo improvisaron una apuesta, antes de suspirar y ceder.

— Si no puedes contra tu enemigo, únete a él...

La contienda duró varios minutos más, creyéndolo un empate, antes de que Asmita emergiera del agua con una caracola de color rosa pálido en las manos.

— ¡Ese es mi Omega!- Celebró Kardia, abrazando al rubio por cintura para besarlo.

— ¡Bien hecho, Mita!- Exclamó Kanon desde la orilla.- Y ahora a pagar.

— No es justo...- Murmuró Saga, mientras Kanon recogía y contaba sus ganancias.- Siempre ganas en todo.

— Suerte a la próxima, hermanito.

— ¿Otra vez convenciste a todos de apostar, Kanon?

El pequeño Alpha soltó una risa traviesa, antes de levantarse para abrazar a Asmita y a Kardia, igual que su hermano.

Asmita y Kardia solo negaron con una sonrisa, abrazando a ambos niños.

La noche ya había caído, y lo mejor era volver al hotel para que los niños pudieran comer algo y dormir temprano.

Defteros y Sísifo se encargaron de su pequeño Aioros, disfrutando un momento familiar viendo una película hasta que el pequeño Omega se quedó dormido en medio de sus padres.

Kardia y Asmita decidieron encargarse de cuidar de los gemelos, para darle a Aspros la oportunidad de descansar y recuperarse completamente de su malestar.

Kardia compró algo de pizza y demás comida, y buscaron un programa en la televisión.

En algún momento, Kanon decidió retar a todos a una pelea de almohadas, y el resto lo siguió en su locura. Saltando en la cama y lanzando almohadas hasta que el cansancio los venció, haciéndolos caer en brazos de Morfeo.

— ¿No son adorables?

— Claro.- Sonrió Asmita, mientras observaban a ambos niños dormidos en la cama.- Si omites que el pasatiempo favorito de Kanon es estafar gente, claro que son adorables.

— El niño solo es inteligente.- Rió Kardia, abrazando a su Omega para dejar un beso en su mejilla.- Te amo.

— También te amo.

Un cálido beso a la luz de la luna en ese balcón, selló esa promesa de amor eterno, permitiéndoles soñar despiertos por unos minutos.

No tenían la menor idea de qué les depararía el futuro, ni a ellos ni a nadie. Quizás algunas relaciones se formarían, quizás la persistencia daría frutos, tal vez se reencontrarían algún día con amistades que tuvieron que irse para perseguir su propio futuro, tal vez no...

Era imposible predecirlo. Lo único que sabían y que les importaba, era que estaban juntos y se amaban con todo el corazón y el alma. Y también que tenían con ellos a sus dos amadas rosas de mayo.

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Y he aquí el capítulo final!

PERO ¿recuerdan que les prometí unas sorpresas? Pues las sorpresas son, que tengo planeados unos epílogos para las parejas secundarias de esta historia, por si alguien se quedó con la duda o quería saber qué fue de un personaje.

Son pequeños epílogos complementarios a la historia de Kardia y Asmita, y se publicarán aquí, en horario normal (todos los lunes)

Y creo que eso es todo por ahora.

Muchas gracias por haber seguido esta historia 🤍

Lauren, fuera 💜

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