Beautiful Boy
Los días seguían corriendo cuál cauce de agua sin piedad alguna.
En menos de un parpadeo, habían transcurrido más de dos meses desde la llegada de los gemelos, y para desgracia de Aspros, el panorama no lucía tan bien.
— Bueno, oficialmente estás jodido.
— No ayudes, Mandrake.- Bufó con fastidio.- Ya fueron tres juicios, y no llegamos a nada.
— Yo les advertí que estos casos son demasiado complicados, y aún más con la prueba de paternidad positiva.- Aportó Edward.- Ya está confirmado que son tus hijos, así que, lamento decirte que hay una gran probabilidad de que el juez tome partido por ella y te joda a tí.
— ¿Y yo por qué?- Replicó el Delta.- ¿No se supone que deben estar con su madre para sentirse seguros, estar bien alimentados y toda esa mierda?
— Obviando que la prueba de paternidad salió positiva, está el hecho de que de los dos, tú eres el que tiene un salario y puesto laboral más alto, además de poseer una vivienda propia y no alquilada, no tener antecedentes médicos graves, ni antecedentes legales, ni problemas registrados con drogas o cosas de ese estilo.
— Vaya que el leopardo ha sabido esconder bien sus manchas.- Canturreó Fyodor cerca de él.- Ahí te creen un santo, pero seguramente tu hermano y Asmita no piensan lo mismo.
Aspros solo chasqueó la lengua, observando fijamente al Omega por unos segundos.
Edward solo se aclaró la garganta, antes de proseguir con sus palabras.
— Ahora, Úrsula está escudándose en una depresión posparto, incluso mostró pruebas de que está tomando antidepresivos.- Continuó el abogado con su monólogo.- Además de tener un pequeño historial con la policía por portar pequeñas cantidades de droga durante sus años de universidad, y haber pasado por problemas de ansiedad y depresión en su adolescencia. Y para rematar, no tiene una red de apoyo.
— En pocas palabras, no es apta para cuidar de dos bebés.- Resumió Fyodor.- Y tú, en cambio, a ojos del jurado, estás limpio y tienes una base de apoyo medianamente sólida. Incluida hasta una nodriza para tus cachorros.
El Delta se llevó una mano a la cabeza, peinando su flequillo en un gesto auto reconfortante.
Infinidad de cosas habían pasado en esos últimos meses, y no podía terminar de asimilar ninguna.
Para fortuna o desgracia suya, los padres de Asmita aceptaron custodiar a los gemelos mientras la situación se resolvía, servicios sociales los consideró aptos, y habían permanecido bajo su resguardo desde entonces.
Fyodor había tenido misericordia y se había estado encargando de proporcionar algo de leche materna para los cachorros, ayudando a complementar su alimentación.
Él se había estado encargando de cubrir todos los gastos de ambos cachorros, que al final resultaron ser Alphas. Desde ropa, pañales y leche en polvo, hasta consultas pediátricas y vacunas.
Y mientras, Úrsula se aferraba a su papel de víctima... Y parecía que iba a salirse con la suya.
— Creo que solo nos queda jugar una última carta.- Suspiró Edward.- Podría funcionar, pero es jugarnos el todo o nada. ¿Estás dispuesto a correr el riesgo?
— No creo tener otra opción.
Sin duda, el nacimiento de esos dos infantes había traído consigo muchos cambios y emociones diversas en todos. Incluidos quiénes no tenían relación directa con ellos.
— ¡Mira qué lindo es Kanon!
— Kardia, son gemelos idénticos.- Rió ligeramente Asmita, mientras terminaba de cambiar el pañal de uno de los bebés.- No sé cómo sabes cuál es cuál.
— Saga tiene el cabello más oscuro, Kanon tiene las ondas del cabello más definidas, los ojos de Saga son más oscuros que los de Kanon, y Kanon es un poco mas grande que Saga.- Enumeró el mayor las diferencias de los cachorros.- No es tan difícil.
— Pues yo los veo exactamente iguales.- Negó con una sonrisa el blondo.- Ya casi tienes que ir a ensayar con los chicos, ¿no?
— A Seraphina le surgió un problema de última hora, y Mine sigue recuperándose de su resfriado. ¿Puedo quedarme un poco más?
No podía decirle que no a esos ojos suplicantes. Así que solo suspiró, aceptando su derrota, asintiendo con una sonrisa enternecida.
— Solo porque eres el único capaz de calmar a Kanon.
— ¿Ves que no es tan difícil diferenciarlos?
Ambos compartieron una pequeña risa, abrazando a los pequeños en sus brazos.
Contra lo que podría llegar a pensarse en una situación como esa, Kardia había mostrado un profundo cariño por ambos cachorros. Los trataba como si de sus propios hijos se trataran.
Aprovechaba cada hora libre que tenía para acudir a casa de Asmita para ayudar en sus cuidados. Incluso se quedaba a dormir los fines de semana.
Manigoldo y los hermanos de Asmita, a excepción de Atla, inicialmente se mostraron reacios a la decisión de Avenir y Hakurei, y les tomó tiempo siquiera aceptar acercarse a los recién nacidos. Pero al final habían terminado tomándoles cariño, e imitando a Kardia para usar cada segundo libre cuidando de los pequeños.
Saga había resultado ser un bebé bastante tranquilo, y que pasaba gran parte del día durmiendo así el cielo se cayera a pedazos.
Kanon, por el contrario, solía despertar, e irritarse con facilidad. Para todos era difícil calmar su llanto, excepto para Kardia. Por alguna razón que ni ellos comprendían, parecía que el bebé había formado un vínculo bastante fuerte con él.
— Close your eyes. Have no fear. The monster's gone. He's on the run, and your daddy's here...- Comenzó a entonar Kardia aquella lírica que ya se había vuelto habitual.- Beautiful, beautiful, beautiful. Beautiful boy. Beautiful, beautiful, beautiful. Beautiful boy.
Asmita sonrió conmovido al observar a Kardia mecer al pequeño Kanon en sus brazos, cantando esa canción que, en palabras del propio Alpha, había logrado calmar su llanto desde la noche que lo conoció.
— Before you go to sleep, say a little prayer. Every day, in every way. It's getting better and better...
Era adorable cómo Kardia demostraba un amor tan incondicional a ambos gemelos, al sostener también a Saga para ayudarlo a dormir.
Conocía esa canción, pero escuchar a Kardia interpretarla, y verlo dedicar esas palabras con tanto amor a ambos pequeños... Era una escena bellísima a sus ojos.
—Out on the ocean, sailing away. I can hardly wait to see you come of age. But I guess we'll both just have to be patient.
Parecía que Kardia siempre dejaba una pequeña parte de su alma en cada pieza que interpretaba, y esa no era la excepción.
Prácticamente estaba haciendo suya la canción, permitiéndole a Asmita imaginar el futuro con esos dos pequeños, que algún día se convertirían en adultos...
Aunque, una parte de su mente le repetía que no se encariñara demás con ellos. Al fin y al cabo, no eran suyos, sino de Aspros, y fuera cuál fuera el veredicto final del juez, poco o nada podrían hacer para permanecer cerca de los dos bebés.
— ¿Pasa algo?
Al escuchar a Kardia murmurar, se dió cuenta de que otra vez se había perdido en sus pensamientos.
Los bebés ya estaban profundamente dormidos, abrazados el uno al otro como era habitual desde que nacieron, cuidadosamente arropados.
— No es nada.- Suspiró.- Solo pensaba en cuál será el resultado de este juicio.
— Sea cual sea, ellos nunca estarán solos.- Sonrió el Alpha, señalando con la mirada a los cachorros.- ¿Crees que Aspros aún mantendrá en pie su oferta de regalarmelos?
Asmita solo pudo reír ante las palabras de Kardia, olvidando momentáneamente sus preocupaciones.
Sabían que Aspros ya había asistido a tres sesiones ante un juez, y ese día era la cuarta, y aún no sabían cuál sería el futuro de los cachorros.
Úrsula se aferraba a su postura de que Aspros conservara la custodia de los niños, comprometiéndose ella a una visita mensual y cubrir una cuota por pensión alimenticia hasta que cumplieran la mayoría de edad. Todo alegando que Aspros había firmado un documento, dónde se comprometía a aceptar dicho acuerdo si ella recaía en su depresión tras el nacimiento de los cachorros.
El abogado de Aspros decidió que no era buena idea usar el argumento del engaño para firmarlo mientras estaba ebrio, no si el Delta quería conservar su buena imagen. Así que recurrieron al argumento de que Úrsula solo estaba fingiendo, además de que las ocupaciones de Aspros le imposibilitarían cuidar él solo de dos recién nacidos.
La primera sesión no llegó a absolutamente nada. En la segunda, Edward sugirió cambiar de estrategia, solicitando una custodia compartida 50/50. No obtendría exactamente lo que quería, pero al menos Úrsula no saldría completamente ilesa.
Igualmente, la mujer y su abogado seguían oponiendo resistencia, e igualmente, seguían sin avanzar. Ahora les esperaba una cuarta sesión, y tenían una última carta a usar.
Tras el recuento de los hechos, las pruebas presentadas, y las peticiones de ambas partes, Aspros puso en marcha el plan que Edward había propuesto.
— Estas últimas dos semanas me han servido para reflexionar sobre la situación de mis hijos, su señoría.- Inició su discurso el Delta.- Y, aunque esta decisión sea extremadamente dolorosa, creo que es lo mejor para garantizar el bienestar físico y mental de mis hijos.
Aparentemente, las palabras de Aspros implicaban una victoria para Úrsula. Pero algo en el interior de la rubia la hacía inquietarse, gritándole que algo andaba mal.
— Por eso, su señoría, cambio mi demanda de una custodia compartida, a exigir la custodia total de mis hijos, y la renuncia de la señora Walden a sus derechos como madre.- Añadió Aspros, terminando por alterar a Úrsula.- Sé que será duro, para mí y para ellos. Pero su madre no es una buena influencia para ellos, y temo por su seguridad y bienestar si ella está cerca.
— ¡Eres un-!
— Úrsula, de verdad lo lamento mucho, pero los dos sabemos que esto es lo mejor.- Añadió con pesadez el Delta, mientras la Beta se acercaba a él.- No puedes cuidar de ellos. Y verte solo una vez al mes va a terminar por afectarlos demasiado.
La rubia no pudo soportarlo más, y terminó por darle una bofetada enfrente de todos los presentes.
Aspros se limitó a tratar de cubrirse, mientras Úrsula intentaba acertarle otro golpe, siendo contenida apenas por Earheart.
— ¡Señora Walden! Tranquilícese por favor, o me veré en la necesidad de retirarla de la sala.
Aspros mantuvo la cabeza agachada, afirmando encontrarse bien después de ese ataque, tal y como Edward le había indicado.
— Lamento muchísimo que todos ustedes hayan presenciado esta escena, su señoría.- Murmuró Aspros, sosteniendo su propia mejilla.- Pero, por desgracia, no es la primera vez que esto sucede.
— ¿Qué quiere decir, señor Dimitris?
— Úrsula suele perder el control con facilidad, no es la primera vez que me hace algo como esto.- Respondió, agachando aún más la cabeza, intentando ocultar las lágrimas.- Dios, esto es demasiado vergonzoso... Pero no puedo quedarme callado y anteponer mi imagen al bienestar de mis hijos... Por eso prefiero asumir toda la responsabilidad, con tal de mantenerlos a salvo de que vean escenas como esta, o aún peor, sean ellos las víctimas.
— ¡Maldito hijo de puta!
El fuerte estruendo del mazo contra la base de madera hizo callar a todos, impidiéndole a Úrsula continuar con su alegato.
— ¡Orden en la sala!- Exclamó el juez.- Todos a receso. Señora Walden, cálmese por favor, no voy a ser tan indulgente si al retomar la sesión continúa comportándose de esta manera. ¡Se levanta la sesión!
Un nuevo golpe con el mazo fue la señal para que el juez se levantara de su sitio y el resto de presentes abandonaran la sala, directo al pasillo que conectaba con la sala común.
— ¡¿Qué demonios estás planeando, Aspros?!
— Disculpa, Úrsula, pero cualquier cosa que necesites discutir, hazla llegar por medio de mi abogado, por favor.- Respondió con una sonrisa maliciosa el Delta, repitiendo las palabras de Úrsula durante los primeros días de esa contienda legal.
Ahora fue turno de la Beta para rechinar los dientes con rabia, y de nuevo intentó golpearlo, pero Earheart logró detenerla, justo a tiempo.
— ¡Contrólate, Úrsula!
A empujones y pataletas, el Alpha logró alejarla de Aspros y Edward, dejando al Delta con una sonrisa altanera dibujada en sus labios.
— Vaya que resultaste ser un excelente actor.- Mencionó Edward.- Las lágrimas le dieron el remate perfecto.
— Lo difícil fue resistir las ganas de regresarle el golpe a esa zorra.- Bufó Aspros, masajeandose la mejilla enrojecida.- Solo espero que valga la pena.
— Mordió el anzuelo.- Señaló el azabache.- La acabas de poner entre la espada y la pared: Acepta retirar la demanda y cumplir el acuerdo que tenían, o se despide de los niños para siempre.
— ¿Y crees que será suficiente para una loca como ella?
— Para la mayoría de madres es difícil desaparecer de las vidas de sus hijos.
— Si lo dices por Fyodor, hasta yo sigo sorprendido de cuánto ama a su "pollito".- Rió ligeramente el Delta, cruzando sus brazos.- ¿Quieres un consejo? Gánate al hijo y en un futuro el Omega es tuyo.
— Solo somos amigos.
— Claro, amigos con muchos privilegios por lo que me ha contado ese ninfómano.- Bromeó el Delta, logrando avergonzar al abogado.- Si te sirve de algo, nunca lo había visto mantener a un Alpha tanto tiempo en su vida. Hasta al padre de su hijo prácticamente lo usó como banco de esperma para embarazarse y cuando el tipo se enteró y se puso pesado, lo llevó hasta la corte para rechazar el apellido... Aunque al final tuvo que aceptar la pensión alimenticia y visitas con su supervisión.
— Lo sé, yo llevé ese caso.
— Entonces alégrate. Al menos eres más que solo un revolcón más del montón para ese loco.
Edward solo se aclaró la garganta, desviando la mirada con un tenue rubor en las mejillas. Aspros se limitó a reír bajo y seguir a su abogado hasta la sala de descanso.
En cambio, para cierta Beta, la situación se tornaba complicada, y su acompañante no era capaz de contenerla.
— ¡Por dios, Úrsula!- Exclamó harto el Alpha.- ¡Contrólate ya, mujer!
— ¡¿Cómo demonios puedo calmarme?!- Replicó la rubia.- ¡¿Escuchaste lo que pidió ese desgraciado?!
— Escuché y ví todo. Incluido cómo lo abofeteaste, le jalaste el cabello y trataste de seguir golpeandolo enfrente del juez.- Respondió.- Prácticamente acabas de quedar como una loca con nulo control de la ira y capaz de golpear a alguien a la menor provocación.
— ¡¿En serio quieres hablar de control de la ira?!- Siguió la Beta.- ¡Hablamos de Aspros! El tipo que le provocó un aborto a su ex a punta de golpes porque quiso dejarlo, llegó a los golpes con su hermano y con un Alpha menor que él, y que casi se muere de un coma etílico.
— ¿Y tú quieres hablar de quién lo drogó para llevárselo a la cama la primera vez, y peor aún, siguió metiéndose con él, sabiendo que tenía pareja?
Las palabras de Earheart lograron clavarse en la mente de Úrsula, haciéndola agachar la mirada y morderse los labios con impotencia y rabia. Sabía absolutamente todo el orden de los hechos por boca de la misma Úrsula, sabía todo lo que había detrás, y sabía que no podrían salir ilesos.
— Para desgracia tuya, su ex parece tenerle tanto amor que no presentó ningún cargo en su contra, y ese idiota fue lo suficientemente inteligente para mantener su embriaguez dentro de casa.- Añadió.- La única vez que terminó en un hospital, fue una fecha donde hasta el más recto pierde el control de la bebida y su hermano no mencionó ninguna de sus borracheras anteriores. Así que para el juez, es prácticamente un santo y tú una loca que no deja de atormentarlo.
— ¡Una santa mierda es lo que es!
— Sin pruebas no hay crimen. Así de sencillo, Úrsula.- Resolvió el abogado.- Puedes discutir, gritar y acusarlo de lo que quieras, pero sin una prueba de tus palabras solo vas a conseguir arruinar aún más tu reputación.
— ¿Y qué hacemos entonces?
— Parece que Aspros solo te dejó una opción: Concederle su deseo de ser padre soltero.
— ¡¿Enloqueciste acaso?!
— ¡Es eso, o retirarte de esta contienda con el rabo entre las patas!- Gruñó el Alpha.- O le entregas lo que pide, o retiras los cargos, dejas al juez fuera y aceptas el acuerdo que tenían. ¡Elige de una vez!
— Son mis hijos también...
— Y si tanto los amas, ¿por qué siquiera consideraste dejarlos bajo el cuidado de Aspros y limitarte a ser una compañía casual en sus vidas?
Earheart era agresivo, contundente y severo con sus palabras. Era horrible admitirlo, pero algo de verdad había en ellas, y Úrsula lo sabía.
— Decide de una vez, queda menos de una hora para que el receso termine.
La Beta solo pudo hipar, intentando callar sus sollozos, mientras se abrazaba a sí misma.
Había contemplado un escenario donde, a pesar de todo, podría seguir presente en las vidas de sus hijos... Pero ahora, ese mal nacido acababa de cambiar el juego, y la había puesto entre la espada y la pared.
¿Qué debía hacer ahora?, ¿retroceder y aceptar el acuerdo previo?, ¿renunciar a ellos?, ¿sacrificar su carrera y todo su futuro?, ¿sacrificar a sus hijos?... ¿Qué se suponía que era lo correcto?, ¿lo correcto era lo más inteligente?
— Solo recuerda que Aspros a pesar de ser un maldito hijo de perra, es muy inteligente y hábil en los negocios. Además de que parece tener siempre un ángel cubriéndole el trasero.- Pronunció Earheart a su lado.- Tiene una cuenta bancaria y un sueldo mucho mayor que tú, y que con el tiempo seguirá aumentando. Además, a diferencia de tí, él tiene personas que por alguna razón, a pesar del asco de persona que es, están dispuestas a dar la cara por él y cubrirle la espalda.
Lo sabía... Con un demonio, vaya que lo sabía. No lo entendía, y odiaba aún más que fuera así. ¿Cómo era posible que alguien como Aspros tuviera personas respaldandolo?, ¿por qué los padres de Asmita, y el mismo Asmita estaban ahora de su lado?, ¿tanto significó en sus vidas para que un "lo siento" fuera suficiente para perdonar sus atrocidades?... ¿Qué demonios tenía ese maldito Delta de especial?
Aspros había cometido demasiados errores, había traicionado la confianza de personas que lo acogieron cuando no era nadie y no tenía nada, había estado a nada de matar al Omega que decía amar, de no ser por ella que logró detenerlo... Y aún así, lo habían perdonado.
Y mientras tanto ella...
— Conservalos si quieres, Úrsula. Pero recuerda que estarás completamente sola.- Le recordó su amigo.- Además, de arriesgar tu vida. Ya comprobaste que la manzana no cae muy lejos del árbol.
Entendía las palabras de Earheart, y fue imposible evitar que un escalofrío la invadiera.
El día en que los gemelos nacieron, como si no hubiese tenido suficiente al tener que mantenerse alejada de sus propios hijos, los padres de Aspros habían aparecido cuál aves de mal agüero, justo cuando Earheart la dejó sola para ir a recoger unos documentos.
Aún recordaba todas y cada una de las palabras de ese Alpha y esa Beta...
— Vaya que ese idiota cayó bajo. Cambiar a un Omega como Asmita por una basura como tú...- Fueron las palabras de Arles.- Una inútil que no es capaz ni siquiera de alimentar a sus propios cachorros.
— De todos modos, ¿qué se podía esperar de una zorra que se mete con un hombre comprometido?- Sumó Ker.- Con algo de suerte, esos bastardos ni siquiera son del inútil de Aspros.
Aún recordaba todas esas palabras, y cuánto la hicieron enfurecer para responder a esos dos, afirmando que los cachorros eran de Aspros... Y la única respuesta que obtuvo.
— Si fuiste tan fácil para abrirle las piernas a ese, no dudo que lo hayas hecho con cuánto se te puso enfrente y ahora solo quieras una solución a tus problemas.- Replicó el Alpha sin remordimiento alguno.- Ya suficiente mal has hecho metiéndote en una relación, causando que Asmita perdiera a su cachorro y jodiendo la reputación de Aspros, ¿no te parece?
Recordaba aún el enojo que sintió, pero a la vez, el sentimiento de culpa... Una parte de ella quería gritar y defenderse, pero otra se sentía merecedora de tal trato.
— Si sabes lo que te conviene, aléjate de Aspros y deja este teatro de los hijos.- Añadió Ker.
— ¡¿Esto es una amenaza?!- Replicó finalmente esa noche.- Les juro que si es así-
— Si es así, ¿qué?- Cuestionó Arles con una sonrisa burlona.- No eres más que una Beta insignificante. Repudiada por tu familia, sin amigos, sin un puesto importante... No eres absolutamente nadie.- Añadió.- Así que mejor recoge la poca dignidad y reputación que te quedan, y desaparece. Y pobre de tí si le dices algo de esto a Aspros. Advertida estás, Walden.
No pudo alegar absolutamente nada más, la presencia de ese Alpha fue capaz de intimidarla demasiado. Solo pudo verlos abandonar la habitación, y rezar por el pronto regreso de Earheart.
Esa misma noche le contó a su amigo lo que había ocurrido en su ausencia, y también se enteró por él del escándalo que había provocado Arles en la sala de espera, y cómo la familia de Asmita había llegado a ayudar a Aspros con los gemelos.
Era demasiado lo que había en juego, y tomar una decisión se tornaba cada vez más difícil.
Pero el tiempo que tenían para pensarlo era demasiado corto, y pronto tuvieron que volver a la sala para discutir la situación.
[...]
Las horas seguían corriendo, el día lentamente agotaba su luz, dando paso a la tibieza agradable de una tarde veraniega propia de Grecia.
— Vaya que la maternidad terminó ablandandote un poco, ¿eh?
— ¡Ja! Eso quisieran, tú y todos los demás, Asmita.- Respondió el Omega de cabello ebano.- Solo he estado produciendo más leche que una vaca desde que tenía como cuatro meses de embarazo, y mi pollito muchas veces no se termina toda la que le dejo.- Argumentó.- Además de que ya está comenzando a comer sólidos.
— Entonces Queen junior no pasó hambre, ¿eh?- Sonrió el Omega rubio.
— Ni un solo día. Siempre tuvo toda la leche que quisiera.
Ambos compartieron una pequeña risa. Fyodor continuó alimentando a los recién nacidos, mientras Asmita tuvo que volver al trabajo, atendiendo unas mesas.
Aspros había hecho saber al juez del papel de nodriza que Fyodor estaba fungiendo con los bebés en ausencia de su madre. Así que, como parte del acuerdo para garantizar la seguridad de los infantes, los tutores temporales debían estar presentes durante todo el proceso.
Fyodor apenas tenía tiempo entre el trabajo y sus deberes como madre. Al final, la solución para resolver el problema fue reunirse en el restaurante dónde trabaja Asmita, que Fyodor alimentara a los cachorros y les entregara algunas reservas de leche, y al terminar, cada uno fuera a su hogar.
— ¿Día agitado?- Sonrió de lado el Omega mayor, al ver a Asmita volver.
— He tenido peores en estos meses.- Negó Asmita con una sonrisa, observando a los bebés ya dormidos en brazos de Fyodor.- Parece que le agradas a los niños.
— Solo tengo algo de experiencia. Prácticamente tuve que criar a mi hermano desde que nació, cuidar a un bebé ahora de adulto no es nada.
— Creo que Aspros no dirá lo mismo si no logra salirse con la suya.
— Eso debió pensarlo antes de bajarse el pantalón a la primera.- Rió ligeramente el azabache.- En serio, ¿qué le viste a ese idiota?, ¿qué clase de hechizo te lanzó para que lo soportaras tanto tiempo?
Asmita dejó escapar una pequeña risa, gracias a sus hermanos y Manigoldo, ya se había acostumbrado a que repitieran esas preguntas constantemente. Ya había aprendido a tomarlas con humor.
— Solo estuvimos juntos por dos años.
— Es demasiado tiempo para todo lo que le aguantaste.- Replicó el mayor.- Se metió con esa bruja prácticamente desde que comenzó a salir contigo.
— Si tú no me lo hubieras dicho cuando Defteros me obligó a abrir los ojos, seguiría sin saberlo.
— Eso lo noté.- Asintió.- Pero en serio, ¿qué le viste? Es un maldito llorón, arrogante, dramático, mentiroso, egoísta, pésimo en la cama...
— Si que le tienes un enorme aprecio a tu amigo.
— Que sea mi amigo no quita el hecho de que sea un completo imbécil.- Se encogió de hombros el mayor.- Hace dos años yo no tenía la menor idea de tu existencia, supe que ese idiota tenía pareja hasta después de meterme con él... Quizás debí patearle las bolas con más fuerza.
— ¿En serio hiciste eso en el estacionamiento?
— Estaba loco si pensaba que iba a engañarme de esa manera y salir ileso. Aún más si pensó que iba a poder usarme y manipularme a su antojo. Solo le dí una pequeña lección.- Resolvió.- Pero en serio, explícame porqué te gustaba. De tu nuevo novio lo entiendo, es guapo y se ve que te tiene bien atendido en todos los sentidos... ¿Pero Aspros? ¡Por dios, Asmita! El tipo casi deja a Grecia sin rosas amarillas.
— Supongo que no es fácil olvidar una vida entera al lado de alguien.- Se encogió de hombros el blondo.- Pero, ahora estamos mejor así.
Fyodor asintió, esbozando una sonrisa suave, satisfecho de observar el crecimiento de ese Omega, definitivamente, le esperaba un futuro brillante.
Una vez los niños fueron entregados a los padres de Asmita, Fyodor se despidió de todos y retiró a casa. Hakurei y Avenir no tardaron en hacer lo propio. Asmita los alcanzaría en un par de horas más.
Un día tranquilo, que cerraba de forma idílica para la mayoría.
En la corte, tras muchas sesiones, gritos de parte de Úrsula y recesos, finalmente había una respuesta clara a la petición de Aspros.
— Mi cliente acepta la petición del señor Dimitris.
Las palabras de Earheart lograron poner nervioso a Aspros, pero el Delta se esforzó en no mostrar gesto alguno. Ni siquiera dirigir una mínima mirada a Úrsula y su esbirro.
— Bien. Entonces la próxima citación será para firmar los documentos necesarios y finalizar con el procedimiento. ¡Se levanta la sesión!
Todos se levantaron de sus asientos y comenzaron a abandonar la sala por diferentes salidas.
Úrsula contuvo las lágrimas únicamente hasta llegar al estacionamiento, dónde no pudo más y se desplomó en llanto.
Earheart se apresuró a sostenerla para brindarle consuelo y ayudarla a ingresar al auto, repitiendole que era lo mejor y todo estaría bien. No podían dar marcha atrás.
Aspros contuvo sus nervios hasta llegar a su auto al otro lado del estacionamiento, donde terminó soltando toda su frustración.
— ¿Qué mierda se supone que hagamos ahora, Edward?- Cuestionó a su abogado, después de encender un cigarrillo y calar con desespero.- Ese par no va a retroceder.
— Yo te advertí que era juzgarte el todo o nada.- Respondió el Alpha.- El siguiente juicio es en dos semanas. Así que todavía hay esperanza.
— Y si se mantiene firme, ¿qué?
— En ese caso, puedo negociar una compensación económica por daños y perjuicios, y para ayudar a cubrir los gastos de los niños durante los primeros dos o tres años de sus vidas.- Mencionó.- Quizás hasta una cuota de manutención mensual hasta que cumplan la mayoría de edad. Pero nada más.
Aspros bufó con fastidio, calando el cigarrillo en sus labios tan fuerte y tantas veces como podía, para después soltar el humo. Comenzaba a dudar que el plan fuera a funcionar, pero ahora él mismo estaba entre la espada y la pared. Ya no podía retroceder.
— Por ahora cálmate y ve a casa a descansar.- Sugirió Edward.- Mantenme informado de cualquier novedad.
— Como sea.
Después de esa conversación, cada uno abordó su auto y emprendieron su propio camino a diferentes destinos, pero, de cierto modo, igual de ansiados para ambos a su modo.
Edward condujo por la ciudad, hasta llegar a esa floristería en el centro de la ciudad, donde se encontró con un pequeño grupo de Omegas que ansiaba ver.
— Vaya, hasta que llegas.- Sonrió el Omega de cabello negro, que sostenía a un sonriente bebé en brazos.- Por un segundo pensé que nos iríamos sin tí.
— Sabes que nunca los dejaría plantados.- Respondió, observando al pequeño Omega que estiraba sus brazos hacia él.- ¿Puedo...?
— Solo cinco minutos.- Rió levemente la madre del cachorro.
Edward sostuvo al bebé en sus brazos, y el pequeño rápidamente se habituó, jugando con su corbata, haciendo que una sonrisa se dibujara en los labios del Alpha.
Fyodor solo rodó los ojos, manteniendo una pequeña sonrisa al ver reír de esa forma a su adorado vástago.
— ¿Ya podemos irnos?- Preguntó el hermano menor de Fyodor.- Comienza a hacer frío para el bebé.
— En cuanto el señor Winter deje de ser dominado por un bebé y diga cuál es el plan.
Edward solo sobró nerviosamente, aclarandose la garganta antes de responder.
— Hay un restaurante en Kolonaki. Admiten bebés a partir de los seis meses, pensé que podría ser una buena opción para ir a cenar.- Respondió, intentando ignorar el revoloteo que le generaba la sonrisa y la mirada de Fyodor.- Pero si creen que es demasiado estresante para el bebé, o están cansados, podríamos ordenar algo y-
— El restaurante está bien, torpe.- Rió Fyodor, acercándose para despeinarle el cabello juguetonamente.- Solo porque mi hijo te quiere. Aunque no creas que eso significa que ya te ganaste el título de padrastro.
Queen solo rió discretamente, igual que el bebé aún en brazos del Alpha.
— Al menos puedo hacer el intento, ¿no?- Rió el abogado, con las mejillas teñidas de carmín.
— Puedes... Igual que yo intenté tener un hijo que se pareciera a mí. Pero solo pasé por todos los malestares del embarazo, las visitas al doctor, y el dolor del parto, para que se pareciera a su tío.- Bromeó el Omega con aquel detalle.- Pero si aún quieres intentar...
— Nada pierdo haciéndolo.
Ambos intercambiaron una sonrisa, antes de asentir y dirigirse al auto, al lado del hermano de Fyodor. Tenían un camino algo largo por recorrer y la noche aún era joven.
Por otro lado, Aspros había llegado hasta la residencia Laghari, siendo recibido por Asmita.
Solo estaba ahí para dejar un par de paquetes de pañales, latas de leche en polvo, ropa y demás productos necesarios para los gemelos, como llevaba haciendo desde que nacieron. Pero Asmita le sugirió entrar a verlos.
— Lo siento, pero no, Asmita.- Respondió inicialmente.- Ya le dije a tu padre que-
— El juicio, ya lo sé.- Interrumpió el Omega.- Pero ellos son pequeños y te necesitan. Nadie va a saber que estuviste con ellos.
Dudó y buscó excusas por unos segundos, sabiendo que Manigoldo y ese Alpha también estaban ahí, era fácil saberlo por el aroma presente. Pero terminó sucumbiendo ante la voluntad de Asmita e ingresando igualmente.
— ¿Y este qué hace aquí?
Apenas escuchó y vió a Manigoldo en la sala, al lado de Kardia, los padres, hermanos y tío de Asmita, pensó que había sido una mala idea, pero ya estaba ahí.
— ¿Se te olvida de quién son ese par, Manigoldo?
— ¿Ahora sí son tuyos?- Replicó el Alpha.- Porque casi parece que buscas una forma de deshacerte de ellos desde que nacieron.
— Manigoldo...
El resto de los presentes no tardó en llamarle la atención al Alpha, mientras Aspros rechinó los dientes con enojo... Vaya que ese imbécil le colmaba más la paciencia con cada día que pasaba.
— Por favor. Todos aquí sabemos la situación de estos niños y lo que ha estado pasando los últimos meses. ¿Y de un día para otro alguien como tú cambia y se vuelve mejor persona automáticamente, Aspros?- Mantuvo su postura el Alpha.- È come credere che l'asino voli*!
— Sabes que he venido a verlos.- Rechinó los dientes Aspros.
— Ad ogni morte di Papa*...
Asmita no tardó en colocarse enmedio de ambos para frenar esa riña antes de que ambos perdieran el control.
— Manigoldo, contrólate por favor.- Reprendió a su pariente.- Aspros sigue siendo el padre de Saga y Kanon, y ellos lo necesitan.
— E chiudo un occhio*...
— Por favor.
El Alpha dejó escapar un pequeño gruñido, pero solo se puso de pie y se despidió de todos los más rápido que pudo, antes de marcharse al lado de su padre, no sin gruñir ligeramente al pasar junto a Aspros.
El Delta respondió el gruñido, pero se resistió para evitar ir detrás de Manigoldo.
— Llegas justo a tiempo.- Mencionó Kardia, intentando aliviar la tensión en el ambiente.- Es su hora de dormir.
Aspros no pudo evitar tensar los labios, pero accedió a acercarse y sostener a uno de los gemelos, el que según Kardia había sido el primero en nacer, Saga.
— Cálmate, no te va a morder.- Rió bajo el Alpha al ver su reacción cuando le entregaron al cachorro.- Es normal que se mueva más que cuando era un recién nacido. Tiene dos meses y medio.
— Ya sé qué edad tiene.- Replicó, luchando por contener sus nervios.
— Siéntate si así dejas de temblar como gelatina.- Mencionó Kardia, con una sonrisa divertida en sus labios levantándose del sofá.- Saga es más tranquilo y facil de dormir. Kanon no se duerme si no lo pasean y le cantan un poco.
Aspros bufó, pero aceptó el lugar en el mueble. Avenir le dió un biberón con la leche ya tibia y lista para el consumo del bebé, y le ayudó para que pudiera comenzar a comer.
Por suerte, el bebé aceptó fácilmente el chupón y comenzó a beber la leche sin hacer escándalo, al contrario del bebé que Kardia sostenía, que no dejaba de berrear y rechazar el biberón. Definitivamente, el que tenía en brazos era Saga.
Escuchó a Kardia tararear, y después comenzar a entonar una canción que reconoció con facilidad, y al ver que funcionaba para calmar el llanto de Kanon, no pudo abstenerse de interrogarlo al respecto.
— Es su canción favorita.
— ¿Ni siquiera saben hablar y tienen canción favorita?
— Desde que nacieron, funciona para arrullarlos.- Repuso Kardia.- Deberías tratar de cantarles un poco.
— ¡Ja!, estás loco.- Negó rápidamente.- Yo no canto, no bailo, ni ninguna de esas tonterías.
— Al menos inténtalo. No importa si desafinas horrible.- Insistió Kardia, con un ligero aire desafiante en su voz.- Yo cubro tus desentonaciones.
Eso fue suficiente para aceptar el "desafío" de Kardia, y entonar esa canción en dueto para los bebés.
Sorpresivamente para él, funcionó para que los dos cacho se quedaran dormidos después de alimentarse.
No estaba seguro si hacía lo correcto al buscar dejarlos bajo el cuidado de Úrsula, pero tampoco de ser él la mejor opción para cuidar de ellos... Por eso entregó a Saga a Avenir apenas pudo y se marchó. No debía dudar ni flaquear ahora.
Odiaba con todo su ser admitirlo, pero Kardia no parecía ser un mal tipo, sino todo lo contrario. Ese Alpha había pasado esos meses cuidando con total esmero a sus hijos, prácticamente tomando el papel que como "padre" le correspondía a él y del que cobardemente ansiaba huir.
Por ahora, lo único claro era que todo era incierto.
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"Credere che un asino voli"*: "Creer que un burro vuela". Es una expresión italiana que hace alusión a creer en cosas imposibles o inverosímiles.
Ad ogni morte di Papa*: “A cada muerte de Papa”, es una expresión italiana para referirse a una situación o un hecho muy poco probable.
E chiudo un occhio "Chiudere un occhio"*: "Cerrar un ojo". Es una expresión italiana que hace alusión a ser indulgente. Lo equivalente a nuestro "hacer la vista gorda" o "hacerse el loco".
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