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🌺8🌺

Las gotas de lluvia seguían salpicando la ventana pero con menor intensidad cada vez, aunque eso no detenía la tormenta de afuera. En la sala sólo se podía apreciar las voces de dos individuos conversando entre sí, de vez en cuando sólo uno continuaba hablando mientras el otro se disponía a escuchar con atención.

Alejandrina observaba el líquido en su taza, mientras Steven seguía hablando. Tal vez una advertencia de su parte habría servido antes, entonces la lengua de A17 no se habría quemado al tratar de beberlo. Es una gema, no tenía motivos para comer o beber pero la exploradora no quiso ofender al terrícola negando su hospitalidad.

A17 llevó la taza blanca a sus labios y dio otro sorbo con precaución, se estaba acostumbrando al peculiar pero delicioso sabor del café. El momento de tranquilidad acabó cuando Steven llegó a mencionar que Diamante Rosa era en realidad Rose Cuarzo, la gema por poco se ahogaba con el café por la repentina información.

—No puedo creer que llegué a amenazarla con mi arma en su gema cuando la conocí. —confesó apoyando los codos en la mesa y sujetando su cabeza.

—Creo que no eres el único ser en la galaxia que trató de acabar con ella cuando la tuvo en frente. Eso solía pasarme muy seguido de joven, creían que era mi madre y trataban de asesinarme por ese motivo. —dio un largo sorbo a su café medio vacío, con calma.

Alejandrina observó a Steven, se preguntó ¿cuántas veces habrá dicho tal cosa como para no demostrar dolor, tristeza, o alguna otra emoción al comentarlo una vez más? ¡Lo había mencionado como si fuera lo más normal del mundo! Como si se tratase de un acontecimiento que cualquier niño humano debía afrontar para seguir creciendo.

—Debió ser duro para ti vivir de esa forma.

—No tienes idea. —Steven se endereza en la silla y sonríe— Pero ya todo está en el pasado, no hay porqué seguir pensando en ello. Esto no se trata de mí sino de ustedes.

¿Ustedes?

—Así es. Cuando la lluvia disminuya iremos a visitar el Pequeño Planeta Madre, todas las gemas como tú tienen una nueva oportunidad de iniciar, buscar su centro, ¡decidir por sí mismas qué hacer en la vida! ¿No suena fantástico?

—Uy, sí. Muy emocionante. —comentó jugando con la taza en manos— Ya intenté hacer eso antes y ordenaron quebrar mi gema. —murmuró. Steven la oyó de todas formas.

—¿Ordenaron quebrar tu gema?

A17 deslizó la mirada en la taza de café del contrario, el cual poseía una ilustración verde que ella no reconocía. No respondió.

La puerta del templo se hizo a un lado, llamando la atención de Steven, del otro lado iba saliendo una gema alta con visor, ésta se detuvo a un costado del portal al percatarse de la otra gema.

—Vaya, no creí que ese día sería hoy. —comentó.

—Hola, Garnet. —saludó el de rizos.

—Buenos días, Steven.

—¿Buenos días? Pero aún falta para... —observó la pantalla de su celular, "05:57am" definitivamente ya había amanecido— Wow, ya es de mañana. No me había percatado de la hora. —observó a la gema sentada en frente suyo— Garnet, ella es Alejandrina. Alejandrina, ella es Garnet.

—Un placer conocerte, Alejandrina.

—Ah, igualmente. —respondió la mencionada.

La puerta del templo volvió a abrirse y otra gema apareció tras ella.

—Oh, sí. ¡Ya amaneció, hora de comer! —exclamó una pequeña gema morada con entusiasmo.

—¿Cuántas gemas viven aquí? —cuestionó A17.

—Amatista, ya deja de gritar por las mañanas. Despertarás a Steven. —replicó otra voz detrás de la pequeña gema.

—Son todas. —agregó el chico.

Amatista pasó de largo, yendo al alhacena para quitar de allí una bolsa de papas fritas y empezar a comerla.

—Buenos días, Steven y gema desconocida. —se dignó a saludar con la boca llena.

—Ella es--..

—¿Alejandrina? —interrumpió una voz. Todos voltearon a la gema pálida— No puede ser...

La exploradora se puso de pie, casi al instante, la silla se había tumbado nuevamente tras ella. Perla la observó incrédula, no podía procesarlo correctamente.

—¿Perla? —titubeó.

La mencionada llevó ambas manos sobre la boca y luego avanzó junto a ella para abrazarla. Los ojos celestes de Perla se aguaron al instante, Alejandrina se mantuvo tiesa, totalmente ajena al contacto físico.

—Ahh, ¿qué está pasando? —Amatista susurró cerca de Steven.

—¡Gracias a los astros! No puedo creerlo, yo... Creí que te habían destruido. Lo vi con mis propios ojos, tu gema hecho pedazos en manos de Diamante Amarillo. —Perla se alejó para observarla— ¿Cómo es posible que estés aquí?

—No estoy segura, desperté aquí en la Tierra. No recordaba nada, mi gema se encontraba inestable, al parecer sí trataron de quebrarla. El hijo de Rose me encontró y sanó mi gema.

—¿Todo este tiempo estuviste en la Tierra? Rosa y yo creímos que te habíamos perdido para siempre, no sabes el alivio que siento al ver que no es así.

—Ahh, hola, ¡seguimos aquí! —Amatista interrumpió, ambas voltearon la mirada a ella— ¿Alguien quiere explicarnos qué sucede?

Perla llevó su campo visual a la expresión confusa de Steven, tragó duro y apartó las manos de los hombros de la otra gema.

—Oh, por supuesto. —Perla se endereza y aclara su garganta— Alejandrina fue asignada a la corte de Diamante Rosa para explorar su nueva Colonia, la Tierra. Fue en ese período que la conocí.

—Creí que eras de la corte de Amarillo. —mencionó Steven observando a Alejandrina— Es decir, traías el uniforme de su corte.

—Así es, lo era. —contestó ella— Diamante Azul y Amarillo ofrecieron a Rosa elegir una exploradora de su corte, fue entonces que Rosa me eligió. Hasta que... Es una larga historia.

Movió la palma de su mano restando importancia al asunto, Steven inclinó la cabeza ante ese gesto.

—No había oído hablar antes sobre gemas exploradoras. —mencionó Amatista, metiendo un puño de papas fritas a la boca.

—Oh, es verdad. No me había dado cuenta antes pero, es la primera vez que veo una gema de esa categoría. —añadió el chico.

—Las gemas de mi clase no disponemos de mucho tiempo libre, las diamantes siempre nos mantienen ocupadas explorando nuevos planetas alrededor de la galaxia para una nueva invasión. —A17 frunció levemente el ceño al recordar esos tiempos— Esa es la razón por el cual no somos tan reconocidas.

La nueva gema sintió una mano posarse en su hombro, elevó la mirada para encontrar a Garnet con una sonrisa.

—Eso está en el pasado, todo es diferente ahora. Eres libre de elegir por ti misma qué hacer en la vida. —comentó.

—Eso es correcto. —afirmó Perla, posando su mano en el hombro libre— Bienvenida, Alejandrina.

La exploradora no pudo evitar sonreír ante esas palabras y su piel volvió a cambiar. Ambas manos se alejaron de ella, como si de hierba venenosa se tratase.

—¡Wow! ¿Qué fue eso? —gritó Amatista observándola fascinada.

—¿Qué? —preguntó la misma.

—¡Lo volviste a hacer! —añadió Steven.

—¿Que hice qué?

—Humm, Alejandrina —Perla movió sus manos, señalando todo su cuerpo—, tu tono de piel acaba de cambiar.

Sus ojos se abrieron un poco más, llevó la mirada a sus brazos y confirmó lo dicho. Estaba pasando de nuevo.

—Ah... El hijo de Rose mencionó que se podría tratar de un efecto secundario, ya saben, por lo inestable de mi gema hace unos momentos. No es nada grave, ignórenlo. —responde A17, aunque su risa nerviosa no convence a nadie. Su color volvió a ser el de antes.

—No me importa cuál sea la causa, ¡es asombroso! ¡Hazlo de nuevo, hazlo de nuevo! —la gema púrpura corrió hasta ella.

—Amatista, no la incomodes.

—No la estoy incomodando, Garnet.

En realidad, sí, lo hacía.

Luego de varios intentos fallidos por parte de Amatista en convencerla con volver a cambiar de color, Alejandrina esperó con paciencia a que la pequeña "familia" desayunara juntos para luego dirigirse al tan mencionado Pequeño Planeta Madre, aunque sólo Steven y Amatista hayan ingerido alimentos.

Al salir de la casa, el viento helado mañanero les dio la bienvenida a un nuevo día, el cielo se encontraba gris, y una ligera llovizna golpeaba sus paraguas a medida que iban avanzando por las arenas húmedas de la playa, con cada paso que daban se podía apreciar el fresco olor a tierra mojada.

Caminaron cuesta abajo de una colina, siguiendo un sendero largo. Amatista y Steven iban en frente, riendo de vez en cuando, Garnet los acompañaba de cerca y, Perla con Alejandrina a unos metros de ellos. Ambas conversaban levemente, aunque parecía más bien un interrogatorio por parte de la más baja.

— ...Hizo todo a su alcance, pero Azul y Amarillo habrían sospechado. —explicó Perla y la observó con algo de melancolía— Momentos después, Diamante Amarillo confirmó tu fragmentación. Rosa no lo toleró, entonces, como Rose Cuarzo declaró la guerra a los diamantes.

—¿Estaba dispuesta a enfrentarse sola en contra de las diamantes? ¿En qué estaba pensando?

—No lo sé, pero no fue la única. Las demás gemas rebeldes se unieron a su causa, conmigo incluída. Trató de advertirnos de las consecuencias de seguirla a la guerra, aún así lo hicimos.

Alejandrina llevó su campo visual en frente, observando al par que iban charlando a unos metros de ellas.

—¿Y cómo es que todo eso termina con un niño mitad humano salvando a toda la galaxia?

—Aún falta para llegar a esa parte de la historia. —Perla ríe— Necesitamos más tiempo para ponerte al corriente.

—Eso parece.

Steven volteó encontrándose con la mirada de Perla y Alejandrina en su persona, se sintió incómodo por unos segundos hasta que Perla lo saludó con la mano sonriendo.

—Ahh, hemos llegado. —anunció Steven, parado en la entrada de la pequeña ciudad en desarrollo.

La nueva gema elevó la mirada al cartel que daba la bienvenida al Pequeño Planeta Madre, escrito en glifo gema e idioma humano.

Varias gemas se encontraban acarreando cosas de un extremo a otro, trabajando juntos y en armonía, sin prestar atención a la llovizna. Algunos hasta se tomaron el tiempo en saludar a los recién llegados, con una sonrisa cálida mientras seguían en lo suyo.

Una gema verde con un paraguas azul flotando sobre su cabeza los reconoció desde lejos, detuvo su andar, apagó la pantalla de su tableta y elevó la mano en busca de su atención.

—Ey, mira. Ahí está Peridot. —habló Amatista dando un ligero golpe en el brazo de Steven.

—¡Hola, Peridot! —saludó éste, imitando la acción de la gema verde.

Peridot se dio prisa en llegar donde ellos:— Qué grata sorpresa, Steven, creí que ya te habías ido al Planeta Madre a seguir ayudando a las diamantes.

—Aún tengo un poco de tiempo. Quiero presentarte a alguien. —Steven estiró el brazo en dirección a la exploradora, quien iba llegando con Perla— Ella es Alejandrina, acaba de llegar.

—Creí que habías hecho una pequeña pausa con desburbujear a más gemas. —observó a A17 y extendió la mano— Wow, una gema exploradora. No recuerdo la última vez que vi una. Hola, soy Peridot, bienvenida a la Tierra.

—Hola. —estrechó su mano con ella— Me resultas algo familiar, ¿ya nos hemos visto antes?

—Tal vez, ¿formabas parte de la corte Diamante Amarillo?

—Originalmente, sí.

—Oh, ya veo. Entonces, eras una de las exploradoras que solían ir a fastidiar de mi lado del sector mientras trabajaba. —A17 abrió sus ojos un poco más— Pero, descuida, ya está en el pasado. Es irrelevante a estas alturas.

—Santas galaxias, ¿eras esa Peridot? ¿Pero qué te pasó? —A17 se inclinó levemente hacia ella— ¿Te encogiste?

Amatista empezó a reír a carcajadas al ver la cara ruborizada de Peridot al oír eso. Alejandrina enderezó la espalda.

—Ah, lo siento, Peridot. No quise ofender. —aclaró de inmediato.

—Peridot. Encogerse. Eso estuvo bueno. —comentó la albina disminuyendo su risa.

—Descuida. Solía usar prótesis robóticas en aquel tiempo. —Peridot mueve sus manos restando importancia al tema.

El alarma en el celular de Steven empezó a oírse, él lo quitó del bolsillo de su chaqueta y observó la pantalla.

—Oh, creo que debo retirarme. Chicas, ¿pueden continuar con el tour sin mí?

—Por supuesto, Steven. —habló Garnet.

—Buena suerte. —siguió Perla.

—¡Las veo luego! —exclamó él alejándose con prisa, mientras sostenía con firmeza su paraguas.

Garnet volteó en dirección a las demás una vez que perdieron a Steven de vista.

—Bien, continuemos con el recorrido. Aquel edificio servirá para protegernos mejor de la lluvia que nos alcanzará en unos instantes.

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Espero lo estén disfrutando. Gracias por leer🌹✨

Hasta la próxima actualización. ¡Los quiero, cuídense!

-Yellow🌙-

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