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⭐Dedicado a Thisreddie ⭐
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Una gema cansada se encontraba caminando por el bosque, en aquél planeta azul y verde. Había logrado despistar a las exploradoras de Diamante Azul, para ello, se había encargado en ubicar a los humanos en un lugar que sería complicado encontrar. No fue fácil, eso sin dudas.
Se detuvo a recostarse por un árbol de pino, mantener en control a un holograma por un largo tiempo la estaba debilitando, sin mencionar la distancia entre ella y el Planeta Madre. Nunca antes había utilizado tal proyección por más de tres horas, tiempo estimado para una exploración a un planeta.
Cerró los ojos para poder mantener el contacto con el holograma y viajar hasta su otro subconsciente. Al parecer las otras exploradoras ya habían informado a su diamante sobre la actual situación; causada por ella misma.
No tenía otra opción que volver al Planeta Madre, no estaba segura si podría seguir con la proyección estable. Así que se dirigió a la guardería, para usar el portal ubicado en ese lugar sombrío.
[🌹]
—A17, no te habíamos visto desde que te asignaron a la corte de Diamante Rosa. —comentó A18 al verla entrar en aquel salón donde anteriormente solía ser un lugar de relajación para ella y sus compañeras— Al parecer ser gema exploradora de esa corte demanda tiempo.
—Ah, sí... He estado algo... Ocupada.
—su voz sonó algo cortada, efecto del cansancio de la proyección que ella causaba a la original.
—Cuéntanos cómo te fue en la exploración al planeta Tierra. Un nombre bastante absurdo si me lo preguntan.
—No tan obsurdo como el último que visitamos, ahg, ni siquiera reunía los recursos adecuados para una buena colonización. —añadió otra, dejando a la holograma con la palabra en la boca.
—Oh, sí. Una pérdida total de tiempo. —comentó otra, seguida de otras más.
—Ni lo menciones.
—¿Recuerdan a los seres de la exploración A34/230C? Esas cosas no merecen si quiera formar parte de este sistema solar, su total existencia no tiene propósito.
—Son seres totalmente inferiores, no se puede esperar nada bueno de ellas.
Siguieron hablando entre sí como si la presencia de A17 se hubiera esfumado.
¿En serio llegó a ser una gema tan egocéntrica como ellas?
A17 sintió vergüenza con sólo imaginarlo.
De pronto, algo en su interior la indicó a alejarse del lugar e ir hacia otra dirección; se trataba de la A17 original. Había vuelto al Planeta Madre.
Buscó una excusa creíble para comentar y alejarse, pero no fue necesario ya que las otras gemas no parecían prestarle atención alguna. Así que sólo se alejó sin más.
Mantuvo la actitud lo más normal posible mientras caminaba por los pasillos; ¿porqué éstas debían ser tan condenadamente largas?
Observó a sus costados, inspeccionando que nadie la haya seguido y se adentró a una habitación.
A17 se encontró con ella misma en ese lugar y cuando eso sucedió, el holograma desapareció dejando a la gema original sola en aquella habitación. Se permitió tirar un largo suspiro de cansancio y victoria, había logrado llegar justo a tiempo antes de que perdiera el control de la proyección.
Podía sentir su energía física restaurarse con los recuerdos de la holograma, se sentía bastante mejor que hace unos instantes.
—Nota mental: No volver a tardar en regresar cuando deje un holograma aquí.
.
[...]
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Meses después.
—¿Cómo que hay demasiados orgánicos? —cuestionó Azul, con una voz que carecía de paciencia— ¿Estás segura que esta no es una de tus tantas excusas para no avanzar con tu colonización, Rosa? ¡Han pasado meses! La colonización ya debe estar hecha y ni siquiera estás a la mitad de completarlo.
—Pero..
—¡Basta! ¡Ya no quiero oír tus excusas! —interrumpió Amarillo golpeando con su puño a un costado de su trono. Rosa bajó la cabeza— Primero ruegas por una Colonia propia, luego deseas conservar la vida en ese asqueroso planeta, sin olvidar que perdiste a tu gema exploradora, ¿y ahora esto?. No voy a tolerar más de tu incompetencia. ¡Termina con lo que has iniciado!
Fin de la videollamada.
El pequeño diamante se mantuvo inmóvil, con la mirada en el piso.
¿Cuántas veces intentó hacerles entrar en razón y rogar en conservar la vida en aquel planeta?
¿Cuántas veces su voz fue aplastada con sus reclamos y gritos?
¿Acaso su estatus no valía nada? ¡Por la luz de las estrellas, era un Diamante a igual que ellas!
Estaba harta. Herida. Furiosa.
Si su voz no sería escuchada, entonces escucharían a la de alguien más, alguien a quien no puedan ignorar.
Oprimió los puños con fuerza, su diamante emitió un brillo cegador envolviendo todo su cuerpo, su gema cambió de posición, haciéndose ver como el de un cuarzo, dando presencia a la apariencia de otra gema.
—¿Mi Diamante? —pronunció Perla con sorpresa— ¿Qué es lo que hace?
Rosa volteó a observarla, su mirada ya no era la misma, proyectaba ira y confianza en sí misma.
—Podrán ignorar a Diamante Rosa, pero no permitiré que ignoren la voz de Rose Cuarzo.
[🌹]
Tiempo después de que haya fallado en tratar de mantener alejado a los humanos y así evitar la realización del zoológico, A17 siguió con sus intentos de atrasar los planes de los diamantes. Al darse cuenta que no podría seguir con la rutina de ir a la Tierra y dejar nuevamente un holograma como reemplazo, abandonó el Planeta Madre sin dejar rastros.
Cosa que obviamente trajo consecuencias para Rosa.
Alejandrina se encontraba recostada sobre el césped que adornaba una colina, admirando el maravilloso atardecer que aquel clima fresco le brindaba. El clima cambiaba constantemente en ese lugar, a la gema le costaba acostumbrarse a ellas pero no le molestaba en absoluto.
Ya había pasado un buen tiempo desde su huída del Planeta Madre; se preguntó ¿qué habrá pasado cuando las demás exploradoras se enterasen de su desaparición?
¿La extrañarían?
Eso lo dudaba. Ni siquiera la tomaban en cuenta desde que había sido asignada a Diamante Rosa.
La gema no tenía intención de causarle más problemas a su Diamante, pero sin sacrificios no obtendría nada.
Ni siquiera estaba segura en seguir llamarla como "su Diamante".
Las aves que pasaban en el cielo captó su atención, formó una sonrisa en su rostro al oírlos cantar mientras pasaban volando muy alto por encima de ella. Elevó su brazo izquierdo para capturarlos en uno de sus escaneos visuales y dejarlos como registro, su comunicador era lo único que le quedaba como recuerdo de aquel planeta el cual consideró su hogar. Lo hubiera destruido si no fuera por que lo necesitaba para saber con exactitud si es que algo atravesaba la atmósfera.
A17 lo había programado también para advertirle sobre algún ser inorgánico que se moviera a unos cuántos metros a la redonda de su ubicación. Sin dudas necesitaba conservar ese aparato.
El sol se empezó a ocultar nuevamente entre aquel enorme océano, indicando el final de otro largo día a todas las criaturas de ese lado del planeta.
El sonido de un pitido seguido tras otro interrumpió la paz de Alejandrina. Era su comunicador. En el radar holográfico sólo pudo divisar un individuo inorgánico. Sólo una gema, eso era inusual. No estaba tan lejos de su ubicación.
Se puso de pie, se deshizo de algunos restos de césped pegados a ella y empezó avanzar en dirección a aquel punto rojo en su radar.
Con pasos lentos se posicionó detrás de unos arbustos enormes, verificó su radar una vez más antes de hacer otra cosa. Asomó la cabeza sobre éstas, entrecerró los ojos para observar mejor a la gema a un par de metros de ella, por la poca luz que había en el ambiente no identificaba qué tipo de gema era.
La misteriosa figura se hallaba de cuclillas sobre unas plantas, a espaldas de A17, la recién mencionada sólo pudo distinguir algo esponjoso desde su posición, cabellera, tal vez.
Alejandrina llevó la mano a su gema, invocando su arma con lentitud; cualquier gema del Planeta Madre era una amenaza. Eso fue lo que pensó antes de salir de su escondite y correr en dirección del individuo.
Crack.
El sonido de una rama romperse bajo sus pies alertó a la gema invasora. Ésta se enderezó tan rápido como pudo y volteó en dirección a ese sonido.
Una enorme burbuja rosada aventó a la exploradora sobre el árbol más cercano, un grito de dolor por parte de A17 fue todo lo que se oyó luego de aquel golpe. Su cuerpo se tornó lila.
La gema invasora se llevó ambas manos a la boca, se deshizo de la burbuja que la rodeaba y avanzó algunos pasos hacia ella.
—¡Por mis estrellas! ¿Te encuentras bien?
A17 alzó la mirada a la gema causante de su dolor, divisando al fin de quién se trataba. Un cuarzo rosa.
Se puso de pie lo más rápido que pudo, apuntándola con su arma, el cual se trataba de un bastón con tres puntas a un extremo de ésta; como una especie de tridente.
—¿Quién eres y qué haces aquí? —exclamó sosteniendo con firmeza su arma— ¿Las diamantes te enviaron?
Rose se le quedó viendo, sin responder. Al parecer A17 no lograba reconocerla. Era normal, todos los cuarzos rosas eran similares, incluso vestía diferente y no con el uniforme característico de los cuarzos, esta vez llevaba un vestido largo y blanco.
—Yo no obedezco a ningún Diamante. Ya no más. —fue lo único que pudo pronunciar sin apartar la mirada de ella.
A17 elevó una ceja:— ¿Es una especie de estrategia para que baje la guardia?
—Oh, no, por favor. Te lo prometo. No es ninguna estrategia, de hecho, acabo de huir del Planeta Madre.
—¿Qué?
—Yo.. Solía servir a Diamante Rosa. —comentó. Alejandrina no se inmutó— Fui asignada como las demás cuarzos a ayudarla con la colonización, en la guardería beta. Pasó un buen tiempo para percatarme de la belleza de este planeta y sus criaturas, entonces, decidí que la defendería a como dé lugar. Buscaría su libertad y también nuestra libertad. La de todas las gemas. De hecho, estoy pensando en reclutar a más gemas por esta misma causa.
—Tsk, buena suerte.
Rose inclinó la cabeza levemente, no estaba segura si había sido una burla o no. Estaba consciente de que aquella historia no era del todo cierto, pero trataba de convencerla de que no tenía intenciones de algún mal sobre su existencia. Y así era.
—¿Eres Alejandrina, cierto? La que abandonó el Planeta Madre.
—Hum, así que sí sabes quién soy. —entrecerró los ojos. Estaba claro que aún no confiaba en el cuarzo.
—¿Es en serio? Todos siguen hablando de la gema rebelde que abandonó el Planeta Madre.
—¿Porqué le darían popularidad a una simple gema como yo? Digo, una gema menos, nada que les afecte a los diamantes.
—No estaría tan segura, inspiraste a otra gema a abandonarla también.
—¿A quién?
—A mí. —respondió con una sonrisa.
A17 admitía que la cuarzo se veía agradable y que no objetó en ningún momento al tener el arma frente a su gema todo este tiempo. Rose supuso que la hacía sentir más segura, vaya a saber con cuántas gemas habrá lidiado antes que ella.
La exploradora hizo a un lado su arma y sonrió.
—Soy Alejandrina, un gusto cuarzo rosa. —extendió su mano en frente de ella, Rose la miró extrañada. A17 soltó una risa— Ah, lo siento. Es una costumbre humana, pasar mucho tiempo aquí me afectó un poco.
Rose sonrió:— Oh, ¿qué debo hacer ahora?
—Sólo toma mi mano. Así aceptas el saludo.
La otra gema hizo lo indicado, algo confundida pero emocionada y Alejandrina los estrechó entre sí, moviéndolo levemente.
—Encantada, Alejandrina. Puedes llamarme Rose.
—Está bien, Rose.
—Recuerda muy bien este momento, algo me dice que haremos historia.
—Si tu lo dices. —hizo una ligera pausa— Entonces... ¿Qué tipo de gemas reclutas tienes en mente?
—Cualquiera que desee ser dueño de su propio destino. ¿Planeas unirte?
—Creo que lo tendré en mente.
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Los que se toman un momento de su tiempo en leer esta historia, tienen todo mi amor ganado osisi 🌹✨
Y los que llegan agregarlo a su lista de lectura uff, en serio gracias ✌😞
Cuídense. ¡Nos leemos pronto! 💕
-Yellow🌙-
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