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🌺14🌺

Connie se encontraba leyendo un libro en el sofá de su sala, tan pacífica y acogedora. Su madre se acababa de ir a cumplir su turno en el hospital, y su padre se encontraba fuera realizando algunos recados. El sonido de la puerta interrumpió su lectura, despegó su mirada del libro a la puerta principal, con un semblante neutro, no esperaba a nadie y su padre claramente entraría sin más con las llaves de la casa. Bajó los pies del sofá, dejando a un lado el libro a medio leer, acercándose a la puerta con rapidez al oír que nuevamente habían llamado a ésta. Se acercó al pequeño cubículo, divisando a la persona del otro lado de la puerta, alzó ambas cejas con verdadero asombro y abrió la puerta sin más.

Connie sonrió al ver a la gema parada a unos metros de su pórtico, junto a un llamativo felino rosado acomodándose a un lado para descansar. León.

—Hola, Connie. —saludó A17, elevando una mano.

—¡Alejandrina, qué agradable sorpresa! ¿Qué haces aquí?

—Lamento llegar así sin anunciar, no tenía cómo comunicarme contigo. —mencionó con tranquilidad, aunque Connie notó la pena en su postura al admitir eso.— Sólo vine a preguntarte si querías pasar un tiempo juntas, caminar un rato, si es que estás libre.

—Claro, estoy libre. El clima se siente fresco a pesar de las nubes. Espera, traeré mi abrigo. —Alejandrina asintió sonriendo, viendo a la joven perderse de su vista por unos segundos y volver con otra prenda encima.— Vamos, te mostraré mi vecindario.

—Está bien. No quiero robarte mucho tiempo.

—No es molestia, es agradable verte por aquí. —aseguró la puerta principal y guardó las llaves. Empezando avanzar por la vereda.— Por cierto, ¿cómo sabías la dirección de mi casa?

—Uh, Steven me lo dijo. —admitió.— Él no pudo venir, tenía cosas qué hacer, ya sabes. Pero dijo que León podría acompañarme. —volteó la mirada en el felino, sin intención de seguirlas. Intercambió miradas con Connie y ésta soltó una risa.

—Descuida, no le pasará nada. Estará aquí cuando volvamos. Así es León. —se encogió de hombros y siguieron con el camino.

Al par de unos segundos, dos individuos salieron detrás de unos arbustos, observando a la holograma llevarse a Connie. Cuando no las volvieron a divisar se acercaron a la casa de la joven Maheswaran, León los observó aburrido desde su ubicación.

—Eso fue fácil.

—Por supuesto que no, estoy temblando de pies a cabeza, Steven. —se frotó las palmas de las manos sin apartar la mirada donde Connie y la proyección se fueron.— Sólo espero que no se percate que es un holograma.

—No lo hará. Eres buena en eso. —llevó la mirada hasta la ventana, el de la habitación de Connie. La suerte les sonreía, sí estaba abierta.— Hay que darnos prisa, antes de que alguien nos vea.

—¿Cómo sabes que no llevó su aparato celular?

—Esta es su hora libre de los jueves, dijo en una ocasión, que siempre dejaba de lado el celular cuando empieza a leer. —informó.

—Entonces es bueno que hayamos tardado en redactar esa invitación hasta este punto. Quién lo diría.

—Toma mi mano.

—¿Qué?

—Para llegar hasta la ventana, nos voy a subir. Apresúrate, Ale. —agitó las manos con prisa, llevando la mirada a sus alrededores.

—Bien, bien. Ya voy.

Steven sujetó con fuerzas la mano de A17, saltaron hasta llegar al marco de la ventana, Alejandrina cruzó primero e impulsó al muchacho a entrar tras ella debido al tamaño no favorecedor para ingresar dos individuos por allí. Y por supuesto, teniendo cuidado de no dañar las flores en maseta adornadas en el lugar. Al poner los pies sobre la madera del piso, ambos empezaron a buscar con la mirada el celular, al mover algo lo hacían con cuidado, para no dejar sospechas de que alguien ha estado ahí.

—¿Has encontrado algo, Steven? —él negó desde el otro lado del lugar, sin alzar tanto la voz.— No creí que fueras una mala influencia para mí.

—¿Qué? —endereza la espalda de inmediato, volteando a ver a la gema.

—Esto es allanamiento. —comentó en un tono de obviedad. Steven aplanó los labios.— Sabes lo que es eso, ¿no?

—Por supuesto que sí. Estoy consciente de ello y de esta situación, pero es por una buena causa. ¿No es así? —no dijo nada más, y desvió la mirada a un costado, sus cejas se curvaron hacia arriba.

Alejandrina detuvo la búsqueda por un momento y observó el rostro del muchacho. Le invadió la culpa al ver que su comentario había causado un impacto negativo en el híbrido.

—Uh, no fue mi intención ofender, Steven. Sólo quería sonar algo ¿divertida? ¿Esa era la palabra? —se cuestionó a sí misma, pensando en voz alta.— Sí, creo que... No, espera. ¿Era ese? —negó con la cabeza. Steven prestó atención a los gestos raros que empezaba a hacer al hablar rápido.— Como sea, sólo quería alegrar la situación, digo, el allanamiento es serio, claro que sí, pero lo que pasa es que yo... ¡Es que no paro de temblar desde que llegamos! ¿Cómo es posible que tiemble? —admitió en susurros, un tanto alterada. Steven contuvo una pequeña risa y negó con la cabeza divertido.

—Descuida. Ya entendí. Sigamos buscando.

Alejandrina asintió con la cabeza, analizando el lugar.

Ya habían buscado en todos los rincones posibles. Definitivamente no estaba en la habitación.

—Quizá esté en la sala. —sugirió el muchacho, bajó las escaleras con precaución, seguido de A17. No se acercaron a las ventanas por nada en el mundo, al menos sí estaban cubiertas por la cortina.

—¡Lo encontré! —anunció manteniendo la voz baja pero con una notoria emoción en ella. Steven sintió un alivio al ver el aparato en sus manos.

Connie no acostumbraba ponerle contraseña a sus dispositivos electrónicos, había sido educada de esa forma desde que tenía uso de razón. Steven notó varias notificaciones sin ser vistas aún y agradeció infinitamente encontrar su mensaje entre ellas. Lo borró de inmediato. Ambos soltaron un suspiro y se permitieron sonreír ante su victoria.

—Lamento haberte arrastrado a esto, Alejandrina.

—Fue por una buena causa. —ambos rieron, A17 fue la primera en dejar de reír y observó un punto fijo de la habitación, el joven lo notó.— Ay no, Connie está volviendo. ¡Está volviendo! —arrebató el celular de las manos a Steven para dejarlo justo donde lo encontró, en uno de los sofás.

—¿¡Cómo que está regresando!? ¡Intenta distraerla, no saldremos a tiempo!

—¡Eso intento, pero no puedo hacer que la holograma suene tan desesperada como yo estoy sonando ahora! —llevó la mano a su cien, viendo lo mismo que su otra yo. Oprimió su mandíbula.— Están cerca, no puedo hacer nada. ¡Hay que escondernos en la casa! ¡Busca un escondite!

—¡No vamos a-...! —sus labios se inmovilizaron con la mano de Alejandrina, quien veía fijo la puerta principal con una expresión de terror, al instante se escucharon voces acercándose. Steven sintió que su corazón saldría por su garganta. Intercambiaron miradas y sujetó la muñeca de la gema para llevarla corriendo hacia las escaleras.

Oyeron el cerrojo justo a tiempo en que ambos entraron de vuelta a la habitación de Connie. El joven se acercó a la ventana, dispuesto a saltar con A17.

—No, no, no. Detente, la puerta principal no está cerrada. Nos verán si saltamos ahora. —advirtió ella, lo más bajo posible.

—¿Entonces qué hacemos?

—Intentaré distraerla, de nuevo. —cerró los ojos, mordiendo sus mejillas internas.

[🌹]

—No entiendo porqué decidiste volver por tu teléfono —comentó la holograma, intentando ocultar sus nervios, pues estaba consciente de lo que ocurría con la original y Steven, tratando de huir en ese momento.—, ya te dije que no es necesario que me lo muestres ahora. Veré la foto en otra oportunidad.

—Ah, aquí lo dejé. —Connie sonrió al ver su dichoso teléfono en el sofá.— No sé cómo pude olvidarme de esto, me siento desnuda al no llevarlo. Es raro. ¡Ey, aquí está la foto que mencioné! —se acercó a ella, cumpliendo su cometido.— Algunos lo tengo en un álbum, iré por ellas.

—Bien. Cerraré la puerta principal, ya sabes, la corriente de viento y esas cosas. Pueden resfri-.. ¿¡Connie!? —al cerrar la puerta y girar de vuelta junto a la muchacha, la vio subiendo las escaleras y doblando en una esquina.— Estamos fritos. —murmuró.

[🌹]

—Por mis astros. ¡No hay tiempo, escóndete! —exclamó entre dientes al abrir los ojos. Entraron en pánico nuevamente. Steven señaló la cama de Connie, ambos rodaron hasta debajo del mueble. Los pasos se oyeron detrás de la puerta hasta ser abierta.

—¡Connie! —se oyó el grito de la holograma, sobresaltando a la joven quien volteó a observar a la gema antes de abrir en par la puerta de su habitación, y sostuvo con fuerza su celular entre sus manos al brincar.

—¿Porqué gritas?

—Uh, ¿la emoción? Sólo... Quería alcanzarte a tiempo.

—Un día de estos Steven y tú harán que mi celular muera contra el suelo por causarme esos sustos. —dio paso a su habitación, yendo a un mueble específico. Buscando el álbum mencionado.

El de rizos se tensó al escuchar su nombre en la conversación y ver los zapatos blancos de Connie pasar al lado de la cama. Se alejó más del borde, llegando a unir su hombro con el de Alejandrina. No podía creer lo que estaba haciendo en esos momentos, ¿cómo dejó que un simple error de mensaje le haya causado realizar dichas acciones? Estar avergonzado era poco según Steven.

Muy poco.

Sintió el roce de una mano contra el suyo, para luego ser apretados entre sí, a medida que ambas jóvenes conversaban en la habitación, él volteó la cabeza en dirección de A17. Ella miraba un punto fijo por encima de su cabeza, Steven lo siguió, palideciendo más de lo que ya estaba, una pequeña araña empezaba a bajar en dirección al rostro de la gema. Alejandrina dirigió la mirada en él y luego en la araña, una y otra vez, buscando ayuda en silencio.

—¿Porqué estás naranja? —se escuchó la voz de Connie en la habitación.

La gema escondida contrajo su rostro al presenciar a la araña cada vez más cerca de su frente y apretó la mano de Steven. El muchacho llevó la mano libre sobre la boca de su compañera al notar mover sus labios para, tal vez, gritar.

—No le des importancia. Pasa todo el tiempo. —la holograma sonó un tanto nerviosa.— ¿Podrías... Uh, servirme un vaso con agua, Connie?

—Claro. Ah, lo siento, creí que no necesitabas hacerlo, por eso no te lo ofrecí antes.

—No, no. Es decir, sólo me dieron ganas de beber algo. ¡Así de la nada! —soltó una risa.

—Acompáñame a la cocina, Alejandrina.

—¡Por supuesto!

Steven vio cómo los pasos de ambas se alejaban del lugar y la puerta cerrarse. Alejandrina lo instó a salir de prisa, empujándolo fuera de donde estaban. Una vez de pie se acercaron a la ventana, la gema no dejaba de sacudir su cuerpo y rostro de forma maniática.

—¿La puerta principal sigue abierta?

—No. Salgamos de aquí, rápido. —aseguró Ale, sosteniendo nuevamente la mano del muchacho para saltar.

El aterrizaje fue seguro, corrieron de vuelta hasta los arbustos sin que nadie los viera, y León los siguió con calma. Una vez reunidos escaparon por el portal del felino, llevándolos directo a la playa.

Steven se inclinó apoyando las palmas a sus rodillas, tomando aire de forma apresurada como si acabara de recordar respirar. Alejandrina se dejó caer sentada entre la arena, invadida de alivio. Dirigieron la mirada en el otro, empezando a reír con calma, hasta estallar en carcajadas, liberando todo aquel estrés de sus sistemas.

Habían logrado su cometido.

—Por un momento llegué a considerar que viviríamos debajo de la cama de Connie. —confesó A17. Steven no pudo ocultar su risa al imaginarlo.

—Cielos, prometo tener más cuidado la próxima vez que envíe un mensaje.

—Eso espero. ¿Lograste ver esa cosa con muchas extremidades acercarse a mi rostro? —arrugó su pequeña nariz.— Desearía borrarlo de mi mente.

—Se llaman arañas.

—Creo que no me agradan las arañas.

Sacudieron toda la arena de sí mismos y se encaminaron nuevamente al templo. El viento hizo erizar los vellos de Steven al momento de acariciarlo, el frío siempre era más notorio a las orillas del océano, lanzó un último vistazo a las nubes grises antes de dar paso junto a la gema, a la calidez de su hogar.

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¡Hola, gente hermosa! Sigo viva. Gracias por seguir aquí, valen oro. ♡

Hace unas semanas murió mi celular en el cual llevaba los borradores de mis próximos proyectos, en especial la línea cronológica de esta historia, espero no desviarme de nada sin ayuda de eso. Ya veré qué hacer.

Como siempre, espero se encuentren todos bien. ¡Nos vemos en la próxima actualización, los quiero!

-Yellow🌙-

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